Muy buen
texto de Adolfo Laborde Sólo una precisión, el XIV Dalai no fue recibido por Calderón oficialmente ni
con honores fue una visita privada de la que se emitió un comunicado.
La
última vez la visita del líder religioso a México nos generó problemas con China.
Recuerdo aquel 9 de septiembre del 2011, cuando el Presidente Felipe Calderón
recibió en la Residencia Oficial de Los Pinos, al Dalai con quien intercambió
puntos de vista sobre la importancia de promover valores éticos en las
sociedades contemporáneas. Un comunicado oficial decía: “En este contexto, el
Presidente de la República expresó al líder religioso que comparte con él los
valores de la tolerancia, la solidaridad, el respeto a la persona humana y la
paz. En el marco de este encuentro, el Primer Mandatario reiteró el apego del
Gobierno de México al principio de “una sola China” y el reconocimiento de la
plena soberanía de la República Popular China sobre la Región Autónoma del
Tíbet.”
Como
sabemos eso no gusto a Beijin y por eso el cierre del comercio de carne de
cerdo.
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Pragmatismo, la razón por la que Peña no verá al Dalai Lama/ Adolfo Laborde
CNN; Viernes,
11 de octubre de 2013 a las 08:25
Durante
su visita a México, el Dalai Lama no se reunirá con el presidente Enrique Peña
Nieto (CNN).
Nota
del Editor: Adolfo Laborde es director de la licenciatura en Relaciones
Internacionales del Tec de Monterrey, campus Santa Fe. Miembro del Sistema
Nacional de Investigadores, Nivel 1 del CONACYT.
(CNNMéxico)
— La coyuntura de la visita del Dalai Lama a México pondrá a prueba, desde mi
punto de vista, la relación con China de la administración del presidente
Enrique Peña Nieto.
El
líder espiritual del Tíbet visita México por una invitación de Casa Tíbet,
México.
En
un primer momento, esta visita podría ser una más de un importante líder
espiritual que busca compartir sus enseñanzas y mensajes budistas, pero no creo
que se pueda reducir a ello.
Sin
entrar en detalle, la historia del Tíbet está asociada con el surgimiento, en
el año de 1949, de la Republica Popular de China como un actor importante en el
escenario regional de Asia, y posteriormente en el internacional -en 1978, el
gobierno de Estados Unidos reconoció a China como un país-.
La
región del Tíbet, para los seguidores del Dalai Lama y los defensores de la
autodeterminación de los pueblos, ha sido una de las primeras víctimas del
expansionismo del gigante asiático en su esfera de influencia; paro otros, los
chinos continentales, ha sido un asunto incómodo que de alguna u otra manera
afecta o modifica sus relaciones internacionales.
De
hecho, México ha experimentado los virajes de la política exterior de China. Un
ejemplo claro fue el congelamiento de las relaciones (en toda la expresión de
la palabra) entre México y ese país cuando el expresidente Felipe Calderón lo
recibió con los máximos honores en la residencia oficial de los Pinos en
septiembre de 2011, en lo que significó su tercera visita a nuestro país.
En
ese entonces, de acuerdo al portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores
del país asiático, Ma Zhaoxu se dañaron las relaciones entre México y la
República Popular de China. Prueba de ello fueron la cancelación de programas
de intercambio comercial, como el de la carne de cerdo.
Esto,
de alguna manera, fue modificado con la entrada de la administración del
presidente Peña, quien en el mes de junio de este año relanzó la relación
bilateral desde una perspectiva "de alto nivel" que se concretó con
la firma de Acuerdos de Asociación Estratégica, que incluye sectores
considerados prioritarios para ambos: el energético, el minero, el turístico,
el comercial, el académico y el de inversiones. La firma supone la eliminación
de las barreras en productos o sectores específicos.
LEER:
China y México llegan a acuerdos pospuestos en era de gobiernos panistas
Los
efectos de esta visita no se hicieron esperar. Me consta. Lo supe de viva voz
de un alto funcionario de la Secretaría de Agricultura (SAGARPA) con quien
compartí mesa el día del evento y que me compartió que al día siguiente de la
ceremonia en Palacio Nacional, él, junto con una delegación de funcionarios del
gobierno gederal y empresarios de
diversas ramas y sectores, saldrían con rumbo a Pekín con el objetivo de
continuar con la firma de los acuerdos comerciales, suspendidos tras la tercera
visita del Dalai Lama a México, durante la administración de Calderón.
Si
bien es cierto que esta visita es esperada por miles de mexicanos, también lo
es que si en esta ocasión la administración federal no recibe al Dalai Lama es
por lo que llamaría un pragmatismo de nuestra relaciones internacionales con
China, en donde los asuntos de "Estado" y los compromisos adquiridos
entre el presidente Xi Jinping y Enrique Peña Nieto (relanzamiento de la
relación bilateral) tendrán más peso.
En
este caso, me parece que sería bueno recobrar y poner en práctica algunos
principios budistas (paz y armonía) que bien caerían a un país con tantas
incógnitas en su acontecer cotidiano.
Si
de algo sirve citarlo aquí, recordemos el eje de un gran estratega japonés de
la posguerra, Shigeru Yoshida (1878-1967), quien apegándose al interés nacional
separó la política de la economía mediante la doctrina que lleva su nombre.
En
nuestra realidad, separemos la política de la religión. Eso, considero, nos
evitaría caer en confrontaciones y malos entendidos.
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