11 abr 2010

XCI aniversario de la muerte de Zapata

Presidente Calderón en la Ceremonia Cívica Conmemorativa al XCI Aniversario de la Muerte del Gral. Emiliano Zapata Salazar
Ayala, Morelos a 10 de abril de 2010;
Señor Senador de la República, Carlos Navarrete Ruiz, Presidente de la Mesa Directiva del Senado.
Señor Ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Señor Diputado Francisco Salazar Sáenz, Vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Doctor Marco Antonio Adame Castillo, Gobernador del Estado de Morelos.
Diputado Othón Sánchez Vela, Presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado.
Magistrado Ricardo Rosas Pérez, Presidente del Tribunal de Justicia del Estado.
Señor Isaac Pimentel Rivas, Presidente Municipal de Ayala.
Ciudadano Tiburcio Zapata Fierros, nieto del General Emiliano Zapata.
Doña Clara Zapata, nieta del General.
Bisnietos, bisnietas, familiares del General Emiliano Zapata, aquí presentes.
General Leopoldo Díaz Pérez, Comandante de la XXIV Zona Militar.
Licenciado José Luis González Aguilera, Presidente del Congreso Agrario Permanente.
Diputado Cruz López Aguilar, Secretario de la Confederación Nacional Campesina.
Ciudadano Raúl Pérez Bedoya, de la Alianza Campesina del Noroeste.
Profesor Humberto Serrano, de la Confederación Agrarista Mexicana.
Licenciado Rafael Galindo, de la Central Campesina Independiente.
Diputado Federico Ovalle, de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos.
Licenciado Ignacio Irys Salomón, de la Coalición de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas.
Contador Guadalupe Martínez Cruz, del Consejo Nacional de Sociedades y Unidades con Campesinos y Colonos.
Ingeniero José Durán, de la Unión Campesina Democrática.
Luis Gómez García, de la Unión General Obrera, Campesina y Popular.
Profesor Álvaro López Ríos, de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas.
Señoras y señores:
Hoy, en el XCI Aniversario de la Muerte de Emiliano Zapata, nos hemos reunido para honrar la memoria de este gran líder agrario. El caudillo, el héroe, el mexicano que ofrendó su vida por la justicia para los campesinos.
Aquí en Chinameca, justo en el sitio en que por primera vez se reúnen los Presidentes de los Poderes de la Unión, y justo en el lugar donde su sangre fue derramada a traición, rendimos homenaje al luchador social, que no ha perdido su espíritu indomable y de justicia.
Aquí en Chinameca, recordamos con respeto y admiración sus palabras. Decía Zapata: Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres.
Aquí en Chinameca, afirmamos hoy que: los principios, los valores, los ideales y el legado de Zapata siguen vigentes y deben ser la tarea a seguir para todos los mexicanos.
Zapata es el gran transformador del campo mexicano. Es la voz viva de la justicia en las banderas revolucionarias. El Caudillo del Sur luchó hasta la muerte por el respeto a la tierra de las comunidades.
Fue fiel a sus ideales hasta el fin de sus días; y como dijera uno de sus biógrafos, John Womack: A través de Zapata los campesinos se abrieron camino en la Revolución Mexicana.
Al grito de Tierra y Libertad se alzó en armas contra la arbitrariedad y la injusticia, contra el atropello de derechos y la desigualdad social.
Aquí, en estas tierras de Morelos, que lo vieron nacer y morir, decía él: Perfectamente convencidos de que es justa la causa que defendemos, con plena conciencia de nuestros deberes y dispuestos a no abandonar ni un instante la obra grandiosa que hemos emprendido, llegaremos resueltos hasta el fin.
Y así lo hizo. Su liderazgo fue determinante para regresar la tierra a las manos de los campesinos.
El lema del Plan de Ayala que él enarboló: Reforma, Libertad, Justicia y Ley, sintetiza los valores que siempre defendió. Ese lema sigue vigente, lo enarbolan quienes defienden a los campesinos en México a través de sus organizaciones, lo enarbolamos hoy los mexicanos y lo enarbola el Estado como una tarea cotidiana.
Zapata luchó por la libertad y la justicia, libertad y la justicia para quienes habían trabajado sus tierras por generaciones, para reivindicar a sus comunidades y para reivindicar a sus pueblos.
La tierra es de quien la trabaja, sostuvo siempre con decisión y fue su principal bandera. Luchó por la justicia campesina para que la gente del campo tuviese una vida de bienestar y progreso.
