5 feb 2025

. 108 Aniversario de la Constitución de 1917

. 108 Aniversario de la Constitución de 1917

Acto encabezado por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, desde Santiago de Querétaro, Querétaro

MODERADOR: Escuchemos el mensaje que dirige, la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas.

PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: Muchas gracias. Muchas gracias a todas, a todos.


Gobernador Mauricio Kuri, muchas gracias por las palabras, por el gobierno que estás haciendo al frente de este bello estado; y muchas gracias por tu presencia el día de hoy.

Al presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña.

Al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna.

A la gobernadora del Banco de México.

A las ministras de la Corte.


A las y los gobernadores.


A la jefa de gobierno.


Al General Ricardo Trevilla Trejo.


Almirante Raymundo Morales.


A todo nuestro Gabinete —yo quisiera que se levantaran, por favor—, al Gabinete del Gobierno de México. Deberían estar todos aquí al frente, pero ahora, decidimos que hubiera puras mujeres aquí al frente.


A Elena Poniatowska, que está aquí con nosotros. Gracias, Elenita.


Senadoras, senadores.


Diputados, diputadas.


Amigos, amigas.


Estamos reunidos hoy en este histórico Teatro de la República para rendir homenaje a los Constituyentes de 1917, quienes aprobaron en esta ciudad de Querétaro, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la más avanzada en su tiempo, por reconocer los derechos individuales y sociales del pueblo de México y cuyos principios siguen vigentes.


México es un país maravilloso, con un pueblo extraordinario. Somos una gran nación.


En nuestro territorio crecieron culturas originarias que construyeron pirámides monumentales, que entendieron los astros, la vida y la muerte como parte de un cambio constante, que nos dieron y siguen dando lenguas únicas y conocimientos ancestrales que enriquecen nuestra vida y nuestra alma solidaria.


México, como ningún otro país, es grandioso por sus héroes y heroínas, que fueron labrando con devoción, por su patria: la independencia, la justicia, la libertad, la democracia y la fraternidad eterna.


México es grandioso por su pueblo: honesto, trabajador, que está hoy más empoderado que nunca.


México es imponente, por nuestros hermanos y hermanas que viven del otro lado de la frontera, y que añoramos y reconocemos como nadie, porque nos une, más allá de nuestro vínculo sanguíneo, el amor a nuestra bandera.


¡Que vivan las y los migrantes!


“Soy mexicano, soy mexicana”, es el sentimiento de orgullo que nos levanta y nos anima todos los días.


Hoy más que nunca, en estos tiempos interesantes que nos ha tocado vivir, en estos tiempos de transformación y nuevos retos, tenemos que rescatar las lecciones de nuestra historia y potenciar lo mejor de nuestro pueblo para seguir caminando erguidos con nuestra querida patria.


Hay que recordar que el 5 de febrero, hoy, este día, marca históricamente la promulgación de las dos principales Constituciones Políticas de México: la de 1857 y la de 1917.


Sin embargo, es pertinente decir, tener presente, que fue José María Morelos y Pavón el humanista, el visionario, el valiente, el que hizo posible que se diera la primera Constitución, la de la América Mexicana, la Constitución de Apatzingán que, aunque nunca entró en vigor, fue un proyecto de nación que guío a muchas generaciones de mexicanos en la defensa de la independencia y la soberanía.


Un puñado de Constituyentes en 1814, 19 para ser exactos, que es posible que nunca hayan estado juntos pues vivían “a salto de mata” perseguidos por el Ejército Realista, lograron redactar 242 artículos perfectamente ordenados.


Aquella obra, que ya establecía la igualdad de derechos para todos, tuvo sus antecedentes de los Sentimientos de la Nación y contenía también “el grito” de Miguel Hidalgo y Costilla no solo por la Independencia, sino por la abolición de la esclavitud. Es decir, desde la Independencia no solamente nos ha marcado la lucha por un país soberano, sino la lucha por un país con justicia.


No olvidemos que nuestros padres y madres de la nación, desde el primer momento, dieron su vida frente a la Corona española por la independencia de México, pero por la justicia, JUSTICIA con mayúsculas.


La esperanza por la justicia social y los derechos humanos han marcado a nuestra hermosa nación desde su nacimiento.


