24 sept 2017

La contratista del “Paso de la Muerte”, a cargo de la reconstrucción en Jojutla/

Revista Proceso # 2134, a 23 de septiembre de 2017
La contratista del “Paso de la Muerte”, a cargo de la reconstrucción en Jojutla/
JAIME LUIS BRITO
Un grupo de trabajadores de Aldesa, la compañía que erigió con graves irregularidades el Paso Exprés de Cuernavaca, llegó a Jojutla, Morelos, para sumarse a las tareas de reconstrucción luego del sismo del martes 19. Proceso entró en contacto con ellos, quienes portaban gafetes de la empresa y emprendieron de inmediato las maniobras de demolición ante la incertidumbre, angustia y desinformación de los damnificados.
JOJUTLA, Mor.- Aldesa, la compañía responsable del Paso Exprés de Cuernavaca donde el 12 de julio murieron dos personas que cayeron en un socavón, se encuentra a cargo de la reconstrucción de casas derrumbadas por el sismo del martes 19.
A menos de 24 horas de ocurrido el terremoto, el presidente Enrique Peña Nieto visitó este municipio, uno de los más afectados de la entidad. Minutos después de marcharse se presentaron aquí cerca de 200 trabajadores de Aldesa, señalada por la Secretaría de la Función Pública de haber incurrido en irregularidades en la construcción del Paso Exprés, cuyas obras de reparación aún no han terminado.
Proceso platica con algunos de estos trabajadores, quienes piden que se reserve su identidad. Portan casco y chaleco fluorescente, así como gafetes e insignias que los identifican como empleados de la constructora.

–¿Cuándo llegaron a Jojutla?
–Ayer en la tarde. Estábamos en (la Ciudad de) México, pero nos mandaron para acá –responde uno de ellos.
–Ah, son de México.
–No. Yo soy de Cuernavaca, pero la empresa nos mandó para acá. No sé si porque somos de Cuernavaca, pero nos mandó para acá.
–¿Y cuántos vinieron?
–Calculo que como 200.
–¿Cuánto tiempo estarán aquí?
–No sabría decirle.
Otro empleado refiere que también es de Cuernavaca y que vino desde la Ciudad de México a sumarse a las labores de reconstrucción a cargo de Aldesa, contratada, dice, “por el gobierno”, aunque no aclara si se trata del federal o el estatal.
También en el municipio hay maquinaria pesada, con distintivos del mismo grupo constructor, que desde el jueves 21 es utilizada para demoler los restos de una decena de viviendas de la calle 20 de Noviembre, cuyos propietarios miran desolados las maniobras de limpia.
Demoliciones a toda prisa
En el camellón de la calle 20 de Noviembre está una mujer con el rostro enrojecido por el calor y los ojos irritados por las lágrimas. Su nombre es Martha y utiliza un sucio tapabocas.
“A mí nunca me dijeron nada. Sólo llegaron y comenzaron a tumbar mi casa. El temblor tiró el segundo piso donde vivíamos seis familias, y éstos (los trabajadores de la constructora) están tirando el otro piso que habitaban más familias. Perdí todo. No me dejaron entrar nunca más a mi casa”, se queja.
Añade: “Ayer vinieron al estado los del gobierno (se refiere al presidente Peña Nieto y al gobernador Graco Ramírez), pero no llegaron hasta aquí. Se quedó por allá en el centro. Allá ¿pa’qué? Nadie me dice qué vamos a hacer, qué voy a hacer. Nomás me dan algo de comer, pero ¿y mis cosas?, ¿y mis papeles?, ¿y mi casa?”
Entre tanto, a lo largo de la calle van y vienen máquinas pesadas rotuladas con el nombre de Aldesa, responsable de construir el Paso Exprés a un costo de 2 mil millones de pesos y que hoy opera a medias.
La prisa de las autoridades por levantar los escombros es seguida por reclamos de grupos de abogados y empresarios locales en favor de que se extienda el tiempo para buscar sobrevivientes.
El jueves 21, grupos de damnificados denunciaron que el DIF Morelos retuvo 90 toneladas de ayuda en sus bodegas de Cuernavaca mientras la demanda de ayuda persistía en municipios afectados.
Enardecidos, centenares de ciudadanos obligaron al gobierno de Graco Ramírez a abrir las bodegas para que ellos mismos repartieran víveres a quienes los requerían. Por este motivo dijeron ya basta y han difundido a través de redes y otros medios la necesidad de coordinar comunitariamente las tareas de emergencia y apoyo, así como las estrategias de reconstrucción.
Por su parte, la Coordinación de Protección Civil del estado responsabiliza a los municipios de la desorganización existente, puesto que, afirma, carecen de atlas de riesgos.
El año que entra habrá elecciones y los morelenses desconfían de un gobierno que guarda en sus bodegas ayuda para los damnificados y que, de acuerdo con líderes de organizaciones civiles, usa programas sociales para apuntalar a Rodrigo Gayosso, hijastro de Graco Ramírez, rumbo a la gubernatura.
Desesperación y desinformación
Todo el primer cuadro de Jojutla será demolido. Sus edificios comerciales están inservibles y detrás del centro, por el rumbo de la Alameda, sólo se observa destrucción. Los damnificados esperan en las aceras la llegada de las autoridades, pero éstas no vienen. En el fraccionamiento Reforma, al sur de la colonia Emiliano Zapata, hay casas y edificios de departamentos cuarteados.
Rosa vive en la última parte de la calle 20 de Noviembre. Aborda al reportero pensando que es integrante de Protección Civil. Desconsolada, cuenta cómo esta parte de la ciudad también se encuentra afectada y no está siendo atendida: “Yo entiendo que hay prioridades. La gente de allá (la colonia Emiliano Zapata) está muy amolada, pero nosotros también tenemos necesidades”.
Relata que 48 horas después del sismo ninguna autoridad ha llegado al lugar. “Sólo necesito que me digan si puedo vivir en mi casa o si debo buscar otro lugar”.
En otra parte de la zona, que luce como si hubiera ocurrido un bombardeo, hay grupos de jóvenes llevando agua, haciendo tortas. Otros cargan picos y palas para apoyar en la remoción de escombros.
Algunos de esos muchachos son estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), que habilitó todas sus sedes como centros de acopio para después repartir la ayuda con sus propios medios. Otros jóvenes, como Félix y Darío, provienen de Pachuca. Al enterarse de lo ocurrido, ambos pidieron permiso a su patrón para trasladarse a Morelos y brindar ayuda. Duermen a cielo descubierto; están cansados, pero no desanimados.
Hasta el cierre de esta edición se contabilizaban en la entidad 73 muertos, entre 20 mil y 30 mil casas afectadas en los 33 municipios, daños en 200 sitios históricos y afectaciones en 45 edificios de la UAEM. (Más información en la página 60).
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Devastada y en el olvido, la cuna del zapatismo(
ÁLVARO DELGADO Y MATHIEU TOURLIERE
AYOXUXTLA DE ZAPATA, Pue.- La mesa donde el general Emiliano Zapata redactó el Plan de Ayala, la proclama de alto contenido social que el 28 de noviembre cumplirá 106 años de haber sido lanzada desde esta comunidad de la Mixteca poblana, está cubierta de polvo y cascajo desprendidos de los muros y el techo de la vieja edificación de adobe que el terremoto del martes 19 casi echa abajo.
Es el Museo Comunitario de Zapata, cuya sala de exhibición muestra también la roca que usó como asiento el jefe del Ejército Libertador del Sur, dos rifles y un horcón también original de la choza donde se resguardó de la persecución del general Victoriano Huerta tras romper, en 1911, con Francisco I. Madero por traicionar la causa campesina.

