Gana la Marea Rosa la lucha por el Zócalo, crónica de Héctor de Mauleón
Pese a que maestros de la CNTE ocupan parte de Plaza de la Constitución, la Marea Rosa ganó la batalla y los asistentes llegaron al Zócalo para escuchar el discurso de Xóchitl Gálvez y de Santiago Taboada
El Universal, 20 de mayo de 2024
Alrededor de 800 maestros de las secciones 9 y 14 ocuparon un tercio del Zócalo, del asta bandera a la calle 20 de Noviembre, e impidieron que los integrantes de la llamada Marea Rosa ingresaran al corazón político de México. “¡Fachos! ¡Ultraderechistas! ¡Farsantes!”, les gritaban.
La mañana comenzó con golpes y empujones: “¡El Zócalo le pertenece al pueblo y nosotros somos el pueblo!”. Docentes de Guerrero, Oaxaca y la Ciudad de México habían prometido mover el plantón que exige salarios dignos para los maestros para dar espacio a la concentración que estaba citada a las 9:30.
Pero no lo hicieron. Trazaron un amplio perímetro vacío, más allá de sus casas de campaña. “¡Aquí, ahora, con la coordinadora!”, gritaban.
Cerraron el acceso por 20 de Noviembre, pero pronto tuvieron que replegarse. Prácticamente a la fuerza se iba abriendo paso la Marea Rosa. Desde una habitación del hotel Majestic la candidata de Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, subió una publicación que llamaba a los maestros: “Únanse a la lucha… Únanse al México que merecemos… Es momento de decidir de qué lado de la historia quieren estar, es momento de la unión”.
Finalmente, la Marea Rosa ganó la batalla por el Zócalo. Los maestros tuvieron que replegarse. Algunos, detrás de la cuerda que habían establecido para delimitar su territorio, y luego de que la CNTE reportó que seis docentes habían resultado heridos, dijeron a los manifestantes: “Bienvenidos”.
A las 10 de la mañana la plancha estaba llena y lo que Guadalupe Acosta Naranjo llamó “la fuerza democrática más importante de los últimos años”, seguía llegando por calles aledañas.
La Bandera nacional ondeaba en el centro del Zócalo. “Nunca más una bandera secuestrada”, diría Acosta Naranjo, desatando una marejada de gritos y aplausos. La concentración no sólo había tenido que pelear para llegar al Zócalo: también, para que la bandera no fuera retirada como en otras ocasiones. “Trataron de impedir a toda costa que llegáramos”, decía desde el micrófono Fernando Belaunzarán.
Por órdenes de las secretarías de Gobernación (Segob) y de Educación Pública (SEP), según denunciaron los organizadores, la CNTE había creado en el Zócalo espacios vacíos, en beneficio de la foto que se haría circular desde el oficialismo, y que no tardó mucho en difundirse.
Otras imágenes, sin embargo, mostraban las bocacalles y los alrededores del Zócalo colmados: 95 mil asistentes, según las autoridades, y consignas que pese a todo eran coreadas a lo largo y ancho del lugar.
Al grito de “¡Narcopresidente!”, que se había emitido varias veces durante la última concentración, se sumó un grito nuevo, cuando desde el micrófono se habló de la gestión del gobierno federal ante la pandemia de Covid-19:
“¡Asesino, asesino!”.
Ondeaban banderines del PAN, del PRI, del PRD, los partidos políticos que conforman la coalición Fuerza y Corazón por México, pero se ve en las fotos, era incontestable la presencia de la marea con que la oposición llenaba el Zócalo por cuarta vez, así como las calles históricas que desembocan en este: Tacuba, 5 de Mayo, Francisco I. Madero, 16 de Septiembre, 5 de Febrero, 20 de Noviembre y Pino Suárez.
A las 10:45 un grito llenó el Zócalo: “¡Presidenta, Presidenta!”.
Después de aparecer en un balcón del Hotel Majestic, la candidata Xóchitl Gálvez se tomó una selfie con el Zócalo lleno como telón de fondo. En un discurso de alrededor de 15 minutos, en el que se dirigió a los defraudados, los agraviados, los olvidados, los repudiados por el gobierno de AMLO, recordó que en un momento crucial del siglo XIX el general conservador Manuel Negrete se unió al legendario liberal Ignacio Zaragoza —antes de entrar contra los franceses en la histórica batalla de Puebla— con esta frase: “Antes que partido, tengo Patria”.
Dijo Gálvez: “Hoy les digo mexicanas y mexicanos, antes que partido tenemos República, antes que partido tenemos democracia, y antes que partido tenemos México. ¡México es primero!”.
En el mejor pasaje de su discurso dijo que busca ganar “para dar, no para recibir. Para compartir, no para arrebatar. Para servir, no para servirnos. Para escuchar, no para insultar. Para respetar, no para humillar. Para unir, no para dividir”.
Santiago Taboada, candidato de la alianza a la Jefatura del Gobierno de la CDMX había llamado a “desbordar las urnas”, y dijo que el tiempo se agotó, es momento de decidir de qué lado de la historia queremos estar, no podemos estarnos quietos, no podemos conformarnos, no podemos ser espectadores del daño que le están provocando a la ciudad y al país, y criticó a un gobierno que le ha dado la espalda a los trabajadores, a los comerciantes, a los médicos, a los empresarios, a las madres buscadoras y que ha preferido abrazar a los delincuentes”.
Se cantó el Himno Nacional en el Zócalo. Lo cantaron los insultados, los humillados, los excluidos, los agraviados. Lo cantaron los que el 2 de junio irán a las urnas.
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