9 ago 2011

México y Colombia

Unidos por la desgracia
Edgar Téllez
Revista Proceso, 6 de agosto de 2011;
Las intensas relaciones de los últimos años entre los gobiernos de México y Colombia alcanzaron la semana pasada una suerte de clímax con la firma de numerosos acuerdos estratégicos bilaterales. Problema común a los dos países, el fenómeno del narcotráfico y la violencia que éste conlleva constituyó uno de los temas clave de la agenda mutua. Ya suman cientos, y tal vez miles, los elementos policiacos mexicanos que han sido y están siendo capacitados por expertos colombianos, lo que habla de la desesperación del gobierno de Felipe Calderón ante la grave crisis de seguridad por la que atraviesa México. 
BOGOTÁ.- Entre el 20 de junio de 2010 y el pasado martes 2 de agosto, Felipe Calderón y Juan Manuel Santos se encontraron en ocho ocasiones. Ya sea en actos exprofeso o en actividades propias de la agenda internacional, los presidentes de México y Colombia han aprovechado esas ocasiones para fortalecer una cercanía que el pasado fin de semana se tradujo en la firma de acuerdos clave, entre ellos el de la guerra contra los cárteles de la droga.
La visita de Estado que Santos, cinco de sus ministros y el director de la policía colombiana realizaron la semana pasada a México, apuntaló temas fundamentales en materia económica y al mismo tiempo cerró el círculo de la cooperación contra el crimen organizado, el principal flagelo de los dos países.
Muy temprano el lunes 1, Santos y Calderón anunciaron el protocolo de ampliación del Tratado de Libre Comercio, que está en vigencia desde 1996. El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia informó al corresponsal que este nuevo TLC fue renegociado entre 2007 y 2009 e incluye aceite de palma, confitería, productos de panadería, galletas y cigarros. Igualmente, avanza en la desgravación de impuestos para el citrato de calcio, citrato de sodio y ácido cítrico, entre otros.
El reporte oficial indica que, desde la entrada en vigencia del TLC, las exportaciones mexicanas a Colombia crecieron de 306 millones de dólares a 3 mil 757 millones, más del mil por ciento. Y las exportaciones colombianas a México pasaron de 120 millones de dólares a 800 millones; se trata principalmente de medicamentos, insecticidas, libros, ropa interior femenina, hullas y propileno. “La firma de este acuerdo –dijo Santos en un desayuno con representantes de 20 grupos empresariales mexicanos el lunes 1–mejora el acceso de muchos productos, en el caso colombiano, al mercado mexicano. Por supuesto que eso también tiene su reciprocidad y ojalá ese comercio siga creciendo en ambas vías, porque lo que realmente une a los países es la parte comercial”.
Colombia y México suscribieron tres acuerdos para luchar contra el crimen que no existían hasta ahora: la extradición de nacionales de los dos países, la cooperación y asistencia judicial, y el traslado de personas condenadas para la ejecución de sentencias penales.
Estas nuevas herramientas habían sido acordadas el pasado 21 de julio en la Ciudad de México por el Grupo de Alto Nivel de Seguridad y Justicia, integrado por funcionarios de los dos países y que en esa ocasión estuvo encabezado por el ministro del Interior y de Justicia colombiano, Germán Vargas Lleras.
En cuanto a la extradición, el nuevo tratado permitirá el envío de ciudadanos de los dos países que estaba prohibido por el literal E del artículo 4 del Tratado de Extradición entre ambos países. Esta norma estaba incluida en normas vigentes desde 1930.
La importancia de la extradición fue resaltada el 27 de enero pasado por el expresidente colombiano César Gaviria, quien asistió como invitado especial a un encuentro de diputados federales del Partido de Acción Nacional en Toluca, capital del Estado de México.
Gaviria les explicó a los legisladores que mientras México extraditó a 80 narcotraficantes a Estados Unidos, en los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe esa cifra fue superior a mil. “Una de las mejorías que pudiera tener el gobierno de México en el combate al crimen organizado se encuentra en la justicia –sostuvo Gaviria–. Para ello, la coordinación de las fuerzas de seguridad del Estado deberá ser lo más importante, además de tener conciencia de que lo importante no es el número de policías federales,  sino el entrenamiento que se les dé, la motivación que tengan y la inteligencia”.
En la cascada de acuerdos bilaterales también está la modificación de los mecanismos de asistencia jurídica vigentes desde diciembre de 1998 para facilitar el avance de los procesos penales contra la delincuencia. El nuevo pacto permitirá la realización de videoconferencias, así como el desarrollo de técnicas especiales de investigación entre las distintas autoridades de los dos países.
Según reportó el Ministerio del Interior y de Justicia, funcionarios judiciales colombianos enviaron 130 solicitudes de asistencia judicial a México y recibieron respuesta positiva para más de 100. El ministro Vargas Lleras explicó que “el 36% de estas solicitudes se refiere al delito de  tráfico, fabricación o porte de estupefacientes; el 33% al delito de lavado de activos y las demás a otros delitos. Las autoridades mexicanas –puntualizó– nos han hecho 115 requerimientos, recibiendo respuestas en 95 de ellos. Más de la mitad, 57%, tiene que ver con narcotráfico”.
Esta agenda pública entre los dos países complementará la ya vieja y eficaz cooperación privada entre las autoridades policiacas concentrada en la lucha contra los poderosos cárteles de la droga.
Desde 2006, cuando el gobierno mexicano lanzó una ofensiva general contra el narcotráfico, Colombia empezó a asesorar en privado a la Policía Federal, al Ejército y a la Procuraduría General de la República en diversas técnicas investigativas. Tres años después la presencia policial colombiana es enorme y desde 2010 fue ampliada en lo que atañe al combate del secuestro.
Según registros conocidos por Proceso, en 2010 un centenar de oficiales de la policía viajó a México para adiestrar en criminalística a 5 mil funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública. Otros 50 agentes mexicanos se especializaron en Bogotá en antiextorsión y secuestro, y lo hicieron de la mano de los mejores elementos de los Grupos Antiextorsión y Secuestro (Gaula) de la policía colombiana.
Otros mil 600 elementos mexicanos, entre militares, policías y pilotos, fueron instruidos en el Centro de Operaciones de la Policía en la localidad de El Espinal, Tolima, al suroccidente del país, distante 120 kilómetros de Bogotá. Allí fueron formados en técnicas de combate, operaciones en jungla y acciones de alto riesgo en zonas rurales.
Recientemente, el 6 de abril, en Cancún, donde se desarrolló la conferencia internacional contra el tráfico de drogas, el director de la policía colombiana, general Óscar Naranjo, resumió con una frase lo que sucede en México:
“El esfuerzo mexicano no tiene precedentes, pero diría que es una necesidad en México asegurar el mando único policial. En Colombia tener una policía unificada ha sido una ventaja cualitativa frente a los narcotraficantes. Diría que es el único tema que le falta a México.”
Mientras la nutrida delegación colombiana regresaba a su país, no lejos del Distrito Federal, en el municipio mexiquense de Almoloya de Juárez, 13 oficiales colombianos avanzaban en el entrenamiento de otros 135 elementos de la Agencia de Seguridad Estatal, ASE.
Proceso pudo averiguar que los uniformados mexicanos son entrenados en técnicas para realizar operaciones rurales de asalto y en el control de disturbios en centros urbanos. Una vez que terminen el exigente régimen de formación, los alumnos replicarán sus conocimientos en sus respectivas unidades

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