Ultraderecha busca reivindicar valores del conservadurismo. |
Nota de Pedro Domínguez/ Milenio, 14 de agosto de 2023
El ala más dura del conservadurismo mexicano se está reagrupando en torno al actor Eduardo Verástegui, figura que busca irrumpir en la política mexicana a finales de este mes para anunciar una candidatura independiente a la presidencia de la república con el respaldo mediático de Donald Trump y la promesa de recuperar los valores de la corriente social cristiana que, consideran, el PAN abandonó.
En entrevista para MILENIO, el líder nacional del partido sin registro oficial, México Republicano, Juan Iván Peña Neder, explicó que con 960 mil afiliados que tienen hasta la fecha, buscan impulsar al actor porque representa a la derecha que se diluyó en el tradicional sistema de partidos.
Y bajo los ideales de defensa a la libertad, la familia y la vida, intentarán convencer a los conservadores que ya no se sienten representados.
"Eduardo tendrá que registrarse por la vía independiente, deberemos obtener según el estándar que el INE ha fijado más o menos un millón de firmas, y estamos en perfecta capacidad de hacerlo, Eduardo no ha hecho el anuncio oficial pero decía yo que tenemos señales inequívocas cuando el precandidato del partido más importante del mundo en la sociedad y la democracia más importante del mundo que es Estados Unidos, señala que Eduardo puede ser presidente, para nosotros es una señal inequívoca de que Eduardo será candidato en este 2024", explicó.
Según Peña Neder, los valores que representa este movimiento empiezan con la libertad de los seres humanos para decidir sobre su vida, se asientan en la cultura para convencer a sus afiliados de que "provenimos de occidente" con una consecuencia política que viene de Grecia y Roma y se hereda hasta la actualidad a través de España y la iglesia católica. Pero además, ahora se fortalece con la cercanía que existe con los Estados Unidos.
Y en tercer lugar, se dicen convencidos de defender los valores que consideran para los mexicanos como la vida y la familia.
En contraste, se pronuncian en contra del movimiento LGBT y los derechos reproductivos al considerarlos minorías que sólo buscan derechos transversales bajo agendas que no corresponden al país.
"Voy a tratar de evitar caer en una trampa a la que nos han forzado. En realidad se trata de minorías muy poco significativas que están buscando derechos transversales...Si me preguntas a mí qué se haría, creo que no hay nada que hacer, a las personas se les respeta, y si una persona, adulto, porque el tema de las infancias trans y el tema de la imposición a los niños de determinada cultura sexual nos parece peligroso porque la mente del niño no está madura. Me parece que la gente tenga una vida y una libertad sexual específica tiene que ser absolutamente respetada, ni siquiera es un tema de la política en México", agregó.
Sobre la escena política nacional, Peña Neder, quien acepta sentir simpatía y cariño por Vox, el partido ultraconservador de España, detalló que la derecha tradicional mexicana que descendía de los cristeros ya se ha diluido y ahora más que el PAN aceptó aliarse con el PRD y el PRI.
Comentó que al único panista que apoyarían sería al diputado Ignacio Loyola porque representa los verdaderos valores de Acción Nacional.
"Claudio X, Alito, los Chuchos y Marko van a imponer a Xóchitl Gálvez y esto va a llevar a que el PAN se convierte en una expresión más de las izquierdas o del socialismo marxista y modernista que no representa a la sociedad mexicana, que le imponen una ideología con que la sociedad no se identifica porque no tienen sus agendas", acusó.
El líder de México Republicano centró sus declaraciones contra Gálvez, la aspirante puntera de la oposición al señalarla de ser un personaje utilitario del "culposismo panista" que piensa que si se parecen a Morena van a lograr robarle votos.
Por tanto, consideró que esto es un error porque desde el PAN se debería representar a la clase media y al voto conservador.
