6 dic 2009

Cuidado con las bromas en Feis

¿El 'terrorista' de internet?
Durante varios meses el Grupo de Delitos Informáticos adelantó una rigurosa investigación que terminó con la captura de Nicolás Castro
PORTADA Revista Semana, 5 de diciembre de 2009;
El país está sorprendido con el caso de un joven estudiante que amenazó por Facebook a los hijos del Presidente y enfrenta ocho años de cárcel.
El mismo día que en los medios se armó el escándalo por el grupo de Facebook , Jerónimo Uribe denunció el caso ante las autoridades.
La senadora Piedad Córdoba afirmó la semana pasada que hay decenas de grupos en Facebook con amenazas contra ella
Joel Tenenbaun fue condenado por una Corte en Estados Unidos a pagar 4,5 millones de dólares por bajar de internet 30 canciones. Su caso generó un gran debate sobre las libertades en la red
Joel Tenenbaum, un joven de 25 años y candidato a un doctorado de física de la universidad de Boston, se despertó una mañana cualquiera de julio de este año con una noticia terrible: una Corte de Estados Unidos lo condenó a pagar 4,5 millones de dólares (9.000 millones de pesos) por bajar de manera ilegal 30 canciones en Internet y distribuirlas entre sus amigos en la red.
Su caso le dio la vuelta al mundo. Nadie podía entender cómo un procedimiento que millones de jóvenes en todo el planeta aplican todos los días –copiar música– se podía convertir en una sentencia de estas dimensiones. El proceso se convirtió en una suerte de paradigma en el que la poderosa industria de la música, que fue la que demandó a Joel, dio un mensaje contundente contra la piratería.
Algo parecido ocurrió la semana pasada en Colombia. Dos investigadores de la Dijín llegaron hasta la casa de Nicolás Castro, un estudiante destacado de Bellas Artes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, y lo arrestaron. A Nicolás, de 23 años, nunca se le ocurrió que un grupo que creó en Facebook podía ponerlo, literalmente, en La Picota, la cárcel más famosa del país.
La pesadilla de Nicolás comenzó el 9 de julio pasado, cuando en los medios se armó un escándalo con el grupo de Facebook que tenía como título ‘Me comprometo a matar a Jerónimo Alberto Uribe, hijo de Álvaro Uribe’. El grupo había sido creado por él desde marzo y no tuvo mayor movimiento –apenas se unieron a él 16 miembros– hasta ese día de julio en que los medios delataron su existencia. El joven fue detenido el pasado miércoles, ya compareció ante el juez y éste consideró que los elementos probatorios eran suficientes para mantenerlo detenido por “instigación a delinquir”.
En el país muchos no han tomado el caso muy en serio. Pero la verdad es que es la primera vez que un ‘acto de rebeldía’ en la era de la Internet le podría costar a un muchacho de clase media o media alta, como cualquier otro, de cinco a 10 años de prisión.
Hay dos malas noticias para él: la primera es que éste se puede convertir en un caso ejemplarizante de sanciones para este tipo de conductas en Internet. Y la segunda es que las autoridades no han dejado margen para pensar que Nicolás pueda librarse pronto de este asunto. “Aquí no estamos hablando de una broma, sino de un delito”, dijo el director de la Dijin, general Gilberto Ramírez, en rueda de prensa.
En el juicio a Joel en Boston, el abogado defensor, un profesor de leyes de Harvard experto en casos de Internet, le dijo a la Corte del estado: “Joel sólo estaba haciendo lo que un chico hace cuando está en Internet”. Pero la Corte no sólo no le hizo caso, sino que le aumentó el monto de la multa que inicialmente estaba previsto.
En el caso de Nicolás Castro, por lo pronto, ha pasado algo similar. Los abogados argumentaron que se trataba de “una chanza” y que no se podía coartar la libertad de expresión. Pero el juez, en la audiencia de imputación de cargos, no estuvo de acuerdo. “Una cosa es no querer a Jerónimo Uribe –dijo– y otra cosa es instigar para que se cause un delito”. Y tal vez lo más significativo es que el juez no le dio detención domiciliaria, sino que lo mandó directo a la cárcel la Picota.
