Mañanera metódica/Denise Dresser
Reforma 11 Feb. 2019
Hoy el presidente de México tiene 86% de aprobación. Es amado, adorado, idolatrado. Dondequiera que va la gente se agolpa para verlo, se amontona para tocarlo, hace cola para tomarse la "selfie" con él. Se le reconoce. Se le quiere. Se le percibe cercano y humano, austero y sincero. En sus giras peripatéticas es recibido con el mismo frenesí que una celebridad y con la misma mitificación que un Dios. Su liderazgo trasciende lo legal o lo racional; es emblemáticamente carismático. Se construye día con día pero no a través de las políticas públicas que promueve, sino a partir de las emociones que despierta. Todas las mañanas, AMLO construye un espectáculo político y es magistral.
Porque la conferencia de prensa es más que una oportunidad para proveer información y centralizar la comunicación. Es una puesta en escena. Es un montaje teatral. Es el lugar donde se cuentan cuentos y se tejen narrativas. Durante dos horas, los ojos del país están puestos sobre el Presidente, para escuchar qué dice y cómo lo dice; qué se anuncia y qué se denuncia; a quién va a defender y a quién va a atacar. Políticos, funcionarios, periodistas y activistas están atentos a la historia oral de la Cuarta Transformación; la que AMLO describe con afán pedagógico y mitológico. Las razones para aborrecer a los de antes y los motivos para creer en los de ahora. Un potpurrí de pronunciamientos que marcan la agenda pública. El Presidente se mete a nuestra cabeza a las 7 am y se queda el resto del día ahí.
La conferencia mañanera -como lo argumenta Gabriela Warkentin- ha cambiado la dinámica informativa del país. También ha transformado la forma de hacer y concebir a la política. Hay que prestar atención a cada palabra, estar atentos a cada gesto, interpretar el mensaje cifrado detrás del dicho desparpajado. Con un lenguaje sencillo, dicharachero, coloquial, AMLO edifica un problema y provee la forma de solucionarlo. Corrupción en el NAIM; se cancela la obra. Huachicoleo en Pemex; se cierran los ductos. Malos manejos en la CFE; se exhibe a sus expoliadores. Una Suprema Corte que protege privilegios; se interviene para que no lo haga. Irregularidades en la estancias infantiles; se paga a los abuelos para que tomen su lugar. Así va construyendo autoridad, va demostrando celeridad. Y con ello, quienes los escuchan suspenden el juicio crítico porque están frente al compónelo-todo. Mr. Clean.
Cada mañana, al definir un problema y la forma de solucionarlo, AMLO fortalece su liderazgo. Construye un problema para después denigrar a otros por no haberlo encarado. Exhibe un obstáculo y denuesta a quienes lo colocaron. El neoliberalismo y la falta de valores, el neoliberalismo y los divorcios, el neoliberalismo y la corrupción. Da información factual y señala al enemigo semanal. Anuncia y denuncia. Agrede y exhorta. Lastima y anima. La conferencia de prensa es una mezcla de noticiero presidencial, cátedra moral, y "talking points" para que sus seguidores sepan qué repetir, para que la intelectualidad orgánica sepa qué decir. Su visión de mundo se vuelve un manual de instrucciones, una pauta normativa que definirá las reacciones e interpretaciones que regirán a lo largo del día y del sexenio. Él innova -lingüística y políticamentegenerando apoyo popular para sus iniciativas y enseñando los vericuetos verbales para defenderlas. Él señala el camino y la mayoría se apresta a correr en esa dirección.
Lo hacen porque sienten que AMLO entiende sus miedos, comprende sus temores, cataliza sus creencias. La furia y la rabia y el enojo y la escasez que caracterizan la vida de millones de mexicanos genera incentivos para depositar la fe en un rayo de esperanza. Un líder distinto por antitético: come tacos, tortas y tlacoyos en vez de champagne, croissants y caviar. Cada vez que sale en su Jetta o vuela en avión comercial o se para en la orilla de la carretera para beber agua de piña o se lanza contra Salinas o Zedillo o Calderón, AMLO objetiviza todo lo que odian o aman quienes lo apoyan. A partir de las 7 am, López Obrador escribe una narrativa oficial de combate a los privilegios, cambio, nacionalismo y protección paternal. Así como todas las mañanas sale el sol, todas las mañanas López Obrador está ahí. Metódicamente gratificando deseos, identificando enemigos, proveyéndole al país la historia de una transformación -iliberal y presidencialista- encarnada en él.
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