Francisco inició su cuarta gira por Asia con visitas a Tailandia y Japón
El Papa Francisco visitará Tailandia y luego Japón, incluidas Nagasaki e Hiroshima, destruidas por los devastadores ataques nucleares estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial.
Elisabetta Piqué, reportera.
La Nación, 19 de noviembre de 2019;
ROMA.- Siendo un joven jesuita, Jorge Bergoglio soñaba con ir de misionero a Japón. Pero, como cuentan sus biografías, eso no pudo ser. Una pulmonía violenta que sufrió a los 21 años y culminó con la extirpación de una pequeña parte de su pulmón izquierdo, hizo que su superior de ese momento, el padre Pedro Arrupe -conocido por haber sido testigo del bombardeo atómico sobre Hiroshima-, considerara no recomendable que ese joven novicio argentino viajara tan lejos.
Quizás gracias a esa decisión, el exarzobispo de Buenos Aires llegará este sábado a Japón no como misionero, sino como Papa, en una gira que emprendió hoy que lo llevará primero a Tailandia. El fin de este viaje -el 32° de su pontificado- es alentar a la pequeña minoría católica de estos dos países de mayoría budista, impulsar el diálogo con otras religiones y promover la paz a través de un llamado a la eliminación de armas nucleares.
" Usar armas nucleares es inmoral", sentenció el Papa ayer, en un videomensaje que envió en vísperas de su viaje a Japón. "Vuestro País es muy consciente del sufrimiento causado por la guerra. Junto con ustedes, rezo para que el poder destructivo de las armas nucleares no vuelva a desatarse nunca más en la historia humana", también dijo Francisco, que volverá a abogar por el desarme nuclear cuando visite el domingo próximo Nagasaki e Hiroshima, las dos ciudades de Japón arrasadas por la bomba atómica el 6 y el 9 de agosto de 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial.
Inicio en Tailandia
El cuarto viaje del Papa a Asia -después de haber visitado Corea del Sur en 2014, Sri Lanka y las Filipinas en 2015 y Myanmar y Bangladesh en 2017-, comenzará en Bangkok, donde aterrizará mañana a las 12,30 locales después de un vuelo de 11 horas y media desde esta capital. Será su primera visita a Tailandia, un país de 69 millones de habitantes ya visitado por san Juan Pablo II en 1984, donde hay sólo 389.000 católicos. Allí se celebra el 350 aniversario del establecimiento del vicariato apostólico de la misión de Siam, la primera jurisdicción católica de lo que después se convirtió en Tailandia, que significa "tierra de los libres", ya que es la única nación del sudeste asiático que no sufrió ninguna dominación colonial, pese a haber tenido estrechos lazos comerciales con ingleses y holandeses.
En Tailandia mañana tendrá en el aeropuerto una ceremonia de bienvenida sin discursos y luego se trasladará a la nunciatura, donde el resto de la jornada descansará del largo viaje y se ajustará a un distinto huso horario (seis horas de diferencia con Roma). Recién pasado mañana, el jueves, comenzarán las actividades. Entonces el Papa se reunirá con el primer ministro del país y tendrá su primer discurso ante autoridades, miembros de la monarquía y del cuerpo diplomático. Hablará en español, según adelantó el Vaticano y tendrá como traductora para toda la escala tailandesa a sor Ana María Sivori, una prima segunda de él, de 77 años, que es monja en Tailandia desde hace 50 años. Probablemente en su primer discurso el Papa hablará de la desigual distribución de la riqueza que hay en este país, que en las últimas décadas tuvo un fuerte crecimiento, convirtiéndose en un "tigre asiático" debido a inversiones extranjeras y mano de obra barata, pero aún tiene graves problemas sociales pendientes. Entre ellos, la creciente presencia de inmigrantes extranjeros, estimados en 4,9 millones de personas, provenientes de países del área muy pobres, entre los cuales Myanmar, Camboya, Laos y Vietnam, muchos refugiados y no siempre bienvenidos. Tailandia también es un país que ha estado bajo los reflectores de la agencias internacionales y de las organizaciones de los derechos humanos por los fenómenos relacionados con la trata de personas y el turismo sexual, temas que seguramente serán abordados.
Como más del 90% de la población es budista, el Papa también se reunirá con el patriarca máximo de los budistas, con el rey Maha Vajiralongkorn, Rama X, celebrará una misa y visitará un hospital católico. Pese a que los católicos representan menos del 1% de la población, la Iglesia es importante en Tailandia porque maneja centenares de colegios y decenas de hosiptales, clínicas y centros para ancianos y huérfanos. El día siguiente, el viernes, estará totalmente dedicado a eventos religiosos: Francisco visitará el santuario en honor al primer sacerdote mártir del país, el beato Nicolas Bunkered Kitbamrung, se reunirá con sacerdotes, religiosos, monjas, seminaristas y catequistas; con los 15 obispos del país, con los miembros de la Compañía de Jesús; con los líderes de otras religiones en la Universidad Chulalongkonr, el ateneo más antiguo y volverá a celebrar una misa ante jóvenes en la catedral de la Asunción de Bangkok.
Visita al país del sol naciente
Al día siguiente, se despeidrá de Tailandia y después de 6 horas de vuelo en un Airbus 330 de Thai Airways International, llegará a Japón. Para Bergoglio será la segunda vez en el país del sol naciente, que visitó en octubre de 1987 para visitar a los jesuitas argentinos que había enviado allí, siendo provincial en su madre patria. Uno de esos jesuitas es el padre Renzo De Luca, hoy provincial de la Compañía de Jesús en Japón, que será su intérprete durante la visita.
Japón, país formado por 6852 islas y con 126 millones de habitantes -la mayoría sintoístas y budistas-, es la tercera economía del mundo, después de Estados Unidos y China. Fue un jesuita misionero, San Francisco Javier, quien primero introdujo la fe cristiana, en 1549, cuando bautizó a unas 700 personas. La minoría católica sufrió durísimas persecuciones y pese a estar 200 años sin sacerdote, resistió heróicamente -algo que Francisco siempre admiró- y hoy forma una grey de 536.000 fieles, a los que se suman varios otros que son extranjeros, la mayoría migrantes de Filipinas, India, Vietnam, Indonesia y China.
El programa, muy exigente y parecido a una maratón, del Papa, prevé una reunión con obispos del país, el sábado por la tarde. Aunque será el domingo, el momento más álgido, cuando visitará Nasagaki e Hiroshima, dos sitios simbólicos para toda la humanidad, desde donde pronunciará un mensaje en contra de las armas nucleares. Al día siguiente, luego de reunirse con víctimas del tsunami que causó un incidente en la central nuclear de Fukushima en marzo de 2011, el Papa pisará el Palacio Imperial y se reunirá con el flamante emperador Naruhito, hijo mayor del exemperador Akihito y de la exemperadora Michicko. Se reunirá asimismo con el primer ministro, Shibnzo Abe, en su residencia, donde también pronunciará un discurso ante autoridades y el cuerpo diplomático; con jóvenes, en la catedral de Santa María de Tokyo; y celebrará misa ante 53.000 personas en un estadio.
El martes, luego de visitar la famosa Sophia University, un ateneo católico y muy prestigioso, de los jesuitas, emprenderá un vuelo de 13 horas y medio de All Nippon Airways que lo llevará de regreso a Roma. Debido a una diferencia horaria de 8 horas, aterrizará aquí en la tarde del mismo martes.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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