¿Qué encontró la Policía?
Gran parte de la polémica y el escepticismo que el caso ha generado tiene ver con la personalidad de Castro. Ni su familia, ni sus compañeros y profesores pueden creer que esté hoy en el ojo del huracán. “Es un alumno modelo. A lo largo de la carrera siempre ha tenido las notas más altas. Tiene 4,3 en promedio. Es disciplinado, inteligente y muy creativo. Jamás tuvo un comportamiento que hiciera pensar que, siquiera, podía estar en problemas”, dijo a SEMANA uno de sus profesores.
“Es vegetariano y un apasionado contra el maltrato de los animales. De hecho, tiene un grupo en Facebook para protegerlos. No mataría ni una mosca, y mucho menos a otra persona”, afirmó uno de sus compañeros de octavo semestre. “Es muy familiar, no pertenece a ningún tipo de grupos raros. Es inteligente y muy respetuoso, tanto que por eso lo elegimos representante de los estudiantes ante la facultad”, cuenta otra amiga suya. Y su papá, un proveedor de repuestos para aviones, visiblemente abatido dijo: “A mí se me acabó la vida con ese acontecimiento”.
Sin embargo, Nicolás Castro se dio cuenta de que se había metido en un grave problema ese 9 de julio cuando vio el gran despliegue que los medios le dieron al grupo que creó en Facebook. En un primer momento tal vez confió en que podía despistar a las autoridades. A las 10 de la noche decidió borrar cualquier rastro que lo vinculara al grupo y por eso desactivó su perfil de Facebook en el cual se podía consultar su nombre, fotos y otros datos personales.
Con lo que no contó fue con que para esa hora el Grupo de delitos informáticos de la Dijín, con un fiscal de la Unidad de terrorismo, ya llevaba adelante las pesquisas. Muy temprano hicieron un análisis detallado de los perfiles de los miembros del grupo y luego comenzaron a hacer cruces en todo Facebook con una serie de variables. Así descubrieron que ciertos datos del perfil de quien creó el grupo –que usaba el seudónimo ‘Cuervo de El Salado’– coincidían con los del perfil de Nicolás Castro en esta misma red social.
En un primer momento los oficiales pensaron que se podía tratar de una simple coincidencia. Sin embargo, el hecho de que justo esa misma noche Castro borrara intempestivamente su perfil de Facebook los llevó a sospechar que las dos cuentas eran manejadas por el mismo Nicolás. Y se sumó a las coincidencias el que al hacer una nueva y minuciosa revisión de los comentarios que aparecían en el grupo, encontraron uno del 21 de marzo de 2009 firmado por un usuario que se identificó como ‘Nicolás’, que decía: “Este tipo con sus ‘artesanías de Colombia’ no hace más que explotar indígenas y gente de bajos recursos (...)”.
Los investigadores de la Dijín se reunieron con un fiscal de terrorismo y cuatro días después allanaron la casa de Castro. Dar con la ubicación de la vivienda en Chía no fue muy difícil con los datos del perfil real del joven universitario. El allanamiento ocurrió el 13 de julio, lo cual, de paso, deja sin piso la afirmación del abogado defensor, Wilson Rivera, según la cual Castro era quien había llevado los computadores a la Dijín.
Lo único que hicieron los investigadores fue bajar los datos de dos computadores portátiles que hallaron. En ellos, entre otras cosas, encontraron 1.418 documentos con referencias a Álvaro Uribe y a su familia y registros de 35 búsquedas de información en Internet sobre Jerónimo Uribe. Pero tal vez lo más relevante es que recuperaron 305 conversaciones o chats que habían sido borrados.