Luchó para que la ley fuera garante de los derechos de las mujeres y los hombres del campo. Luchó por una reforma que devolviera a los campesinos la propiedad de su patrimonio histórico.
Y solía decir el General: mis mayores deseos, lo mismo que los de mi ejército, son y han sido todo por el pueblo y para el pueblo, teniendo por base la justicia y la ley.
Con el profundo amor a la tierra que siempre le caracterizó, el Caudillo el Sur dio a todos los mexicanos una lección de orgullo, de coraje y de dignidad.
Nos mostró que para trascender hay que ser congruentes entre lo que se piensa, se dice y se hace. Nos marcó con toda claridad el camino para construir un país más igualitario, más libre y más justo.
Y fue Emiliano Zapata, con el Ejército Libertador del Sur, quien dio a la Revolución Mexicana su profunda identidad con la justicia y las causas populares.
Gracias al movimiento que él encabezó, los mexicanos del Siglo XX tomaron plena conciencia de que sin justicia social no hay desarrollo que valga.
Gracias a su ejemplo, la justicia social se convirtió en mandato constitucional. La Constitución del 17 recogió, precisamente, las banderas de Zapata y gobiernos emanados de la Revolución, fundamentalmente el del General Lázaro Cárdenas, dieron vida al mandato del reparto de la tierra que hizo posible, finalmente, que la tierra fuese para quien la trabajara.
Hoy, esta sed de justicia que movió a Zapata sigue viva, como sigue viva la determinación del pueblo de México para alcanzarla.
El Caudillo del Sur nunca se conformó con los pequeños cambios para administrar la justicia a cuentagotas a campesinos mexicanos, sino que buscó cambios de fondo, como son precisamente los cambios necesarios, y ese también, hoy que celebramos el Centenario de la Revolución Zapatistas, ése también debe de ser el deber de nuestra generación.
Porque el ejemplo de Zapata reclama de todos nosotros memoria y compromiso, valentía e imaginación, decisión y acción. Él compendió que no podía haber justicia para el campo mexicano con las instituciones y con las estructuras del Porfiriato.
Hoy los mexicanos estamos llamados a transformar las instituciones y las estructuras que heredamos del Siglo XX, para construir precisamente las instituciones y estructuras del México del futuro.
La mejor manera de honrar la memoria de Emiliano Zapata es poniendo bases nuevas y duraderas al desarrollo del país, pasar de la lógica de los cambios posibles a la lógica de los cambios profundos y necesarios
Zapata comprendió que había que cambiar a fondo, para nosotros también a 100 años de la Revolución, es hora de cambiar a fondo; y significa ello no sólo hacer correcciones y ajustes, sino impulsar reformas y transformaciones que México necesita.
El Gobierno Federal ha asumido una agenda de cambios para romper las inercias que nos atan al pasado, para transformar a México, y transformar a México significa combatir a fondo la pobreza y mejorar la calidad de vida de los mexicanos que menos tienen, en particular en el campo, desde luego, para los campesinos por los que luchó Zapata, pero también la pobreza que se extiende en la periferia de las grandes ciudades.
Transformar a México significa garantizar servicio médico, medicinas y tratamiento para todos los mexicanos sin excepción, sea que vivan en el campo o en la ciudad.
Transformar a México significa consolidar una educación de calidad que permita a nuestros niños y jóvenes triunfar en un mundo que compite ferozmente, que permita a ellos salir adelante en su vida, en su profesión y en el cumplimiento de su vocación con oportunidades que les fueron educativamente negadas a sus padres, en particular en el área rural de nuestro país.
Transformar a México significa impulsar las reformas que el país necesita. Por eso el Congreso ha aprobado, y celebro, reformas fundamentales, reformas en materia de pensiones que fortalecen instituciones nacionales como es la del ISSSTE o el Seguro Social; reformas en materia de energía que posibilitan que con recursos que son única y exclusivamente de los mexicanos, como el petróleo, pueda iniciarse una nueva etapa que recupere la producción y reinserte a México como uno de los productores más importantes a nivel mundial.
Por eso también es muy positivo que el Congreso haya procesado o esté procesando diversas iniciativas cruciales para el desarrollo democrático, económico y social de nuestra Nación; porque son reformas imprescindibles para que México pueda enfrentar con éxito los desafíos del Siglo XXI.
Me refiero a la Reforma Política, que busca dar más poder a los ciudadanos, traducir eficazmente el mandato de la sociedad en acciones públicas que le den respuesta a los ciudadanos y pongan en sus manos el control de quienes los representan.
Me refiero a las materias de seguridad interior y seguridad pública, que se debaten y analizan en el Congreso de la Unión.
