24 ene 2017

Canto a Nayarit 2017, Sucesos y personajes/Carlos A. Martínez Plata

Canto a Nayarit 2017, Sucesos y personajes/Carlos A. Martínez Plata
Proemio
El Estado de Nayarit en su propio nombre, hace presente por eternos siglos y unos años más, al Rey Nayar. Este texto tamboril lleva escudo y corte épico; es un cántico que oscilará entre cinco siglos de vida: empeños, tropiezos y luchas. Pareciera, y quizá así fue, que la mismísima Musa: aquella de perfil adusto y armonioso, y aquella misma que ha inspirado los más memorables ritmos de valor, como el Canto a Morelos, de nuestro ardiente Amado Nervo, y aquella que Hesíodo nombra como Calíope, acompañó también al escribano Carlos Martínez Plata.
Así, nuestro creador, ha entonado un canto conmemorativo del Centenario de la Fundación del Estado de Nayarit; texto, que excita nuestra memoria, valentía, orgullo y audacia.
¡Atención!, la erección de nuestro Estado, que aquí se cantará, tuvo trayectoria, enjundia y disputa. Si bien en momentos juaristas se creó el séptimo Cantón de Tepic, el empeño quedó en un asunto de segmentación militar, pero nuestro territorio aún no alcanzaba su columnar despegue. Poco valió para este efecto, el documento La Cuestión de Tepic, donde signan Luis Rivas Góngora, Manuel Pelayo y Carlos Rivas, recuerda esta tinta. Sin embargo, la ciudadanía seguía activa, aportando; nos indican:
Tejidos en colorida urdimbre, variado comercio marítimo, criadero de perlas, abundante pesquería y extracción de sal. ¡Oh! y qué decir de la minería, el oro y la plata, riqueza fue.

Y es que ellos, la gente común, la mujer comprometida, el tornero, el timonel, el transportista, el pescador, el campesino, la enfermera, la educadora son quienes dieron y han dado la valía a Nayarit.
Ya se atisbaba el nacimiento de nuestro Estado cuando tres congresistas constituyentes en 1917 fueron aceptados representando a nuestro Territorio: Marcelino Cedano, Cristóbal Limón, y Juan Espinoza Bávara, pero es preciso tomar nave en San Blas.
Vamos siglos atrás. El encuentro y desencuentros arribaron por el Atlántico. Los navegantes parecían llegar en paz, y Moz los recibe sin flecherío, y le da dones de hospitalidad a Francisco Cortés de San Buenaventura, no así tiempo después al cruel Nuño de Beltrán Guzmán quien nombra el territorio como Nueva Galicia. Pero no todos los naturales, señala el Cronista, bajan los brazos; un primer choque armado con plumaje brillante y largo, es vencido por el acero en sable, casco y pectoral. Llega entonces, un lamento por nuestra derrota en el Valle de Banderas.
Pero esa bienvenida y esa derrota, son sólo el preludio para presentar de modo solemne al Rey Nayar, quien vive durante el siglo XVI, y quien encabeza la resistencia en sus montañas; bien llamadas, Sierra del Nayar. Su sombra aún palpitó entre "bosques de maderas preciosas" y cedros con rostro altivo, durante doscientos años donde fue terruño exclusivo de los Coras. Nayar, el Rey, fue para ellos, sol, luz, vereda; y en malos tiempos, antorcha nocturna, venus y luna.
Y tanta energía, resplandor y luminosidad irradiaba, que un siglo después de su muerte, las fuerzas de conquista aún anhelan matarlo. ¡Qué absurdo! Pero lo consideraron
indispensable, pues su osamenta se sublimó en reliquias; su espíritu, en copal; y su piel en valor.
¡Que guía! ¡Qué gobernante y qué ministro, fue el Rey Nayar! Tan enraizada y crecida fue su fuerza, que siglos adelante, en 1723 la Inquisición quema su osamenta, en vano intento de borrar su fuerza y su memoria; y en oposición a este deseo, Nayar, el Rey, pasa a ser viento perenne, presencia constante, luz matutina; sagrada y protectora figura, no sólo en la Sierra Madre Occidental, sino hasta las playas, acantilados, oleaje, y puertos del Pacífico.
Y es que esos acantilados, orgullosos y amenazantes participan, nos narra el Poeta, en la épica independentista. Resalta el brigadier nombrado por Miguel Hidalgo: aquel que mandara cañones de alto calibre para la batalla de Puente Calderón; aquel que tomara Tepic y San Blas para la causa insurgente; ¡sí!, se revive la heroicidad y fallecimiento trágico del cura José María Mercado, y con él, una cauda de patriotas. Decenas, dentro de los varios miles de héroes, son resaltados en este cantar, como Francisco Severo Maldonado, articulista del Despertador Americano.
¡Oh Nayarit!, tierra benigna para el maíz, y bendecidora de benefactores, literatos y de la cultura; si los granos de maíz se han permutado en sangre del nayarita, los textos, palabras y expresiones plásticas son nuestras venas y arterias. Venga pues, el recuerdo de Luis Castillo Ledón, Guillermo Llanos, Adelaida Martínez, Emilia Ortiz, Enrique Hernández Savalza; luego, el Acaponeta distinguido, Alí Chumacero; la feminista Eustolia Torres Ruiz, y la beata Teresa del Santísimo Sacramento. En el presente, continúa viva la imagen, el habla, la lengua y la palabra narrativa con Octavio Campa Bonilla, Lourdes Pacheco, Pedro Luna, Sergio Pica Lica, Queta Navagómez, Melquiades Sánchez, Arturo Xicotencatl, Vladimir Cora, y muchos más, que este texto resguarda y destaca. ¡Demando perdón!, pero, ¡qué luenga es la cauda que será nominada! Y qué marmóreo es su núcleo: Amado Nervo, el Príncipe de los Poetas Continentales.
Las palabras siguen fluyendo, ahora para aglutinar, favorecer e impulsar, con los discursos y arengas de Prisciliano Sánchez, Severo Maldonado, Esteban Baca Calderón, Cedano, Limón, Espinoza y Magallón, Rosa Navarro, las Quintero y las Castañeda, Martha Aurora Jiménez, y tantos más que han tomado el pódium, la tribuna o el escenario para mover manos, orientar frentes y trocar corazones. ¡Vuelvo a demandar perdón por mi silencio!
Ya deseamos escuchar el silbido del tren, pues las vías férreas sembradas en la segunda década del siglo XX irán en paralelo con la proclama de la erección de nuestro Estado. Y con este mismo transporte, se dará salida comercial, ya no a los muebles y marfiles de la Nao de China, sino a los cultivos de tabaco, azúcar, maíz y productos marinos.
Resonante cantar dedica Carlos a los breves terruños, poblados, playas, islas y escarpadas cuestas de nuestro Estado. Pero en un alarde de sensatez, nos recuerda que los tiempos idos cobran sentido cuando viven inquietos en el presente, pues de otro modo, son cadáver. ¿Qué cómo se actualiza? Con gallardía:
¡Oh campanas de San Blas! Es inútil que digáis
al pasado que retorne,
y que triunfe otra vez!

El pasado no responde...
Desde luego, el Escriturario no se incluye en esta nómina de destacados, pero Carlos Martínez Plata, charla entusiasmado desde una balaustrada: ¡Qué pasión!, ¡un hontanar de amor patrio!, ¡qué compromiso vital!