Una de estas charlas, en la que Nicolás habla con una amiga, es del mismo 9 de julio, día en que se conoció públicamente el tema de las amenazas (ver recuadro). En el chat no sólo reitera su odio (y su amenaza) contra los Uribe, sino que explica que el grupo lo creó como venganza de la masacre de El Salado, una de las matanzas con detalles más macabros que haya conocido el país. Ocurrió en ese pueblo de Bolívar en febrero de 2000 y tuvo cierto protagonismo en el primer semestre de este año.
En el chat la amiga le dice a Nicolás: “Es que si ves que te metes en problemas sin necesidad”. Y él le responde: “No me arrepiento del todo. Es que debí tener más cuidado”. Más adelante insiste: “De hecho, sí odio a esos hp. Por lo de El Salado nada más sí merecen que lo maten a él, a Uribe y a todo el que ayude a esos paracos hp. Lo que hicieron en El Salado fue una barbaridad sin límites, una monstruosidad descomunal”.
“Pero Nico, ellos no merecen tu odio, nada. Te contaminas y ellos siguen haciendo de las suyas”. Y Nicolás le responde: “Pero el objetivo sí se logró. Hacerle llegar al hijito de Uribe un poco del miedo que sienten los demás”.
Al final da cuenta de estar muy asustado: “Agh, tengo paranoia (...) miedo, y del miedo pasé a la rabia. Ahora quiero cumplir la amenaza. Maldita mierda de país”.
El grupo de investigadores le pidió apoyo al FBI para solicitar a Facebook los datos del titular de las cuentas en esa red y el IP (o número de identificación) de los computadores desde los cuales se había enviado mensajes al grupo. El 30 de julio de 2009, el agregado jurídico del FBI, Jeffey J, Peláez, les entregó la respuesta de Facebook a los hombres de la Dijín. Básicamente les confirmaba que los mensajes y las amenazas habían sido hechos desde los dos computadores de la casa de Castro, el de él y el de su hermana, y desde la oficina del papá. El 13 de agosto, la Policía allanó el lugar y descubrió que Castro creó la cuenta ‘Cuervo del Salado’ en esas oficinas y desde allí enviaba mensajes con ese seudónimo.
Algo va de Nicolás a Osama
En teoría, el joven Nicolás Castro incurrió en un delito de invitar al delito, que podría darle entre cinco y 10 años de cárcel. Y todo indica que tanto la Fiscalía como el juez de imputación de cargos estiman que debe ser sancionado drásticamente.
Sin embargo, el debate es más complejo. En primer lugar, nadie que va a matar a alguien o que tenga intenciones de que otra persona lo mate por él lo anuncia por Internet. Y menos a un personaje público como el hijo del Presidente de la República, posiblemente uno de los hombres más custodiados del mundo después de Obama.
El problema para este universitario es que en sus palabras hay un elemento de instigación que está consignado como delito en el Código Penal –algo que tal vez él no sabía–. Y en esta era digital en que los sicópatas navegan a sus anchas, este tipo de invitaciones puede terminar muy mal –algo que tal vez él tampoco calculaba–.
Pero el desconocimiento de la ley o la falta de cálculo no son atenuantes. El juez lo descargó como un sablazo en la audiencia, al frente de Nicolás y de su padre: “Aquí no estamos juzgando por homicidio ni por terrorismo, sino por incitar, por invitar, por instigar a delinquir. La primera parte del artículo 348 (del Código Penal) nos dice que el que pública y directamente incita a otro o a otros a delinquir incurre en este delito. En ese mensaje extraído del computador (de Nicolás Castro) existe esa provocación”. Y va más allá al decir: “Como decía el señor fiscal, esa incitación o convocatoria tuvo resultados y ya algunos miembros de las Farc se habían unido al grupo”.
En segundo lugar, se ha abierto otro gran debate y es si se trata de un caso de libertad de expresión o no. El tema es muy complejo no sólo por lo nuevo, sino porque transita en el filo de la navaja entre la posibilidad de expresar libremente sus convicciones, aunque sean radicales y no gusten, y el terreno pantanoso de la apología al crimen y la promoción del odio.
