Los
medios hoy, viernes 6 de diciembre de 2013
LA JORNADA: Adiós, Mandela
Nelson Mandela, el icono de la lucha contra el apartheid que se
convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica, y premio Nobel de la Paz
1993, falleció a los 95 años la medianoche (hora local) de este jueves en su
residencia de Houghton, Johannesburgo, rodeado de su familia, informó el
presidente sudafricano, Jacob Zuma. La nación perdió al mismo tiempo a su padre
y al más grande de sus hijos, agregó.
Compatriotas, nuestro querido Nelson Rolihlahla Mandela, el
presidente fundador de nuestra nación democrática, ha muerto, dijo el
presidente Zuma, en un discurso televisado.
EL
UNIVERSAL: Muere el ícono antirracismo
Las salas de música y las fiestas de final de año de las oficinas
quedaron en silencio el jueves en toda Sudáfrica, cuando el presidente Jacob
Zuma dio la noticia que nadie quería escuchar: el amado héroe de la lucha
contra la segregación racial Nelson Mandela había muerto. “Nuestra nación ha
perdido a su mayor hijo. Nelson Mandela nos unió y juntos nos despedimos de
él”, dijo Zuma, en un mensaje televisivo al país, tras informar que el ex líder
sudafricano murió ayer “pacíficamente” a los 95 años rodeado por su familia.
Zuma calificó al icono de la lucha contra el apartheid como un “padre” para la
nación y anunció que Mandela tendrá un funeral de Estado. El Premio Nobel de la
Paz 1993 falleció a las 20:50 (locales) en su casa de Johannesburgo, pero el
anuncio oficial de su fallecimiento se produjo hasta cuatro horas más tarde.
MILENIO:
Muere
Nelson Mandela a los 95 años
Nelson Mandela, héroe de la lucha contra el apartheid, murió a la
edad de 95 años en su domicilio de Johannesburgo, anunció el presidente
sudafricano Jacob Zuma en directo por televisión el jueves en la noche. Madiba, como se le conocía popularmente,
murió a las 20:50 horas en su casa de Johannesburgo, pero el anuncio oficial se
demoró cuatro horas y fue una alocución del presidente, Jacob Zuma, en enlace
de radio y televisión. "Nuestro querido Nelson Rolihlahla Mandela, el
presidente fundador de nuestra nación democrática, ha muerto", comunicó
Zuma.
Reforma;
· Mandela, el libertador
Unión, perdón, reconciliación y diálogo. El legado de Nelson
Mandela podría resumirse con estas palabras, clave para el desarrollo político
de Sudáfrica, pero también para África, donde sembró esperanza, opinan
analistas. "Para África, Mandela es un ícono y significa muchas ideas.
(Significa) humanidad y que todo el mundo es igual", dijo a Reforma
Oladiran Bello, especialista en temas políticos africanos del Instituto de
Relaciones Internacionales de Sudáfrica, en Johannesburgo. Nelson Mandela, el
hombre que acabó con la segregación racial en el país africano, murió a los 95
años, víctima de una infección pulmonar.
EXCÉLSIOR;
Murió Mandela
Nelson Mandela, imagen mundial de la lucha contra el racismo,
falleció ayer a los 95 años. Fue el primer Presidente negro de Sudáfrica.
Impulsó una política de reconciliación con la minoría blanca de su país para
poner fin a la política de segregación racial conocida como Apartheid. Nacido
el 18 de julio de 1918, Madiba, como también se le llamó, estuvo 27 años
encarcelado como preso político. En 1993 fue galardonado con el Premio Nobel de
la Paz. Abogado de profesión, estuvo casado tres veces. El anuncio de su muerte
sacudió al mundo. “Hemos perdido al más grande de nuestros hijos”, dijo el
presidente sudafricano, Jacob Zuma.
LA
RAZÓN: Muere el padre del perdón en África
Nelson Mandela murió ayer a los 95 años en Sudáfrica, nación a la
que tras cinco décadas de lucha (incluidos 27 años en prisión), liberó del
apartheid, régimen de segregación impuesto en 1944 por una minoría blanca a la
mayoría negra. El primer presidente negro de su país reconcilió a una sociedad
ferozmente dividida con negociación y perdón.
Columna
Razones de Jorge Fernández M.
Excelsior.
