Surgen
más implicados en el asesinato de los hermanos Páramo
Nota de PATRICIA
MAYORGA
APRO-, 16
DE MAYO DE 2013
CHIHUAHUA,
Chih. (apro).- Al continuar las diligencias del asesinato de los hermanos
Páramo en la sala 15 de los Juzgados ubicadas en el penal número 1 del
municipio de Aquiles Serdán, Ramón Enrique de la Rosa Armendáriz, presunto
coautor intelectual de dicho homicidio, implicó en el crimen a “un abogado”.
Además,
la fiscal adelantó que existen otros dos imputados en el asunto.
Durante
la audiencia de vinculación a proceso (auto de formal prisión en el sistema
penal tradicional), en la que el juez Alejandro Legarda Carreón determinó que
De la Rosa Armendáriz deberá enfrentar el proceso en prisión.
De
estatura mediana, moreno y con cabello muy corto, De la Rosa llegó escoltado
por dos agentes, pasadas las 10 de la mañana a la sala de Garantía, donde
también estuvieron cinco familiares y amistades.
Sentado
al lado de Jorge Rivas Lerma, a quien nombró como su defensor particular, durante
toda la audiencia dirigió su mirada hacia atrás, para sonreír desenfadado a su
familia.
En
la causa penal 1164/2013, el imputado y su defensor pidieron a la prensa que no
les tomaran imágenes del rostro. “Existe temor fundado para pedirlo, por la integridad
de mi patrocinado y por quien habla, debido a que se trata de una situación
demasiado politizada”, argumentó el defensor.
Posteriormente,
Enrique de la Rosa pidió que se asentara que cuando lo detuvieron y trasladaron
a la Ciudad de México lo presionaron para reconocer que conoce a un abogado
cuyo nombre no quiso revelar. Le mostraron fotografías de esa persona, pero
insistió en que nunca ha hablado con él, ni por teléfono, dijo entre dientes.
La
parte acusadora no quiso abundar en el interrogatorio, porque se trata de
hechos ocurridos en la Ciudad de México.
El
juez le advirtió previamente que todo lo que declarara podría ser usado en su
contra, aun así, accedió a hacer esa denuncia.
Diego
Páramo los matara antes, dice indiciado
La
fiscal Edna Elizabeth Alvídrez Manquero solicitó la vinculación a proceso del
imputado por haber cometido el delito de homicidio calificado contra Diego
Alejandro y Alfredo David Páramo González, hijos del periodista de asuntos
financieros David Páramo.
Presentó
las pruebas periciales que previamente había ofrecido en la audiencia del otro
imputado, Jonathan Lozano Duarte, con el fin de acreditar los hechos y la
participación de ambos en el doble homicidio. Dio lectura de nuevo al diálogo
que mantuvieron Diego y Jonathan, minutos antes del crimen, vía mensajes de
celular.
Los
datos nuevos que aportó la parte acusadora en esta audiencia son dos llamadas
que hizo Diego Páramo a Enrique de la Rosa, unos minutos antes del asesinato.
Además,
la fiscal dio a conocer más datos de la declaración de Roberto Méndez Oates,
amigo de Enrique de la Rosa, quien vivía con él desde hace dos o tres meses.
“Dijo
que el viernes que mataron a Páramo, él fue al bar Lotus en la noche. Ahí
estaba Chupas (Alejandro Holguín Baeza), Enrique y Jonathan, con unas
muchachas. Luego fueron a cenar y Roberto se fue a su casa. En la madrugada
llegó Enrique y le dijo que habían matado a Páramo. El sábado en la tarde,
Enrique y Chupas le dijeron que había sido El Chupas… dijo que él sabía que
Páramo andaba muy mal, hacia desastre y medio, como balacear casas, y que sabía
hasta de unos homicidios en los que participó”.
El
testigo declaró que Holguín Baeza les contó cómo habían perseguido a los Páramo
hasta darles muerte.