“Sí, quedó muy dañado”, dice con tristeza Jorge Sánchez Torres, el presidente del comisariado ejidal y encargado del museo, mientras apunta con el índice las numerosas cuarteaduras de las paredes y las vigas de madera fuera de su lugar que soportan el techo de tejas coloradas.

El museo se encuentra dentro de la escuela primaria Emiliano Zapata del poblado. Es la principal edificación de esta comunidad –que pertenece al municipio de Huhue­tlán el Chico–, históricamente abandonada pese a su relevancia histórica, no sólo por la presencia de Zapata, sino por haber sido estratégica para José María Morelos y Pavón en la guerra de Independencia.

Ubicada entre altas montañas, justo la razón por la que Zapata la eligió para resguardarse del 25 al 28 de noviembre de 1911 –junto con sus principales colaboradores militares–, Ayoxuxtla es una población de 800 habitantes que está, como el museo, casi destruida: Sin agua y sin drenaje, ahora 264 viviendas –casi 90% del total– están inhabitables por los efectos del sismo. Urge demolerlas y construir nuevas viviendas: por el momento, los habitantes viven y duermen en los patios.

El terremoto dañó, también, la presidencia auxiliar, la iglesia y las instalaciones del Bachillerato Digital, estrenado apenas el año pasado. Se mantuvo intacta la monumental escultura del general Zapata a caballo que se levanta en la Plaza Plan de Ayala, donde dos veces al año se reúnen organizaciones campesinas a rendirle homenaje al Caudillo del Sur.

La primera, el 10 de abril, fecha en que Zapata fue asesinado, y el 28 de noviembre, conmemorativa del lanzamiento del Plan de Ayala, el documento que le dio contenido social a la revolución zapatista, y que a dos meses de cumplirse tiene muy preocupadas a las autoridades de aquí.

Por eso, apenas se enteraron de que el presidente Enrique Peña Nieto iría a San Juan Pilcaya, la población cercana que fue epicentro del sismo y que quedó devastada como la propia, una delegación encabezada por el presidente auxiliar de Ayoxuxtla, Inocencio Aragón Vergara, fue a solicitarle ayuda personalmente. Para la población, pero también para el museo.

