1 oct 2012

El blindaje del miedo/Rodrigo Vera

El blindaje del miedo/Rodrigo Vera
Revista Proceso # 1874, a 30 de septiembre de 2012
El extraordinario auge de las empresas dedicadas al blindaje de vehículos en México tiene una explicación obvia frente a los aterradores índices de violencia alcanzados en el gobierno de Felipe Calderón. Mientras más grande es el miedo de la población, mayor es el nivel de los blindajes, cuyos costos van de los 30 mil a los 500 mil dólares. En los noventa prácticamente no existían en México estas compañías y el blindaje debía hacerse en Estados Unidos. Ahora, esta industria ocupa el segundo lugar en América Latina.
ECATEPEC, MÉX.- Los altos índices de violencia en México potenciaron la industria nacional del blindaje automotriz, que en pocos años partió prácticamente de cero hasta convertirse hoy día en un redituable negocio en el que compiten varias empresas, al grado de que muchas de ellas operan al margen del control gubernamental.

El miedo es el principal factor que orilla a la población a tener automóviles a prueba de balas, pues tan solo el año pasado los mexicanos gastaron 52 mil 400 millones de pesos para protegerse de la delincuencia, según una encuesta que la semana pasada dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Ernesto Mizrahi, vicepresidente de la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores (AMBA), explica las razones de este boom:
“Debido a los crecientes índices de inseguridad, el blindaje de automóviles también se ha incrementado considerablemente. Ahora ya no son solamente los funcionarios públicos y los empresarios quienes recurren a él, sino también muchos padres de familia que ven amenazada su seguridad y tienen recursos económicos para protegerse ellos y sus familias.”
Mizrahi expone que, según las estadísticas de la AMBA, 40% de estos blindajes son solicitados por funcionarios públicos, y el 60% restante lo requieren empresarios y padres de familia.
“El blindaje de automóviles se está generalizando. Cada vez son mayores sectores de la población los que recurren a él”, recalca.
–¿La industria del blindaje continuará en bonanza durante los próximos años? –se le pregunta.
–Sí, considero que así será, pues desgraciadamente la delincuencia y la inseguridad aumentarán en los años por venir. A este clima de violencia no se le ve fin.
–¿Hay algunos estados con mayor demanda de blindajes?
–Hoy en día en prácticamente todos los estados del país la demanda va a la alza, no sólo en los estados del norte como podría suponerse.
Mizrahi y otros seis directivos de la AMBA ofrecieron una rueda de prensa el jueves 27 en los talleres de Blindajes Global Armor, situados en Ecatepec. Coincidieron en que la expansión de la industria del blindaje también se debe a que en México se recrudecieron y ampliaron los delitos contra automovilistas.
Esteban Hernández, uno de los vicepresidentes de la AMBA, dijo al respecto:
“Anteriormente, los políticos y los empresarios blindaban sus autos por temor a ser secuestrados, pues algunos empresarios eran secuestrados mientras viajaban en sus autos. Eran personajes influyentes a quienes el delito del secuestro los tenía atemorizados y los obligaba a recurrir al blindaje.
“Ahora las cosas han cambiado radicalmente, pues la delincuencia organizada ya tiene como práctica asesinar también a las personas en sus automóviles, así sea solo para robarlas y aunque no sean personajes importantes. Muchos asesinatos y hurtos calificados se dan en esas condiciones. Y lo peor de todo es que en estos delitos se están utilizando armas cada vez más potentes y sofisticadas.”
De ahí que, dice, la industria del blindaje en México “comenzó de cero en los años noventa” debido a algunos sonados secuestros de empresarios que se dieron en esa década, cuando la mayoría de los automóviles se enviaban a blindar al extranjero.
Hoy, añade, la Secretaría de Seguridad Pública federal tiene registradas a más de 50 empresas mexicanas dedicadas a este rubro, además de muchas otras empresas que operan sin registro, por lo que no se sabe cuántas son.
Es por ello que algunos empresarios del ramo exigen mayores controles gubernamentales que regulen el caótico mercado del blindaje automotriz, normado muy deficientemente por la Ley Federal de Seguridad Privada.
