Apología
del odio/Tonatiúh Medina
“...Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte…"Juan Gelman
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte…"Juan Gelman
La
desafortunada desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa es para nuestro
país un hecho tan significativo como lo fue para Irlanda el artero asesinato de
Verónica Guerin o para Colombia la muerte del malogrado candidato presidencial
Luis Carlos Galán, en todos los casos la mafia logró su cometido, sembrar el
terror e intentar modificar el paradigma político en turno, entendido éste
último como el modelo político que permea nuestra vida, impunemente nos han
orillado a claudicar.
Ayotzinapa
marca un parangón en los tres niveles de gobierno, una gran parte de la
ciudadanía culpa directamente al Presidente de la República de los hechos,
olvidando selectivamente las facultades y obligaciones legales de las
autoridades locales así como de los institutos políticos que directa o
indirectamente les apoyaron en sus proyectos de acceso al poder público,
curiosamente el enojo ciudadano no se ha canalizado en contra de los asesinos
materiales ni mucho menos en contra de las autoridades locales en turno, éstos
últimos, gobernador y presidente municipal de Guerrero e Iguala
respectivamente, fueron removidos por el poder público, en respuesta tardía sin
duda, al clamor social.
Ya
nadie recuerda al gobernador con licencia ni al ex edil encarcelado, también
hemos olvidado al ex procurador y a la ex secretaria de desarrollo social que
deseosa de gobernar su estado terminó fuera de la nómina estatal, hemos
olvidado a los líderes partidarios locales, a los líderes de las bancadas en el
congreso e incluso al ombudsman local y a quién preside el poder judicial
estatal, tal parece que la remoción del encargo constitucional es sinónimo de
perdón y de olvido. La dimensión del problema se ha trasladado más allá de las
fronteras políticas de Guerrero y del territorio nacional.
A
casi dos meses de la desaparición de los normalistas, sin duda llama la
atención la campaña de odio en contra de la izquierda mexicana provocada
sorpresivamente por ellos mismos, así como en contra de la figura presidencial,
el odio ha encontrado su cauce a través de las redes sociales y de los espacios
radiofónicos, periodísticos y televisivos, especialmente de los críticos de la
actual administración. Hemos sido testigos desde el rumor más banal hasta el
reportaje más estructurado, en ambos casos no se siembra la duda sino la
semilla de la destrucción.
Es
curioso, aquellos que intentan desarticular la estructura de gobierno lo hacen
a través de concesiones públicas o en medios que viven y sobreviven gracias a
la propaganda pública o a través de entidades de interés público que tienen
como fin promover la participación de los ciudadanos en la vida democrática
–partidos políticos- y a poco más de dos semanas del primero de diciembre,
fecha en el que el jefe del ejecutivo cumpliría dos años de mandato
constitucional, tal parece que el objetivo sea el de derrocarlo y provocar una
crisis constitucional que obligue a la organización temprana de elecciones tal
cual lo mandata el artículo 84 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
Los
críticos del sistema cual expertos jugadores de ajedrez, atacan toda pieza
posible en el tablero nacional con tal de minar la fortaleza de la pieza
principal. Peones, caballos, alfiles, torres y reina sufren el cruel embate de
la oposición política que busca arrebatar en el tablero lo que no pudo ganar en
las urnas…
El
Jefe del Ejecutivo aunque prudente, ya ha salido a la palestra pública a
conjurar el movimiento de la fuerza pública –legítima e incuestionable en todo
caso- si la masa no decide
canalizar su odio a través de otros canales de preferencia institucionales, sin
embargo cualquier pretexto es suficiente para llamar al caos y la anarquía.
A
través de ejercicios periodísticos, legítimos aunque cuestionables por la
pobreza de la información, los grupos opositores tratan, intentan a como dé
lugar crear la percepción de una administración desarticulada, de un estado
fallido, de una sociedad perdida. Ni México es Haití ni mucho menos la Franja
de Gaza, sin duda existen problemas graves que nos afectan directa o
indirectamente, que minan nuestra calidad de vida pero ¿qué sociedad no los
tiene?
Estados
Unidos de Norteamérica sufre de graves problemas raciales, Hong Kong se
encuentra paralizada por no permitir a sus ciudadanos derechos mínimos como el
de elegir libremente a sus gobernantes, España sufre por los altos niveles de
desempleo, en la ex Unión Soviética se persigue y da muerte a ciudadanos
homosexuales, Venezuela está totalmente paralizada y enfrentada por la falta de
democracia y un perverso bipartidismo, China no es exactamente el templo de los
derechos humanos, el norte de Europa está al borde de la desaparición por la
falta de ciudadanos recién nacidos y así podría seguir hasta el cansancio.
Es
simplemente increíble que nosotros en México en donde a punta de sangre y sudor
hemos perfeccionado un sistema democrático, en donde hemos podido reformar la
estructura política y económica, en donde a pesar de todo somos libres y
gozamos de muchas libertades que en otros países son anhelo y utopía, grupos
con gran movilidad operativa pero menor permeabilidad política busquen destruir
lo que tanto trabajo ha costado construir.
@DrThe
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