Y es que, hasta la mañana del jueves 21, ningún tipo de ayuda había llegado a esta comunidad del municipio ni de los gobiernos estatal y federal. Un grupo de jóvenes de la Universidad Anáhuac de Puebla llevó víveres. Unos 30 soldados llegaron a la población para resguardar las viviendas derrumbadas.

“Acaban de llegar, provenientes de Pilcaya”, dice el presidente auxiliar sobre los soldados, mientras muestra las ruinas en que quedaron convertidos la sede del gobierno, las viviendas, la iglesia, el museo. “Es una zona de desastre”.

Y por eso le exigió a Peña Nieto la reconstrucción de todas las casas dañadas, la presidencia, el museo y la iglesia.

–¿Y qué le respondió?

–Dijo: “Ténganlo por seguro que vamos a reconstruir todo”.

–¿Confía en su palabra?

–Es la primera vez que nos pasa esto. Vamos a confiar.

A su vez, Jorge Sánchez le habló a Peña del museo dañado, rehabilitado apenas en marzo gracias a que Jorge Estefan Chidiac, presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), diputado federal de este distrito que tiene cabecera en Chiautla, consiguió 600 mil pesos para rehabilitarlo.

“Le dije: Nosotros venimos de Ayoxux­tla. Soy el presidente del comisariado ejidal y ahorita soy responsable del museo de Zapata, que quedó muy dañado a pesar de haber sido rehabilitado. Ayúdenos para que se componga antes del 20 de noviembre. Él se comprometió a ayudar. Vamos a ver si es cierto.”

–¿Confía en él?

–A él le llegan muchas peticiones; no sabemos, ojalá y se haga.

Sánchez Torres también habló con Estefan Chidiac y confía en que irá a revisar el museo y auspiciar otra vez su reconstrucción. “Él siempre nos ha apoyado”.

–¿Porque son priistas?

–No, aquí hay muchos no priistas también. Nos dijo: yo no veo partidos, yo apoyo a los que necesitan.

Aquí gravita el PRI, a través de la Confederación Nacional Campesina (CNC), pero también otras organizaciones que, el 28 de noviembre de cada mes, se unen para honrar a Zapata, como la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) que lidera el perredista Álvaro López Ríos. El propio Andrés Manuel López Obrador ha visitado la comunidad en tres ocasiones.

El exgobernador Rafael Moreno Valle, del Partido Acción Nacional (PAN), hizo trasladar aquí a los poderes del estado, el 28 de noviembre de 2011, a un año de tomar posesión. Pese a que se comprometió a sacar del atraso a Ayoxuxtla, el panista terminó su sexenio sin cumplir su palabra. En un acto de rebeldía y protesta, los pobladores borraron su nombre de la placa conmemorativa a la efigie de bronce.

Esta comunidad es considerada cuna del zapatismo en México. Sin embargo, a pesar a las peregrinaciones y promesas de los políticos, sigue siendo el mismo pueblo de hace un siglo, sumido en el atraso y la desigualdad. En Ayoxuxtla no hay agua potable, drenaje, servicios básicos como telefonía e internet, ni un Centro de Salud que responda a las necesidades de la comunidad, aislada del desarrollo.

Colgada a la pared de un edificio que colinda con el pequeño zócalo, una manta publicitaria presenta los destinos en Estados Unidos –Chicago, Nueva York y Nueva Jersey–, adonde la empresa La Mixteca Paquetería ofrece sus servicios de envío. Como en toda la región, la falta de oportunidades obliga a gran parte de los habitantes a migrar hacia el vecino país del norte, con la ilusión de salir de la pobreza.

Ayoxuxtla pertenece al municipio de Huehuetlán el Chico y al Distrito de Chiautla, y de acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) tiene grado de marginación alto. A decir de los pobladores no hay empleo formal: viven completamente del campo y de las remesas que envían sus paisanos que radican en Estados Unidos, principalmente en Chicago.

Los pobladores no saben cuánto tiempo tomará el proceso de reconstrucción. En el vecino poblado de San Juan Pilcaya, el propio Peña Nieto adelantó que tardará varias semanas, y aunque prometió que el gobierno federal aportará ayuda, advirtió a los habitantes de la Mixteca poblana que ellos deberán asumir las labores de “autoconstrucción”.

Mientras los reporteros de Proceso salían del pueblo devastado, llegó una camioneta del programa IMSS-Prospera con funcionarios y despensas a bordo.


A diferencia de los estudiantes, que distribuyeron los víveres y cobijas de manera sencilla, en este caso la muestra de solidaridad resultó una puesta en escena: funcionarios, civiles y militares conformaron una reducida cadena humana para entregar las bolsas a los pobladores. Un trabajador del programa no cesó de grabar el reparto con un celular. Se concentró especialmente en su jefe.

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