Me refiero a cambios en materia, en materias que México necesita, en la materia laboral, por ejemplo, que pueda propiciar el acceso de millones de jóvenes, de mujeres y de hombres para que tengan un acceso digno y garantice los derechos laborales de la gente que trabaja en el campo, de manera permanente o de manera transitoria, que están consagrados en la Constitución.
Me refiero a reformas para fortalecer la competencia económica y los derechos de los consumidores, y que tiene la finalidad de que los mexicanos tengan acceso a productos de mayor calidad y de mejores precios.
Me refiero a transformaciones en el campo, orientadas a desterrar la marginación en la que sigue viviendo buena parte de su gente, y que les permita a la vez ser más productivos.
Reclaman, por ejemplo, la solución definitiva de los conflictos agrarios, que aún hoy laceran a las comunidades. Reclaman que la tierra sea verdaderamente para el que la trabaja, como lo quería Emiliano Zapata.
Y para que la tierra sea para quien la trabaja, se requiere que quien la trabaja, la posee y es dueño de ella tenga plena certidumbre jurídica respecto de sus derechos. Se requiere que esos derechos estén reconocidos, legitimados y expresados en documentos públicos oponibles jurídicamente a cualquiera y al Estado mismo.
Por esa razón, el Gobierno Federal a mi cargo, dentro del término de esta Administración, buscará que se entregue el Certificado de Derecho Ejidal, los Certificados de Derechos Agrarios, que procede a todos los núcleos agrarios y sus integrantes que lo soliciten.
Y para ello, exhorto respetuosamente al Congreso de la Unión y a sus integrantes, a velar para que se cumpla esta obligación del Estado, y a la vez a buscar y promover los recursos requeridos para hacer posible dicho cumplimiento.
Las reformas que México necesita, amigas y amigos, son reformas que deben proyectar a nuestro país al siglo XXI. Reformas que beneficien de manera directa a todos los mexicanos.
En este año, en que celebrarnos el Bicentenario de la Independencia Nacional, en este año en que celebramos el Centenario de la Revolución Mexicana, éste también debe ser un año de cambios y transformaciones, como lo fueron aquellos grandes eventos que marcaron la historia nacional, debe ser momento definitorio para el futuro, y como Emiliano Zapata impulsara la transformación de la sociedad rural con la fuerza de su ideal, los mexicanos de hoy tenemos la oportunidad inédita de conducir a México al futuro con la fuerza de la unidad, de la razón, de la paz, de la justicia y del diálogo.
Señoras y señores.
Al defender la causa revolucionaria, Zapata convocaba al pueblo con estas palabras: Llamad a vuestras conciencias, meditad un momento sin odio, sin pasiones, sin prejuicios. Cumplid con vuestro deber y seréis dignos, defended vuestro derecho y seréis fuertes. Y sacrificaos si fuera necesario que después la Patria se alzará satisfecha.
Libertad, Justicia y Ley fue la divisa de Emiliano Zapata. Libertad conquistada por los guerreros de la Independencia y de la Revolución para México y que ahora nos toca preservar a nosotros frente a cualquier fuerza que amenace o restrinja la libertad de los mexicanos.
Justicia anhelada por los revolucionarios y que debe concretarse, precisamente en obras públicas, en infraestructura, en hospitales, en universidades; que debe concretarse en programas, en proyectos productivos, en PROCAMPO, en PROGAN, en Programa de activos para que la gente del campo no sólo posea la tierra y sea su legítima propietaria, sino a la vez, tenga como hacerla productiva y provechosa.
Y ley, ley que permita a todos igualarnos ante ella sin distingos; ley que sea la regla, la única regla que rija la vida de los mexicanos; ley de la que provenga la fuerza del Estado y que no permita que haya otra ley sino la que emane del Congreso y la que tenga sustento en la Constitución de la República.
Libertad, Justicia y Ley, precisamente ésa fue la divisa de Emiliano Zapata.
En el año de la Patria, es nuestro mandato defender y ampliar las libertades de todos mexicanos.
En el año de la Patria, es nuestra obligación construir un México más justo, incluyente y equitativo.
En el Año de la Patria, es nuestro deber hacer del respeto a la ley la base más sólida para el desarrollo y el progreso del país.
Hagamos nuestra la causa del General Emiliano Zapata: Libertad, Justicia y Ley, y sea la nuestra, una generación que esté a la altura de la historia, de nuestros anhelos y de la dignidad de nuestros héroes.
Qué viva Emiliano Zapata y Qué Vivan las Causas Revolucionarias.

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