DECLARACIÓN
CONJUNTA DE LOS OBISPOS DE ESTADOS UNIDOS, MÉXICO, EL SALVADOR, GUATEMALA Y
HONDURAS SOBRE LA CRISIS DE LOS NIÑOS MIGRANTES
México,
D.F. a 10 de julio de 2014
CEM
B. 142 / 2014
Profundamente
conmovidos por el sufrimiento de miles de niños, niñas y adolescentes que han
migrado desde Centroamérica y México hacia los Estados Unidos y que ahora se
encuentran detenidos en espera de ser deportados, los obispos de Estados
Unidos, México, El Salvador, Guatemala y Honduras, movidos por el amor de
Cristo, manifestamos a todos ellos y a sus familiares nuestra oración,
solidaridad y compromiso.
Estos
niños salieron de sus países empujados por la miseria, la violencia o el deseo
de reunirse con sus padres o algunos de sus familiares que ya han migrado, y
ahora, luego de enfrentar toda clase de privaciones y peligros, viven una
terrible crisis humanitaria. Esta dramática situación nos afecta a todos y ha
de comprometernos a “globalizar la solidaridad”, reconociendo, respetando,
promoviendo y defendiendo la vida, dignidad y derechos de toda persona,
independientemente de su condición migratoria.
En
este sentido, vemos con esperanza la Declaración Extraordinaria de Managua, en
la que los Países Miembros de la Conferencia Regional sobre Migración –Belice,
Canadá, Costa Rica, El Salvador, Estado Unidos, Guatemala, Honduras, México,
Nicaragua, Panamá y República Dominicana– han reconocido la corresponsabilidad
regional y se han comprometido a implementar medidas integrales y articuladas
para garantizar el interés superior del niño y adolescente, así como la unidad
familiar; a difundir información precisa respecto a los “peligros del viaje” y
la inexistencia de “permisos” para los que llegan a los Estados Unidos; luchar
contra los grupos delictivos organizados de tráfico ilícito y de trata de
personas; y mejorar las prácticas migratorias.
Un
aspecto importante de la Declaración es el compromiso conjunto para erradicar
las causas estructurales que provocan la migración irregular de menores de
edad, creando programas de desarrollo social y económico en las comunidades de
origen, así como programas de reinserción y reintegración para los que
retornan. También se reconoce que algunos de estos niños y adolescentes
migrantes podrían obtener la condición de refugiado o protección
complementaria.
En
este tenor, resulta positivo que México haya implementado la Coordinación para
la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur y la creación de los
Centros de Atención Integral al Tránsito Fronterizo para facilitar la
internación segura de personas y bienes, y evitar los problemas originados por
el desorden migratorio en la zona.
La
Iglesia Católica, que desde hace muchos años viene haciendo gestiones ante las
autoridades gubernamentales de Estados Unidos, México y Centroamérica en favor
de los migrantes, continuará esta labor. También seguirá trabajando en la
promoción humana, particularmente de los niños, de las familias y de los más
pobres, en la restauración del tejido social y brindando acogida, atención y
servicios a los migrantes en sus numerosos centros creados para ellos. La misma
Iglesia expresa su disponibilidad para colaborar a fin de hacer realidad los
acuerdos de la Declaración de Managua, convencida de que una estrategia de
disuasión sin garantías de protección nacional e internacional es inefectiva e
inhumana.
Por
eso, apoyamos la solicitud que Monseñor Mark Seitz, Obispo de El Paso, Texas ha
formulado al Comité de Migración de la Cámara de Representantes de Estados
Unidos de emitir declaratoria de crisis humanitaria para dar una respuesta
integral al problema, creando políticas públicas que den servicios básicos y protección
al migrante, examinado las raíces del éxodo migratorio, asignando recursos
federales para invertir en los países expulsores a fin de evitar la necesidad
de migrar, y promoviendo programas de reunificación familiar para los
migrantes.
Los
obispos, sus servidores, reiteramos la urgencia de respetar la dignidad humana
de los migrantes indocumentados; fortalecer las instituciones gubernamentales
para que sean auténticamente democráticas, participativas y al servicio del
pueblo; combatir con firmeza la reprobable actividad de los grupos delictivos y
del crimen organizado, cuya inhumana acción condenamos enérgicamente;
garantizar la seguridad de los ciudadanos; e invertir en Centroamérica. En este
sentido, hacemos un llamado a los empresarios, especialmente católicos, a que
inviertan y contribuyan a promover la justicia y la equidad. Exhortamos a los
padres de familia a no exponer a sus hijos a emprender el peligroso viaje hacia
México y Estados Unidos. Y pedimos a la sociedad en general asumir el papel que
le corresponde en este doloroso problema.
Ante
el drama humanitario que estamos padeciendo, debemos escuchar al Papa
Francisco, que con profundo realismo ha advertido: “Hoy en muchas partes se
reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la
inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible
erradicar la violencia… Es el mal cristalizado en estructuras sociales
injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor… La inequidad es
raíz de los males sociales”.
Implorando
la intercesión de Santa María de Guadalupe, Patrona de América, pedimos a
Nuestro Señor Jesucristo que proteja a nuestros niños y sus familias en este
difícil momento, y nos dé a todos la sabiduría para encontrar soluciones factibles,
y audacia y fuerza para actuar en consecuencia.
+Óscar
A. Cardenal Rodríguez Maradiaga,S.D.B.
Arzobispo
de Tegucigalpa
Presidente
de la Conferencia Episcopal de Honduras
+J.
Francisco Cardenal Robles Ortega
Arzobispo
de Guadalajara
Presidente
de la Conferencia del Episcopado Mexicano
+Romeo
Tovar Astorga
Obispo
de Santa Ana
Secretario
General de la Conferencia Episcopal de El Salvador
+Eugenio
Lira Rugarcía
Obispo
Auxiliar de Puebla
Secretario
General de la Conferencia del Episcopado Mexicano
+
Domingo Buezo Leiva
Obispo
Vicario de Izabal
Srio.
Gral. de la Conferencia Episcopal de Guatemala
+
Eusebio Elizondo
Obispo
de Seattle
Pdte.
del Comité de Migración y Refugiados de la Conferencia de Obispos Católicos de
Estados Unidos
+
Guillermo Ortíz Mondragón
Obispo
de Cuautitlán
Presidente
de la Dimensión de la Pastoral de la Movilidad Humana de la Conferencia del
Episcopado Mexicano
Última
modificación:
2014-Julio-10
18:56
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