Así, arribamos los nayaritas unidos hombro a hombro, al Centenario de la Promulgación de nuestro Estado de Nayarit, 1917 - 2017. En esta tierra fecunda, y con base en la fertilidad de nuestros corazones, vamos con la mirada hacia el futuro, donde atisbamos el obsequio que nuestro coterráneo, el arquitecto Antonio Rivas Mercado, nos donara: ese volátil númen, de plumaje cual remos, con espíritu que nos invita a envestirnos de valor, a sobrevolar pedregales y agitando alas para arremeter con ímpetu imparable nuestra misión, en pos de la Victoria Alada.
Tepique, capullo de Nayarit, risueño rincón en torrente de frescos manantiales, de 
álamos, ricos frutos y leyendas sin igual; destino de conquista que a Nuño de Beltrán Guzmán cautivó, y que de manera inmisericorde a sangre y fuego tomaría en el año mil quinientos treinta, nombrándola Villa del Espíritu Santo de la Mayor España. Fue el señorial Xalisco donde su reino de Nueva Galicia el Estandarte Real daría asiento, para Santiago de Galicia de Compostela registrar en el año de mil quinientos treinta y uno, como la primera capital española en acato a la disposición de la Corona. En ansia de dominio, y de codicia insaciable, Nuño el camino emprendería tras del legendario Aztatlán, afán salvaje con herraje humano y venta de esclavos que la España le impugnó con cárcel hasta su muerte.
Tiempo antes en mil quinientos veinticinco las crónicas relatan que el explorador cortesiano Francisco Cortés de San Buenaventura, en travesía por Colima e Ixtlán, es recibido en compañía de su ejército con vasijas de oro y plata por el cacique de Tepic, Moz, en el valle de Matatipac; luego en Xalisco entre bailes, cantos y juegos de cacería, la soberana Pupaltzin le da bienvenida en el templo dedicado a Teopilzintli. En amplia plaza con enramada tejida de flores, diestros flechadores ofrendaron la caza de conejos, liebres y hasta águilas y garzas. En ese ambiente de cordialidad se sembró la inquietud por la religión cristiana.
Contrario a la condición sanguinaria que Nuño de Beltrán mostrara, San Buenaventura prosiguió la expedición sin enfrentamientos hacia Aztatlán, Guaristemba, Jaltemba, Chacala y a Tintoque. En ese andar, al grito de “¡Tierra señor!” “¡Isla a la vista!”, las Islas Marías serían observadas, a lo que Cortés de San Buenaventura le restaría importancia. Antes de cruzar espesa selva fue frenado por valeroso contingente de miles de indígenas con escudos y penachos de multicolor plumaje, más altas varas con plumas que al viento ondeaban dando la impresión de banderas; de ahí que Tintoque recibiera el nombre de Valle de Banderas. La expansión de La Nueva Galicia cruentas batallas libraría, la Corona Española a veinte mil tlaxcaltecas y otomíes debió financiar a fin de vencer la resistencia indígena.
Patria querida, recreamos tu transitar penoso y agraviado de aquellos tiempos idos, sometido a la esclavitud y a tributos aniquilantes, pero aun así altiva y gallarda; supiste preservar, cielo, tierra y mar para arribar con orgullo a la morada que el destino deparaba y recibir el nombre insigne de Nayarit, en honor al rey Nayar, precursor de los derechos indígenas, quien impidió colonizar a coras y huicholes y ante tribunal infame, sus restos fueron profanados en el brasero inquisitorial, cremados como escarmiento, más no su memoria legendaria.
II
¡Oh, tierra impregnada de ocres! generoso destino te guardaría: suaves caricias del palpitar de un Pacífico mar; la Sierra Madre Occidental con fantásticas montañas al cielo; un manto fértil; lagos, lagunas, arroyos y húmedas llanuras costeras; bosques de maderas
preciosas en las comarcas; preciados tesoros en las entrañas; por cielo, mar y tierra, flora y fauna en paraíso sin igual; y... moradores que saben a la Patria honrar.
Hoy, ¡Nayarit!, te enaltecemos al evocar el vuelo libre del águila devoradora de la maldad, fuerza que inspiró al Distrito Militar de Tepic del año setenta y ocho del siglo diecinueve, para rechazar en sendo memorial dirigido al Congreso de la Unión, la demanda de reincorporación que interpusiera el estado de Jalisco. La Cuestión de Tepic sería el documento categórico de la justa aspiración que suscribieron los diputados liberales: Luis Rivas Góngora, Carlos Rivas y Manuel Pelayo; sea para ellos la ofrenda.
Corresponde al final del medio siglo del diecinueve cuando adquiere brío la semilla de la autonomía política del séptimo Cantón de Jalisco; entre otras circunstancias, ante la indiferencia de su gobierno por la ocupación militar estadounidense en el puerto de San Blas, al arribo del buque Cyane; lo que impedía el traslado de mercancías tanto al exterior como al interior del país; la economía y soberanía nacional quedaban estranguladas. Contundente fue La Cuestión pues el abandono se superó con propio esfuerzo de la próspera población; brotaron valores de solidaridad y autogestión civil; renacían las aspiraciones para generar azúcar cristalina, tejidos en colorida urdimbre, variado comercio marítimo, criadero de perlas, abundante pesquería y extracción de sal. ¡Oh! qué decir de la minería, el oro y la plata, riqueza fue.
La Cuestión demandaba el reconocimiento como Estado por su capacidad de autogobierno, de poseer liquidez económica para cubrir cuanta aportación se le requiriera; por poseer suficientes recursos de inversión sin afectar la hacienda, solvencia que superaba, en ese entonces a la de algunas entidades federativas.
La Iniciativa Presidencial Carranza en su seno el Constituyente el cinco de febrero del diecisiete, del siglo veinte, a Nayarit se declaraba Estado Libre y Soberano de la Federación mexicana. Marcelino Cedano, Cristóbal Limón, y Juan Espinoza Bávara fueron del Territorio, diputados congresistas; por Jalisco Baca Calderón, y Andrés Magallón por Sinaloa.
La entrega a la Patria registra que la bandera del Heroico Batallón de San Blas, bordada por nuestras mujeres, fue el lábaro que enarboló la escolta de honor en la ceremonia de instalación del período único de sesiones del Congreso Constituyente, el primero de diciembre de mil novecientos dieciséis, en la ciudad de Querétaro.
Dato relevante: un santiaguense revolucionario, en el Constituyente al ser taquígrafo plasmó su firma, Juan N. Vallarta a ese nombre obedecía. En los anales se inscribe a Bernardo Martínez, como primer Senador por Nayarit.
La gesta de la Revolución sangraba en sus heridas: Tepic era campo de batalla, la clase obrera padecía la represión de los patrones; caían villistas y carrancistas; Obregón con Buelna tomaba la plaza; saqueos, matanzas, destrucción de cosechas por plaga de chapulines, azote de gripe española, desolación, enfermedad y muerte. En ese abatido escenario emergía Nayarit; mientras en intento fallido, Jalisco rechazaría la incorporación del Cantón de Lagos al estado de Aguascalientes; y el de Autlán al de Colima.
Calmadas las aguas, fructífera fue la cosecha, brotaron dieciséis coloridas mazorcas: Acaponeta, Ahuacatlán y Amatlán de Cañas, Compostela, Huajicori, Ixtlán del Río y Jala, La Yesca, Rosamorada, San Blas, San Pedro Lagunillas, Santa María del Oro y Santiago
Ixcuintla, también las de Tepic, Tuxpan y Xalisco; luego cuatro más en la espiga germinaron: Tecuala, Ruiz, El Nayar y Bahía de Banderas.
Séptimo Cantón de Jalisco sería, Departamento de Tepic y, luego de Nayarit; a la distancia en Distrito Militar y en Territorio Federal convirtieron, al tiempo, en entidad Libre y Soberana.
