El otro Trump de Occidente/Guy Verhofstadt, a former Belgian prime minister, is President of the Alliance of Liberals and Democrats for Europe Group (ALDE) in the European Parliament.
Traducción de Rocío L. Barrientos.
Project Syndicate, 21 de octubre de 2016..
En el segundo debate presidencial estadounidense, Donald Trump prometió que, de ser elegido, nombraría a un fiscal especial para investigar a Hillary Clinton. “Estarías en la cárcel” le dijo Trump.
La amenaza de Trump de politizar el sistema de justicia ha sido recibida con la reacción violenta que se merece; pero, lamentablemente, su cinismo no es aplicable sólo a los Estados Unidos. El actual gobierno polaco, liderado por el partido Ley y Justicia (PiS), que llegó al poder hace poco menos de un año, ha mostrado una línea autoritaria similar, burlando normas jurídicas con el objetivo de promover sus propios fines.
El líder del PiS Jarosław Kaczyński ha pedido reiteradamente una investigación del ex primer ministro polaco y actual presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Kaczyński sostiene que la anterior gestión gubernamental de Tusk fue parcialmente responsable del accidente aéreo de abril del año 2010 en Smolensk, Rusia, en el que murieron 96 personas, incluyendo el hermano gemelo de Kaczyński, el presidente de Polonia, Lech Kaczyński.
La delegación del gobierno polaco viajaba a una conmemoración de la masacre del año 1940 en Katyn, en dicho lugar Stalin ordenó el asesinato de 22.000 personas, entre oficiales del ejército polaco, policías e intelectuales y culpó a Hitler por el delito. Cuando terminó la Guerra Fría, la verdad sobre la matanza finalmente salió a la luz, y fue reconocida oficialmente por el presidente ruso, Boris Yeltsin.
Jarosław Kaczyński y otros miembros del PiS sostienen que Rusia – con la ayuda de algunos funcionarios polacos – fue también responsable de la caída del avión. Ellos se han basado en esta extraña teoría de conspiración durante su ascenso al poder, a pesar de no tener ninguna evidencia para apoyarla. De hecho, las transcripciones de la recuperada grabadora de voz de la cabina indican que el avión se estrelló durante un aterrizaje fallido a causa del mal tiempo.
Armado con sus teorías de la conspiración, Kaczyński quiere negar a Tusk un segundo mandato al frente de una de las tres principales instituciones de gobierno de la Unión Europea, arguyendo lo siguiente: “¿Puede una persona con estos antecedentes estar a la cabeza del Consejo Europeo? Tengo dudas muy profundas”. Mientras tanto, los medios de comunicación de la derecha de Polonia han avivado las llamas, y una revista recientemente publicó una imagen de Tusk con las manos esposadas.
La cruzada de Kaczyński contra Tusk es un abuso de poder político, un abuso digno de Trump, mismo que hace vislumbrar cómo sería la vida para los oponentes políticos de Trump en caso de que él realmente llegase a ganar las elecciones presidenciales. También refleja una más amplia y rabiosa batalla por el alma de Polonia.
Polonia fue una vez el ejemplo de la Europa Central posterior a la Guerra Fría. Pero ahora el PiS está llevando a cabo una amplia toma de poder, que buscan el control del Tribunal Constitucional, los canales de medios de comunicación públicos y de los servicios de seguridad del país. En lugar de consolidar la importancia estratégica de Polonia a la OTAN y su legítimo lugar como un Estado miembro de la UE que es poderoso y respetado, el PiS se ha obsesionado con la inversión de la modernidad. Como prueba de ello, no es necesario mirar más allá de asalto del gobierno perpetrado a su propio poder judicial y a sus instituciones democráticas, ataque que hace que se eleven cejas en EE.UU., Bruselas, y a lo largo de toda Europa.
Polonia está experimentando una crisis constitucional que comenzó cuando Andrzej Duda, el presidente polaco respaldado por el Pis, se negó a tomar el juramento de tres jueces del Tribunal Constitucional elegidos por el anterior parlamento. El PiS, a continuación, seleccionó sus propios jueces en lugar de los anteriores, mientras aprobaba legislación que esencialmente paralizó al Tribunal. El Tribunal declaró que las normas jurídicas cambiadas por PiS eran inconstitucionales, pero el gobierno dirigido por el PiS se negó a publicar la decisión del Tribunal, bloqueando de este modo que entre en vigor. Ahora es casi imposible para el Tribunal evaluar la constitucionalidad de la legislación del actual Parlamento, a pesar de que existe una disposición expresa en la Constitución polaca que autoriza llevar a cabo una revisión judicial.
Debido a que hoy en día las acciones del PiS son condenadas universalmente, este partido está deteniendo toda esta situación hasta finales de este año, momento en el que el mandato del actual presidente del Tribunal Constitucional expire. Después de eso, el PiS designará un presidente más amigable, quien sin duda bailará al son de cualquier melodía que se toque. Sin embargo, un presidente recién nombrado probablemente no vaya a terminar crisis constitucional de Polonia, debido a las sentencias judiciales válidas de este pasado verano que quedaron sin publicar, ahora existe un agujero negro en el orden constitucional de Polonia.
La UE ha iniciado los procedimientos legales contra Polonia, y está pidiendo al gobierno polaco trabaje con los partidos de oposición para reformar el Tribunal. Si Polonia no cumple, en última instancia, la UE podría despojar a este país de sus derechos de voto. Pero es poco probable que la UE u otros organismos internacionales garanticen una solución al problema político polaco. Sólo los polacos pueden hacer esto.
De hecho, grandes protestas en contra de un reciente proyecto de ley que habría prohibido prácticamente todos los abortos (bajo pena de prisión de hasta cinco años) obligaron al gobierno a dar marcha atrás y retirar la legislación propuesta. Esto marcó una victoria para las mujeres polacas, y sugiere que Polonia es más progresiva de lo que a Kaczyński le gustaría creer.
Aun así, mientras que el gobierno puede haber sufrido una gran derrota pública, se mantiene intacta la falta de liberalismo ideológico subyacente del PiS. Eso significa que los defensores de la sociedad civil polaca tendrán que luchar muchos más batallas en los próximos meses para contener y hacer retroceder la ilegalidad del PiS.
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