El
Presidente Enrique Peña Nieto, presentó la postura de México
con respecto al problema de las drogas en la Sesión Especial de la Asamblea
General de las Naciones Unidas (UNGASS).
Participación
Presidente Enrique Peña Nieto, Debate General de la Sesión Especial de la ONU
sobre el Problema Mundial de las Drogas 2016
Señor
Presidente.
Distinguidos
Jefes de Estado.
Señor
Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas.
Señoras
y señores Jefes de Delegación.
Representantes
de organismos internacionales, regionales y agencias especializadas.
Representantes
de la sociedad civil.
Señoras
y señores:
La
Organización de las Naciones Unidas es el máximo foro para afrontar y superar
los desafíos globales de nuestro tiempo.
Por
ello, en 2012, Colombia, Guatemala y México solicitaron convocar a esta
Sesión Especial de la Asamblea General sobre el Problema Mundial de las
Drogas.
El
objetivo es revisar la actual estrategia internacional y, sobre todo, definir
mejores soluciones, desde una perspectiva de derechos humanos, prevención y
salud pública, que ponga en el centro el bienestar de las personas.
Es
innegable, en los años recientes los términos en el debate, han cambiado.
Comienza a surgir un consenso en favor de una reforma significativa del régimen
internacional sobre las drogas.
Se
vislumbra un nuevo enfoque que combata decididamente a los criminales, pero
que, en lugar de criminalizar a los consumidores, les dé oportunidades y
alternativas.
Con
firmeza, debemos continuar haciendo lo que ha funcionado. Con flexibilidad, debemos cambiar aquello que no
ha dado resultados.
El
esquema basado esencialmente en el prohibicionismo, la llamada guerra contra
las drogas, que inició en los años 70, no han logrado inhibir la producción, el
tráfico, ni el consumo de drogas en el
mundo.
El
narcotráfico sigue siendo una de las actividades más lucrativas del crimen
organizado y un factor decisivo para su expansión transnacional.
Inevitablemente,
el negocio ilegal de estupefacientes ha generado muerte y violencia,
principalmente en los países productores y de tránsito.
Durante
décadas, México ha sido una de las naciones más comprometidas contra el
problema de las drogas.
Mi
país forma parte de las naciones que han pagado un alto precio, un precio
excesivo, en términos de tranquilidad, sufrimiento y vidas humanas; vidas de
niños, jóvenes, mujeres y adultos.
Como
pocos, conocemos las limitaciones y las dolorosas implicaciones del paradigma
eminentemente prohibicionista.
Por
eso, durante mi Administración se ha buscado atender el fenómeno de las drogas
de una forma más integral, con una estrategia que evita generar mayor violencia
y en la que prácticamente participan todas las Secretarías del Gobierno de
México.
Para
reducir la oferta de drogas, se ha hecho frente al crimen organizado, con una
mejor coordinación entre autoridades, el uso de sistemas de inteligencia y la
desarticulación de sus estructuras operativas y financieras.
Con
ello, hemos logrado la detención de los principales líderes criminales y se ha
acotado la violencia a regiones específicas del país, con una consecuente
reducción en las tasas de incidencia delictiva.
Además,
a través del uso de tecnología e información, estamos localizando,
identificando y destruyendo sembradíos y laboratorios de droga.
A
su vez, para reducir la demanda nacional, hemos reforzado las acciones de
prevención entre niños y jóvenes, así como el tratamiento de adicciones.
Este
esquema se ha complementado con la prevención social de la violencia y la
delincuencia en comunidades vulnerables.
Sin
embargo, a pesar de los esfuerzos realizados y los resultados alcanzados, no
estamos totalmente libres de la amenaza criminal, mientras siga existiendo una
creciente demanda internacional de estupefacientes.
Bajo
el paradigma actual, es necesario que los países consumidores asuman un mayor
compromiso, tanto en la reducción de su demanda, como en la lucha contra el
crimen organizado transnacional.
La
escala, sofisticación y poder corruptor de los grupos criminales, también están
presentes en y dentro de las propias fronteras de los países consumidores,
donde ocurre la venta final.
Ante
esta situación, con responsabilidad global, México propone:
Primero.
El problema mundial de las drogas exige que la comunidad internacional refrende
el principio de responsabilidad común y compartida, mediante una cooperación
internacional más intensa y efectiva.
En
un mundo globalizado, las drogas son también un asunto globalizado, que incumbe
a todas las naciones.
Ningún
país puede, por sí solo, hacer frente a este flagelo.
Es
más, la divergencia entre las políticas públicas de cada nación dificulta la
cooperación y la obtención de resultados.
Por
ello, se requieren consensos globales, o al menos hemisféricos, para atender el
problema de las drogas con eficacia.
Segundo.
Es necesario reforzar el frente común ante la delincuencia organizada
transnacional, para cerrar espacios a sus operaciones financieras y delitos
conexos.
Hay
que intensificar la cooperación entre nuestros gobiernos y ampliar el
intercambio de información y acciones conjuntas para desmantelar las
organizaciones delincuenciales.
Tercero.
Se requiere de una mayor coordinación y colaboración entre las propias agencias
especializadas del Sistema de las Naciones Unidas, con el fin de abordar todos
los aspectos del problema mundial de las drogas.