Desbordado fue el jaleo, el novel Estado de su juventud no despertaba; treinta y cuatro gobernantes en el mandato desfilaron; a pesar de ello, las aspiraciones no fenecían. Fue hasta el periodo de gobierno de los años del treinta y cuatro al treinta y siete, de Francisco Parra, en que se cumplió un ejercicio constitucional de entonces cuatro años.
Al final de Centenario periodo, en el escudo del Estado se representa el arco y la flecha que simbolizan la prestancia del primer rey o gran señor de la tribu Cora, Naye, Nayar, Nayerit o Nayarit, a la vez se personifica a Xicora, dios de la guerra, fundador del reino Huaica; a la milpa que al cielo rinde con mazorcas de nombre tepitl, para los españoles: tepic, maíz tempranero. Figura también la majestuosidad de su sierra con el Sangangüey a la cima, más siete huellas de pies humanos que simbolizan el peregrinar fundacional emprendido por las siete tribus nahuatlacas de Aztlán a Tenochtitlán. En la parte central se observa a la piedra del águila garza en su intento por devorar una serpiente.
III
Démosle vuelta al tiempo y retrocedamos en la historia porque en nuestro suelo nayarita, desde siempre brotaron guerreros con pundonor, así lo fueron el osado cora Tlahuitole, el valeroso Ocelotl Tigre, príncipe de Centispac, quien con lanzas y obsidiana a Nuño de Guzmán acometiera. Ixauri y El Tomatín su sangre sacrificaron por la dignidad de su suelo y de su raza; Huestácatl, caudillo defensor del Nayar, con valentía hizo frente para truncar la evangelización e impedir ver colonizada su tierra en boca de la predicación y a fuego de mosquetes de parte de misioneros y soldados. En la inexpugnable Mesa del Tonati, Tlahuicole fue abatido en su intento por evitar de manos del ejército español la destrucción del Majakuagy, templo sagrado de los nayares.
Sincretismo religioso sería el destino final, reminiscencias aún persisten en la Semana Santa Cora. La congregación de Jesús a la Corona perturbaría y el destierro fue la condena. La orden franciscana en su misión eclesiástica dieciséis conventos erigiría para sumarse a la institucionalización de la fe cristiana en los indígenas.
Entre derroteros abruptos de pretendido coloniaje y ambición fundacional transitaba el porvenir de la población al fragor de la tiranía opresora de las audiencias, de los encomendadores, oidores, evangelizadores, caciques y gobernantes.
Del Indio Mariano, Máscara de Oro, en leyenda su lucha libertaria recordamos. Contra toda adversidad Manuel Lozada, Tigre de Álica, la defensa de la tierra con fiereza fue su causa; forjó una confederación de pueblos de la sierra del Nayar, gobernó el Séptimo Cantón sin que Jalisco pudiese impedirlo; es él, caudillo del ideal agrario, redentor del trato de infelices ciervos, y adalid independentista de la constitución soberana de Nayarit.
De la colonial Ahuacatlán surgiría Prisciliano Sánchez; educador por convicción, federalista, diputado y congresista de mil ochocientos veinticuatro; visionario de nuestra gran Nación con su Pacto Federal del Anáhuac; y primer gobernador Constitucional de Jalisco.
En las páginas de nuestras efemérides por siempre han de persistir el caudillo indígena Juan Severiano; el incansable defensor de la Patria Bibiano Dávalos López; las gavilleras de Manuel Lozada: Teodosia Saturnino así como las hermanas Petra y Casimira Rentería que el destierro en Yucatán fue su destino; el independentista jalisciense José María Mercado, de ministro de justicia divina se convirtió en ministro de justicia armada al tomar Tepic y San Blas en favor de Hidalgo; y que del cerro de la Contaduría, El héroe de nuestra Independencia se arrojara antes de caer en manos del traidor. En esta causa de liberación ofrendaron la vida cientos de indígenas, curas y fieles, civiles insurrectos; así mismo Juan José Zea compañero de armas del cura Mercado; cruelmente también sería abatido don José Mercado, padre del joven paladín de la libertad; y en septiembre del once, caería fusilado en Guadalajara, José López de Tequepexpan, Santa María del Oro.
Dentro de esta legión de honor figuran además, Dolores Cárdenas Aréchiga, maestra rural, soldadera que el grado de Mayor encumbraría; tiempo después, destacó el joven revolucionario Vidal Soto. Liberales por su lucha guardamos a José María Gutiérrez, Trinidad Ramírez y a Francisco Trejo.
Defensores a buena ley de causas nacionalistas son mujeres y hombres de temple del Heroico Batallón de San Blas, su bandera es estandarte oficial del Castillo de Chapultepec; en donde además de la sangre vertida de valerosos nayaritas, se inscribe la de Los Niños Héroes con el cadete Juan Escutia, símbolo del sacrificio por la Patria, memoria que perdura en ese sitio como homenaje a la vida ofrendada ante las balas del norteamericano invasor.
Cura, ideólogo, académico y periodista en tierras tapatías lo fue Francisco Severo Maldonado, víctima de enfrentamiento entre independentistas y realistas. En El Despertador Americano se pronunció a favor de Hidalgo, ello le valió la confiscación de sus bienes y ser obligado a dirigir un diario contrainsurgente. Primigenia Ley Agraria y nuevo Pacto Social entre otras iniciativas suscribió. A él se debe la iniciativa de lo que en un tiempo fue la Academia Náutica de Tepic.
Oriundo de Ixtlán es quien a los franceses hizo frente, el militar liberal Eulogio Parra Espinosa, distinguido como El soldado de la Reforma. José Luis Verdía, hijo de Tepic; fue desterrado por defender la Nación cuando la intervención francesa; destacó en las letras, la ciencia, las matemáticas; era pleno de sabiduría. Valiente y de sangre Patria despuntó el general Rafael Buelna, El granito de oro, natural de Sinaloa; en el solar nayarita abolió prefecturas porfiristas y derrotó en Sauta, a las fuerzas federales de De la Huerta.
De otras tierras llegaron para sumarse a la causa, Antonio Zaragoza; su espíritu literario anidó en la quietud del Tepic de aquellos días de Nervo; el educador revolucionario Solón Argüello quien con los hermanos Elías Salazar fecunda afrenta emprendería. Agustín Yáñez, de Jalisco, gran señor de las letras y la educación; Amado Fletes sensible benefactor; Amalia González Caballero oriunda de Tamaulipas, elegante y culta primera dama que en la salud, la educación y la atención a la niñez acompañaría al gobernador Luis Castillo Ledón.
IV
En marzo veinte del año dieciséis, del venturoso siglo reciente, la sangre se fraguaba en fraternal unidad, y el primero de mayo en Fiesta del Trabajo los obreros de Bellavista, Jauja, La Escondida, Puga, Mora, San Cayetano, San Andrés y Pochochitán, se revelaban ante la opresión del dictador; trato humano, más salario digno era la justa demanda laboral. En esa afrenta Victoriana Arroyo, Francisca y Maclovia Quintero, Mariana y Adelaida Castañeda a la mujer combativa dignificaron.
De las lides obreristas Esteban Baca Calderón, de Real de Acuitapilco, Santa María del Oro, abanderó la huelga de Cananea. En su haber prevalece ser humilde maestro de escuela, militar maderista, y dos veces gobernador interino del hermano Colima y una por su Estado Nayarit.
Lamberto Luna Plata originario de Compostela, fue organizador de sindicatos, diputado y dos veces gobernador interino, mientras que José Luis Vargas en el treinta y seis, encabezó la lucha de los trabajadores de Nayarit; mas luego, tuvieron nacional presencia en el movimiento obrero nacional Emilio González Parra, fundador del Sindicato Rojo de mujeres tabacaleras; y Rigoberto Ochoa Zaragoza, gobernadores los dos.