Once años de guerra de Independencia y después de unos años del imperio de Iturbide, el pueblo de México y sus dirigentes populares se negaron a aceptar una monarquía y conciliaron la primera Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, la de 1824 que, si bien establecía la República y defendía los cimientos de la democracia, dejó de lado los grandes aportes de justicia social de los bellísimos Sentimientos de la Nación de Morelos.


Después de diversos cambios constitucionales, todas las presidencias de Santa Anna y de la despiadada invasión de Estados Unidos que nos quitó la mitad del territorio, llegaron los heroicos y brillantes liberales mexicanos.


En 1857, al triunfo de la Revolución de Ayutla y después de un año de discusiones, un año de discusiones, nació la redacción de una nueva y avanzada Carta Magna: la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1857, que estableció: las garantías individuales; mantuvo la proscripción de la esclavitud; garantizó la libertad de expresión, de enseñanza y trabajo; los derechos de reunión y asociación, de petición y de libre tránsito; la prohibición de castigos corporales; y la separación entre la Iglesia y el Estado que dio paso a la enseñanza laica, la libertad de cultos y el matrimonio civil; la eliminación de fueros, los monopolios y los títulos mobiliarios; la autonomía de los municipios; así como la facultad de los estados de elegir a sus autoridades y de redactar sus propias leyes.


Pero algo especialmente excepcional, que viene de los Sentimientos de la Nación y que fue plasmada en la Constitución de 1857, es el artículo 39 de la Constitución, que mantiene hasta nuestros días que la soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este. El pueblo tiene en todo momento el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.


México vivió la intervención francesa y con ella, el segundo imperio traído por los conservadores mexicanos. Pero la valentía y firmeza de la generación de la Reforma, liderada por el gran Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, acompañado de poetas y escritores convertidos en Generales como: Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Payno, Ignacio Ramírez, Zarco, entre otros, llevaron al pueblo de México a lograr la segunda independencia.


Llegó el largo periodo del porfirismo, caracterizado por la entrega de bienes al extranjero, la codicia, la represión brutal, el aniquilamiento y la profunda división social, pobreza y antidemocracia; que después de 34 largos años fue derrocada por una revolución, encabezada originalmente por Madero, quien ganó la Presidencia en 1911, para ser derrocado y asesinado junto con el vicepresidente Pino Suárez con un Golpe de Estado del traidor Victoriano Huerta.


La Revolución Mexicana, con la exigencia de democracia y justicia social y soberanía, logró el inicio de su pacificación con la llegada del Ejército Constitucionalista a la capital.


En 62 días se redactó la nueva Constitución, la primera en el mundo en reconocer los derechos sociales. Una vez más, México a la vanguardia.


Conjuntó y armonizó las demandas de los distintos actores y sectores de la vida nacional, del campo, de la ciudad, del trabajo, de la empresa privada.


Propuso construir un pacto social que marcó el camino del desarrollo nacional en beneficio del pueblo.


El artículo 1o. consagró los derechos y las libertades individuales.


El artículo 3o. garantizó el derecho de los mexicanos a la educación pública, universal, científica, laica y gratuita. Este derecho, permitió construir un sistema educativo de cobertura nacional a cargo del Estado.


El artículo 27 instauró la propiedad originaria de la nación sobre las tierras, aguas y recursos naturales. Además, permitió el reparto agrario, reconoció la propiedad comunal y estableció el ejido.


El artículo 123 instituyó los derechos laborales inalienables, la jornada de ocho horas, el salario mínimo, el derecho de huelga y la seguridad social.


Años pasaron, hasta que llegó 1982 e inició la larga noche neoliberal. La visión social y nacionalista de la Constitución cambió con cerca de 500 reformas:


Se privatizaron bienes públicos y recursos naturales, se subordinó el desarrollo del país a intereses externos, se desmanteló gran parte del Estado de bienestar, se debilitaron las conquistas sociales y se empobreció a la mayoría de los mexicanos; al tiempo que se abandonó la planta productiva nacional y privó la antidemocracia cargada de fraudes electorales.


Y fue instaurándose un neoporfirismo con un régimen de corrupción y privilegios.


Por fortuna, y por lo que significa en la historia, no se atrevieron a cambiar el artículo 39 de la Constitución.


En 2018, el pueblo tomó una decisión: iniciar un nuevo rumbo, un nuevo camino, construido con base en la verdadera democracia, la justicia social y la libertad. Con la llegada del Presidente Andrés Manuel López Obrador inició la Cuarta Transformación de la República.


