Consumidores
de sexo comercial/Sanjuana Martínez
Sinembargo.com.mx, 25 de noviembre de 2013
“Sin demanda no hay trata”, es un conocido lema de la campaña contra el
tráfico de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, que intenta
sensibilizar y concientizar a los hombres para dejar de consumir sexo
comercial. Los consumidores son un eslabón importante de la cadena que daña a
miles de mujeres secuestradas y vendidas. Pero lo son más, los consumidores
poderosos y aliados de los traficantes.
En la última redada del table dance
Cadillac fueron rescatadas 46 mujeres víctimas de la trata, entre ellas
bailarinas y nudistas, algunas extranjeras que eran obligadas a ofrecer
servicios sexuales en “privados” de ese lugar, a cambio de un pago. La Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal detuvo a 40 personas en ese antro de la colonia Anzures, propiedad de
Alejandro Iglesias Rebollo, quien fue dueño de la discoteca Lobohombo, donde
fallecieron 21 personas durante un incendio en el año 2000. Entre los
testimonios de las víctimas de trata rescatadas, es fácil encontrar las
características del tipo de clientela que había en el “Cadillac”, muchos de
ellos hombres vinculados al poder económico y al poder político, como diputados
y senadores y otros cargos en los distintos gobiernos.
Sin satanizar a los
consumidores de sexo comercial, ni hacer pública la larga lista de sus nombres,
me interesa mencionar a uno en particular, debido a su investidura y a
circunstancias, que tienen que ver con la intención de algunas senadoras de
modificar la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en
Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas.
Los testimonios de las chicas fueron grabados y distorsionadas sus voces para
protegerlas. Una de las víctimas va señalado el tipo de consumidores que la
frecuentaban. Ella cuenta que le llamaba la atención uno en particular, por su
asistencia recurrente y sus generosos pagos hacia una compañera “predilecta” en
particular. “Un cliente que recuerdo muy bien su rostro y yo no sabía quien
era, pero después investigué porque me llamaba mucho la atención, porque una
compañera me decía: “Me lleva, me paga 10, 15 mil pesos” y yo no sabía quien
era, hasta que me dijo: “Es el presidente del PRD (Partido de la Revolución
Democrática)”. Entonces yo tuve esa inquietud de verlo, para ver quien era el
presidente del PRD y como iba una o dos veces por mes y si me di cuenta que
efectivamente era el presidente del PRD, Jesús Ortega o Arteaga. Siempre estaba
allí. Él ya tenía a su chica, la esperaba, se tomaba uno o dos tragos y ya.
La
chica se vestía y salía, y se iba con él”. La víctima señala que había cuentas
hasta de 300 mil pesos: “Iban políticos y narcotraficantes. ¿Cómo nos dábamos
cuenta? Se cerraba el Salón VIP. Ellos pagaban por el salón… Y llegaban 10
hombres y elegían a las chicas. Personas normales, pero se veían con ese poder,
prepotencia, todo; gente con dinero. Y pagan inmediatamente a las chicas:
“¿Haber cuánto me cobras?”… La relación sexual nosotras las cobrábamos a 3 mil
o a cómo se dejara el cliente y luego pedíamos champán porque era la comisión
más alta. Y ellos decían: “¡Champán para todas!” y hasta mandaban traer rosas…
Todo lo que ellos quisieran, mandaban traer… En cuestiones de personas públicas
con las que estuve, no me aprendí todos sus nombres, pero si llegue a estar con
diputados, senadores, funcionarios, artistas, jugadores de fútbol. En una
ocasión cuando se cerró Cadillac y nos fuimos al Nick, que está en Eje 10 e
Insurgentes, llegó la Selección Mexicana… Había todo de clientes, también allí
la gente importante prefería los privados donde se hacia de todo. ¿Por qué era
obvio? Un artista o un funcionario no era cualquiera, para ellos mejor en el
lugar que salir con una chica”. Luego cuenta que eran obligadas a dar servicio
gratuito a los funcionarios de la Delegación correspondiente al la ubicación
del lugar donde trabajaban; en el caso del Cadillac, la Miguel Hidalgo: “Nos
obligaban a hacerlo en diciembre. Era como darles su aguinaldo”, dice. Los
testimonios de las víctimas de trata rescatadas son reveladores, porque
incluyen muchas aristas de este flagelo que afecta a millones de mujeres en el
mundo. Son testimonios que ofrecen una radiografía de las entrañas de las redes
de trata que operan en México. Entre todos las decenas de nombres de “hombres
importantes” identificados por las víctimas no solo del Cadillac, sino del
Solid Gold — testimonios que estoy analizando para un extenso reportaje de
investigación que preparo— me llamó la atención el nombre de Jesus Ortega
Martínez, ex dirigente nacional del PRD, diputado federal en tres ocasiones,
senador de la República y actual líder de la corriente Nueva Izquierda. No es
la primera vez que “Chucho” como se le conoce, es involucrado como “aliado” de
los dueños de estos lugares de giro negro. Recordé el caso denunciado en su
momento por mi querida colega Lydia Cacho, quien ha realizado un gran trabajo
de investigación sobre las redes internacionales de trata y lo ha denunciado en
numerosos textos, y especialmente en su extraordinario libro “Esclavas del
poder” (Grijalbo).