La
declaración de Enrique de la Rosa, efectuada el 11 de mayo, también aportó
datos al proceso:
Señaló
que el viernes antes del homicidio vio a Diego Páramo. Alrededor de las dos de
la mañana le entregó 30 bolsas de gramo de droga cada una.
Posteriormente,
relató el encuentro en el antro Lotus. Cenaron y posteriormente se fueron a una
casa a la colonia Panamericana, zona céntrica de la ciudad de Chihuahua y
cercana al lugar del crimen, hacia el norte.
En
esa casa estaban Jonathan, Enrique de la Rosa, Alejandro Holguín El Chupas y
otras dos personas que la fiscal mencionó como imputados, y cuyo nombre omitió.
El
primero en salir de la casa fue De la Rosa. Iba solo en un vehículo. Su labor
fue vigilar el trayecto de la avenida de las Américas hasta el periférico de la
Juventud, por la avenida Francisco Villa.
Diez
minutos después de que terminara de hacer su trabajo, dijo, le llamó El Chupas
para decirle que ya habían ejecutado a Diego.
“Luego
fue a recoger a un coimputado que andaba junto con Jonathan y fueron a hacer el
recorrido para ver el hecho de la ejecución. (…) Al rato le habló Alejandro
Holguín para decirle que se vieran a espaldas del antro Baruck. Ahí ya estaba
Jonathan también y dos diversos coimputados, y dos guardias”, continuó la
fiscal.
Ahí
platicaron que interceptaron a Diego en el semáforo de la avenida de las
Américas y Francisco Villa, que estaba en rojo. Holguín se bajó de la camioneta
en la que iba y disparó dos veces contra el copiloto, contra Diego.
Los
persiguieron por la Francisco Villa hasta la secundaria 15. Dieron vuelta a la
derecha por la avenida Las Águilas, y después a la izquierda, hasta que toparon
con un cerro. Se bajó Holguín Baeza y “los remató”.
Enrique
aseguró en su declaración que un domingo antes de asesinar a los Páramo
tuvieron un incidente en un drive in llamado La Hacienda. “Los habían querido
matar en donde El Chupas vio a Diego como copiloto. Diego era muy bronquero y
andaba mal por su adicción”, leyó la fiscal.
Con
esos elementos, el juez vinculó a proceso a Enrique De la Rosa Armendáriz como
coautor intelectual en el delito de homicidio calificado, con agravantes de
premeditación, ventaja y alevosía.
**
Dan formal
prisión al hombre que ‘puso’ a los hermanos Páramo
Nota de PATRICIA
MAYORGA
APRO_, 14 DE MAYO DE
201;
CHIHUAHUA,
Chih. (apro).- En la audiencia en la que se dictó auto de formal prisión a
Jonathan Lozano Duarte por su presunta responsabilidad en el asesinato de los
hermanos Diego Alejandro y Alfredo David Páramo González, la fiscal Edna Edith
Manríquez Manquero ofreció como prueba un extracto de los 85 mensajes de texto
que intercambiaron el indiciado y Diego la madrugada del sábado 4 de mayo,
minutos antes de que este último fuera acribillado junto con su hermano en el
interior del auto que conducía.
La siguiente
fue la comunicación escrita que tuvieron Jonathan y Diego de las 03:35 a las
03:54 horas.
–No es por
molestar ni mucho menos, pero no traerá el dinero porque ando haciendo cuentas.
Me da pena, pero necesito el dinero porque necesito reportarme con el señor y
pos salgo corto.
–Acá ando en la
calle. ¿Dónde anda usted?
–Neta,
discúlpeme mi Páramo, pero sí ocupo el cambiecillo… usted me dice por dónde lo
veo, ¿simón? Es que se me puso de malas El Chupas y El Primo.
–Mijo: ¿dónde
anda? Déjeme dejo un pase y lo topo…. No, ahí, porque cuentas claras, amistades
largas…Ahí en la farm (farmacia ubicada en la avenida Francisco Villa)- citó
Diego.
–Ándele ps’, lo
espero. Gracias a usted. Neta me dieron un regañadón de aquellos… ¿tarda mucho?
Pa’ decirles y tantearlos a éstos, advirtió Jonathan.
Pos es que anda
manejando mi carnal. Es una tortuga… A mí igual, simón y ahorita me emparejó El
Chaguito (Enrique de la Rosa Armendáriz), bien vergas. Pero él sí sale para
todos mi Jona-, fue el último mensaje de Diego Páramo.
A las 10:20
horas de este martes, llegó Jonathan
Lozoya, de 25 años, a la sala de audiencias número 15 de las instalaciones del
Centro de Reinserción Social número 1. Escoltado por un agente de la Policía
Procesal, mantuvo las manos atrás, hasta que se sentó al lado de sus
defensores.
En la
audiencia, escucharon los alegatos la mamá de Jonathan, así como otros
familiares y amigos. Trataban de permanecer inexpresivos, sólo tocaban su
propia cara, primero uno, luego otro; agachaban la cabeza y se esforzaban por
contener cualquier gesto.
Alegatos de la
defensa:
La juez
Margarita Elisa Romero Sánchez llamó a dos testigos que solicitó la defensa: un
agente de la Policía Municipal, José Luis Rivera Menchaca y a Melisa Yamín Durán Balderrama, perito en
criminalística de campo.
Con las
declaraciones, el defensor Marco Antonio Gómez Moloy, buscaba desacreditar la
cadena de custodia de uno de tres celulares encontrados el día del homicidio y
sembrar la duda de que el chip pudo haber sido sembrado, lo que no tuvo fuerza
al final de la audiencia por las pruebas que presentó la fiscal.
Además, la
defensa aportó al proceso una suspensión de amparo (575/2013), otorgada por el
juzgado décimo de Distrito, para efectos de incomunicación del detenido.
María Mayela
Duarte Lucero, madre del indiciado, promovió el amparo debido a que, cuando se
llevaron su hijo de la casa, no supo a qué corporación pertenecían los agentes
ni con qué fin. Lo buscó por varias corporaciones y nadie aceptaba su
detención, no le permitieron comunicarse, lo que les hace suponer que lo
torturaron para declarar.
La defensa
reveló además que el primer reporte policiaco, indica que en el vehículo de las
víctimas, un Honda Civic gris, encontraron tres billetes de 200 pesos y dos de
100.
La juez llamó
la atención de la defensa en por lo menos tres ocasiones, para evitar pruebas o
preguntas ociosas y para aclarar lo que presentaba como alegatos, ya que se
trababa al leer y al exponer sus pruebas.
Ninguno de los
recursos de la defensa evitó que la juez lo vinculara a proceso, para resolver
su situación jurídica, bajo la causa 1164/2013.
Pruebas del
Ministerio Público
La fiscal
informó que los cuerpos de las víctimas fueron reconocidos por la madre de
ambos, Martha Francisca González Nicholson y una amiga de ella.
Basados en
peritajes e informes de neurocirugía, balística, químicos, criminalística de
campo, partes informativos de las policías municipal y ministerial, así como
investigación de gabinete, efectuados del 4 al 7 de mayo, la parte acusadora
señaló lo siguiente:
Diego y Alfredo
fueron perseguidos desde la farmacia Guadalajara en la avenida Francisco Villa,
hasta las calles Águilas y Quetzal, donde fueron asesinados.
Les dispararon
por el vidrio panorámico con una sola arma, 9 milímetros. A Diego lo habían
herido durante la persecución, y ellos no se defendieron porque no llevaban
armas. Los cuatro asegurados en la escena del crimen y dos fragmentos metálicos
recuperados del cuerpo de Alfredo, revelan que les dispararon con una sola
arma.
La causa de la
muerte de las víctimas fueron: laceraciones y hemorragia cerebral, ya que les
dispararon en la cabeza desde el vidrio delantero.
En el interior
del auto encontraron tres celulares y cuatro envoltorios con droga, que de
acuerdo con el peritaje químico, eran tres con matanfetaminas y uno con
cocaína.
La fiscal
detalló la manera en que dieron con el domicilio del imputado, a través del
rastreo del teléfono celular y su registro en el sistema de información
policial.