Por eso constitucionalistas como Juan Manuel Charry y penalistas como el ex fiscal Alfonso Gómez Méndez en principio no creen que este tipo de conductas esté cobijado por la libertad de expresión, pero, dada la complejidad del tema, dicen que es necesario investigar el caso más a fondo. Mientras que el representante David Luna fue directo: “Una cosa es la libertad de expresión y otra invitar a cometer un delito”.
El asunto es que en Internet ha hecho carrera el principio de libertad absoluta. Y, como lo ha dicho un filósofo especialista en lo digital, Paul Virilio, cada tecnología trae nuevos accidentes. Si Internet es la nueva plaza pública, lo que hizo Nicolás es como si se hubiera parado en la mitad de la Plaza de Bolívar a gritar: “Me comprometo a matar a Jerónimo Uribe, el hijo de Álvaro Uribe”. ¿Lo detendrían por eso? ¿Le darían cinco o 10 años de cárcel? ¿O simplemente lo callarían y lo mandarían para la casa?
Internet es un arma muy poderosa. Y Facebook es hoy por hoy su vitrina más privilegiada. Es la comunidad virtual más grande hoy en el mundo, hace pocos días completó 350 millones de asociados. La demostración más clara de su fuerza se dio en Colombia, cuando Facebook canalizó el odio del país contra el secuestro y contra las Farc y logró volcar a millones de personas a las calles en una marcha. Y hace menos de un mes se dio otro caso en Estados Unidos, que ilustra, en una escala menor, la potencia de esta red. Un adolescente, inspirado en la serie de dibujos animados South Park, creó un grupo que señalaba el 20 de noviembre como ‘El día de patear a los pelirrojos’. En esa fecha, se registraron cerca de 14 casos de acoso a niños con ese color de pelo en distintos estados de Estados Unidos e incluso en Canadá (ver recuadro de casos del mundo).
El peligro de todo esto es que ahora algunos traten de mezclar todos los ingredientes y terminen por catalogar a Nicolás Castro como terrorista. Que no lo es. Los hijos del Presidente en su comunicado de prensa prácticamente lo etiquetan como tal. “Repudiamos cualquier acto de terrorismo, tal como es la instigación al homicidio”, dicen haciendo referencia al caso. Y el general Gilberto Ramírez fue más allá: “(Nicolás Castro) es miembro de redes que instigan al terrorismo a nivel internacional, lo tenemos comprobado... accedía a páginas que tienen que ver con la organización terrorista Farc, Al qaeda y otros grupos terroristas del mundo”.
Es cierto que la descripción de la página de Nicolás Castro, en la que se “compromete” a matar a Jerónimo Uribe e invita a otros a seguirlo, era toda una arenga plagada de odio. Decía: este es “un grupo para aquellos que quieren vengarse del bellaco tirano, gobernante ilegítimo, masacrador, genocida” para “hacerle sentir a esta familia (...) lo que es perder a alguien que comparte lazos de sangre con uno mismo, para que les llegue hasta el alma el horror de la guerra (...) porque, cuando matemos a Jerónimo Alberto Uribe, sólo faltará el padre de ese explotador y miserable”.
Pero no hay que perder de vista las proporciones. Algo va de un muchacho que muestra tener cierta contradicción en su manera de ver el mundo –al mismo tiempo que crea páginas para defender a los animales con su nombre verdadero, crea otras en la que habla de matar gente con su seudónimo–, a un terrorista.
En el peor de los casos, se puede decir que se trata de un joven desubicado, que es radical, que puede tener problemas sicosociales o que puede haber traspasado la línea del Código Penal –asunto que definirá la justicia–, pero de ahí a verlo como terrorista o como una amenaza para la sociedad, es absurdo.
“Lo más grave que podemos atribuirle, basado en los elementos que refieren los medios, es apenas un trastorno sicosocial de personalidad –explica el siquiatra Álvaro Montoya–. Es decir, podemos estar frente a un paciente que sufre de inmadurez y recurre a conductas de ese tipo. El ejemplo más sencillo para explicar el caso es como cuando un adolescente llama a molestar a una línea de emergencia”.