De las entrañas occidentales emergieron osados luchadores sociales, agraristas muchos de ellos como Martín e Isaac Espinosa; Tomás Hernández, seguidor de Felipe Carrillo Puerto, a su poblado del municipio de Compostela le pondría el nombre del caudillo yucateco; derramaron su sangre para fumigar el surco de la injusticia: Basilio Jiménez, quien fue fusilado; Laureles y Góngora vilmente inmolados, Mariano Juárez, de Milpas Viejas, víctima de cruel tortura; y en ese tenor Bernardo de León Moreno y el polémico Prieto Crispín Durán Zamorano.
Por Jomulco combatieron Severiano López y Lucio Hernández, líder campesino de tono distinto. Otros más, agraristas muy señores: de Zacualpan, Adán Flores más Gabriel Castañeda y Maya Guzmán; el Negro Hinojoza, Simón Pintado y Pérez Perales. Activistas del campo también las hay: Olga López Castillo, cañera, diputada federal, y Genoveva Juárez viuda de Tarango, quien emprendiera su labor en tierras hermanas.
Oriundo de Compostela se impuso con inusitada enjundia el político de amplia cobertura Guillermo Flores Muñoz; producto de invasiones repartió miles de hectáreas de las infranqueables haciendas; la geografía de Nayarit despuntaba a causa de ese hecho como un estado conformado por múltiples ejidos. De Tepic al nacional, Manuel Cota Jiménez con pródiga Reforma Agraria enarbola la Revolución Productiva con sello de calidad cenecista; pondera además a la mujer y juventud rural en justa liberación campesina.
El cooperativismo pesquero impactó por su ejemplo de solidaridad; José Santos Ceja, vecino de las costeñas Haciendas, con humildad trascendió debido a su presencia política.
V
Cuando se escribían las últimas páginas con las que se configuraba la nueva entidad federativa, la sabia de la palabra reposaba en un bebé del Centenario, me refiero al fraterno
caballero de las letras, orgulloso de su Acaponeta Patria: Alí Chumacero, fruto que con radiante sol, talentosos hijos alumbraría el naciente Nayarit.
Todavía en edad temprana de la reciente divisa nacional: Nayarit, a decidida mujer ofrendó el don augusto de la contienda digna por su género; y en lejanas tierras conquistó el escaño legislativo federal: Martha Aurora Jiménez, de Tecuala, pasó a la historia como la primera diputada del país.
Quien de Santiago fuera su cuna, notable precursora del feminismo constituye Eustolia Torres Ruíz. Es la mujer nayarita modelo de misericordia y bondad; la risueña población de Ixtlán del Río, una misionera al mundo habría de legar: Manuela de Jesús Arias, María Inés, beatificada en Teresa del Santísimo Sacramento; tiempo atrás, entre los siglos diecinueve y veinte, una tepiqueña, Mariana Allsop González desde la iglesia católica su vida ofrendó por la caridad de los pobres brindando casa, educación y sustento, a la niñez y a los jóvenes de ciudades españolas y de la nación mexicana.
Con perseverante ánimo de justicia y férrea convicción social, Águeda Galicia Jiménez porta con decoro el estandarte de la dignidad. María Eugenia Jiménez Valenzuela, por su don de la sobriedad enaltece el arte de la política y del buen gobierno.
Luchadoras sin rango oficial representativo, nutrida cuenta habremos de considerar; Margarita Silva y Moreno de Meda es ejemplo, a ella nada le impidió persistir a favor de causas sociales pese a múltiples adversidades en el campo de la política.
VI
La llegada del ferrocarril con su silbido allá por los años veinte del siglo que recién dijo adiós, a pobladores alegraría con el vapor fogonero; el comercio y la producción, más emprendedores viajeros en cada estación dio posada.
La fuerza de la tierra al tabaco floreció en las llanuras costeras. En Villa Hidalgo renacería, así lo dice la historia, durante los años treinta del venturoso siglo veinte. Epifanio González Fletes su tabaco claro declinó para plantar el Virginia y Burley de calidad sin igual. El tabaco nayarita regresó para impactar al mercado cigarrero que los frentes de la guerra con urgencia requirieron. Su cultivo extendería en la bella Costa de Oro, por Acaponeta, Tecuala, Tuxpan, San Blas, Santiago, Villa Hidalgo y Las Varas, hasta llegar a las productivas tierras del ahora municipio de Bahía de Banderas.
Esplendorosas hojas lanceoladas en extensas plantaciones fueron codicia de empresas de América del Norte, y lo que ayer fuese remedio, de pronto mal causaría; así lo dictaron quienes en un tiempo alivió, y el cigarro de tabaco puro con agregados químicos, maligno sería el resultado. Triste adiós de Tabamex, tiempo después liquidaría lo que bonanza alguna vez sería.
Cultivos cuantos fecunda el campo nayarita: cafetos, maíz y arroz, frijol, soya y trigo; chía, calabaza, tomate y chile; piña, mango, plátano, caña de azúcar, ciruela, sandía; el algodón tiempo ha que afloraba, ahora el agave es la vocación; su fertilidad aporta al granero nacional.
Hermana Agua pródiga y generosa es, la melancólica del verde mar; la de placidez eterna de esteros y marismas que resguardan entre manglares a La Tovara; la caudalosa de ríos serpenteantes y lagunas cristalinas. Lágrimas de amor, son las que conforman a la misteriosa
Laguna de Santa María del Oro; la sulfurosa que brota de las entrañas y desciende en escarpada serranía como la de Caramota; la confinada, espejo de agua de las presas La Yesca, Aguamilpa y El Cajón, que calman la sed y constituyen fuente de energía más allá de la región.
Cada isla es un remanso: Las Marías, Las Marietas y la Isabel, son reservados santuarios, tesoro del amor escondido al trinar de palomas pintas y del sosegado vuelo de bobos patas azules. Es la Isla de Mezcaltitán, en tierra adentro, mítico paraje en donde la eternidad descansa y rosados flamingos adornan el cielo con alegóricas formaciones. Playas de luminoso sol abrigadas por bahías y por la princesa cora Aramar; serenas lucen las de Matanchén, Guayabitos, Chacala y la majestuosa Bahía de Banderas. Largo litoral que a la distancia se pierde, sin relieve que lo perturbe, es la playa del Novillero.
La fauna tan diversa da razón a la riqueza: lagartos, tortugas marinas, aves, felinos, venados y mariposas es Nayarit su hábitat; y qué decir de las ballenas jorobadas que cada año gustan en nuestros mares procrear.
En las alturas donde el aire la roca acaricia, pernocta la raíz cultural y el orgullo se ennoblece, ahí se aprende la libertad amparar. Son las etnias del Nayar: coras, huicholes, tepehuanos y mexicaneros, cuna de mexicanidad, que en atmósfera cosmogónica enseñan a convivir más allá de las estrellas.
A la memoria viene: Puerto de San Blas con tu brazo Matanchén y tu astillero del río Santiago, cuanta ilusión forjaste el veintidós de febrero de mil setecientos sesenta y ocho, múltiples navíos zarparon a las Altas Californias, Pacífico Norte y por lejano ultramar; en tus muelles se abastecieron de minerales, armamento y alimento.
En el taller de fundición de Rafael Maldonado, el crisol no tenía tregua para forjar anclas, artillería y campanas dignas de exportación. Al puerto arribaron con medicinas, telas, sedas y lacas, las Nao de China y de Filipinas para crear un comercio abundante y propiciar la realización de La Feria Comercial de Tepic en mil ochocientos catorce. El visitador José de Gálvez y fray Junípero Serra tuvieron injerencia crucial en la trascendencia del añorado Puerto de San Blas. Desde Chacala, Francisco Eusebio Kino, allá por el siglo diecisiete, partió para evangelizar el noroeste novohispano fundando decenas de misiones.
