26 ago 2018

El papa Francisco en el Santuario de Knock en Irlanda

La mañana del domingo 26 de agosto, después de salir de la Nunciatura Apostólica, el papa Francisco se dirigió  al Aeropuerto Internacional de Dublín para visitar la Capilla del Santuario Knock, situado en el Condado irlandés de Mayo.
El Santuario de Knock es destino de las peregrinaciones marianas a Irlanda con motivo del IX Encuentro Mundial de las Familias.

Cuenta la tradición que hace 139 años, un 21 de agosto de 1879, quince personas de edades comprendidas entre 5 y 74 años, presenciaron la aparición de la Virgen María, San José, el Agnus Dei y San Juan Evangelista, envueltos en una brillante luz en el interior de la iglesia parroquial del pueblo de Knock.
La información oficial del santuario indica que los testigos presenciaron la aparición durante una lluvia torrencial de dos horas, mientras recitaban el Santo Rosario.

Después de haber dado una vuelta en el papamóvil entre los fieles, Francisco fue recibido por el Arzobispo de Tuam, Mons. Michael Neary y cuatro obispos de la Provincia Eclesiástica. 
Inmediatamente después, el papa asistió a la Capilla de las Apariciones, donde fue recibido por el Rector del Santuario, el Padre Richard Gibbons. En la Capilla había unos 200 fieles reunidos.
Después de reunirse en oración silenciosa ante la imagen de la Virgen, el Pontífice ha regalado un rosario de oro, y luego ha dirigido a la explanada del Santuario para rezar el Ángelus, como cada domingo.
El papa agradeció a Dios por la oportunidad de visitar este Santuario tan querido por el pueblo irlandés y expresó su gratitud al arzobispo Neary y al rector, Padre Gibbons, por su cordial bienvenida.
En la ceremonia pidió nuevamente perdón por la herida causada por los abusos, "por estos pecados, por el escándalo y la traición sentida por tantos en la familia de Dios”.

Palabras del Papa antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas: 
Doy gracias a Dios por la oportunidad de visitar ―en el contexto del Encuentro Mundial de las Familias― este Santuario tan querido por el pueblo irlandés. Agradezco al arzobispo Neary y al rector, Padre Gibbons, su cordial bienvenida. 
En la Capilla de la Aparición he encomendado a todas las familias del mundo a la amorosa intercesión de la Virgen y, de modo especial, a vuestras familias, las familias irlandesas. María nuestra Madre conoce las alegrías y las dificultades que se viven en cada hogar. Conservándolas en su inmaculado Corazón, las presenta ante el trono de su Hijo con amor. 
En recuerdo de mi visita, he traído como regalo un rosario de oro. Sé que en este país es importante la tradición del rosario en familia. Cuántos corazones de padres, madres e hijos han obtenido fuerza y consuelo a lo largo de los años meditando sobre la participación de la Virgen en los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de la vida de Cristo. 
María nuestra Madre es también Madre de la Iglesia, y a ella le confiamos hoy el camino del Pueblo fiel de Dios en esta “Isla esmeralda”. Pidamos que las familias encuentren apoyo en sus esfuerzos por difundir el Reino de Cristo y por ocuparse de los últimos de nuestros hermanos y hermanas. Que en medio de los vientos y las tempestades que azotan nuestros tiempos, sean baluartes de fe y de bondad que, según las mejores tradiciones de la nación, resisten a todo lo que pretende disminuir la dignidad del hombre y de la mujer creados a imagen de Dios y llamados al sublime destino de la vida eterna. 
Que la Virgen mire con misericordia a todos los miembros de la familia de su Hijo que sufren. Rezando delante de su imagen, le he encomendado de modo particular a todas las víctimas de abusos por parte de miembros de la Iglesia en Irlanda. Ninguno de nosotros puede dejar de conmoverse por las historias de los menores que han sufrido abusos, a quienes se les ha robado la inocencia y se les ha dejado una cicatriz de recuerdos dolorosos. Esta herida abierta nos desafía a que estemos firmes y decididos en la búsqueda de la verdad y de la justicia. Imploro el perdón del Señor por estos pecados, por el escándalo y la traición sentida por tantos en la familia de Dios. Pido a nuestra Madre Santísima que interceda por la curación de todos los sobrevivientes de abuso de cualquier tipo y que confirme a cada miembro de la familia cristiana con el propósito decidido de no permitir nunca más que estas situaciones vuelvan a repetirse. 
Mi peregrinación a Knock también me da la posibilidad de dirigir un cordial saludo a la querida gente de Irlanda del Norte. Si bien mi viaje con motivo del Encuentro Mundial de las Familias no incluye una visita al Norte, os aseguro mi afecto y cercanía en la oración. Pido a la Virgen que sostenga a todos los miembros de la familia irlandesa para que perseveren, como hermanos y hermanas, en la tarea de la reconciliación. Agradecido por los progresos ecuménicos y por el significativo aumento de la amistad y la colaboración entre las comunidades cristianas, rezo para que todos los discípulos de Cristo lleven adelante con constancia los esfuerzos para avanzar en el proceso de paz y para construir una sociedad armoniosa y justa para sus hijos hoy, sean cristianos, sean musulmanes, sean judíos o sean de la religión que sean.
Y ahora, con estas intenciones y con todas las que llevamos en el corazón, dirijámonos a la Santísima Virgen María con la oración del Ángelus. 
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