Hace justamente un año, hace un año, el entonces Presidente envió al Congreso diversas iniciativas de reformas constitucionales para recuperar y ampliar el sentido social y nacionalista de la Constitución de 1917.


El 2 de junio de 2024 el pueblo de México no tuvo dudas y mayoritariamente dijo: “Que siga la Transformación y que llegue la primera mujer Presidenta”.  Y si lo pensamos profundamente, también eligió a un nuevo Congreso Constituyente.


Quizá una de las más importantes y profundas reformas que se enviaron, y que hoy es parte de la Constitución que todos honramos en respetar, es la reforma al Poder Judicial.


Con base en el artículo 39, que establece que todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste, el pueblo decidió que las y los jueces, magistrados y ministros sean electos por el pueblo de México.


Así que este 1o. de junio habrá elección en nuestro país.


Otras reformas de gran calado es hacer derechos los Programas de Bienestar, garantizar que el salario no disminuya en términos reales, la recuperación del ferrocarril y de las empresas públicas de energía, la recuperación y el rescate de Pemex y CFE como empresas públicas.


Una mayor, más grande y más justa: el reconocimiento de todos los derechos para los pueblos originarios y afromexicanos de México.


Cuando llegamos agregamos una nueva reforma, también profunda: la llegada de las mujeres a la Constitución de la República.


Hoy, 5 de febrero, no puedo dejar pasar la fecha, así que estoy enviando al Congreso de la Unión dos nuevas reformas constitucionales:


La primera. En honor a la Constitución de 1917, la no reelección a ningún puesto de elección popular. ¡Sufragio efectivo, no reelección!


La segunda. La prohibición expresa de que ningún familiar pueda suceder de manera inmediata a otro tratándose de un puesto de elección popular, es decir, no al nepotismo.


Nuestra lucha por la democracia y contra cualquier forma de corrupción son un asunto de principios.


Amigas y amigos:


Una de nuestras fortalezas es que somos un pueblo milenario que se nutre de la historia.


Nuestra cultura y nuestra identidad tienen sus profundas raíces en las transformaciones de nuestra República. A lo largo de generaciones hemos construido y luchado por este hermoso país y lo seguiremos haciendo.


No hay marcha atrás, el presente y el futuro son del pueblo y con ello, se fortalece la patria.


Todo por el pueblo, todo con el pueblo. Nuestra razón de ser: servir al pueblo.


La Constitución es nuestro escudo para defender a la nación. Por eso, en estos tiempos, en los que aparecen amenazas a nuestra soberanía nacional, en los que el espíritu intervencionista asoma a las puertas de nuestra patria, es momento de recordar la historia y nuestra grandeza.


México, México es un país libre, soberano, independiente.


¡No somos colonia de nadie, ni protectorado de nadie!


Podrán amenazarnos con cometer cualquier atropello, pero jamás permitiremos que violen nuestra soberanía y pisoteen la dignidad de nuestro pueblo y de nuestra patria.


Cooperación, sí; subordinación, no.


Colaboración, sí; sometimiento, no.


Nada de injerencismo, ni intervencionismo, tampoco de racismos, ni de clasismos.


Sí a la defensa de nuestra Constitución.


Sí a la defensa de nuestras libertades.


Sí a la defensa de la democracia.


¡Sí a la defensa de la patria!


En este 108 aniversario de nuestra Constitución queremos declarar, y que se oiga fuerte y lejos: Que cualquier intención de afectar nuestro derecho de ser un pueblo libre, un país independiente, una tierra soberana, se topará con un pueblo valiente que sabe luchar para defender sus derechos y a su patria.


Estamos unidos, estamos listos para encarar el futuro que nos depare el destino.


En estos tiempos que nos ponen a prueba como nación y como pueblo, queremos recordar la promulgación de nuestra Constitución y la herencia de nuestros ancestros para dar lo mejor de nosotros en la defensa de México y siempre cerca del pueblo.


Somos una nación libre, independiente y soberana.


México tiene un pueblo valeroso que sabe estar siempre a la altura de los retos que nos ha impuesto la historia y el porvenir.


México es una gran nación.


México y su pueblo siempre estarán listos para defender a la patria.


¡Que vivan nuestros hermanos migrantes!