Quedaron sólo recuerdos, la marea en sus olas se llevó consigo a la red marina portuaria Matanchén, San Blas, Chacala y Bahía de Banderas. Henry Wadsworth, escribiría:
¡Oh campanas de San Blas! Es inútil que digáis
al pasado que retorne,
y que triunfe otra vez!
El pasado no responde...
VII
Son las ferias flor de algarabía que perpetúa el patrimonio de la cultura popular. Colorida Feria de Santiago con su bullicioso rompimiento, coronación y juegos florales el alma me conmovió; a la Feria de Compostela gustoso siempre voy, y de Jala y de Xalisco es el mitote con los sabrosos elotes; de tricolor festejo es la Feria de Ixtlán; más en San Juan me aguarda
la banda y los cohetes que al cielo sonrojan; de Ahuacatlán con su feria me prendió gran ilusión; del Nayar y la Yesca, la tradición es mayor pues el Cambio de Poderes y la Semana Santa Cora su ritual es magia y color; magno es el esplendor de la Fiesta del Sol de Jesús María y de las jornadas acuáticas del bello Mezcaltitán. ¡Ay! San Blas con su fonética graciosa, peregrinar en pangas y comparsa carnavalera; es de Tepic la Feria de Abril espectacular y amiguera. Son las ferias de esta tierra para reír, cantar y guardar,
Es la música tradición que proyecta el espíritu festivo del nayarita: El orgullo se proclama a la letra del corrido de Saturnino Ibarra Galindo; a Tepic a diario evoca Alejandro Manzo en las populares Mañanitas del Rey David; don Trini Ríos con el auténtico mariachi la raíz musical enaltece; Ramón Serratos la batuta académica del Conservatorio en un tiempo fue suya; Manuel Uribe a Mezcaltitán con bello canto su identidad reafirma; en Acaponeta, Inocente Díaz con su dirección musical y Chilo Morán al sonar de su trompeta, un romance de paz ofrenda. Con José Inés, en dulce sonata, nuevas generaciones el talento artístico se instruye.
Del folklor popular del país a diario se escucha bello Son inspirado en Albina Pérez Luna:
¿Cuándo me traes a mi negra que la quiero ver aquí, con su rebozo de seda que le traje de Tepic?
Es la danza regional baluarte de belleza y plasticidad que por el mundo la juventud nayarita interpreta: Jaime Buentello la revolucionó con magistral coreografía; Zoyla Nava Meza, elegancia, gracia y nueva escuela fue su acierto. Sergio Eugenio García en gran quehacer cultural al compás de la sonaja y resonar del machete, difunde en lejanas tierras la elegancia del atuendo de las etnias nayaritas.
En las artes escénicas por siempre faros de talento alumbra; trascendente fue la labor de Rodolfo Amezcua; con desvelo, actores y escenas prodigó Alejandro Guzmán Hernández; aplausos bien merecen Leonor Ibarra, Alfredo Castilla, Arreola Flores, Olga Mar Orozco con su Perfume del Tiempo, más Octavio Campa Hernández, y el gran elenco de su Onda cultural prestos están en la escena.
Nervo afirma que: al rumor de una décima nacemos y aún dura su gemir cuando morimos. Alondras y ruiseñores confirman sabia aseveración: Guillermo Llanos, de Acaponeta rinde cumplido a la poesía con su exquisita ilustración. Pluma irreverente, graciosa y audaz del lenguaje, es la del inquieto Pica Lica. Queta Navagómez, Hada ebria de gracia, con sus cuentos nos halaga y con sus novelas arrebata. Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara, estudiosa de cada acontecer, con sus letras y la rima su lectura es un encanto. Ramillete de aromática flor a mi tierra enjoyan gardenias de letras en hilo de oro engarzadas: Fidencio Escamillas y Sergio Hernández, sus letras en pos de la educación; Héctor Velázquez, Lorena Hernández y Alma Vidal; González Lomelí y Asunción Izquierdo; Héctor Gamboa, Bernardo Narváez, y Abigail Villalobos, cofradía que viaja con luz propia al Parnaso.
Caudal de ingenio muestran, entre más, Pedro y Alejandro López Díaz, del veintiocho los dos; dejan huella en la docencia, las letras, la medicina y en la política también. América Manrique de Flores: promotora social, fundadora de museos y relevante compositora musical; de infatigable andar, pincel, pluma y hablar quien al Azteca da su voz y a su tierra enaltece, el hijo noble y leal del Tepic de sus recuerdos, es Melquiades Sánchez Orozco. A su sol santiaguense honra Adelaida Martínez Aguilar, magnánima del verbo y las letras, educadora con sensible vocación y afanosa maestra de música.
Del Santiago Mariachero, himno de La Costa de Oro responde Eduardo Cataño, poeta, pintor y músico. Sentido canto poético a cada rincón de la Patria nayarita consagra Octavio Campa Bonilla, nuestro vate mayor, alma de león y corazón sin par, que de arrullos en villancicos y con adivinanzas a la niñez sabe premiar; se agiganta en la docencia, es el teatro su pasión y la medicina un compromiso social. Presencia mundial corresponde a la plástica nayarita, coras y huicholes con su mágica expresión del tejido y la chaquira, arte de divinidad y paciencia, es la moda del vestir y del color.
Nayarit, tierra fértil, mar de oportunidades, así lo pinta José Luis Soto en su conjunto mural de Palacio de Gobierno. Renovadas manifestaciones de los creadores de hoy impactan en el reino del arte: Narcizo Ruiz, Fidencio Cabrales, Benigno Amezcua, Julio Casillas Larios, Gabriela Gutiérrez, Brizo, Pablo Casant y Juan Lamas; Nicolás Contreras, Rocío Maldonado, Riestra, Ana Lilia, Meza, Corina y Benigno; Irma Gutiérrez, Campos Dorado y Manuel Saucedo López al igual que Vladimir Cora, Eligio Carrillo y José Benítez, son símbolo del arte estatal. Emilia Ortiz, ¡qué gran mujer! de la plástica y las letras, es la Dama del pincel.
Rostros, panoramas y sucesos plasmaron con su lente José Rivera, Adolfo Meda y José Ángel Martínez Plata. Guillermo Aldana, con visión cromática, es espejo eterno de coras y huicholes en la morada de su montaña. En este espacio ha de caber Juan Federico Parkinson, cartógrafo de nuestra Entidad.
VIII
De la política, la administración y en cuestiones de gobierno tan sólo un apunte se consigna de nayaritas notables: José Ignacio de los Reyes Cañedo y Arroniz quien fuera para orgullo nuestro, segundo gobernador de Jalisco; José María Castaños y Lazcano ministro de Hacienda de Juárez; Francisco Cañedo Belmonte, de La Bayona, Acaponeta, gobernó veintiún años al hermano Sinaloa; Mercedes Pimienta, traductora, escritora, docente y ejecutiva de empresas transnacionales.
Gilberto Flores Muñoz de sangre compostelense, militar, diputado, senador y gobernador, Secretario del gobierno federal de Agricultura y Ganadería, personaje presidencial, por el amor a su tierra en la memoria reina; al igual que a su esposa Asunción Izquierdo, escritora de los seudónimos, se le rinde pleitesía; sus cuentos, poesía, teatro y novela son testimonios de excelsitud.