Recordé cuando arrestaron a Gregorio Sánchez, candidato a
gobernador del PRD de Quintana Roo. En aquella ocasión Lydia Cacho escribió:
“Puede significar la hecatombe para el PRD y para su líder Jesús Ortega, amigo
personal del detenido. Desde el 2007 Ortega y el CEN del PRD tuvieron en sus
manos la documentación sobre las relaciones del entonces alcalde de Cancún y su
familia con la delincuencia organizada de Guatemala y Chiapas.
En enero de 2010
la PGR advirtió a Ortega que Sánchez estaba bajo investigación, sin embargo lo
denominaron candidato. El PAN se negó a ir en alianza en Quintana Roo porque
Nava sabía de las pesquisas de SIEDO”… Si alguien sabe en este país sobre trata
de mujeres, es la periodista Lydia Cacho, quien ha arriesgado su vida
denunciando los vínculos del poder político y el crimen organizado, que
componen las redes internacionales de tráfico humano. Lo que me interesó en
aquel entonces y ahora, es precisamente el vínculo de amistad de Chucho Ortega, con un hombre como Greg
Sánchez, ex alcalde de Cancún, que durante su gestión incrementó los permisos
de los llamados “giros negros”, particularmente table dance y prostíbulos donde
se comprobó había víctimas de trata mexicanas e internacionales con fines de
explotación sexual.
De acuerdo a documentos del Cesid a los que he tenido
acceso, la “recomposición” de los Zetas en Quintana Roo y el sureste mexicano,
fue posible gracias a hombres como Greg Sánchez, su familia y sus amigos. En
este tema, los Zetas en concreto, es uno de los cuatro cárteles de la droga que
han incursionado en la trata de mujeres y niñas. Controlan una gran cantidad de
negocios de “giros negros” explotando sexualmente a miles de víctimas.
En la
exclusiva clientela que frecuentaba el Cadillac y el Solid Gold, hay hombres de
poder del gobierno federal, hombres cercanos a Enrique Peña Nieto, importantes
senadores, diputados y funcionarios. Por eso, es importante mencionar que la
cadena Solid Gold trae mujeres de diferentes países a México; una red de trata
vinculada con Raúl Martins que ha extendido sus redes a San Ángel, Santa Fe y
la Zona Rosa, entre otros luegares. Y que tiene ilustres defensores de estos
negocios como el litigante y ex senador panista, Diego Fernández de Ceballos.
La fama de los Solid Gold es internacionalmente conocida: dos Solid Gold fueron
clausurados en Florida por violar las leyes migratorias y por promover la
prostitución. Hace 3 años el FBI en operación conjunta con la policía
antinarcóticos cerró el Solid Gold de
Nueva York por tráfico de heroína y drogas de diseño. En la redada encontraron
jóvenes obligadas no solo a prostituirse, sino también a consumir drogas duras
como la heroína para “mantener el ritmo de los clientes”.
En fin, el nombre de
Jesús Ortega es importante, porque es precisamente su esposa la Senadora
Angelica de la Peña del PRD quien está impulsando una reforma a la Ley General
para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de
Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas. En esta cuestionable
iniciativa, la esposa de Jesús Ortega está acompañada por la senadora panista
Adriana Dávila, quien tiene aspiraciones de gobernar Tlaxcala, precisamente,
centro neurálgico de la trata de mujeres y niñas; y por consiguiente, lugar
donde operan un buen número de tratantes. Ambas, junto a Lucero Saldaña (PRI),
Luisa María Calderón (PAN) y Margarita Flores (PRI), entre otros senadores,
pretenden modificar esta ley, perjudicando seriamente a las víctimas de trata y
beneficiando a los padrotes.
La ley de trata que tenemos en México es un
ejemplo a nivel internacional, lo han dicho especialistas penalistas,
funcionarios de organismos internacionales como la ONU. Los resultados son
palpables: 278 personas consignadas, 118 procesos penales, 217 autos de formal
prisión, 33 sentencias condenatorias y 42 sentenciados que purgan penas que van
de los 9 a los 39 años de prisión. Esos tratantes presos podrían salir libres
si la reforma impulsadas por estas senadoras es aprobada. La iniciativa afecta
a la forma de reparación a la víctima de trata, porque la manda a la Ley
General de Víctimas, algo que es reprobable, ya que las víctimas de trata,
tienen características diferentes que deben ser manejadas de manera concreta.
La reforma quita las palabras combate, prevención, erradicación del delito y lo
peor le quitan la asistencia y protección a las víctimas. Las senadoras
defienden su ley diciendo que es porque eso ya esta previsto en otras leyes,
sin embargo, esas leyes no son operables o condicionan la protección a la
víctima. Los especialistas que han
analizado la reforma en estudio y aún no aprobada, coinciden en señalar
que a las Senadoras les preocupa más el delincuente que la víctima. Repiten que
hay que prever instancias porque es un derecho humano del procesado. Quitan los
agravantes del delito de trata. Y finalmente parece que tratan de quitarle los derechos
humanos a la víctima y dárselos al tratante. Cuando observas la ilustre lista
de clientes de estos negocios, no queda más que pensar que esos hombres de
poder — algunas veces ayudados por mujeres de poder— que además hacen y cambian
las leyes, son los más interesados en preservar la explotación sexual de miles
de mujeres y niñas en México, un tráfico humano que genera más de 10 mil
millones de dólares anuales. http://www.websanjuanamartinez.com.mx
http://www.sinembargo.mx/opinion/25-11-2013/19414
**
Comentario:
Muy buena nota de Sanjuana; es una excelente reportera,
Pero con todo respeto, decir que Jesús Ortega de ser una de los muchos de los clientes del Cadillac.....Eso es muy común y normal para el que pueda pagar, Sanjuana.
Durante varios años había en México un gran burdel el de Graciela Olmos, “La Bandida”; el ultimo estuvo ahí por las calles de Durango y Salamanca en la Roma. Era maravilloso ver a tanta gente metida en aquellos burdeles, me cuentan. La bandida murió a principios de los 60.
Claro que el ambiente era otro, había música viva; ahí lo mismo cantaba José Alfredo Jiménez, que Agustín Lara y Marco Antonio Muñiz.
La clientela era muy variada; e iba el que podía pagar..
Y eran clientes asiduos tanto la clase política de México como parroquianos comunes y corrientes: asistían a beber, bailar, cantar y etcétera; (de todo como en Botica), poetas, escritores, toreros. Ahí se podía encontrar lo mismo a Siqueiros, o al poeta chileno Pablo Neruda bebiendo unos tragos –¡como debe ser!- con los jóvenes literatos Octavio Paz, Carlos Fuentes, o Carlos Monsiváis.
Con La Bandida no se discriminaba a nadie, podía asistir cualquier gente; había 50 meseros, 100 mujeres, y había de todo como en "Botica Coco".
Quizá la nota de Sanjuana no sea el que Jesus haya sido cliente asiduo –y eso habría que probarlo no lo dudo, pero algunas imágenes serían buenas. -, lo que preocupa –y esa es la nota- es la nueva propuesta de Ley que se cocina en el Senado sobre trata de personas; y donde Angélica de La Peña es una de sus principales impulsoras.
Agrego lo siguiente:
Lo grave y comparto la inquietud de SaJuana no en el que existan esos lugares, los hay en todo el mundo; sino en que hay que regularlos, meter mecanismos de control, que paguen impuestos justos. Ah y que las mujeres -si esa es su libre decisión de trabajar como sexoservidoras- cobren lo justo..