ASISTENTES: ¡Vivan!


PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: ¡Que viva la soberanía!


ASISTENTES: ¡Viva!


PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: ¡Que viva la Constitución!


ASISTENTES: ¡Viva!


PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: ¡Que viva México libre y soberano!


ASISTENTES: ¡Viva!


PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: ¡Que viva México!


ASISTENTES: ¡Viva!


PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: ¡Que viva México!


ASISTENTES: ¡Viva!


PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: ¡Que viva México!


ASISTENTES: ¡Viva!


 


MODERADORA: Preside esta ceremonia conmemorativa al 108 Aniversario de la Promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, la Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas, Doctora Claudia Sheinbaum Pardo.


MODERADORA: Integran el presídium:


La licenciada Rosa Icela Rodríguez Velázquez, secretaria de Gobernación.


MODERADOR: Licenciado Mauricio Kuri González, gobernador constitucional del estado de Querétaro.


MODERADORA: General Ricardo Trevilla Trejo, secretario de la Defensa Nacional y Alto Mando del Ejército, Fuerza Aérea y Guardia Nacional.


MODERADOR: Almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, secretario de Marina y Alto Mando de la Armada de México.


MODERADORA: Ciudadana Ariadna Montiel Reyes, secretaria de Bienestar.


MODERADO: Licenciada Luz Elena González Escobar, secretaria de Energía.


MODERADORA: Licenciada Ernestina Godoy Ramos, consejera jurídica del Ejecutivo Federal.


MODERADOR: Licenciada Alicia Bárcena Ibarra, secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales.


MODERADORA: Senador José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.


MODERADORA: Y diputado Sergio Carlos Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.


MODERADORA: También contamos con la presencia de gobernadoras y gobernadores de las diferentes entidades federativas de la nación.


MODERADOR: Invitados especiales y representantes de los medios de comunicación.


Reciban todos la más cordial bienvenida.


MODERADORA: El licenciado Mauricio Kuri González, gobernador constitucional del estado de Querétaro, hará uso de la palabra.


GOBERNADOR DE QUERÉTARO, MAURICIO KURI GONZÁLEZ: Muchas gracias. Muy buenos días tengan todas y todos ustedes.


Y saludo con mucho gusto y mucho cariño a la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos.


Al senador Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República.


Al diputado federal, Sergio Carlos Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.


A la jefa de gobierno de la Ciudad de México, y a las y los gobernadores.


A las y los senadores de la República y diputados federales.


A mi esposa Car; a mis hijos, Sabina y Mauricio, y a Dany también, muchas gracias por estar aquí conmigo.


A la licenciada Rossa Icela Rodríguez Velázquez, secretaria de Gobernación.


Al General secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo.


Al secretario de Marina, Almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles.


A la licenciada Ariadna Montiel Reyes, secretaria de Bienestar.


A la maestra Luz Elena González Escobar, secretaria de Energía.


A la maestra Alicia Bárcena Ibarra, secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales.


A la licenciada Ernestina Godoy Ramos, consejera jurídica.


Integrantes del Gabinete del Gobierno de México.


A los exgobernadores del estado de Querétaro: al doctor Enrique Burgos García; al licenciado José Eduardo Calzada Rovirosa; al médico veterinario zootecnista Francisco Domínguez Servién.


A la licenciada Laura Andrea Tovar Saavedra, presidenta de la Mesa Directiva de esta legislatura.


Al doctor Braulio Guerra Urbiola, magistrado presidente del Poder Judicial en el estado.


A las y los magistrados y diputados en el estrado.


Al maestro Felipe Fernando Macías Olvera, presidente municipal de Querétaro.


Y con ellos, también a las y los presidentes municipales de mi estado.


Al licenciado Víctor Antonio De Jesús Hernández, fiscal general en el estado.


A la doctora Silvia Lorena Amaya Llano, rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro.


A las y los presidentes de Cámaras, Colegios, organismos autónomos, asociaciones civiles, autoridades educativas y medios de comunicación.


A los integrantes de mi gabinete.


Y por supuesto, a quienes nos acompañan de forma virtual.


Gracias por estar aquí el día de hoy.