"Es francamente ridículo, Xóchitl Gálvez no puede representar bajo ninguna circunstancia a las clases medias mexicanas porque ella misma ha reivindicado siempre otros valores, la lucha indigenista, la lucha de los grupos LGBT y ha utilizado estos valores que no son propios de la clase media para empoderarse culposamente en el PAN y el partido cree, Claudio X cree que si se parece a Morena le va robar votos, pero eso es ridículo", sostuvo.
VRM
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Neofascistas en México: fuera caretas/ Roberto Rock L.
La Silla Rota/ columna Retrato Hereje..21/11/2022 · 22:05 hs
A finales de 2012, cuando la lideresa priísta Beatriz Paredes concluía una diputación federal y recién había culminado la presidencia de Felipe Calderón, una mancha saltó al rostro de ambos: durante el calderonismo (2006-2012), los Congresos de 17 estados del país habían aprobado leyes que criminalizaban la práctica del aborto. A su amparo, mujeres de esas entidades caían en prisión por ejercer sus derechos reproductivos.
Paredes Rangel había disputado la jefatura del Gobierno capitalino, y se había desempeñado como dirigente nacional de su partido entre 2008 y 2010. El reclamo por su decisión de voltear hacia otro lado cuando esas leyes eran aprobadas fue mayor al determinarse que de los 17 estados que las sacaron adelante, 10 eran gobernados en su momento por el PRI; 6, por el PAN, y uno más por PRD. En medio de esa racha, en 2007 el Congreso de la Ciudad de México lograba la aprobación inicial de la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas de gestación.
Cuando fue increpada por tal avalancha de legislaciones antiaborto, la ahora senadora Paredes –también aspirante a la sucesión presidencial de 2024– dijo que debió acotar sus convicciones feministas y de izquierda para respetar la voluntad democrática de sus correligionarios legisladores locales. Esta posición no fue lejos antes de ser impugnada entonces por feministas como Sabina Berman o Patricia Galeana.
Años después, en conversación con el autor de este espacio, la propia Paredes alegó que Margarita Zavala, esposa del entonces presidente Calderón, presionó a gobernadores, a Congresos locales e incluso a jerarcas de la Iglesia católica para impulsar estas leyes.
“Margarita, no se vale hacer esto desde Los Pinos”, encaró la señora Paredes a Zavala, de acuerdo con el testimonio que me transmitió. “Se vale todo, Beatriz”, le habría respondido aquélla.
De acuerdo con esta versión, Zavala le había torcido el brazo a todos esos actores utilizando la palanca presidencial en un cabildeo-cruzada contra el aborto y el derecho de las mujeres a disponer de su propio cuerpo, como lo acabó avalando la Corte.
El anterior es un episodio que puede parecer aislado, pero tiene una línea continua con lo ocurrido el pasado fin de semana en la Ciudad de México, seleccionada para tener su encuentro por uno de los principales organismos mundiales que promueven un pensamiento ultraconservador, con ribetes fascistas, la ideología que justo hace un siglo encumbró en el poder al italiano Benito Mussolini.
Y es que los historiadores nos están alertando que quizá no hemos aprendido la lección y estamos echando mano de los pensamientos e ideologías que casi destruyen a la humanidad en el siglo XX.
En las diversas entrevistas otorgadas con motivo de la presentación de su libro más reciente, Enrique Krauze ha mostrado preocupación sobre la cortedad de nuestra memoria, y ha sugerido que, en el mundo y particularmente en América Latina, parece reciclarse el virus de las dictaduras, con su inclinación hacia el culto a la personalidad, lo que ha sugerido que puede advertirse en la autodenominada ‘cuarta transformación’ de Andrés Manuel López Obrador.
Nos han visitado, con pompa y boato, dictadores de Cuba y Venezuela, pero estamos lejos de albergar aquí algo como lo ocurrido el jueves y viernes pasados, con la cumbre de la ultraderecha mundial. Y frente a ello, resultaría sano que tirios y troyanos asuman posicionamientos transparentes para explicarnos en dónde están realmente parados. Así sabremos si –como quien empolla al huevo de la serpiente– tendremos a un Bolsonaro –o a un Hugo Chávez redivivo– en las boletas electorales del 2024.