Mandela, el amo de su destino, el capitán de su alma
Ayer murió Nelson Mandela, uno de los personajes más fascinantes
de la historia del siglo XX. Unos meses atrás, cuando su situación era ya
crítica, publicamos aquí un texto que ahora retomamos. Descanse en paz Nelson
Mandela.
No debe haber en la historia política del último medio siglo una
vida política más fascinante que la de Nelson Mandela, el hombre que después de
pasar 27 años en la cárcel por defender sus ideales y luchar contra el racismo,
logró comprender y convencer de que la única alternativa para su pueblo y su
país era acabar con el racismo en forma pacífica, abrazando la democracia,
abriéndose a construir una sociedad donde todos pudieran, haciendo un enorme
esfuerzo político y social, integrarse, vivir y compartir, desterrando la
venganza. El hombre que a los 95 años, después de ser preso político,
Presidente de su país y premio Nobel de la Paz, estaba, al momento de escribir
estas líneas, abandonándonos, muriendo y cerrando así una vida que es parte ya
de nuestra historia.
Como
él mismo decía, Nelson Mandela no era un santo, nunca lo pretendió, simplemente
era un luchador por la libertad de su pueblo, un luchador contra el
racismo y contra uno de los sistemas más infames que vimos en el siglo XX, el
Apartheid. Era un hombre de convicciones firmes, que demostró qué quiere decir,
en verdad, ser progresista, de izquierda, liberal en el mejor sentido de la
palabra. Hablar de un hombre que estuvo 27 años preso y que logró salir de la
cárcel sin alimentar el odio y la venganza contra sus adversarios, dispuesto a
trabajar con ellos para construir un país democrático e integrado socialmente,
es hablar de una excepción histórica, de un ejemplo. Fue su disposición la que
permitió acabar con el sistema de discriminación sin violencia y por la vía de
la negociación. Si la voz de Mandela hubiera clamado por la revancha, jamás
Sudáfrica hubiera salido de esa larga etapa sin sangre en las calles, y quizá
no hubiera podido ser ni siquiera una nación viable. “Si quieres hacer las
paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces él se vuelve
tu compañero”, decía Mandela, y lo cumplió a rajatabla. No sé si Mandela habrá
leído alguna vez a Borges, pero aquello de no hablar de venganzas ni perdones,
porque el olvido es la única venganza y el único perdón, Mandela también lo
hizo suyo.
Pero más aún: Mandela impulsó esa salida democrática e
integradora, siendo la única figura pública en su país que tenía capacidad y
consenso para realizarla, sin ser un dictador, un gobernante autoritario,
alguien que quisiera perpetuarse en el poder. Salió de prisión, tiempo después
se convirtió en Presidente en la primera elección libre en su país y cuando
concluyó su periodo se fue a su casa. No abandonó la política, ni la nacional
ni la internacional, pero nunca buscó perpetuarse: había comprendido que si se
quería construir un sistema democrático y abierto, el heredarse a sí mismo el
poder, el considerarlo una prenda propia, el identificar a su persona con el
país y la sociedad, como han hecho muchos que dijeron tomar su ejemplo, desde
los Castro hasta los Chávez, era precisamente la antítesis de lo que se
buscaba. El poder unipersonal nunca puede ser entendido como democrático. El
mesianismo político, se vista con ropajes de izquierda o de derecha, nunca
puede ser la vía para la construcción de una sociedad abierta. Mandela se
convirtió en una suerte de padre de su patria sin ejercer el poder, salvo ese
poder moral que otorga precisamente el haber sabido abandonar a tiempo el poder
material.
Para eso hay que ser valiente. Decía Mandela que en la cárcel
aprendió que “el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él.
El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo”. Y
Mandela no tuvo miedo de vivir de la misma forma en que lo pregonaba en sus
discursos y textos: en libertad y para la libertad.
Ahora que se va este personaje entrañable de nuestra historia,
sólo queda recordarlo con una de sus mejores definiciones, que todos deberíamos
hacer nuestra: “Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”. Adiós,
Nelson Mandela, que tu historia de inteligencia, intransigencia contra el
racismo, la injusticia y el totalitarismo, de una mano abierta para colaborar
incluso con quienes te mantuvieron preso por décadas, abone a la construcción
de las sociedades abiertas, educadas, tolerantes, democráticas, donde ningún
hombre o mujer tenga un destino marcado por su origen o su color de piel, esa
sociedad por la que luchaste. En tu caso, Mandela, la historia no sólo te
absolverá, también te recordará como el hombre que escribió una de sus mejores
páginas.
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