Señoras y señores:


Celebramos un año más de vigencia de nuestra Constitución, documento fundacional de nuestra República. Lo hacemos en medio de un momento crítico para el país en donde, por primera vez en décadas, enfrentamos desafíos de la mayor magnitud, en nuestra soberanía, en nuestra forma de generar riqueza, en el derecho que debe tener todo mexicano en recibir respeto y recibir dignidad.


La Constitución de 1917 nos define como una nación soberana, es decir, somos un Estado libre que define su propio destino y que no ha estado, está, ni estará dispuesto nunca a someterse a los designios de cualquier otro.


Nuestra soberanía —nos recuerda la propia Constitución— no depende de nadie, más que del pueblo mexicano; del pueblo emana y al pueblo sirve. Y eso no va a cambiar y no vamos a permitir que cambie.


La Constitución también nos define como una república federal, democrática, representativa y laica, compuesta por estados libres y soberanos.


Es este el momento, señoras y señores, de validar y reforzar la forma de gobierno que prescribe el artículo 40 de la Constitución. Su definición es nuestra fortaleza.


Una república es la forma de gobierno en la cual el poder no se hereda. La era del poder personalista quedó atrás y no debe volver.


Federal implica un pacto en el cual el poder se distribuye entre la Federación y las 32 entidades federativas.


Llegar a esta determinación nos costó —y no hay que olvidarlo nunca— una guerra civil, la Guerra de Reforma, y una intervención extranjera.


La democracia es el método por el cual se integran legítimamente los Poderes de la República, mediante elecciones libres, ciertas, justas.


Es mi convicción de que debemos juntos fortalecer a la democracia mexicana, a las instituciones y al Estado de derecho.


Ser representativa nos impone la obligación de integrar los Poderes públicos mediante representantes electos, y que estos correspondan con los sufragios obtenidos y a la justa representación de las minorías que ha permitido la alternancia.


Y el laicismo, nuevamente resultado de la sangrienta Guerra de Reforma, le otorga a cada quien la libertad para decidir en qué creer o no creer, y al Estado la obligación de garantizar ese derecho.


Hoy, reunidos en este recinto donde fue expedida la Constitución, en esta ciudad donde triunfó la República, los Poderes públicos del Estado mexicano enfrentamos el imperativo de hacer realidad la letra de la ley.


No basta celebrar a la Constitución, hay que hacer realidad su mandato.


Señoras y señores:


Ante estos tiempos desafiantes debe imperar nuestra sensatez y nuestro patriotismo. Recordemos que nuestros momentos más dramáticos se dieron cuando las y los mexicanos nos dividimos; ahí perdimos medio territorio y, peor, perdimos nuestra dignidad y nuestra soberanía.


Es momento de dejar atrás los vientos de confrontación que tanto nos debilitan. Estemos unidos para que se privilegie la inteligencia, el consenso y la concordia.


La unidad demanda congruencia y coherencia. No podemos estar unidos hacia afuera, pero divididos hacia adentro.


La unidad nacional reside en la riqueza de la pluralidad. No somos fuertes por pensar igual, sino por pensar diferente, por admitirnos diversos, por ser incluyentes sin mezquindades, ni descalificaciones.


Si “el respeto al derecho ajeno es la paz”, el respeto a las ideas ajenas es la unidad. No nos equivoquemos, sin unidad no habrá soberanía.


La República demanda hoy lo mejor de sus hijos. Es nuestra obligación respaldar a la Presidenta de la República para que con valentía y convicción conduzca por el mejor rumbo al país.


Presidenta:


Hacemos un reconocimiento a su serenidad y a su firmeza, a su sensatez y capacidad de diálogo para defender los intereses del país. Su ejemplo, nos recuerda que nada ni nadie puede vencer a los mexicanos cuando se trata de defender la dignidad nacional.


Hoy, requerimos gobiernos fuertes, eficientes, cercanos, honestos, oposiciones firmes, valientes, inteligentes y propositivas, más ciudadanos responsables y menos habitantes carentes de consciencia social.


México será en el futuro lo que hagamos de él en el presente, que se instaure la política de la concordia como paso imprescindible para cumplir con la Constitución, es momento de empezar.


Muchas gracias.


MODERADOR: El diputado Sergio Carlos Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, hará uso de la palabra. 


PRESIDENTE DE LA MESA DIRECTIVA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS, SERGIO CARLOS GUTIÉRREZ LUNA: Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de México.


Senador Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado.


