8 dic 2012

Documentados, en Washington, los nexos de García Luna con el narco

Documentados, en Washington, los nexos de García Luna con el narco
J. JESÚS ESQUIVEL
Proceso # 1883, 2 de diciembre de 2012

Los servicios de inteligencia de Estados Unidos tienen un amplio y detallado expediente acerca de los presuntos nexos de Genaro García Luna con el narcotráfico, según revelan a Proceso fuentes de la DEA. A las sospechas en torno de quien fungió como secretario de Seguridad Pública en México se suma un patético episodio protagonizado por él mismo. En una reunión de la Iniciativa Mérida efectuada en septiembre último en Washington, el gabinete de Seguridad de Barack Obama quedó sorprendido cuando García Luna pidió “perdón” por el ataque de policías federales contra agentes de la CIA en Tres Marías. “Lamentable” actitud, dice uno de los testigos del encuentro.
El 18 de septiembre de 2012 las palabras de Genaro García Luna dejaron atónito al gabinete del presidente Barack Obama: El titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal se disculpó por el ataque de policías federales contra efectivos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
"Quiero aprovechar para pedir una disculpa institucional y personal por los hechos ocurridos en Tres Marías”, se lee en la transcripción de las palabras de García Luna, recogidas en “documentos clasificados” del Departamento de Estado –cuya copia tiene Proceso– alusivos a la reunión del Grupo Consultivo de Alto Nivel de la Iniciativa Mérida, a puerta cerrada el pasado 18 de septiembre en Washington.
Dirigiéndose a la secretaria de Estado, Hillary Clinton; al procurador general, Eric Holder, y a Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interior, García Luna precisó: “Vamos a hacer todo para castigar a los responsables”.
Los documentos clasificados del Departamento de Estado –en sus tomas 7 y 8, proporcionadas a Proceso por uno de los secretarios presentes en el encuentro– dejan la impresión de que García Luna y Felipe Calderón saben quién y por qué se perpetró el atentado contra los agentes de la CIA y un capitán de la Marina mexicana.
“El señor presidente nos ha instruido hacer todo lo que esté de nuestra parte y nuestra convicción es llevar a cabo un trabajo eficiente. Se va a castigar a los responsables, sin duda.
“La institución va a hacer todo lo necesario para resolver este caso y por supuesto mantener eficiencia en lo que es cooperación con ustedes”, enfatizó García Luna en la disculpa dirigida a todos los integrantes del gabinete de Seguridad de Estados Unidos.
Una figura truculenta
Los agentes de la CIA Stan Boss y Chase Garnes, y un capitán de la Marina de México fueron víctimas de un ataque con fusiles AK-47 por policías federales –bajo el mando de García Luna– que actuaron vestidos de civil el pasado 24 de agosto en Tres Marías, Morelos.
García Luna “habló en español y me quedé atónito al escuchar sus palabras pidiendo una disculpa a Estados Unidos por el incidente de Tres Marías, mientras que la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos sigue matando a mexicanos en la frontera y nadie, del gobierno estadunidense, pide disculpas por ello”, dice el secretario que entregó los documentos clasificados a Proceso.
De todas las confianzas de Calderón, García Luna siempre fue una figura truculenta y misteriosa para el gobierno de Estados Unidos, el que durante todo el sexenio optó por mantenerse al margen y evitó hacer comentarios sobre los cientos de reportes que tiene de los posibles lazos del extitular de la SSP con el crimen organizado.
“Los servicios de inteligencia tienen una abultada recopilación de informes recabados en México y en Estados Unidos, que señalan los posibles nexos de García Luna con miembros del narcotráfico. Por ejemplo con los Beltrán Leyva, con Los Zetas y el Cártel del Golfo. Alguna de esta información data desde el sexenio de Fox”, declara a Proceso un agente de la agencia antidrogas estadunidense (DEA) que mantuvo irrestricta la condición del anonimato.
“Si el gobierno de (Enrique) Peña Nieto toma la decisión de revisar y darle seguimiento a esa información de inteligencia sobre García Luna, es posible que con ella se aclaren algunas de las dudas y misterios que hay sobre la lucha contra el narcotráfico en el gobierno de Calderón”, acota.
–¿Por qué ahora que se termina el sexenio de Calderón las agencias de Estados Unidos hablan más abiertamente sobre García Luna? ¿Por qué no lo hicieron antes si ya tenían información de inteligencia importante sobre él? –se le pregunta a la fuente de la DEA.
–Por respeto a la institucionalidad mexicana y porque él era el contacto directo con Estados Unidos, asignado por el presidente mexicano. Sólo por eso.
–¿En Estados Unidos hay pruebas que pudieran implicar directamente a García Luna con el narcotráfico?
–Hay información detallada. El desarrollo de las investigaciones le corresponde a las autoridades federales mexicanas, si es que tienen la disposición de hacerlo y desarrollar una pesquisa –contesta.
Édgar Valdez Villareal, La Barbie, en una carta publicada el 28 de noviembre en el periódico Reforma,  asegura que García Luna estaba en la nómina de los grupos del narcotráfico desde hace 10 años.