Uno de los actores más eméticos durante el encuentro efectuado por la Coalición Política de Acción Conservadora (CPAC, por sus siglas) es Juan Peña Neder, al que se puede rastrear como colaborador del citado expresidente Calderón en la Secretaría de Gobernación. Peña Neder es actualmente promotor aquí de un “Partido Republicano Binacional” inspirado en Donald Trump, y simpatizante de Adolfo Hitler y el nazismo, como ha sido documentado en su momento por reportes periodísticos.
El señor Peña fundó la organización “México Despierta”, cuyas proclamas podrían integrar un catálogo de posicionamientos contra derechos ganados por las mujeres, la comunidad LGBT+, los judíos o los migrantes, y favorables a la esterilización de las indígenas, lo que atrae pulsiones adicionales racistas y xenófobas. Un neofascismo puro, pues.
Pero los “puros” nunca lo son tanto. En los años calderonistas, Peña Neder apareció ligado a un escándalo por tráfico de permisos para casinos, y en la presunta violación tumultuaria de su esposa, por lo que incluso cayó en prisión. Ello no obstó para que en la reunión de la CPAC participara en momentos de rezo e inspiración religiosa en defensa del “origen católico” de nuestra sociedad, según postularon varios oradores.
La presunta estrella nativa del evento de los ultraconservadores fue Eduardo Verástegui, al que diversos reportes describen como una marioneta de fuerzas que hoy prefieren estar en el anonimato. Actor y militante de estas causas polémicas, Verástegui colecta apoyos no transparentes para buscar en los estados el registro local de partidos políticos. En la reunión aludida profesó su admiración por Trump, y aplaudió de pie a Steve Bannon, el hombre clave del trumpismo y acaso el actual ideólogo más importante de la ultraderecha estadounidense, con extensión en varios países europeos y, por lo visto, latinoamericanos.
La reunión de la CPAC fue una consecuencia natural de la visita realizada a México en septiembre de 2021 por Santiago Abascal, dirigente en España del partido Vox, una agrupación igualmente ultraconservadora que se ha montado en la crisis económica en aquel país para culpar de ello a la migración, en particular a la de origen árabe, además de levantar la misma colección de proclamas racistas y contra derechos adquiridos por comunidades vulnerables.
Abascal, que gusta de presentarse en público con el casco de Hernán Cortés –el conquistador genial y autor de masacres en el mundo indígena–, ha denunciado una “conjura socialista” en América Latina, a la que sueña reunida bajo una “Iberoesfera”, con corazón en el Madrid católico. Este hombre fue recibido en México, con los brazos abiertos, por legisladores del PAN como los senadores Julen Rementería, Alejandra Reynoso, Martha Márquez y Lilly Téllez, así como los diputados federales América Rangel y Raúl Torres. El inevitable escándalo provocó un sano deslinde de la dirigencia de Acción Nacional.
En España, Vox es revulsivo para amplios segmentos de la población, pero la clase política, entre ellos partidos de larga tradición como el Popular o el Socialista Obrero, han decidido no atravesarse ante el avance de la ultraderecha, aunque con ello pongan en riesgo una democracia que apenas se encamina a su medio siglo de existencia, tras la muerte del dictador Francisco Franco (1975).
En México es deseable que todo aquel que se asuma demócrata tome distancia de estos rebrotes de la ultraderecha, que sin duda tiene raíces en el sinarquismo que condujo a la Guerra Cristera, en la Liga Anticomunista que fue dirigida desde Guadalajara, y en otras agrupaciones que hoy se sienten azuzadas por la polarización atizada desde Palacio. Si la radicalización se entroniza antes y después del 2024, el país se asomará al precipicio. (rockroberto@gmail.com).
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