Políticamente, Marcelo Ebrard ha quedado herido de muerte con el tema. Y Joel Ortega, por no informar y darle opciones a Mancera, muy probablemente también tendrá que dejar la dirección del sistema..."
Llegará Raymundo Collins?
Los
temblores políticos de la Línea 12/Jorge Fernández M.
La
forma en que se operó la renuncia de Joel Ortega dejó una herida que nunca se
cerró entre él y Marcelo Ebrard.
Excelsior, 27 de marzo de 2014
Joel
Ortega, entonces secretario de Seguridad Pública capitalino, no fue responsable
de la muerte de 12 personas, nueve de ellas adolescentes, en el operativo
realizado en la discoteca News Divine, el 20 de junio de 2008. Había mandos
policiales directamente involucrados que estaban realizando ese tipo de
operativos, entre otras razones, para sacarle dinero a los padres de los
adolescentes detenidos. En el News Divine todo salió mal y el jefe de Gobierno,
Marcelo Ebrard, decidió pedir la renuncia de Joel Ortega en la SSP-DF, y del
procurador capitalino Rodolfo Félix Cárdenas. Sus reemplazantes fueron Manuel
Mondragón y Kalb en Seguridad Pública y un joven hasta entonces poco conocido,
Miguel Ángel Mancera, en la Procuraduría.
Pero
la forma en que se operó la renuncia de Joel Ortega dejó una herida que nunca
se cerró entre el propio Ortega y Ebrard. Aunque fuera de la administración
capitalina, Ortega Cuevas, sin duda un hombre de poder y con influencia en
muchas esferas del mismo, tenía un amplio conocimiento e información sobre todo
lo que sucedía en el gobierno de Ebrard. Y la acumuló durante los años que
estuvo fuera. Regresó en una posición estelar: la coordinación de campaña de
Mancera. Electo Mancera jefe de Gobierno, estaba en condiciones de pedir un
espacio importante en su gobierno y eligió ser nombrado director del Sistema de
Transporte Colectivo Metro de la capital del país.
Durante
el gobierno de Ebrard, marcado por numerosos claroscuros, pocas cosas fueron
más controvertidas que la construcción de la Línea 12 del Metro. En esta última
se utilizaron, incluyendo la renta de los trenes, 45 mil millones de pesos. Se
entregó con deficiencias, con obras sin concluir y ahora sabemos que tenía
además fallas estructurales graves. Hoy se ha convertido en un desafío para
Miguel Mancera.
Con
todo lo que se ha dicho y publicado sobre la Línea 12, el punto fundamental es
la renta de los trenes. La construcción de la Línea 12 en sí tiene
deficiencias. Hay muchos errores que se deben corregir, ajustar, reparar y
modificar, pero la Línea fue construida con base en las especificaciones que
dio el gobierno capitalino, con las mismas características que la Línea A. Lo
que transformó todo fue que el director del Metro, Francisco Bojórquez,
cercanísimo a Ebrard, decidió, sin que nadie lo haya podido explicar hasta
ahora, rentar unos vagones de tren que no eran los mismos de la Línea A, para
los cuales fue construida la Línea 12, sino otros, que contrató por
adjudicación directa, que son mucho más largos, pesados y anchos que la vía
sobre la que tenía que transitar. Fueron 30 vagones, que se rentaron a una
empresa española por 15 años, en un contrato que no se puede anular por ninguna
causa, y con un pago de mil 558 millones de dólares. Ese es el corazón del
problema.
Joel
Ortega tiene razón cuando dice que recibió la obra y no hizo objeciones, pero
que esa entrega fue un simple trámite burocrático y que a lo largo de los meses
la deficiencia en el funcionamiento de la Línea 12 llegó a grados tan altos que
un experto externo, del Metro de Bruselas, concluyó que si no se suspendía la
operación, era inminente un accidente. Pero Ortega, dicen altas fuentes del
GDF, que sabía de las irregularidades y corrupciones, durante meses fue
acumulando información, consciente de que su viejo adversario, Ebrard, no
podría salir indemne del escándalo generado con la que siempre consideró su
obra más importante. Pero cometió también un error: no informarle con tiempo y
darle opciones al propio jefe de Gobierno, que fue informado de la crisis en la
Línea 12 y de la necesidad de suspender su funcionamiento unas horas antes de
que se tuviera que tomar la determinación, y sin más opción que esa. Esa
venganza política, además justificada y basada en hechos, terminó afectando a
450 mil usuarios que utilizaban esa línea del Metro diariamente. Y eso Mancera
no lo ha perdonado.
¿Qué
es lo que viene? Varias cosas: la primera, establecer acuerdos precisos con los
constructores para realizar los arreglos y el mantenimiento de la obra. Según
autoridades capitalinas, no se puede excluir a los constructores porque, sobre
todo en el caso de Alstom, es el propietario de muchas de las patentes que se
usaron en la construcción. El debate allí será de costos y de quién se hace responsable
de los errores y fallas. El contrato por los vagones no se puede modificar
porque así se firmó, pero entonces se tendrán que modificar los trenes, con un
costo alto. En ese caso, sin duda tendrá que haber responsabilidades legales.
Políticamente, Marcelo Ebrard ha quedado herido de muerte con el tema. Y Joel
Ortega, por no informar y darle opciones a Mancera, muy probablemente también
tendrá que dejar la dirección del sistema Metro. Ya se maneja el nombre de su
sucesor; sería Raymundo Collins, quien se asegura será el reemplazado de Ortega
Cuevas, cuya vida política tampoco estará, necesariamente, acabada.
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