Concido en lo de la explotación “·sexual de miles de mujeres y niñas en México, un tráfico humano que genera más de 10 mil millones de dólares anuales.· Lo demás..
Por cierto hay un tango que hizo Carlos César Lenzi y que todo mundo lo canta hasta en conciertos, y describe a un burdel a una casa de citas, dice:
“Corrientes tres cuatro ocho, segundo piso, ascensor.
No hay porteros ni vecinos. Adentro, cocktail y amor.
Pisito que puso Maple: piano, estera y velador,
un telefón que contesta,
una victrola que llora viejos tangos
de mi flor y un gato de porcelana pa’ que no maúlle al amor.
¡Y todo a media luz!…
La verdad no sé si existió esa casa de citas; ese burdel que describe Carlos César Lenzi en su canción: A Media Luz. Supuestamente debía haber estado en el centro de Buenos Aires, en la calle Corrientes 348. Cuando uno visita Buenos Aires, es inevitable caminar por esa avenida y buscar ese lugar “mágico” que dicen existió allá por los años 20. Si me dieran a elegir prefiero La Casa de La Bandida que la casa de Corrientes 348.
Comentario:
Muy buena nota de Sanjuana; es una excelente reportera,
Pero con todo respeto, decir que Jesús Ortega de ser una de los muchos de los clientes del Cadillac.....Eso es muy común y normal para el que pueda pagar, Sanjuana.
Durante varios años había en México un gran burdel el de Graciela Olmos, “La Bandida”; el ultimo estuvo ahí por las calles de Durango y Salamanca en la Roma. Era maravilloso ver a tanta gente metida en aquellos burdeles, me cuentan. La bandida murió a principios de los 60.
Claro que el ambiente era otro, había música viva; ahí lo mismo cantaba José Alfredo Jiménez, que Agustín Lara y Marco Antonio Muñiz.
La clientela era muy variada; e iba el que podía pagar..
Y eran clientes asiduos tanto la clase política de México como parroquianos comunes y corrientes: asistían a beber, bailar, cantar y etcétera; (de todo como en Botica), poetas, escritores, toreros. Ahí se podía encontrar lo mismo a Siqueiros, o al poeta chileno Pablo Neruda bebiendo unos tragos –¡como debe ser!- con los jóvenes literatos Octavio Paz, Carlos Fuentes, o Carlos Monsiváis.
Con La Bandida no se discriminaba a nadie, podía asistir cualquier gente; había 50 meseros, 100 mujeres, y había de todo como en "Botica Coco".
Quizá la nota de Sanjuana no sea el que Jesus haya sido cliente asiduo –y eso habría que probarlo no lo dudo, pero algunas imágenes serían buenas. -, lo que preocupa –y esa es la nota- es la nueva propuesta de Ley que se cocina en el Senado sobre trata de personas; y donde Angélica de La Peña es una de sus principales impulsoras.
Agrego lo siguiente:
Lo grave y comparto la inquietud de SaJuana no en el que existan esos lugares, los hay en todo el mundo; sino en que hay que regularlos, meter mecanismos de control, que paguen impuestos justos. Ah y que las mujeres -si esa es su libre decisión de trabajar como sexoservidoras- cobren lo justo..
Concido en lo de la explotación “·sexual de miles de mujeres y niñas en México, un tráfico humano que genera más de 10 mil millones de dólares anuales.· Lo demás..
Por cierto hay un tango que hizo Carlos César Lenzi y que todo mundo lo canta hasta en conciertos, y describe a un burdel a una casa de citas, dice:
“Corrientes tres cuatro ocho, segundo piso, ascensor.
No hay porteros ni vecinos. Adentro, cocktail y amor.
Pisito que puso Maple: piano, estera y velador,
un telefón que contesta,
una victrola que llora viejos tangos
de mi flor y un gato de porcelana pa’ que no maúlle al amor.
¡Y todo a media luz!…
La verdad no sé si existió esa casa de citas; ese burdel que describe Carlos César Lenzi en su canción: A Media Luz. Supuestamente debía haber estado en el centro de Buenos Aires, en la calle Corrientes 348. Cuando uno visita Buenos Aires, es inevitable caminar por esa avenida y buscar ese lugar “mágico” que dicen existió allá por los años 20. Si me dieran a elegir prefiero La Casa de La Bandida que la casa de Corrientes 348.
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