Relató que
cuando llegaron al domicilio, Jonathan estaba afuera, lo reconocieron por las
características de la fotografía de su licencia y le pidieron que los
acompañara a declarar en el caso del asesinato de los Páramo, hecho que fue
debatido por la defensa, ya que asegura que nunca le dijeron para qué lo
llevaban y lo mantuvieron incomunicado de su familia.
Durante el
interrogatorio, dijo la fiscal, Jonathan declaró que él no tenía nada que ver
en los asesinatos, que los culpables eran El Chupas, Alejandro Baeza Holguín, quien se junta con
Enrique de la Rosa, y ambos venden droga.
Cuando Jonathan
reveló que él había citado a Diego por orden de Alejandro Baeza, el Ministerio
Público solicitó una orden de detención en caso urgente, a las 15:40 horas del
6 de mayo.
“Dijo que
conocía a Diego, que intercambiaba drogas con él. Le cambiaba cocaína o hielo
por tachas. Ambos vendían droga. El imputado trabajaba para El Chupas y Diego
para Enrique de la Rosa Armendáriz”, dijo la parte acusadora.
Jonathan relató
que la madrugada del 3 de mayo recibió una llamada de El Chupas para pedirle
que le dijera a Diego Páramo, que se vieran en algún lugar; le explicó que
tenía que ser Jonathan, para que Diego no sospechara que lo iban a matar porque
días antes, Enrique de la Rosa le había dicho que Páramo le debía dinero de una
mercancía que le entregó.
El pretexto
para citarlo fue el cobro de 200 pesos que Diego le debía a Jonathan por el
intercambio de drogas. “Diego y el imputado se veían los fines de semana, casi
siempre en esa farmacia”, refirió la fiscal basada en la declaración de Lozano
Duarte.
La cantidad que
le debía a De la Rosa eran 15 mil pesos hace unos meses, pero El Chupas le
aconsejó que le siguiera dando droga a Diego para que la pudiera vender y le
pagara. El miércoles antes del crimen, Enrique les dijo, que Páramo ya sólo le
debía 5 mil pesos.
Enrique de la
Rosa le pidió el favor de citar a Diego, a El Chupas, porque eran amigos, dijo
Jonathan.
Cuando El
Chupas le llamó para pedirle que citara a Diego, Jonathan estaba con un amigo
dando la vuelta, a quien le pidió el favor de llevarlo a la farmacia y le
confesó que querían asesinar a Páramo.
El amigo
accedió siempre y cuando se fueran de inmediato cuando llegaran los vehículos,
para no meterse en problemas. Jonathan ya había avisado a El Chupas dónde se
verían con Diego.
Señala Lozano
que él esperaba a un lado de la farmacia, pero que nunca llegó Diego con él.
Pasaron aproximadamente 30 minutos desde que habían comenzado a enviarse
mensajes, cuando le llamó El Chupas a Jonathan, para decirle que los hermanos
ya se habían ido de la farmacia, que él se retirara de ahí.
Jonathan supo
por el periódico del siguiente día del asesinato. Durante la noche de ese
sábado 4 de mayo, acudieron todos, con “unas chavas”, a un antro llamado Lotus,
donde El Chupas presumió lo que habían dicho y confirmó que eran los hermanos.
La parte
acusadora presentó ante la juez la declaración de otra persona, Roberto Méndez
Oates, quien vivía desde hace dos o tres meses con Enrique de la Rosa. Él
aseguró que Enrique le dijo que mataron a Diego, la misma madrugada del crimen, cuando llegó a
su casa. Supo que lo mataron porque “andaba mal”.
El sábado en la
noche, fueron a cenar Enrique, El Chupas, Jonathan y Roberto Méndez, quien
escuchó de nuevo que los habían matado, y aunque no dijeron el motivo, él sabía
que le debía a Enrique de la Rosa, como 8 mil pesos por drogas. “Que sabía que
Páramo las cambiaba por otras drogas para consumirlas y que no estaba pagando”.
Confesaron en
esa ocasión que Alejandro Baeza Holguín, El Chupas, fue quien los mató: “pa’
que veas que yo sí soy bueno con la pistola”, les presumió. La última vez que
vio a Jonathan fue el domingo en su casa, y supo de él hasta que Enrique le
avisó que habían detenido a uno, que sacara todas las cosas de la casa.
La fiscal
informó a la juez, que el otro imputado que ya se encuentra en el Cereso,
Enrique de la Rosa, que ya declaró y confirmó que Jonathan Lozano se encargó de
“poner” a la víctima para cometer el homicidio.
Con esas
pruebas, pidieron que se juzgue a Lozano Duarte por homicidio calificado, con
las agravantes de premeditación, alevosía y ventaja.
**
Caso hermanos
Páramo da un giro de 180º; hay 4 más involucrados
Nota de Javier Olmos.
El caso de los
hermanos Páramo dio un giro de 180º, ya que el presunto autor intelectual,
Ramón Enrique de la Rosa Armendáriz, señaló que él solo participo como
"halcón", y que hay cuatro personas involucradas más, dos de ellas
guardias, aparte del ya detenido, Jonathan Lozoya y el prófugo, Alejandro Baeza
Holguín alias, "El Chupas".
Así mismo
indicó que la autoridad mintió al declarar a los medios de comunicación que
había sido detenido en Parral, debido que fue arrestado en la Ciudad de México.
Del mismo modo
desmintió que la muerte de los hijos de dos destacados periodistas hubiera sido
para cobrar una deuda de drogas, confirmando que uno de los fallecidos (Diego
Páramo) había querido matar a Alejandro Baeza Holguín alias, "El
Chupas", quien está prófugo, motivo por el cual solo se adelantaron.
Lo anterior
ocurrió una semana antes del crimen de los hermanos, en el Drive Inn "Las
Hacienda", donde se encontraba "El Chupas", mismo que iba a ser
asesinado por Diego Páramo, sin embargo las cosas no salieron muy bien para
este último.
Debido a lo
anterior, "El Chupas", citó a una reunión a los hoy detenidos en una
vivienda de la colonia Panamericana, Ramón Enrique de la Rosa, y Jonathan
Lozoya. En la misma se encontraban otras dos personas no identificadas,
prófugos.
Tras planear el
crimen, cada quien ocupo diversos cargos para que saliera bien. Jonathan Lozoya
(amigo de Diego Páramo) lo citaría en la madrugada como "gancho".
Ramón Enrique de la Rosa (presunto distribuidor de droga) cuidaría que la zona
estuviera libre de policías.
Posterior,
Diego Páramo invitó a su hermano Alfredo a acudir a la cita con Jonathan
Lozoya. Cuando tripulaban el automóvil, hicieron alto en el semáforo de las
Américas y Francisco Villa, donde ya los esperaba "El Chupas", quien
al bajar de una camioneta observo a Diego de copiloto y le disparo en dos
ocasiones.
El guiador,
Alfredo, emprendió la huida y se desato una persecución sobre la Avenida
Francisco Villa, Carbonel, Américas, Washington y finalmente entraron a la
colonia Las Águilas, donde impactaron un cerro. En el lugar ambos fueron
"rematados".
Tras el crimen,
Alejandro Baeza Holguín alias, "El Chupas", Ramón Enrique de la Rosa,
Jonathan Lozoya, las dos personas que vieron en la primera reunión, y otras dos
más, al parecer guardias de un centro nocturno.
Lo anterior fue
lo declarado por Ramón Enrique de la Rosa Armendáriz, de 19 años de edad, ante
un Juez de Garantías en una audiencia de vinculación a proceso realizada en la
sala 15 de los Juzgados ubicados en el Penal número 1, en el municipio de Aquiles
Serdán.
Cabe mencionar
que loshermanos Diego Alejandro y David Alfredo Páramo González fueron privados
de la vida el pasado sábado en calles de Colinas del Sol, alrededor de las
cuatro de la mañana, minutos después de que salieran de su casa y abordaran un
auto Honda, color gris.
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