Habéis tenido un padre, una madre, pensad en ellos. Llorad un poco y convertíos".
El papa Francisco a los mafiosos: “Os lo pido de rodillas, convertíos”
El papa Francisco a los mafiosos: “Os lo pido de rodillas, convertíos”
PABLO
ORDAZ Roma
El País, 21 MAR 2014
Durante
más de media hora, con la cabeza baja, conmovido, el papa Francisco escuchó los
nombres de más de 700 víctimas inocentes que, en representación de las 15.000
asesinadas por las distintas mafias que operan en Italia, fueron recordadas
durante una vigilia celebrada en la iglesia romana de san Gregorio VII. El
acto, organizado por la asociación Libera, fundada en 1995 por el sacerdote
Luigi Ciotti, terminó con unas palabras de Jorge Mario Bergoglio dirigidas a
los hombres y mujeres de la mafia: “Habéis tenido un papá y una mamá, pensad en
ellos, llorad un poco y convertíos. Os lo pido de rodillas, convertíos”.
Al
principio de la vigilia, Don Ciotti recordó que “no siempre la Iglesia prestó
la suficiente atención a las víctimas de la mafia y al fenómeno de la
criminalidad organizada”. Recordó, no obstante, que el punto de inflexión se
produjo en 1993 con el discurso que Juan Pablo II pronunció en el valle de los
Templos de Agrigento (sur de Sicilia), donde —al igual que ahora Francisco—
pidió a los mafiosos que se convirtieran y dejaran de matar. También Benedicto
XVI, en octubre de 2010, condenó a la mafia durante una visita a Palermo. Don
Ciotti recordó ante el Papa que el 70% de los familiares de las víctimas
inocentes de la mafia “aún no conoce la verdad” porque los crímenes todavía no
han sido resueltos judicialmente, y puso el ejemplo de la periodista Ilaria
Alpi y del cámara Miran Hrovatin, asesinados en Mogadiscio (Somalia) en 1994
mientras investigaban tráfico de armas y de deshechos tóxicos en los que,
además de la mafia, estaban presuntamente implicadas algunas autoridades
italianas.
Después
de la lectura de los nombres de las víctimas, una mujer se dirigió al papa
Francisco: “Mírenos a cada uno de nosotros, lea en nuestros ojos el dolor de la
pérdida de un padre, de una madre, de un hijo, de una hermana, de un hermano,
de una mujer, de un marido. Mire en nuestros rostros la señal de su ausencia,
pero también de su valor, de su orgullo, de nuestras ganas de vivir”.
El
Papa agradeció la valentía de todos aquellos que, pese al dolor de la pérdida y
al miedo, han decidido durante todos estos años, alentados por asociaciones
como Libera, romper la omertà —la ley del silencio que tratan de imponer las
redes criminales—. Jorge Mario Bergoglio recordó a Domenico Petruzzeli, el niño
de tres años asesinado “sin piedad” el pasado martes junto a su madre y a su
compañero sentimental en una carretera de Taranto.
“No
puedo terminar”, dijo el Papa, “sin decir unas palabras a los grandes ausentes
de hoy, pero protagonistas: hombres y mujeres de la mafia, por favor, cambiar
de vida. Nosotros rezamos por vosotros, convertíos. Os lo pido de rodillas, es
por vuestro bien. Esta vida que vivís ahora no os dará placer, no os dará
alegría, no os dará felicidad. El poder, el dinero que tenéis ahora, de tantos
necios sucios, de tantos crímenes mafiosos, el dinero ensangrentado no podréis
llevarlo a la otra vida. Convertíos. Todavía tenéis tiempo de no acabar en el
infierno. Es lo que os espera si continuáis por este camino”.
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Vigilia
de oración con los familiares de las víctimas inocentes del crimen organizado
Ciudad
del Vaticano, 21 de marzo de 2014 (Zenit.org)
El
primer día de primavera se recuerda en toda Italia, desde 1996, a las víctimas
inocentes de las mafias. Y este año, el papa Francisco ha querido ser partícipe
de esta memoria presidiendo una vigilia de oración. Momento que el Santo Padre
ha aprovechado para pedir a los hombres y mujeres mafiosos su conversión,
porque "el poder, el dinero que tenéis ahora, de tantos negocios sucios,
de tantos crímenes mafiosos, está ensangrentado, es poder ensangrentado y no
podréis llevarlo a la otra vida".
Pocos
minutos después de las 17.30 el Papa ha llegado a la parroquia de San Gregorio
VII, cercana al Vaticano. A su llegada, ha sido recibido por don Luigi Ciotti,
fundador de Libera, asociación que recoge a más de 1500 agrupaciones que luchan
contra la mafia. Antes de entrar en la parroquia ha saludado brevemente a la
multitud de fieles que se habían dirigido hasta allí para verle pasar.
Una
vez en la iglesia, el Pontífice ha caminado por el pasillo central saludando y
bendiciendo a los presentes, que se encontraban allí en representación de las
15.000 personas que, en estos años, en Italia han sufrido el dolor de la
pérdida de un ser querido a mano de la violencia mafiosa.
Para
comenzar la Vigilia de oración, una mujer ha leído unas líneas para agradecer
al Santo Padre su presencia y ha pedido
que se cumpla un camino de "paz, verdad y justicia en nuestras vidas y
sobre todo en nuestro país".
Entre
los cantos y las oraciones, se han podido ver rostros de dolor, rostros
pensativos y ojos de los que caían lágrimas en recuerdo de esos seres queridos.
"Pensábamos
encontrar un padre y hemos encontrado también un hermano, el hermano
Francisco", ha comenzado don Ciotti su discurso. Emocionado le ha dado las
gracias por la acogida y ha señalado que este era un momento que han esperado y
deseado mucho. Las personas que están aquí -ha afirmado- tienen historias
dolorosas y distintas y "necesitan verdad y justicia". Don Luigi ha
hablado de estas víctimas inocentes, incluidos algunos niños. "Quien
pierde la vida por causa de la justicia, dona vida, es él mismo vida", ha
afirmado el sacerdote. Así mismo ha recordado a todas estas "personas que
la mafia ha quitado su dignidad y libertad" y a sus familiares, muchos
presentes esta vigilia de oración, que "necesitan verdad", ha
insistido. Don Luigi ha recordado que este "no es solo un problema
criminal, es un problema social y cultural" y que es necesario que
"la política esté al servicio del bien común".
El
Papa ha escuchado en silencio y en profunda actitud de recogimiento, uno a uno
los nombres de las víctimas asesinadas a manos de la mafia en Italia. A
continuación, se ha leído el pasaje del Evangelio de las Bienaventuranzas.
El
Santo Padre, en sus palabras a los presentes les ha dado las gracias por haber
hecho esta etapa en Roma que me permite encontraros aquí. "El deseo que
siento es de compartir con vosotros una esperanza", ha dicho. Así ha
pedido que esta esperanza sea también el sentido de responsabilidad que poco a
poco venza sobre la corrupción en cualquier parte del mundo. El Papa ha pedido
sanar "los comportamientos, relaciones, elecciones, tejidos sociales, así
que la justicia gane espacio y crezca". "Sé que sentís fuertemente
esta esperanza y quiero compartirla", ha afirmado Francisco.
Por
ello, el Santo Padre ha querido expresar su solidaridad por quienes han perdido
una persona querida víctima de la violencia mafiosa. "Gracias por vuestro
testimonio, porque no os habéis cerrado, os habéis abierto, habéis salido para
contar vuestra historia de dolor y esperanza", ha indicado el Papa.
Del
mismo modo ha indicado que "quisiera rezar con vosotros, lo hago de
corazón, por las víctimas de la mafia. Pedir la fuerza de ir adelante, no
desanimarse, continuar luchando contra la corrupción".
Finalmente,
el Papa no ha querido terminar su intervención sin dedicar unas palabras a
"los protagonistas ausentes". "A los hombres y mujeres mafiosos:
por favor, cambiar de vida, convertíos, parad de hacer el mal, que nosotros
rezamos por vosotros, convertíos. Lo pido de rodillas y por vuestro bien. Esta
vida que vivís ahora no os dará placer, no os dará alegría, no os dará
felicidad. El poder, el dinero que tenéis ahora, de tantos negocios sucios, de
tantos crímenes mafiosos, está ensangrentado, es poder ensangrentado y no
podréis llevarlo a la otra vida. Convertíos, todavía hay tiempo para no
terminar en el infierno, que es lo que os espera si continuáis en este camino.
Habéis tenido un padre, una madre, pensad en ellos. Llorad un poco y
convertíos".
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