Al desarrollo del país en diferentes campos del quehacer legislativo y de la función pública es de reconocerse entre muchos más a: Alberto Tapia Carrillo, Salvador Castañeda O’Connor, y Manuel Stephens García; María del Consuelo González, Julián, José y Alejandro Gascón; Marco Antonio Fernández, Manuel Pérez Cárdenas, Miguel Ángel
Navarro Quintero, los hermanos Gangoiti Ruíz y los Torres Barrón y, en tiempo de ser grande, Consuelo Sáizar nos cautiva al frente del Fondo de Cultura Económica y del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; así también participamos a Álvaro Vallarta, Alejandro García, Toño Chumacero, Fermín Medina, y Miguel Carrillo Villarreal; Salvador Sánchez Vázquez, emprendedor director general del ISSSTE; a Wenceslao Sandoval, Luis Edmundo Flores Santana y a Raúl Mejía González presidente de la Liga de Economistas Revolucionarios.
En ese panorama identificamos también a Guadalupe Acosta Naranjo, dirigente nacional que escalara la presidencia de la Cámara de Diputados; Jenaro García Uribe, Francisco Javier Castellón, Gerardo Montenegro, Raúl González, Leopoldo Domínguez, Jorge Rodríguez Naya, Pablo Sánchez Trejo; Martha Elena García, Margarita Flores Sánchez, Hilaria Domínguez Arvizu, Jaime Salas, David Castellón y Moisés Guerra.
IX
Merece una estrofa de este canto, la prensa y periodistas de Nayarit, siempre puntuales de lo que a diario acontece en el mundo, el país y en la entidad; han sido fuente perenne de información, testigos del palpitar de la vida comunitaria; son sus medios un hilo conductor de cultura y valioso factor de cohesión social.
Cronistas, biógrafos, historiadores, con sus relatos y sucesos encapsulan la historia del tiempo: Juan Rogelio López Ordaz nos lega acucioso Mosaico Biográfico de su tío Amado Nervo; gracias a ellos tenemos memoria, en ese marco citamos a: Pedro Castillo y López González, Salvador Gutiérrez Contreras, Everardo Peña Navarro, y Angelina Gutiérrez; José María Castaño Simental, investigador de tradiciones populares; Gregorio Miranda, Pedro Luna, Julián Pineda, Luis Valera, Paco Ocampo y Marivelia Gallardo; Miguel González Lomelí, Gutiérrez Camarena, Ramírez López y Julián Pineda Galaviz. Va mi silencio en alta voz, para los orgullosos cronistas de cada municipio y poblado, que con celo enaltecen valores y costumbres de su región.
Copioso es el libro de la historia, gracias también a: Enrique de Aguinaga Cortés, Jesús Jáuregui y Peña Arcadia; Aguirre Chávez, López Díaz, José Miguel Madero Estrada, Pere Greenham, Corona Ibarra, Raúl Méndez Lugo, Asunción Borges; César Delgado Martínez, cronista de la cultura, autor de brillantes y puntuales aportes de la danza nacional; igual mérito merecen: Antonio P. Rivas, Jorge Briones y Mayra Fonseca. Se suman al panel de comprometida pluma, otros perseverantes escritores, entre ellos: Ignacio Ramírez López, Enrique Hernández Zavalza, Everardo Peña Navarro, Jesús Jáuregui, Salvador Gutiérrez, Pedro Luna y Pedro López González. Todos se funden en galería de juglares, su tinta de raíz amorosa proyecta imagen de identidad y pertenencia, valores que habrán de infundir en las nuevas generaciones.
Nayarit, solar de educadores, la semilla cultivaron: Prisciliano Sánchez quien encumbró a la educación como eje de las libertades patrias; Ramona Ceceña Hernández y Mariana González; Rosa Navarro, pionera en la educación preescolar del país; Fernando Montaño, Benemérito de Nayarit; Luis Castillo Ledón educador por excelencia. Son baluartes de la educación Severiano Ocegueda Peña, al igual que Enrique Hernández Zavalza, Elena
Castañeda, Carmen Fonseca, David Guerrero Castellón, el poeta y académico Alfredo Corona Ibarra y el líder del magisterio Liberato Montenegro Villa.
Es la enseñanza don augusto entre los nayaritas, así lo dicta la experiencia lancasteriana, la Escuela Superior de Niños, renovados métodos de aprendizaje, internados escolares, sus escuelas normales, la rural de Xalisco y urbana de Tepic; la Normal Superior de gran relevancia regional; más la educación clerical que a generaciones formó.
En los anales se registra a Julián Gascón Mercado como ideólogo gobernador con espíritu humanista; el campo y la educación fue su bandera, creó la Universidad y la Ciudad de la Cultura; los pobladores se sumaron cediendo su solar ejidal y con ejemplar entusiasmo emprendieron el solidario Camino de Plata; la juventud estudiosa hacia nuevos senderos partió inspirados bajo el lema De lo nuestro a lo Universal.
Roberto Gómez Reyes, gobernador, encausó el destino profesional universitario al fortificar los cimientos de la magna casa de estudios, conferirle su autonomía e impulsar la educación superior. Modernos recintos académicos tecnológicos y científicos alientan el talento creador de las nuevas generaciones; el reto ahora es, el acceso laboral hacia el progreso del país.
A Nayarit arribaron desde tiempos memorables, emprendedores alemanes, ingleses, españoles, franceses y de origen norteamericano, entre ellos comerciantes, industriales, agricultores, transportistas, mineros y ganaderos; las monedas de plata fue atracción de saqueo; y, consulados por doquier surgieron en Tepic.
De calidad de la Habana fueron los puros de Compostela en la Exposición de París en mil ochocientos cincuenta y cinco; más tarde en Atlanta y Berlín la cigarrera El Tráfico mereció honrosos diplomas. Ahora se construye del turismo un emporio. Por producción agrícola y supremacía en ganado vacuno y caballar se obtuvo medalla de oro en mercados mundiales.
Es la empresa, fuente laboral, así lo han impulsado inversionistas de arraigo, en ejemplo el político liberal José María Castaños y Lazcano, los Menchaca, Luis Suárez, Jorge Naya Vidal, Justino Ávila Arce y Antonio Echevarría Domínguez, ex gobernante constitucional. En la memoria se asienta alcances promisorios de familia al grado de adquirir títulos nobiliarios y vida señorial en haciendas palaciegas, de ello da cuenta el de sucesor linaje, Alfonso Dávalos Bracamontes, conde de Miravalle y de más títulos de nobleza en el siglo diecisiete.
X
Es el deporte y las bellas artes, fuente de vitalidad, recreación e identidad, disciplina, persistencia y afirmación personal: en la niñez se sublima, en la juventud se despliega y en la edad adulta se preserva. En la memoria colectiva con entusiasmo se registra los momentos excelsos de representativos en la pista, la duela, el campo y el estadio; igual lo es en la tribuna, el tablero, el foro, el set, o en el espacio de la plástica.
En el pódium tricolor se encuentran Blanca García, Yolanda Reynoso y Melesio Piña; Demetrio Madero, Guadalupe Zavala, Marco Antonio Díaz Ávalos, Ramón Puga Cortés el Cora Isiordia, el Diablo Núñez; Ramón y Nicolás Ramírez, Missael Espinosa y Marcelino
Bernal; Miguel Ángel Zepeda, Alfaro, Amaury, el Chatón, los Cabuto: Erubey y Walter y, la sub 17 Alexia Delgado.
De nuestra cantera también destacan la célebre Ola roja de Santiago, las poderosas sofbolistas, los Coras del Tepic con El Lecheras y Toño Arcadia y, las Mezcaltecas basquetbolistas. Entre muchos más, Beto Nungaray, Toña Alcaraz, los férreos Ayala, Jaime Salas, Abel Ocegueda y Gustavo Ayón, El Titán, jugador estrella en circuitos mundiales del basquetbol; Ana Karen Requejo y el playero olímpico Juan Virgen. ¡Ah!, la fiesta charra y el jaripeo, son mujeres y hombres de esas suertes los mejores en el concierto del país.