Indicó que, en América Latina, México ya ocupa el segundo lugar en el blindaje de autos; anualmente se blindan 3 mil unidades formalmente registradas. Esta cifra sólo es superada por Brasil, con 10 mil 400 unidades al año, aunque debe considerarse que ese país tiene una población mucho mayor que la de México. Por su parte, en Colombia, otro país con graves problemas de inseguridad, se blindan mil 800 unidades al año.
“La industria mexicana del blindaje se inició y creció a pasos acelerados en sólo 20 años. Ya dejamos atrás a Colombia, el país pionero en esta industria a nivel latinoamericano”, indicó Hernández.
“Galería” de atentados
Por lo pronto, aquí en México la AMBA –que aglutina a las siete principales empresas del ramo y controla 60% del mercado nacional– realiza grandes esfuerzos para afrontar con sus blindajes el cada vez más potente armamento del crimen organizado.
“Nuestra industria está sujeta a cambios mucho muy acelerados. Nosotros mejoramos nuestros blindajes y al poco tiempo la delincuencia mejora la potencia de sus armas, lo cual nuevamente nos obliga a reforzar nuestros estándares de calidad… y así progresivamente vamos librando esta carrera mortal a la que no se le ve fin”, dijo en la rueda de prensa Mauricio Natale, director de la empresa de blindaje TPC Armoring y también vicepresidente de la AMBA.
El ejecutivo aclaró:
“Es muy común suponer que un blindaje está mal hecho cuando al vehículo blindado lo atraviesan las balas. Pero no es así. Por lo común esto sucede cuando el armamento del atentado rebasa el nivel de blindaje del automóvil.”
La velocidad y la cantidad de las balas son determinantes en esto. La industria armamentista está lanzando al mercado balas cada vez más potentes, así como sofisticados fusiles, pistolas, granadas y bombas.
En la actual guerra contra el narcotráfico impulsada por Felipe Calderón, se están poniendo a prueba las innovaciones en la industria armamentista, pero también los adelantos en la industria del blindaje que, según los directivos de la AMBA, consisten en mejorar la calidad de los tres principales materiales con los que trabajan: los aceros, las fibras y los cristales.
Durante la rueda de prensa a los reporteros se les proyectaron fotografías de los principales atentados contra vehículos blindados, perpetrados por el crimen organizado. Una a una, fueron exhibiéndose imágenes de autos con la carrocería salpicada de orificios de bala, cristales agrietados y faros rotos.
En este “resumen de atentados” se concluyó que ha habido “20 casos de éxito”, que son un paradigma a nivel internacional: el de 15 Suv, cuatro pickup y un sedan, cuyos blindajes resistieron las ráfagas de balas.
Entre estos casos se mencionó el que sigue siendo el mayor motivo de orgullo para la industria mexicana; el blindaje de la camioneta Grand Cherokee en la que, el 24 de abril de 2010, viajaba Minerva Bautista, entonces secretaria de Seguridad Pública de Michoacán.
Ese día, la funcionaria fue interceptada en su vehículo por un grupo de sicarios que le dispararon con fusiles de asalto AK-47, AR-15 y G3. También le lanzaron granadas y le dispararon con fusiles Barrett calibre .50, de gran capacidad destructiva. La camioneta recibió en total 808 impactos de bala y gracias a su blindaje –nivel V–, Bautista sobrevivió al atentado.
“Esta camioneta se convirtió en nuestro gran trofeo”, presumió entonces Carlos Karam, perito de la empresa regiomontana que la blindó, Transportadora de Protección y Seguridad, la cual recuperó el vehículo para exhibirlo en su planta de Santa Catarina, Nuevo León.
La prueba, en los hechos
En la actualidad los blindajes van del nivel III al VII. El primero sirve para afrontar ataques con armas cortas. De ahí en adelante son para armas largas. Al IV se le considera un “nivel antisecuestro”. El V ya sirve para contener a la “delincuencia organizada”. Mientras que el VI y el VII ya son niveles “antiterrorismo” porque pueden afrontar a las más potentes armas que han salido en el mercado.
Conforme se avanza en el nivel, se mejora la calidad y se aumenta el grosor de los materiales, lo cual da mayor protección. Por ejemplo, el grueso de los cristales del nivel III es de 21 milímetros, mientras que el grosor del VII alcanza los 82 milímetros.