Gobernadoras, gobernadores.


Invitados especiales.


Senadoras y senadores.


Conmemorar la promulgación de nuestra Constitución Política es reconocer nuestro compromiso con el Estado de derecho y con la defensa de nuestra soberanía e integridad territorial.


Ante cualquier reto que enfrentemos como nación, Presidenta, las legisladoras y los legisladores de la República estamos con usted.


Los padres y las madres de la patria siempre tuvieron claro que, en los momentos fundacionales, revolucionarios y de transformación de nuestra nación debían acompañarse de un texto fundamental que recogiera los sentimientos y las aspiraciones de nuestro pueblo, sus derechos y sus formas de organización y de autodeterminación.


Las tres grandes transformaciones de nuestra historia que son la lucha por la independencia, la Reforma liberal y la Revolución, dejaron plasmados sus principios y causas en las Constituciones de 1824, de 1857 y de 1917.


La evolución de nuestro constitucionalismo es la suma de las mejores causas y principios de cada etapa.


La Cuarta Transformación en curso es una revolución pacífica, la Revolución de las Conciencias, que también va plasmando sus postulados en la Constitución Política. Se inspira en los principios esenciales de los textos constitucionales a los que me referí y que han conformado nuestro Estado de derecho.


Esta Transformación tiene la encomienda, con un amplio mandato popular, de desmantelar el Estado neoliberal que heredamos de una etapa oscura, de autoritarismo, abuso y traición a nuestra gente, a los más humildes, a las mujeres y hombres indígenas, a las y los jóvenes, a las clases medias, a la clase trabajadora; en donde el gobierno y las fuerzas políticas dominantes en esa época se convirtieron en una agencia al servicio de las oligarquías nacionales e internacionales.


Nosotros, enarbolando las disposiciones del artículo 135 de nuestro texto fundamental que define la forma en que la Constitución puede reformarse y, a través del Constituyente Permanente contando con las mayorías calificadas de dos terceras partes en la Cámara de Senadores y en la Cámara de Diputados, y con la mayoría de los votos de los Congresos locales:


Hemos ido profundizando en la Constitución sobre un Estado de derecho social, incluyente e igualitario.


Hemos concretado 38 reformas constitucionales para reafirmar nuestra República como una República democrática, participativa, incluyente, y con un enorme compromiso con la igualdad sustantiva, con la seguridad pública, y con el desarrollo y equilibrio regional y ambiental.


México es líder mundial, es líder mundial en la representación política paritaria, con paridad absoluta en las dos Cámaras del Congreso, y hoy tenemos en usted a la primer Presidenta de la República y a una líder con reconocimiento global.


Junto con usted, han llegado todas las mujeres a ejercer a plenitud sus derechos en espacios públicos y privados. En igualdad, mujeres y hombres somos protagonistas de esta transformación del desarrollo del país en todos los ámbitos.


Se ha transformado el Poder Ejecutivo.


Está en curso una profunda reforma al Poder Judicial.


Y en preparación una reforma al Poder Legislativo.


Con orgullo le digo, Presidenta, que cada que vamos a votar un tema en la Cámara de Diputados, en el tablero electrónico, se refrenda el compromiso de la mayoría del pueblo; y también, se plasma la postura de quienes añoran el estado neoliberal y el régimen de privilegios.


Doctora Claudia Sheinbaum Pardo:


Asumimos de manera pública, en este recinto histórico, el Teatro de la República de Querétaro, el compromiso para seguir plasmando la Cuarta Transformación en la Constitución, con el mandato democrático y popular de una mayoría muy amplia, y a nosotros y nosotras como sus representantes en este momento de cambio histórico que hoy tenemos el privilegio de impulsar.


Y ante las circunstancias internacionales, decirle con mucha claridad y firmeza:


Todo el apoyo, todo el acompañamiento y absoluta confianza en sus decisiones como jefa de Estado y de gobierno.


Con el pueblo, todo; y sin el pueblo, nada.


Muchas gracias.

MODERADORA: Hace uso de la palabra el senador José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

PRESIDENTE DE LA MESA DIRECTIVA DE LA CÁMARA DE SENADORES, JOSÉ GERARDO RODOLFO FERNÁNDEZ NOROÑA: Muy buenos días, compañeros, compañeras.

