El llamado de la mujer cristiana condenada a muerte por blasfemia en Paquistán, mientras se abre una esperanza para la solución judicial del caso
Vatican Insider, 24/04/2018
PAOLO AFFATATO
ROMA
«Hermanos y hermanas, recen por mí y ayunen conmigo». Es el fuerte llamado que Asia Bibi lanzó hoy desde la cárcel femenina de Multan, con el que invitó a los cristianos y a los hombres de buena voluntad de todo el mundo a vivir con ella el próximo viernes 27 de abril una especial jornada de oración y ayuno para pedirle a Dios libertad y paz.
La mujer cristiana condenada a muerte por presunta blasfemia se encuentra en la cárcel desde 2009 y acaba de recibir una visita de sus familiares: el marido, Ashiq, y sus hijas Eisan y Esha, acompañados por el tutor de la familia Joseph Nadeem, responsable de la Renaissance Education Foundation de Lahore, que se ocupa de ella. Asia se demostró conmovida cuando supo del reciente anuncio del presidente de la Suprema Corte de Paquistán. Hace algunos días Saqib Nisar declaró que se ocupará personalmente del caso y establecerá dentro de poco la fecha para la audiencia ante el máximo órgano judicial del país
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Joseph Nadeem dijo a Vatican Insider: «Hemos encontrado a Asia en buena salud. Estaba muy contenta de ver a su familia. Cuando le hablamos sobre la audiencia, estaba electrizada, llena de esperanza, y reaccionó con gran fe, alabando a Dios. Es verdaderamente un ejemplo y un símbolo para todos nosotros. Después quiso invitar personalmente a todos los que se interesan por su destino y que le están cerca, en todo el planeta, a vivir juntos, en comunión espiritual, una jornada de ayuno y de oración por su libertad. Asia lo hará el próximo viernes 27 de abril. Creemos mucho en las armas del ayuno y de la oración, por ello nos uniremos a ella, y estoy seguro de que muchos también lo harán».
También Ashiq, el esposo de Asia, espera que «el 27 de abril en todo el mundo muchas personas recen y ayunen para pedirle a Dios que ilumine la mente del juez que examinará el caso de Asia Bibi». «Asia merece nuestro amor y nuestro apoyo. Contamos con el apoyo de muchas comunidades de bautizados, en una oración verdaderamente universal», añadió Nadeem.
Para Asia se ha vuelto a encender la esperanza y se percibe claramente en la comunidad cristiana de Paquistán. El Consejo de los obispos del país, órgano que reúne a más de 40 pastores de diferentes denominaciones cristianas, como pentecostales, evangélicos, adventistas, metodistas y de otras confesiones, colaborando estrechamente con la Conferencia Episcopal católica, expresó su aprecio por la decisión del presidente de la Suprema Corte e indicó que «hay muchos otros casos de personas inocentes que están en la cárcel desde hace mucho tiempo y que esperan justicia».
Lo que se pide por Asia y las demás víctimas inocentes de la ley “negra”, todavía utilizada impropiamente, a menudo para golpear a adversarios en controversias privadas, es auténtica justicia. Asia Bibi, de hecho, es víctima de una maquinación urdida contra ella por algunas mujeres musulmanas y un imán local, misma que los jueces deberían descubrir, reconocer con objetividad y sacar a la luz. Salvándola a ella y condenando a los falsos acusadores.
Pero en Paquistán la situación es tremendamente complicada debido a las presiones de grupos extremistas islamistas que piden expresamente la pena máxima para Asia. Y someten a una enorme presión al sistema judicial, puesto que homicidios extrajudiciales han cobrado las vidas incluso de magistrados musulmanes que valientemente se han expuesto, juzgando con neutralidad y absolviendo a los cristianos falsamente acusados de blasfemia.
En particular, la provincia de Punjab es la zona en la que ha existido una incidencia extraordinaria de casos de blasfemia en el país durante las últimas tres décadas, como explica el Centro por la justicia social, ong dirigida en Paquistán por el católico Peter Jacob. El centro recuerda el asesinato del juez Arif Iqbal Bhatti, culpable, según los radicales, de haber absuelto a cristianos considerados blasfemos.
El abuso de la ley de la blasfemia sigue siendo un cáncer en la sociedad: «cientos de personas han sido torturadas, encarceladas, desahuciadas. Propiedades por el valor de miles de millones de rupias han sido destrozadas impunemente por multitudes de radicales, pero las pérdidas económicas son solamente la pinta del iceberg con respecto a las consecuencias sociales, políticas y culturales», explicó.
Según estudios recientes de Amnistía Internacional, de la Comisión internacional de juristas y de la Comisión para los derechos humanos en Paquistán, «la ley de la blasfemia es utilizada ampliamente para perpetrar crímenes de odio con base en la religión, para llevar a cabo venganzas personales y perpetrar injusticias económicas». Frente a esta situación alarmante, «los miembros de la sociedad civil no se han rendido, a pesar de las dificultades. Abogados y juristas combaten desde hace años en un ambiente social hostil. Urge que los líderes y las instituciones públicas tengan la valentía y la sabiduría para escuchar el grito de inocentes, como Asia Bibi».
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