Los ejecutivos de la AMBA aseguran que sus blindajes ya han mostrado su eficacia contra distintos tipos de fusiles y granadas en la actual guerra contra el narcotráfico, la cual ha servido para probar la calidad de sus productos.
“Realmente no nos preocupan las granadas. Aunque su explosión es muy aparatosa, sus esquirlas no dañan mucho nuestros blindajes”, dicen.
–¿Y ya han experimentado con bombas? –se les pregunta.
–No. En ese terreno todavía no tenemos experiencia. Solamente un par de vehículos han sufrido atentados con bombas porque el crimen organizado, hasta el momento, casi no ha utilizado ese tipo de armamento.
–¿Y ustedes no pueden probar los distintos tipos de armamento en sus propias fabricas de blindaje?
–¡No! ¡De ninguna manera! Aquí no tenemos stands de tiro ni nada que se le parezca; nos lo prohíbe la Secretaría de la Defensa Nacional. Sin embargo, hay laboratorios que certifican nuestros productos… Pero sobre todo, nuestros blindajes se prueban en los hechos.
Los directivos de la AMBA dan por concluida la rueda de prensa. Luego invitan a los reporteros a recorrer los talleres de Global Armor. Los conducen primero a un amplísimo taller de altos techos, semejante a un hangar. Ahí, varios trabajadores uniformados están desmontando meticulosamente automóviles y camionetas de lujo: se alinean los Mercedes Benz, los BMW, las Grand Cherokee, las Chevrolet Tahoe…
“Este es un trabajo muy especializado, digamos que es artesanal, porque cada vehículo requiere una atención muy especial, acorde a las necesidades de cada cliente”, dice uno de los guías.
–¿Cuánto tiempo les lleva blindar un automóvil?
–Alrededor de seis semanas. Primero checamos bien el vehículo y luego elaboramos la llamada hoja de ruta, en la cual se especifica cómo se desarmó la unidad y las características del blindaje. Tratamos de respetar lo más posible la estructura original del vehículo.
El guía muestra varios autos sin asientos ni cristales, sin nada en su interior. Señala después a los trabajadores que toman medidas y trazan líneas sobre los caparazones metálicos.
“Nuestros técnicos son personal altamente capacitado”, explica.
Sale de ese taller. Entrega a los reporteros anteojos especiales. Y entra después a otro amplio recinto en el que, recargadas sobre altos muros, se alinean enormes hojas de cristal. Los técnicos de ahí cortan el cristal, pulen sus orillas, empalman unos cristales con otros como si fueran sándwich, los meten a hornos de altas temperaturas de donde salen ya convertidos en una sola pieza.
“Esta es nuestra fábrica de vidrios blindados. Trabajamos con puro material de alta calidad”, comenta el guía, mientras señala cristales de diferentes curvaturas, grosores y formas geométricas.
Después dice con mucha seriedad:
“El blindaje de automóviles no es ningún lujo. ¡Nada de eso! Su objetivo es proteger vidas humanas, sobre todo en estos tiempos tan violentos por los que atraviesa el país.”
–¿Cuánto cuestan los blindajes?
–Todo depende del nivel del blindaje y del tipo de vehículo. Eso es lo que determina el costo, que se tasa en dólares. Digamos que el blindaje más barato andará saliendo en unos 30 mil dólares, y el más costoso en unos 500 mil… Pero la vida humana no tiene precio ¿No cree usted?
En 2011, la delincuencia llevó a los mexicanos a gastar 52 mil 400 millones de pesos para protegerse, según reveló la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2012 (Envipe), que elaboró el Inegi y dio a conocer apenas la semana pasada.
La Envipe detalla que 71.1% de la población reportó pérdidas económicas a consecuencia de los delitos, lo que llevó a 24.8% a implementar medidas de seguridad, como cambiar cerraduras y candados, poner puertas o ventanas, colocar rejas o bardas y algunos otros dispositivos de seguridad.
En este contexto, el blindaje de automóviles, aunque resulte muy costoso, es una medida más a la que cada día recurre un mayor número de personas.

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