A
través de sus distintos mandatos y una mayor interacción entre ellas, agencias
como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la Junta
Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo, ONU Mujeres y la Organización Mundial de la Salud,
deben apoyar a los Estados miembros en la aplicación de mejores estrategias,
políticas y programas contra las drogas.
Cuarto.
Las políticas públicas y acciones derivadas de la política internacional sobre
las drogas deben de estar alineadas con los esfuerzos en favor del desarrollo
sostenible de la Agenda 2030.
Los
objetivos de desarrollo sostenible y los encaminados a resolver el problema
mundial de las drogas, deben ser complementarios y reforzarse entre sí.
Quinto.
Se deben atender los daños sociales relacionados con el mercado ilícito de
drogas. Para aquellas comunidades vulneradas por el crimen organizado, se
necesita una prevención integral de la violencia, de la exclusión y del
debilitamiento del tejido social.
Hay
que apoyar a las comunidades afectadas con alternativas educativas, laborales y
recreativas, que fortalezcan la inclusión y la cohesión social.
En
especial, se deben crear alternativas productivas en aquellas localidades donde
se siembran estupefacientes. Por ejemplo, con la reconversión de cultivos y
esquemas internacionales de agricultura por contrato.
Sexto.
Ante las limitaciones del paradigma prohibicionista, se debe atender el tema
mundial de las drogas desde la perspectiva de los derechos humanos. Sólo así
podremos ofrecer respuestas más integrales, equilibradas y promotoras del
desarrollo.
Este
cambio de fondo implica modificar el enfoque eminentemente sancionador, para
ubicar a las personas, sus derechos, y su dignidad, no a las sustancias, ni a
los procesos judiciales, en el centro de nuestros esfuerzos.
Séptimo.
El consumo de drogas debe atenderse esencialmente como un problema de salud
pública, toda vez que constituye una amenaza para el desarrollo pleno de las
personas, especialmente de nuestros niños y jóvenes.
La
adicción a las drogas debe atenderse con mecanismos de prevención y soluciones
terapéuticas integrales, no con instrumentos penales, que criminalizan a los
consumidores y dañan el desarrollo de su personalidad.
Octavo.
En los delitos relacionados con las drogas se deben privilegiar penas proporcionales
y alternativas al encarcelamiento, que incorporen también una perspectiva de
género.
Las
sanciones desproporcionadas, que castigan a mujeres y niños en condiciones de
vulnerabilidad, lejos de resolver un problema, generan círculos viciosos de marginación
y criminalidad.
Además,
deben brindarse servicios de tratamiento, educación, rehabilitación y
reinserción social a la población en reclusión.
Noveno.
Se deben sumar esfuerzos internacionales para prevenir el consumo de drogas,
mediante una campaña orientada a niños y jóvenes a nivel global.
Debemos
proteger a los miembros más vulnerables
de nuestras sociedades, garantizando que conozcan los efectos nocivos,
asociados al consumo de estupefacientes y psicotrópicos.
Y
décimo. Se debe asegurar la disponibilidad y un mejor acceso de las sustancias
controladas para fines médicos y científicos, evitando, al mismo tiempo, su
desviación, uso indebido y tráfico.
Esta
propuesta se deriva del amplio Debate Nacional sobre el Uso de la Marihuana al
que convocó el Gobierno de México, con expertos, académicos y representantes de
la sociedad civil.
Como
Presidente de México, en esta Sesión Especial, doy voz a quienes ahí expresaron
la necesidad de actualizar el marco
normativo, para autorizar el uso de la marihuana con fines médicos y científicos.
Los
participantes de aquellos foros, también expusieron la importancia de elevar,
en congruencia con estándares
internacionales, la cantidad de marihuana que puede ser considerada para
uso personal, con la finalidad de no criminalizar a los consumidores.
En
próximos días, el Gobierno de México expondrá las acciones específicas que se
tomarán en esta dirección, en apego a los principios de salud pública y
derechos humanos, que hemos propuesto en esta
Sesión Especial.
Por
eso, desde aquí, desde la máxima tribuna de la comunidad internacional, expreso
mi reconocimiento a los especialistas, académicos y representantes de la
sociedad civil que han aportado ideas y dirección hacia un nuevo consenso.
Señor
Presidente.
Señoras
y señores.
El
problema mundial de las drogas es un fenómeno que no reconoce fronteras y que
lastima a sociedades de todas las latitudes.
Hasta
ahora, las respuestas que ha implementado la comunidad internacional han sido
francamente insuficientes.
Confío
en que esta Sesión Especial dé paso a un nuevo entendimiento internacional en
la materia.
Hago
votos porque este diálogo nos permita comenzar a generar la visión, los
instrumentos y los nuevos consensos que necesitamos para contrarrestar el
fenómeno de las drogas en el Siglo XXI.
Unidos,
trabajemos y encontremos soluciones.
Transitemos
de la mera prohibición, a una efectiva prevención, y a una eficaz regulación.
Miles
de vidas dependen de ello.
Muchas
gracias.
Durante
décadas, México ha sido una de las naciones más comprometidas contra el
problema de las drogas.Durante décadas, México ha sido una de las naciones más
comprometidas contra el problema de las drogas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario