25 jun 2017

Una “profunda crisis de libertad de expresión”

–¿Es de verdad que NSO Group es la única compañía internacional que ha desarrollado un software de espionaje tan poderoso y efectivo como Pegasus? –se le pregunta a Smyth.
–La única.
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Revista Proceso # 2121, 25 de junio de 2017
Una “profunda crisis de libertad de expresión”/J. JESÚS ESQUIVEL
WASHINGTON.– Es el gobierno de Enrique Peña Nieto el que está espiando a periodistas y a sus críticos, sentencia Frank Smyth, director ejecutivo de Global Journalist Security (GJS), una organización no gubernamental dedicada a impartir cursos sobre cómo protegerse del espionaje cibernético.
Y pregunta: ¿Quién más en México, sino el gobierno pagaría 65 mil dólares por cada teléfono interceptado?

En entrevista con Proceso, Smyth –quien dirige esa empresa y organización no gubernamental número uno de Estados Unidos, proveedora de servicios y cursos a empresas y periodistas para protegerse del espionaje cibernético– abunda:
“Es el gobierno de México el que espía. La empresa NSO Group (de Israel) lo expuso, al informar que sus clientes que adquirieron el software Pegasus para recolectar información de teléfonos celulares y computadoras son el gobierno mexicano y el de los Emiratos Árabes Unidos.
El lunes 19, el diario The New York Times publicó un amplio reportaje en torno al espionaje realizado por el gobierno de Peña Nieto por medio del sistema Pegasus sobre periodistas mexicanos, abogados de víctimas de violaciones a los derechos humanos y activistas anticorrupción.
Sustentada en un informe del Citizen Lab de la Universidad de Toronto, Canadá, la investigación del rotativo neoyorquino sacudió a la sociedad mexicana, al enfatizar que el espionaje por parte del gobierno era ilegal y una violación al trato que hizo con NSO Group al adquirir el malware Pegasus.

“El acuerdo explícito indica que se utilizaría únicamente para combatir a terroristas, a cárteles de las drogas y a grupos criminales que por mucho tiempo han secuestrado y asesinado a mexicanos”, subraya el texto, firmado por los reporteros Azam Ahmed y Nicole Pelroth.
El director ejecutivo de GJS explica que es difícil definir qué instancias del gobierno de México están usando Pegasus para espiar a periodistas, pero machaca: “Es el gobierno de México el que está espiando. No hay duda, fue el que compró a los israelitas el software para hacerlo”.
Los 65 mil dólares que cuesta infectar con Pegasus a un teléfono celular inteligente que menciona Smyth están referidos en la investigación del Citizen Lab citado por los reporteros de The New York Times.
“La compañía le cobra al gobierno con base en el número de blancos espiados. Para espiar a 10 usuarios de teléfonos iPhone, por ejemplo, la compañía hace un cargo de 650 mil dólares encima de otro cargo por 500 mil dólares por la activación del sistema; de acuerdo a las propuestas de mercadeo de NSO revisadas por The New York Times”, sostienen los autores del reportaje.
El delito cometido por el gobierno de Peña Nieto es el espionaje, porque no fue autorizado por una corte o un juez federal como lo establecen las leyes del país.
Smyth anota en este sentido que la buena noticia sobre el espionaje gubernamental es que se puede contener. La mala es que una vez infectado un teléfono o computadora, no tiene solución. Y subraya: “La única manera en que un usuario sea espiado es oprimiendo los anexos o aplicaciones que por medio de Pegasus se le envían al objetivo del espionaje por medio de mensajes de texto o correos electrónicos, si los elimina sin abrirlos no podrá ser espiando”.
Estrategias de defensa
El experto en actividades de contraespionaje cibernético acepta que “no existe en este momento un software con capacidad para eliminar a Pegasus”. Las estrategias de defensa ante los ataques del malware israelita adquirido por el gobierno mexicano que aconseja GJS son cuatro y muy simples:
i) –Evitar abrir aplicaciones enviadas por números telefónicos o usuarios anónimos o desconocidos;
ii) –Minimizar la descarga de aplicaciones en los celulares;
iii) –Que los periodistas utilicen correos electrónicos encriptados o sistemas de comunicación por texto, teléfono, o videollamadas seguras para transferir o recibir información sensible, y
iv) –Tener dos celulares, uno exclusivamente para comunicaciones sensibles y con el menor número de aplicaciones y además guardar a este aparato en una bolsa de aluminio conocida en el argot cibernético de Estados Unidos como “Faraday bag”.
La revelación del informe de Citizen Lab a través del The New York Times sacudió a la sociedad mexicana y tuvo un gran impacto a nivel internacional. El espionaje ilegal del gobierno de Peña Nieto está dirigido a los críticos de su mandato que han resaltado y expuesto al mundo las corruptelas de su sexenio.
Es el caso de la Casa Blanca, la mansión de casi 7 millones de dólares adquirida por Angélica Rivera, la actriz de telenovelas y esposa del mandatario mexicano. El asunto fue documentado por el equipo de investigación de Carmen Aristegui cuando era conductora de un programa de radio de la cadena MVS.
Según The New York Times, los personajes espiados por el gobierno de Pena Nieto son: Juan Pardiñas, director ejecutivo del Instituto Mexicano para la Competitividad, quien ayudó a escribir la legislación anticorrupción. Aristegui y su hijo Emilio; Mario E. Patrón, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y representante de los padres de los 43  normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, Guerrero, a finales de septiembre de 2014.
También Santiago Aguirre, abogado de los familiares de los normalistas; la abogada estadunidense Stephanie E. Brewer, representante de las mujeres de San Salvador Atenco, Estado de México, agredidas sexualmente cuando estuvieron encarceladas luego de la agresión al poblado en mayo de 2006, así como el conductor del noticiario matutino de Televisa Despierta, Carlos Loret de Mola.
Estruendosa revelación
La revelación de los carísimos casos de espionaje telefónico en México cimbró a Los Pinos, que incrementó las condenas a los actos por parte de organismos internacionales.
“Evidentemente, cualquier intento por espiar a periodistas es una violación de derechos humanos en México; o en cualquier otra parte del mundo”, afirma Carlos Lauría, coordinador del Programa de las Américas del Comité para la Protección de Periodistas, con sede en Nueva York.
En entrevista telefónica, Lauría subraya que el asunto del espionaje cibernético mexicano genera una profunda situación de alarma y preocupación que debe ser investigada y aclarada.
–¿Confía en que el gobierno de Peña Nieto vaya a investigar exhaustivamente el caso, como usted lo sugiere? –se le pregunta.
–El récord y los antecedentes no benefician al gobierno, así que no es una cuestión de creer o no; es una cuestión realmente de voluntad para llegar al grueso de la investigación y determinar quién está detrás.
–¿Existen entidades judiciales internacionales que pueden ser receptores de la demanda?
–Hay órganos que pueden ser receptores pero, una de las condiciones de estos organismos es que primero se agoten las instancias nacionales.
–¿Existe un organismo que lo pueda hacer de manera conjunta?
–Sí. El Sistema Interamericano de derechos humanos, que sería receptor
de un agotamiento de las instancias internas.
Lauría considera que el espionaje gubernamental a los periodistas no son ataques a la prensa; es una crisis de libertad de expresión que socava a la democracia mexicana.
–¿Cómo califica la situación que vive la prensa en México bajo el sexenio de Peña Nieto?
–No quiero referirme sólo a este sexenio, porque la situación de violencia e impunidad es sistémica: no comprende sólo este sexenio.
–¿Pero se ha visto mayormente en este sexenio?
–Sí, pero es un común denominador de los últimos 10 años. Yo diría que no es un tema de libertad de prensa, de crisis, de atentados contra la libertad de prensa. No, no (chasquea la lengua). Esto es una profunda crisis de libertad de expresión. Esto no es un problema de periodistas ni de defensores de derechos humanos; no. Es una profunda, seria y grave crisis de libertad de expresión que afecta los derechos humanos fundamentales de todos los mexicanos, incluyendo a los periodistas.
Smyth, por su parte, hace otra recomendación a los ciudadanos mexicanos, blancos potenciales del espionaje gubernamental: “Deben educarse sobre los riesgos. Les pido que no descarguen tantas aplicaciones en sus teléfonos y en sus computadoras. Los mexicanos están en los primeros lugares de la lista de usuarios de internet con mayor número de aplicaciones cibernéticas”.
–¿Es de verdad que NSO Group es la única compañía internacional que ha desarrollado un software de espionaje tan poderoso y efectivo como Pegasus? –se le pregunta a Smyth.
–La única.

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