“Me consta que ha recibido dinero de mí, del narcotráfico y de la delincuencia organizada, al igual que un grupo selecto integrado por Armando Espinosa de Benito, quien trabaja con la DEA y me pasaba información; Luis Cárdenas Palomino, Édgar Eusebio Millán Gómez, Francisco Javier Garza Palacios, Igor Labastida Calderón, Facundo Rosas Rosas, Ramón Eduardo Pequeño García y Gerardo Garay Cadena, quienes también forman parte y reciben dinero de la delincuencia organizada y de mí”, dice La Barbie.
Arrestado en agosto de 2010 por las autoridades federales, La Barbie acota que su detención fue consecuencia de la negativa que dio a la propuesta del expresidente Calderón de hacer un pacto con los grupos dedicados al tráfico de narcóticos.
“Mi detención fue el resultado de una persecución política por parte del C. Felipe Calderón Hinojosa, quien instauró un acosamiento en contra de mi persona por la razón de que el suscrito se negó a formar parte del acuerdo que el señor Calderón Hinojosa deseaba tener con todos los grupos de delincuencia organizada para lo cual él personalmente realizó varias juntas para tener pláticas con grupos de delincuencia organizada”, agregó La Barbie en la carta, que fue retomada en su totalidad por The Wall Street Journal.
Informes no pedidos
En la toma 8 de los documentos clasificados del Departamento de Estado sobre lo ocurrido en la reunión del Grupo Consultivo de Alto Nivel de la Iniciativa Mérida se lee cómo ante el gabinete de seguridad de Obama, García Luna incluso rinde cuentas sobre la labor de la Policía Federal: “Respecto al trabajo coordinado para el tema de la Policía Federal, debo destacar que trabajo compartido (sic) con agencias de Estados Unidos en todas las ramas, desde la parte de operación hasta la parte de inteligencia”.
García Luna se explaya en su reporte: “Han sido detenidas 107 mil personas vinculadas a actividades criminales en todo el país; 3 mil 913 son personas vinculadas al narcotráfico. Se ha logrado asegurar en todo el país 51 mil migrantes bajo la perspectiva de ayuda y de apoyo a ellos, pero también por el tráfico de inmigrantes. Un tema valioso que hemos logrado hacer en esta operación en contra del narcotráfico”.
El mismo día que Reforma dio a conocer la carta de La Barbie en que acusa a García Luna de recibir dinero del narcotráfico, The Washington Post publicó un amplio balance sobre la lucha militarizada contra las drogas que llevó a cabo Calderón.
De la SSP el Post indica que “Calderón intentó reformar a la Policía Federal, aumentando de 6 mil a 35 mil el número de elementos de la institución. Pero la agencia está plagada de escándalos e infiltraciones criminales”.
En el mismo tenor, sólo que en su informe de actividades de la SSP al gobierno de Estados Unidos, y de manera especial a Hillary Clinton, los documentos clasificados del Departamento de Estado citan nuevamente a García Luna: “Quiero decirle que en el caso nuestro, van más de 330 mil exámenes de control de confianza sobre la Policía Federal y este esfuerzo se hace con el apoyo de ustedes en áreas de formación, de capacitación, de equipos.
“México tiene capacidades muy superiores para poder combatir la corrupción… Quiero agradecer y sin duda reiterar (que) hoy México tiene una policía que no tenía hace cuatro años y sin duda este esfuerzo no hubiera ocurrido sin el apoyo que ustedes han brindado”, remata.
Aunado a la sorpresa que provocó en el gabinete de Seguridad de Obama la rendición de cuentas de García Luna –no tenía la obligación de hacerlo– la persona que entregó en un sobre blanco los documentos clasificados a Proceso reitera que lo más notorio del “lamentable” incidente fue el tono y la manera en que el exsecretario de Seguridad Pública se disculpó.
“¿Por qué un secretario como él va a otro país a disculparse frente a todo el gabinete de Seguridad de Estados Unidos, humillándose él y a todo el gabinete de seguridad de México y al pueblo mexicano frente a la secretaria Clinton?”, pregunta la fuente.
Ese 18 de septiembre en el Departamento de Estado, por parte del gobierno de Obama estuvieron presentes además de Clinton, Holder y Napolitano:
John Brennan, asesor presidencial en materia de seguridad nacional y lucha contra el terrorismo; James Clapper, director nacional de Inteligencia; Ashton Carter, subsecretario de Defensa; el almirante James Winnefeld, subjefe del Estado Mayor Conjunto; Anthony Wayne, embajador en México; Daniel Glaser, asesor del Departamento del Tesoro en Asuntos del Financiamiento del Terrorismo y Crímenes Financieros; Donald Steinberg, subadministrador de la Agencia para el Desarrollo Internacional; Michele Leonhart, administradora de la DEA, y Marilyn Quagliotti, subdirectora para asuntos de disponibilidad y reducción del consumo de narcóticos de la Oficina Nacional para el Control de las Drogas de la Casa Blanca.
Del lado mexicano junto a García Luna estuvieron la entonces canciller Patricia Espinosa Cantellano; Alejandro Poiré, entonces titular de Gobernación; el general Guillermo Galván Galván, exsecretario de la Defensa; el almirante Francisco Saynez Mendoza, exsecretario de Marina; la entonces procuradora general, Marisela Morales, y Salomón Chertorivski, exsecretario de Salud.

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