A cada gloria del deporte y mentor de la educación física, corresponde un maestro que adiestró y promovió sus facultades; de tantos dignos de mención se cita a: Javier Gutiérrez, Carlos Cortés Martínez, Bertha Zayas, José Ángel Martínez Plata, Paquín Delgado, el profe González, Francisco Montes...
Del espectáculo artístico y periodistas nacionales tributo especial merecen Rozenda Bernal, Mónica Miguel, Tania Vázquez, Lilia Aragón, Lupita Lomelí, Liliana Hernández, Enrique Lizaldi, Mario Quintero más Carlos Bracho y María Antonieta de las Nieves; Nicolás Echevarría y Sergio Tovar, cineastas; José María Castro, bailarín; Mara Patricia Castañeda, Melquiades Sánchez Orozco y Arturo Xicotencatl, personajes de la comunicación.
En lugar de honor se ensalza la belleza de la mujer nayarita, Señoritas México con reinado de espíritu humanista, en mil novecientos setenta y nueve, Blanca María Luisa Díaz Tejeda, de Acaponeta; y en mil novecientos noventa y cuatro, Claudia Hernández Rodríguez, de Santiago; en dos mil seis, Geraldine Ponce Méndez, segundo lugar Señorita México, Nuestra Belleza Digital, de Pantanal, a México representa en el certamen Belleza Internacional. A Nayarit engalana esbelta morena figura del ballet mundial, Elisa Carrillo Cabrera con raíces de laguna encantada de Santa María del Oro.
XI
Coterráneos enaltecen a los héroes nacionales, Francisco Severo Maldonado a Hidalgo en El Despertador Americano; Luis Castillo Ledón quien con extensa biografía contuvo injusticias e improperios de la clase opresora hacia el Padre de la Patria. Orgulloso santiaguense lo es, Castillo Ledón, de su poblado riente bajo el sol y de tejados de un rojo ennegrecido; se distinguió además por haber sido fundador de museos del país, impulsor de ateneos de la juventud, pilar de la educación estatal al crear Escuelas Normales de Maestros y el Instituto del Estado.
Gran atracción subyuga la historia, raíces y costumbres de las tierras del Nayar, en sus páginas relatan desde aquellos días, fray Antonio Tello, Mota Padilla, Luis Páez, Pérez Verdía, Antonio Zaragoza, José López Portillo y Weber, Javier Samaniega, Fernando Benitez, Jean Meyer, también Gutierre Tibón. De Izamal, Yucatán, un político, periodista, diplomático y escritor, a paso de mula se internó entre manglares y hasta las Casas de Costumbre de los Coras, para escribir su novela Nayar, él es Miguel Ángel Menéndez, Premio Nacional de Literatura mil novecientos cuarenta.
En el muro de la gratitud se inscribe el nombre de la incansable Marina Anguiano Fernández, antropóloga, autora de Costa y altiplanicie en el momento del contacto; con las etnias todo un mundo nos revela y la mano franca a ellos obsequia; al lado de Raúl Anguiano, su padre, un viaje al mundo mágico de los huicholes realizó en el setenta y dos, ocasión en que por vez primera en su seno se izó la bandera nacional; cuarenta diestros dibujos del maestro lo testifican.
De contribución científica y de espíritu universal se asientan José Vicente Ortigoza primer doctor en química del continente; Reynaldo Saucedo investigador en el combate de los males de la época de inicio del siglo veinte; Marcial García González, de Jala, Premio Nacional de Cirugía; Luis Enrique Miramontes, ilustre ingeniero de reconocimiento mundial por innumerables contribuciones; Beatriz Castillo Ledón, psicóloga, biomédica, autora de Rubicundo hematíes. Raúl Arana, antropólogo notable un sitio preferencial ocupa, pues a la Coyolxauhqui descubrió.
En audaz travesía a lejanos senderos prosiguieron: el arquitecto de la cultura Antonio Rivas Mercado, identidad y rumbo inspira con su columna de próceres y en angelical vuelo alado con ánimo de victoria; por la senda plenipotenciaria el tepicense Enrique Freymann a México representó en Europa y en países De la Plata, en la misión diplomática a Nervo acompañaría; de familia empresarial, benefactor también lo fue. De México portó la banda diplomática Alfonso Guerra Olivares cónsul en Zurich, Bremen, Hamburgo y Nueva York; además, embajador en Alemania Occidental. Quien fuese gobernador, además de literato orador, Celso H. Delgado Ramírez, Diplomático de la mexicanidad, con honor no cesa de pregonar la fuerza de nuestras raíces y de ejercer la tradición mexicana de brindar refugio y asilo al hermano perseguido. Se distinguió como Embajador de México en Egipto, Argelia, Argentina y Cuba; de igual forma como Cónsul en las ciudades del Canadá: Montreal y Quebec; y de la Unión Americana: en Boise.
En dos mil seis es proclamado nuevo Cardenal mexicano de la iglesia católica su excelencia monseñor Carlos Aguiar Retes, de Tepic, arzobispo de la Arquidiócesis de Tlalnepantla y que presidiera la Conferencia del Episcopado Mexicano.
XII
Los besos de amores son siempre fecundos; un beso de amores ha creado los mundos; amar..., eso es todo; querer... ¡todo es eso!
Todo eso es Nervo, Poeta de bronce, cáliz de amor y de fe con espíritu arcano; poeta universal amado, de Tepic, pequeña ciudad de la costa del pacífico, Distrito Militar cuando él nació y que a las letras su pasión le diera. Periodista, diplomático, que el mundo transitara; educador, pacifista y celeste anacoreta, en él, las virtudes humanas se reflejan; es, fausto de generaciones nayaritas.
Amemos a nuestro jirón patrio en el que a diario brota de sus fecundas ramas, una nueva flor; admiremos el riente sol que Castillo Ledón presume de su Santiago; disfrutemos del jilotear de la milpa, de sus rubias cabelleras que al valle engalanan como lo canta el vate Campa; admiremos la inmensidad de sus aguas, de sus colores, suspiros y coros; de la belleza sin par de cielo, tierra y mar.
Sociedad y gobernantes en alianza centenaria su pasión y entrega enlazan para lograr en el siguiente sol los anhelos de tanto prócer que con su vida ofrendaron.
Cuánta sangre derramada por los valles y montañas, la disputa es cosa propia de lejanos y cercanos días; aprendamos la lección: ambiciones desmedidas de poder y riqueza; saqueo de minerales, fuga de capitales, extracción de ganado, descapitalización del campo, inequidad en el reparto de tierra, desmembramiento en la producción, desatino para prevenir epidemias e inundaciones; y, pérdida de continuidad en los diversos campos del desarrollo.
Son cien años de soberanía, muchos más lo fueron, de dominación injusticia y rebelión; hoy, al renacer el sol, con beso candente de amor, debemos honrar el motete:
“Tierra bendita que tanto adoro y quiero, es un orgullo, haber nacido aquí”.
En este marco de celebridades a la luz del Centenario, triunfa la voluntad popular. Briosos brazos con decoro son los de los jornaleros, también los de los pescadores, empresarios y obreros; profesionistas, oficinistas y jefas de familia, transportistas, comerciantes y ganaderos; enfermeras y doctores, artesanos y maestros; clérigos, militares, industriales...
