El Purpurado, que tomará posesión de la Arquidiócesis de México el 5 de febrero, se encomendó a la Virgen de Guadalupe y le pidió que “nos ayude a discernir la voluntad de Dios para la Iglesia Arquidiocesana de México, y seamos una Iglesia Sinodal en donde Pastores y Pueblo de Dios seamos uno – como lo expresa mi lema episcopal- ‘Que todos sean uno’”.
Dijo en conferencia de prensa:
“Estoy convencido de la indispensable tarea de renovación eclesial para pasar de una feligresía que busca los servicios de sus pastores, a una Comunidad de Discípulos Misioneros, donde todos busquemos en comunión anunciar y transmitir la Buena Nueva del Reino de Dios. Necesitamos una Nueva Evangelización en su ardor, en su método y en sus expresiones”, afirmó en un mensaje leído este lunes en conferencia de prensa.
El cardenal dijo que “para lograr ese objetivo, el Papa Francisco indica que debemos experimentar la misericordia y transmitirla a los demás, haciéndola el punto de partida de la Nueva Evangelización”.
“Así lograremos el ardor y la pasión para dar a conocer a Cristo, Camino, Verdad y Vida”, afirmó.
El Arzobispo electo recordó que la Iglesia está llamada a cumplir su misión en un mundo que enfrenta un cambio de época, con sus consecuencias.
Explicó que “el Cambio de Época consiste fundamentalmente, en la fractura del consenso de valores que sostiene la Cultura, entendida como el estilo de vida de una sociedad. En efecto, hoy no solamente vivimos un disenso de valores, sino incluso una confrontación de los valores, lo cual cambia radicalmente la conducta social y la pone en constante crisis”.
Ante ello, “es indispensable formar a los cristianos en el discernimiento personal y eclesial para descubrir la voluntad de Dios a la luz de su Palabra y en la interpretación de los acontecimientos, llevando como método el camino sinodal de la escucha recíproca, del compartir los distintos puntos de vista, y después del diálogo, tomar la decisiones para caminar juntos, en donde la autoridad sirva a dicho proceso y se ejerza de manera colegial en comunión eclesial”.
Dijo que “es necesario una Iglesia misionera, una Iglesia en salida, que no sólo atienda a los fieles que asisten a los templos, sino que sale al encuentro de todos en los distintos ámbitos de la sociedad, una Iglesia que sea testimonio de la Misericordia de Dios Padre”.
“No podemos quedarnos en una pastoral de simple mantenimiento de las tradiciones religiosas y devociones cultuales. Las estructuras pastorales deben cubrir el servicio a las personas en las distintas etapas de la vida, logrando nuevas expresiones de la vivencia de la fe”, afirmó.
Con respecto a “las otras religiones y grupos no creyentes o distantes de su vida de fe, debemos cultivar una actitud abierta al diálogo participativo y propositivo, mirando el bien de la sociedad”.
“La Iglesia necesita de todos los bautizados, Obispos, Sacerdotes, Religiosos, Agentes de Pastoral y Laicos comprometidos para renovarla y hacerla capaz de transmitir la fe a las nuevas generaciones con respuestas nuevas para situaciones nuevas, con la confianza en la novedad del Evangelio y en la conducción del Espíritu Santo”, afirmó.
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