12 dic 2017

Sorpresas y rarezas/Roger Bartra


Sorpresas y rarezas/Roger Bartra
Reforma, 12 Dic. 2017
Las próximas elecciones de 2018 han generado hasta ahora varias sorpresas. Una de ellas, la más notable y espectacular, es la formación de un Frente que agrupa a partidos de derecha y de izquierda. Otra sorpresa es que el PRI ha escogido como candidato a un tecnócrata que no milita en ese partido. Otra novedad menos sorpresiva es el giro hacia la derecha de Morena. El Frente, el PRI y Morena serán las tres principales opciones entre las cuales la ciudadanía podrá escoger en 2018. Otra sorpresa es que el EZLN, de vocación simbólicamente guerrillera, haya decidido participar en un proceso electoral con una candidata indígena, Marichuy.
La mayor rareza es el Frente, que en cuanto fue anunciado produjo una ruptura en el PAN, el partido más fuerte de los tres que lo integran. Triunfó en este partido el ala liberal representada por Ricardo Anaya y en consecuencia un fragmento conservador y cercano al PRI, encabezado por Margarita Zavala, abandonó el partido. Ella se presentará como candidata independiente y le restará unos pocos votos al Frente, seguramente nada significativo debido a que el PRI postula a José Antonio Meade, un funcionario que fue parte del gabinete panista de Felipe Calderón, el esposo de Margarita Zavala. El candidato del PRI seguramente atraerá votos de este grupo de panistas disidentes.

El gobierno priista ha hecho todo lo posible por evitar que cristalice el Frente, creado por el PAN, el PRD y el MC, recurriendo a las peores artimañas para manipular a sectores supuestamente proclives a la corrupción alojados en los partidos del Frente, como hicieron en las recientes elecciones en el Estado de México. Estas maniobras priistas parecieran indicar que el candidato del Frente, Ricardo Anaya, es mucho más temido que el candidato de Morena. En las redes sociales y entre muchos comentaristas se ha desatado una campaña muy dura, de carácter personal y en ocasiones sucia contra el Frente, que es acusado de ser una conjunción contradictoria de posiciones políticas. En realidad, nada hay de extraño que se aproximen el liberalismo y el reformismo socialdemócrata.
En Morena podemos ver también un proceso curioso: su candidato, López Obrador, después de un largo proceso de lento aprendizaje de más de diez años, parece que ha comprendido que debe ablandar su dureza. Para ello, paradójicamente, ha derivado hacia el viejo autoritarismo priista, a la política nacionalista revolucionaria anterior al giro neoliberal encabezado por Salinas de Gortari. Con ello pretende ganar a sectores de la clase media que estaban asustados por su supuesto radicalismo. La restauración del viejo priismo, junto con las poco inteligentes ideas que con regularidad propone López Obrador, permite augurar un futuro poco prometedor a su candidatura. Su última ocurrencia ha sido la de una amnistía o perdón para los victimarios de las oleadas de narcoasesinatos a partir de un diálogo entre los homicidas y las familias de las decenas de miles de víctimas. Otras ideas absurdas e impracticables que recientemente ha propuesto se refieren a la dispersión de las dependencias del gobierno por todo el país y a la eliminación de exámenes de ingreso en las universidades.
Ahora observamos un extraño fenómeno: tanto el PRI como Morena se corren a la derecha, mientras que el PAN se mueve ligeramente hacia la izquierda. Tendremos que esperar a que estos desplazamientos se concreten en programas políticos. Meade está esbozando su ideario tecnocrático, que de momento parece muy gelatinoso.
Lo verdaderamente nuevo es el Frente, que busca un cambio de régimen y la eliminación de la herencia autoritaria priista. Se trata de un experimento político audaz que ya se ha probado con éxito, notablemente en Veracruz. Hasta ahora ha anunciado su intención de impulsar un gobierno de coalición, un ingreso básico universal y de reorganizar las estructuras gubernamentales. Quiere impulsar una parlamentarización, crear un gabinete plural y convertir al secretario de Gobernación en un jefe de gabinete perteneciente a un partido distinto al del Presidente. Este Frente es un refugio para corrientes de la izquierda reformista que, ante la expansión del populismo, encuentran un respiro. Espero que su presencia en el Frente contribuya a que el PAN siga virando hacia posiciones modernas y liberales.

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