3 ago 2012

El Papa y los zopilotes

El Papa y los zopilotes/ Jean Meyer
El Universal, 3 de agosto de 2012
Una cosa es la religión, otra los religiosos. Los cristianos pueden siempre consolarse, frente al abismo que existe entre el ideal y la realidad, la palabra de Cristo y los actos de los hombres, con la contestación de la jovencísima y sabia Juana de Arco: “Gente de Iglesia no es la Iglesia”. Eso dijo cuando sus jueces le preguntaron si no se arrepentía, ahora que estaba condenada por la Iglesia, por ellos, obispos, doctores y sabios teólogos.
Hoy el dinero sucio salpica a los grandes bancos internacionales y pocos son los que se salvan de la jugosa operación que consiste en lavar el dinero del crimen organizado. Nada nuevo bajo el sol, me dirán ustedes. Cierto. Tampoco es la primera vez que el dinero criminal entra en instituciones financieras vaticanas. Recuerdo los escándalos del Banco del Espíritu Santo, del Banco Ambrosiano, los misteriosos “suicidios” de algunos de sus dirigentes, hace 30 años, el caso del cardenal Marcinkus en tiempos de Juan Pablo II, las investigaciones que se pierden en los laberintos… Ahora le toca al I.O.R., el Instituto para las Obras Religiosas, fundado en 1942 por Pío XII. 

Hace tres años, Benedicto XVI, informado de sospechosas transacciones, ordenó realizar las reformas necesarias para que el banco cumpliera con los criterios internacionales de limpieza, en el marco de la lucha financiera contra el narco y otras actividades mafiosas. Confió entonces la tarea a su amigo el banquero Ettore Gotti Tedeschi, hombre reputado muy honesto, quizá demasiado honesto.
Posiblemente esa honestidad y su lucha por la transparencia en las cuentas del I.O.R. explican que don Ettore haya temido por su vida durante los primeros meses del año en curso. Por si acaso, armó un voluminoso expediente sobre la situación del banco, material que dos amigos entregarían al Papa, en caso de muerte del interesado. Sospechaba que algunas de las cuentas cifradas del I.O.R. ocultan dinero de grandes mafiosos y también dinero ilegalmente adquirido por empresarios, políticos, intermediarios, constructores, etcétera... HSBC, City Bank, Barclays, Société Génerale, BBV… y muchos más lo hacen porque “el dinero no huele”, pero en este caso se trata del banco de la Iglesia, del dinero de la Iglesia católica, apostólica, romana.
Cuando la policía llegó a la casa de don Ettore para llevarse sus 47 archivadores, el hombre los recibió con alivio, porque pensaba que eran sicarios que venían a “pegarme un tiro” (en sus propias palabras). Pocos días antes había sido destituido de manera fulminante de su puesto de director del banco vaticano, con el pretexto de “pérdida de confianza”. Se acusaba a este miembro del Opus Dei, amigo del Papa, corredactor de una encíclica de Benedicto XVI (la primera, Dios es amor), de ser uno de los “cuervos” , de los zopilotes que daban a conocer la correspondencia papal.
“He sido combatido porque quería transparencia, sobre todo en algunas cuentas”, declaró a la policía. Sus leales esfuerzos para realizar la tarea que le había confiado el Papa fueron calificados por los que lograron su destitución de “comportamiento personal cada vez más excéntrico y que no se puede tolerar más”. Tenían listo un informe sicológico-siquiátrico para destruirlo.
Teóricamente, podríamos tener alguna luz dentro de una o dos semanas, puesto que Moneyval, el organismo instalado en Estrasburgo, bajo la autoridad del Consejo de Europa, debería publicar el informe de 260 páginas sobre si el I.O.R. ha conseguido (o no) su constancia de banco limpio. El Papa ha pedido dicha evaluación, que se realizó en noviembre 2011 y marzo 2012, o sea antes de la caída de don Ettore y del escándalo de la sustracción y difusión de documentos de la correspondencia del Papa, supuestamente por su mayordomo. ¡Hasta no verte, Jesús!
 Investigador del CIDE

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