Muy buenos días a mi compañera Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, que no solo es Presidenta de la República, sino es la lideresa de nuestro pueblo y de nuestra patria; y que nos acaba de dar una lección enorme de principios, de firmeza, de valentía, de amor al pueblo, de defensa de la soberanía y la independencia nacional, dejando intacta la dignidad del pueblo de México.

¡Larga vida a la compañera Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo!

Quiero que me permitan saludar, en general, al Gabinete, a las gobernadoras, gobernadores. Y quisiera dar un saludo especial a mi amigo, compañero de lucha, gobernador Ricardo Rocha Moya, todo mi reconocimiento.

Quiero también comentar que, en este inmueble, en este lugar, en 1867, se juzgó a Maximiliano, fue condenado a pena capital.

Varias décadas después, en 1917, se reunió una asamblea de hombres. Las mujeres no podían participar en política, aunque participaban y se jugaban la vida, como lo han hecho siempre. Y esa asamblea revolucionaria hizo una profunda reforma a la Constitución de 1857.

Aquí cada año nos reunimos, se reunían, a honrar esta Constitución “de dientes para afuera”.


Yo cada año venía, a unas calles de aquí, a protestar con un megáfono a los gobiernos neoliberales que decían honrar la Constitución, pero que destrozaron sus cuatro pilares:


El artículo 3o., de la educación pública, laica y gratuita.


El artículo 27, que le había recuperado a nuestro pueblo la riqueza del subsuelo, minerales, agua, petróleo y el reparto agrario.


El 123, de los derechos de los trabajadores, que destrozaron imponiendo la subcontratación conocida con el anglicismo de outsourcing.


O el 130, del Estado laico.


Hoy, esta revolución sin violencia que es la que Cuarta Transformación ha vuelto a poner en pie esos cuatro pilares.


Y no se ha quedado ahí, ha proyectado los derechos sociales del pueblo de México en el siglo XXI, que no pocos de ellos empezaron como programas sociales y hoy son derechos constitucionales, son derechos para el pueblo todo, derechos universales que le hacen justicia a nuestro pueblo, que llevan justicia social hasta el último rincón de nuestra patria.


Y en este último periodo que hemos tenido el privilegio de formar parte en la Cámara de Senadores y presidirla, nuestro Congreso mexicano ha hecho 14 reformas constitucionales, una docena de leyes secundarias. Vamos por más de medio centenar de reformas a leyes secundarias en los tiempos por venir. Y no me detendré más que en una sola, profundamente revolucionaria.


Estamos abriendo camino para la humanidad desde México.


El pueblo de México será el primer pueblo del mundo que el domingo 1o. de junio de 2025 elija por el voto universal, secreto y directo a las personas juzgadoras. Esto es una aportación para la humanidad desde México.


Y ha enfrentado, esta decisión, todo el poder del conservadurismo; todo el odio de nuestros adversarios; toda la mentira y la maledicencia, trampas, maniobras, chicanadas, triquiñuelas, para querer darle la espalda al soberano, que es el pueblo; desconociendo la división de Poderes; pretendiendo el Poder Judicial ponerse por encima, no solo de los tres Poderes de la República, sino del soberano, que es el pueblo.


Pero que se oiga bien y que se oiga lejos: En México manda el pueblo de México y nadie más. Y el pueblo de México tiene, además, una lideresa incorruptible, defensora acendrada de la independencia y la soberanía nacional y de nuestro pueblo, inclusive, allende las fronteras, que es nuestra compañera Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.


¡Qué honor, qué orgullo que sea nuestra lideresa!


¡Qué orgullo formar parte de esta Cuarta Transformación!


Y cierro:


Unidad nacional, sí.


Nunca con el fascismo, nunca con el racismo, nunca con el clasismo; a esos males de la humanidad se les combate hasta lograr su erradicación, porque es una vergüenza que en pleno siglo XXI siga habiendo gente que piense que, por su color de piel, por ser más pálida que otra, es superior al resto de los seres humanos.


Nuestro movimiento es profundamente humanista y entiende perfectamente que nadie, absolutamente nadie puede pasar por encima de la dignidad de ningún ser humano por modesto que sea.


¡Larga vida a la querida Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo!


¡Larga vida a esta revolución sin violencia que es la Cuarta Transformación!


¡Y larga vida al rebelde y redento pueblo de México!


Muchas gracias, compañeras y compañeros.



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