Por
qué Turquía es (hoy) objetivo del ISIS
Ankara
ha virado desde la connivencia hacia los yihadistas a participar en la guerra
en su contra
ANDRÉS
MOURENZA y ÓSCAR
GUTIÉRREZ
El País, Estambul
/ Madrid 29 JUN 2016 - 13:49
Tanques
turcos cerca de la frontera noroeste siria.
AFP
La
ciudad turca de Kilis, de unos 100, 000 habitantes, es un buen ejemplo, a
pequeña escala, para entender cómo el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS, en
sus siglas en inglés) ha hecho virar su violencia hacia Turquía. Unos años
atrás, cuando la guerra siria había alcanzado prácticamente todo el territorio,
esta localidad era paso habitual hacia la vecina Siria para milicianos armados,
de uno u otro grupo, que querían combatir a las fuerzas del régimen de Bachar
el Asad -era fácil ver desde el lado sirio cómo muchos de ellos llegaban hasta
la frontera, aparcaban sus armas y cruzaban a Turquía, para volver unas horas
más tarde-.
Kilis, como muchas otras ciudades turcas fronterizas, colindantes
con las provincias sirias de Alepo e Idlib, fue también zona libre y porosa
para el cruce de yihadistas. Fue este uno de los motivos por los que el
Gobierno de Recep Tayyip Erdogan recibió acusaciones de connivencia con el
ISIS. En los últimos meses, sirva de contraste, proyectiles lanzados desde la
trinchera controlada por este grupo en el noroeste sirio han causado la muerte
de más de una veintena de personas en Kilis. El Ejército turco ha respondido
con fuego de artillería.
Turquía
refuerza sus controles para frenar el tránsito de yihadistas a Siria
El
atentado terrorista perpetrado este martes en el aeropuerto Ataturk de Estambul
apunta a un nuevo golpe asestado por miembros del ISIS en territorio turco,
precisamente cuando se cumplen dos años de la proclamación del califato. El
modus operandi recuerda al de Bruselas del pasado 22 de marzo, llevado a cabo
por los resquicios de la célula de París. Pero también es similar al de otros
grupos terroristas, desde Laskhar e Taiba, responsable del ataque en Bombai de
2008, a cualquiera de la última docena de atentados cometidos por Al Shabab en
hoteles de Somalia. A saber: hombres armados descerrajan sus fusiles
automáticos de forma indiscriminada para activar más tarde su carga explosiva
adherida.
Pese
a que grupos de origen kurdo como los Kurdistan Freedom Falcons han cometido
atentados con bomba en los últimos meses, las primeras pesquisas apuntan a
hombres del ISIS. Los objetivos de los milicianos kurdos suelen ser miembros de
las fuerzas de seguridad y no reclamos turísticos, como sí ha hecho el grupo
sirio-iraquí para dañar la economía. El Gobierno responsabilizó al ISIS tanto
del ataque en la concurrida mezquita de Sultanahmet de enero (siete muertos)
como del de la céntrica calle Istiklal en marzo (cuatro muertos). Todas las
víctimas fueron extranjeras. El ISIS y sus brazos mediáticos se muestran
habitualmente raudos al asumir la autoría de un ataque -incluso si no están
tras su organización, como ocurrió en Orlando-, pero el campo turco es más particular.
El grupo no suele asumir aquí sus ataques, según coinciden los analistas, para
sembrar dudas y ahondar en la brecha entre kurdos y turcos. Los kurdos podrían
así pensar que es el Estado el que está implicado.
El
Gobierno de Erdogan apenas tomó medidas para frenar al ISIS durante los
primeros meses de su gran explosión. Pero desde que, a raíz del ataque en París
a la publicación francesa Charlie Hebdo, las presiones de los socios
occidentales se incrementaron, Ankara comenzó a detener a miembros del grupo. Y
a reforzar la frontera con Siria. La organización yihadista inició entonces su
campaña de atentados en suelo turco. El hecho de que en un principio los
atentados se dirigiesen hacia opositores al Ejecutivo islamista, especialmente
kurdos (Diyarbakir, Suruç, Ankara...), y los indicios de que la policía había
hecho la vista gorda ante la actividad de los yihadistas, llevaron a muchos a
acusar a Erdogan de pasividad con el ISIS.
La
presión de la comunidad internacional no es baladí. Según los documentos de
entrada sellados por la Dirección General de Fronteras del ISIS y filtrados por
un desertor, muchos de los reclutas cruzan a Siria desde alguna localidad
turca. Según la clasificación del think tank estadounidense The Soufan Group,
Turquía es además el cuarto país que más nacionales aporta (2.000-2.200) al
contingente de combatientes extranjeros en Siria e Irak. Alrededor de 600
habrían regresado.
El
viraje turco llevó a Ankara a sellar el pasado verano su adhesión a la campaña
aérea contra el ISIS. Al mismo tiempo, Turquía ha intentado promocionar a
grupos rebeldes sirios para que luchen contra el ISIS en el norte de la
provincia de Alepo. La connivencia turca es ahora hacia la guerra al ISIS.
Estados Unidos ha utilizado el aeródromo turco de Incirlik para lanzar su
ofensiva en el norte sirio. Fuerzas norteamericanas han usado de igual modo
suelo a ambos lados de la frontera para entrenar y asistir a las nuevas Fuerzas
Democráticas Sirias (SDF, en sus siglas en inglés), formadas por milicianos
árabes anti-Asad, pero sobre todo hombres armados kurdos.
Las
SDF, en su intento de avance en dirección a Kilis y con el apoyo diario de los
bombardeos estadounidenses arrebataron recientemente a los yihadistas del ISIS
la estratégica localidad de Manbij, vital en el abastecimiento del grupo a
través de la frontera con Turquía.
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