Para algunos será un acto de rebeldía si no un grito de odio y de rabia en el desierto. Para otros puede ser un exceso y una responsabilidad en un país de gatillo fácil que debe ser condenado pero no castigado. Y algunos pueden pensar que este es el momento de sentar un precedente ejemplarizante ante la instigación el odio y la apología al delito a través de un instrumento tan poderoso como Internet, un terreno donde hay un mar de impunidad.
La pregunta es si esto amerita un tiempo de cárcel o no.
Por lo pronto, no hay muchos antecedentes en el mundo. El grupo que creó Nicolás Castro no es el único en Internet que invita a matar a alguien. En un país tan polarizado como este, y bajo la protección del anonimato de Internet, amenazan desde al Presidente de la República y a los senadores Piedad Córdoba y Gustavo Petro, hasta a la cantante Shakira y a los miembros de tribus urbanas como los emos.
Curiosamente, ninguno de esos casos ha llegado siquiera a ser investigado. Pero eso no le garantiza nada a Nicolás Castro. Porque, como en el caso de Joel Tenenbaum, él puede llegar también a ser el primer castigado por una práctica como estas en Internet.

***
Recuadro:
“De hecho, sí odio a esos hp”
Este es uno de los centenares de chat que fueron encontrados en los computadores incautados al estudiante Nicolás Castro.
Esta conversación ocurrió el 9 de julio, día en que se dieron a conocer las amenazas contra la familia presidencial. Esta es una de las pruebas de la Fiscalía que tienen seriamente comprometido el joven estudiante. En el chat, Nicolás Castro se muestra preocupado por la divulgación del inicio de la investigación para establecer el origen de las amenazas a Jerónimo Uribe. El universitario le reconoce a la persona con quien chatea que él creó el grupo llamado ‘Cuervo del Salado’, desde donde se produjeron algunas de las amenazas. También que borró los grupos y eliminó su perfil de Facebook para tratar de despistar a las autoridades y no dejar huella de su participación en el grupo. SEMANA reproduce los principales apartes de ese diálogo
Nicolás: Maldita sea...
NN: ¿Qué pasó mi tacita de azúcar?
Nicolás: Quedé sorprendido cuando miré esta noche por la tele la noticia en Caracol, donde manifiesta uno de los hijos de Álvaro Uribe que lo han amenazado de muerte por medio de Facebook. Yo hoy me di cuenta de que estaba inscrito en un grupo que se llamaba algo así como ‘Me comprometo a matar al hijo de Álvaro Uribe Vélez’... algo así. Me metí hace rato, pero no me acordaba, me di cuenta porque me agregaron tres tipos que acababan de crear cuenta y de una vez subieron fotos de guerrilleros y de Chávez. Me olió a cuentas falsas de una. Como si supusieran que por estar en ese grupo yo era profarc o algo y luego el grupo quedó eliminado
NN: Huy Nico, qué peligro tú en las cosas que te metes.
¿O sea que lo de la amenaza al hijo de Uribe fue ese grupo?
Nicolás: Eso estaba creado por una cuenta que decía ‘Cuervo del Salado’ .El Salado fue una masacre de los paramilitares y en la foto del grupo, salía la cara del hijo de Uribe y decía como con acento costeño: “Te vamo a matá hijeputa”
Maldita sea. El grupo ese tenía sólo como 18 miembros, 20 máximo. Mínimo ya nos ficharon. Toca quedarse quieto en la casita, no sea que lo maten a uno estos hijueputas, malparidos. Cómo los odio. Es más, creo que había menos.
NN: No. Yo lo vi hoy y había más de 15. Eran tú, Félix y otros tres.
Nicolás: Me preocupa porque esa gente es muy malparida y no le importa nada. Tengo paranoia. Bueno, pero no creo que me estén mirando mis conversaciones de messenger tan rápido. Ja ja ja. Ese grupo lo hice yo, esa cuenta de Cuervo del Salado era mía. Pero no me acuerdo si lo hice con el portátil o con el computador viejo. Si fue el viejo, no creo que me puedan rastrear ya porque fue hace rato.
NN: Nico, es que si ves que te metes en problemas sin necesidad.
Nicolás: No me arrepiento del todo. Es que debí tener más cuidado. Ojalá no puedan rastrearme, toca ver qué dicen esos idiotas de Caracol. Ah, pues en ese Facebook crean tantas bobadas, que no creo que se peguen de eso. Más amenazas serias le debieron haber hecho a ese cabrón
NN: Pues esa amenaza era medio seria. En la descripción del grupo quedaba clarísimo el hambre vengativa que había.
Nicolás: De hecho, sí odio a esos hp. Por lo del Salado nada más si merecen que lo maten a él, a Uribe y a todo el que ayude a esos paracos hp. Yo hace un tiempo investigué eso y lo que hicieron en El Salado fue una barbaridad sin límites, una monstruosidad descomunal.
NN: ¿Qué hicieron?
Nicolás: El Salado era como un pueblo de mil y algo de habitantes, la guerrilla pasaba por ahí y se abastecía. Los paramilitares, en vez de vengarse de los guerrilleros por un golpe que les dieron, se ensañaron con la gente del pueblo ese y mataron a casi todos a punta de machetes, ahorcándolos, disparándoles en un paredón en la iglesia, y todo eso a los ojos de los demás, además violaban y mataban ahí mismo. Estando borrachos y dizque mientras hacían todo eso pusieron vallenato a todo volumen, torturaron a varios habitantes, incluidos enfermos mentales. El Salado aún existe creo, pero quedan sólo unos pocos.
NN: Tenaz! Pero Nico, pues, ellos no merecen tu odio, nada. Te contaminas y ellos siguen haciendo de las suyas. Con esos planes de matarlos no haces sino rebajarte a su calaña a sus técnicas baratas y sucias.
Nicolás: Pero el objetivo sí se logró. Hacerle llegar al hijito de Uribe un poco del miedo que sienten los demás.
NN: Él lo debe tener a cada rato. Esa gente en toda su maleza vive un infierno, no hay que atacar esa gente, son las ideas. No te desgastes con eso, ellos tienen poder. Con esas cosas arriesgas tu existencia.
Nicolás: Miedo, miedo y del miedo pasé a la rabia. Ahora quiero cumplir la amenaza. Maldita mierda de país.
NN: si, pero no aportes tanto. Muera él o no, la misma carajada. Esa rabia es energía que puedes emplear promoviendo una nueva línea de pensamiento.
Nicolás: Maldita sea. Yo había dejado un comentario y todo. No, paila. Voy a desactivar mi cuenta, que güeva, maldita sea, tengo una paranoia tenaz.
NN: ¿Pero tú estabas como miembro? ¿Félix ya sabe?
Nicolás: Él estaba ahí. Ya le estoy diciendo, pero no contesta.
NN: ¿Tú estabas como miembro?
Nicolás: Obvio. Había un mensaje mío y todo… pues como creador no aparezco al menos.
NN: Ay, Nico. Acuérdate en qué computador lo hiciste.
Nicolás: Creo que en el viejo. Tuvo que ser en el viejo. La IP es distinta y además fue hace rato
NN: Ay Dios, bota ese computador. ¿Y desde tu casa?
Nicolás: Ay, seguro. ¡Mierda! Pero la IP no les dice mi casa. Les dice aproximadamente la zona. Igual mi nombre estaba ahí como miembro si no alcanzaron a guardarlo bien. Pero si no, grave.
NN: Me dejaste preocupada.
Nicolás: Había 13 personas.
NN: ¿Quién fue el que lo eliminó?
Nicolás: Facebook seguramente en el grupo había 13 personas. En mala hora me volví a poner mi nombre normal en Facebook. Hp, hp...
NN: Nicolás, borra esa cuenta.
Nicolás: Sí, ya la desactivé. No tienen manera de encontrarme estando desactivada.
NN: ¿Qué irá a pasar?
Nicolás: Yo ya me había olvidado de eso, qué rabia. Mierda, mierda, mierda. Lo bueno fue que el grupo desapareció, sin el grupo ya es difícil. La vaina es que quedara mi nombre en manos de esa gente y me busquen
NN: A falta de problemas...
Nicolás: Por mí que lo maten y al papá también. Mi pregunta es ¿cómo es que me uno? Ya pues ni modos. Reconocer que odio a ese hp y que Uribe es un paraco y punto.
NN: Pero eso tiene consecuencias judiciales porque es una amenaza de homicidio y eso como que se va volver una bomba para tapar quién sabe qué.
Nicolás: Ah no, pero fue ‘Cuervo del Salado’, yo solo vi. Eso, y como odio a Uribe, me metí.
NN: Qué líos esos
Nicolás: Huy sí, qué calentura. Ya me dio la paranoia. Y seguro también seguirán a Félix. Espérame les voy a contar a mis papás. Mejor que están sobre aviso si llega alguna citación de la Fiscalía o algo así.
NN: Se van a requete enojar.
Nicolás: No. Pues mi papá se río. Me dijo que no cree que eso pase a mayores. Además si desapareció todo.
NN: ¿Cómo que desapareció todo ya?
Nicolás: El grupo y mi cuenta.
NN: ¿Ya viste lo último?
Nicolás: ¿Cómo así?
NN: El DAS busca a responsables de amenazas a hijos del Presidente. El director del DAS, Felipe Muñoz, dijo en diálogo con Hora 20, de Caracol Radio, que ya hubo una comunicación con Facebook en Estados Unidos, para tratar de identificar la dirección IP desde donde se creó el grupo que amenaza a Jerónimo Uribe. Muñoz indicó que indudablemente un mensaje como el que apareció en la red social se constituye como un delito. No obstante, la idea de identificar a la persona que creó el grupo busca establecer si existe un verdadero riesgo para la familia presidencial. El gobierno nacional ya tomó las medidas de seguridad necesarias, con el fin de prevenir cualquier ataque contra los hijos del primer mandatario. El DAS tiene la información de que la misma persona que creó el grupo fue quien posteriormente lo eliminó.
Nicolás: Pues ese grupo igual es muy viejo y no creo que esa gente de Facebook pueda darles mayor información.
NN: ¿Pero tú no lo eliminaste?
Nicolás: Obvio. Puede que realmente no sepan qué pasó,
yo creo que eso es un indicio de que Facebook no les esta dando información, y no saben cuál es el video..
NN: ja ja ja
Nicolás: ¿Cómo hago para dejar pruebas de que si me pasa algo, los culpables son ellos? Los hijos de Uribe. En este momento me regalaba a las Farc con tal de no dejarme joder...
NN: Oiga Nicolás, no copie eso
Nicolás: ¿Qué? Ja ja ja. Espiar conversaciones es ilegal. Además eso no lo pueden hacer, créeme, no tienen la tecnología
NN: No estaría tan segura
Nicolás: Créeme que yo un tiempo jodí con computadores y medio sé algo y sé que ver esto no es sencillo. Además, ¿cómo van a saber mi e mail? Al lado de mi e mail no figura mi nombre real nunca, he usado mi nombre completo, si acaso Nicolás, y mi nombre es por mucho lo único que tienen de mí, como miembro.
NN: Pero quizá rebusquen tu IP y sepan que es similar a la del compu viejo, la misma zona.
Nicolás: No porque esa IP es parecida a la de media Colombia Créeme que yo sé de que te hablo. Yo uso una conexión de Telmex. Eso viene de Brasil y es la misma para una zona grandísima. Las direcciones de Internet (IP) cambian con el tiempo. Mi conexión es dinámica eso va rotando si eso fue hace seis meses no hay ninguna posibilidad de que sea la misma, y parecerse, se parece a cualquiera. Necesitan un número exacto, casi todas las IP se parecen, sobre todo por empresas. Pensarán que el tipo está en Bogotá. Créeme que ahí si no hay manera de nada
NN: Ojalá lindo

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