¡Que vivan, que vivan!, pues con esfuerzo diario fertilizan el campo para dorada cosecha. Que viva su juventud de pleno espíritu de triunfo, Marina Carrillo Díaz de las montañas del Nayar, Premio Nacional de la Juventud dos mil catorce, lo confirma con su ensayo Fortalecimiento de la cultura indígena; Alondra Maldonado, genial chef que fomenta la cocina tradicional con Sabores de Nayarit, fascinante libro ganador de reconocimientos mundiales.
Reconozcamos la grandeza de mujeres y de hombres que al consumar sus labores y defender ideales han dado libertad e identidad. Es la familia nayarita pilar de valores y virtudes que la savia de la tierra prodiga, apostolado que constituye patrimonio indisoluble de bienestar y buena ventura.
De las nacientes generaciones brotarán aguerridos sucesores de Ocelot, Ixauri, y Lozada; de liberales, educadores y poetas: Severo Maldonado, Prisciliano Sánchez, Baca Calderón, Nervo, Castillo Ledón; de defensores de la patria: José Mercado, Juan Escutia; de mujeres emblemáticas: Ramona Ceceña, Rosa Navarro, hermanas Quintero y Castañeda, Manuela de Jesús y Martha Aurora Jiménez; de creadores y científicos de gran talla: Antonio Rivas Mercado, Luis Enrique Miramontes...y del generoso Alí Chumacero.
A la renovada sangre generacional le depara prometedor horizonte al ritmo de los nuevos tiempos, la cual con los pies en la tierra, sabrá crear día a día, su propia respuesta: con el campo en tecnología, nuevas crías de ganado, centros de estudio equipados, playas paradisíacas de mágico mundo, amplia red de caminos; centros ceremoniales, balnearios termales, bellezas naturales y recintos coloniales como espacios de oportunidad para nuevos desarrollos. Para ellos es El tesoro escondido de México que en nuestro suelo, cuna de la mexicanidad, mar y cielo la Naturaleza derrama.
José Santos Godínez primer gobernante constitucional, en el año de mil novecientos diecisiete, daría cauce a inquietudes sociales; a la luz del primer Centenario, Roberto Sandoval Castañeda consolida suma de ideales en armónico concierto libre de perturbaciones en el Cambio de Poderes.
XIII
¡Jóvenes del segundo Milenio!:
Tengan siempre presente el mensaje de la ilustre luchadora social y poeta jalisciense Soledad Calleja de Echeverría, quien cubriera como periodista los debates del Congreso Constituyente:
“El paso a la vida se impone en las épocas modernas, en tanto los pobladores de Tepic valerosos, vigorosos, entusiastas y viriles, saben abrirse paso al progreso al adelanto y a la civilización. Tomemos ejemplo de su anhelo de engrandecimiento y debemos reconocer que los hijos de la Sierra del Nayar, por la fuerza del derecho y por su voluntad soberana lograron la justa emancipación de Nayarit. ¡Bien! ¡Muy bien! Por el pueblo de Tepic y por los infatigables luchadores.
En ese ánimo debéis emprender de nuevo el camino de Aztlán a Tenochtitlán, como lo infunde Rafael Díaz Mayorquín, al fulgor de renovado fuego para enaltecer la hermandad, prosperidad y certeza, que nuestros egregios coterráneos a México invocaran con encomio de grandeza.
Sabed, que la savia de la tierra sabrá modelar vuestro carácter y, que tras el esfuerzo de cada jornada, la bóveda celeste os premiará con brillante fulgor y con el centellear de las estrellas. Si de la serenidad sois dueño, la placidez del mar duplicará el encanto del ensueño.
¡Patria Centenaria!, ni propios ni extraños te sangraremos más; los clarines y tambores de la insidia han de callar; tu suelo fecundo y fruto florido será por siempre amado y venerado a plenitud, como la madre a su cría.
Venid, Nervo y Castillo Ledón. Venid, Alí Chumacero, Guillermo Llanos y Adelaida Martínez. Venid, Emilia Ortíz, Celso Delgado y Campa Bonilla a construir épico cantar en venturoso himno al porvenir. ¡Tengamos esperanza!
Y... así termina mi canto de Nayarit Centenario.
20 de noviembre de 2016, en un rincón de mi tierra que tanto reverencio.
Bibliografía consultada
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Anguiano Fernández, Marina, Costa y altiplanicie en el momento del contacto. UNAM. México, 1992.
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Soto González, José Luis, Nayarit, tierra fértil, mar de oportunidades. Gobierno del Estado de Nayarit. México, 1999.
Canto a Nayarit 2017
Sucesos y personajes notables/Carlos A. Martínez Plata
D. R. Carlos A. Martínez Plata Nevado de Toluca 90-B Lomas de Occipaco Naucalpan, Edo. de México CP. 53240
Cel. 5534926503
Editor
Enrique Esquivel Fernández

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Canto a Nayarit 2017, Sucesos y personajes/Carlos A. Martínez Plata
Diseño gráfico
Diana M. Chagoya González

México, 2017
Créditos:
Expresión Nayarit
Comunidad Nayarita en la Región de Anáhuac, AC
Barra Literaria Alí Chumacero
Canto a Nayarit 2017, Sucesos y personajes/Carlos A. Martínez Plata
Asociación de Periodistas y Escritores de Nayarit, AC
Editorial Letras y Virtudes
(CUARTA DE FORROS)
“El paso a la vida se impone en las épocas modernas, en tanto los pobladores de Tepic valerosos, vigorosos, entusiastas y viriles, saben abrirse paso al progreso, al adelanto y a la civilización. Tomemos ejemplo de su anhelo de engrandecimiento y debemos reconocer que los hijos de la Sierra del Nayar, por la fuerza del derecho y por su voluntad soberana lograron la justa emancipación de Nayarit. ¡Bien! ¡Muy bien! Por el pueblo de Tepic y por los infatigables luchadores”.
Soledad Calleja de Echeverría, luchadora social, poeta y periodista jalisciense que cubriera los debates del Congreso Constituyente.
(PRIMERA SOLAPA)
Carlos A. Martínez Plata, hace una pausa literaria para dedicar a su entrañable cuna, breve narrativa de lo que es causa y orgullo de vida: Nayarit. Su canto de amor y grandeza que aporta al primer centenario del solar patrio, es volver la mirada al ayer que nos dio identidad para generar la respuesta de hoy y fecundar con los pies en la tierra, la visión del mañana.
(SEGUNDA SOLAPA)
Nací en Tepic, pequeña ciudad de la costa del Pacífico, el 27 de agosto de 1870.
[...] Al abandonar Tepic, junto con la muerte de mi padre, terminó mi niñez, y con ello, una etapa de mi vida y de la ciudad donde nací a la que siempre recordé de modo muy emotivo
y nostálgico.
[...] Demoré pocos días en Tepic; los indispensables para grabar en mi mente y en mi
corazón los paisajes que no volvería a ver jamás.
Refiere el diputado nayarita José María Ruíz: -¿Es usted de Tepic? me preguntó- (Nervo); entonces venga otro abrazo, y le ruego decir a mis paisanos que uno de mis grandes anhelos al regresar a México era ir a pasar unos días con ustedes [...] mas ya dispongo de poco tiempo por tener que salir a Sudamérica; pero si Dios me lo permite, en mis primeras vacaciones realizaré mis deseos.
Amado Nervo (1870-1919)
Quiero que cuando me vaya con mi música a otra parte, me recuerden como un hombre venido de un pueblito llamado Acaponeta, de un estado pequeño llamado Nayarit, que llegó al Distrito Federal y dijo: Señores, yo también soy humano capaz de dejar sobre la conciencia de los mexicanos un sentimiento, un reflejo de lo que es la vida.
Alí Chumacero (1918-2010)

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