Hace casi tres años,, el día 31 de diciembre de 2020 recibí un correo de mi amigo Faustino López Osuna, poeta sinaloenses, acompañado del poema Retrato de Antonio Machado..
Retrato se publicó en 1906 en el periódico El Liberal y luego apareció en su libro "Campos de Castilla".
Además, Machado - Antonio-, es considerado como uno de los grandes poetas de la lengua española; su vasta obra poética se caracteriza por la sencillez y precisión en el lenguaje. Cantó a la tierra, al mar, a los olivos, y en diversos tonos a la gloria del amor.
En su poesía se refleja la visión dolida de su patria y la recreación de la belleza que encierran las pequeñas cosas.
Murió en 1939 en Collioure, Francia, ahí están sus restos no en su patria.
"Murió el poeta lejos del hogar..."
Dice el poema:
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura1 el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un BradomínN he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites6 de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; me debéis cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar
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