- Gracias por este compromiso transversal que nos compromete a todos. Todos somos reflejo de la imagen de Dios y estamos convencidos que no podemos tolerar que la imagen del Dios vivo sea sometida a la trata más aberrante…“Papa Francisco.
El papa Francisco y diversos líderes religiosos de distintas confesiones, firmaron este
martes 2 de diciembre de 2014, una histórica declaración en el Vaticano en la que
condenan todo tipo de esclavitud moderna y en la que se comprometen a trabajar
por el fin del tráfico de personas.
La
declaración, firmada por líderes religiosos anglicanos, ortodoxos, budistas,
judíos, musulmanes e hindúes, señala que “nosotros, los firmantes, estamos
reunidos hoy por una iniciativa histórica para inspirar la acción espiritual y
concreta de la gente de credos mundiales y las personas de buena voluntad en
todo el orbe para erradicar la esclavitud moderna en todo el mundo para el año
2020 y para siempre”.
La
iniciativa nació del Global Freedom Network, una organización fundada por
católicos, anglicanos y musulmanes que buscan erradicar la esclavitud en todo
el mundo.
“A los ojos de Dios, cada ser humano es una
persona libre, ya sea niña, niño, mujer u hombre, y está destinado a existir
para el bien de todos en igualdad y fraternidad”, afirma el texto.
“La esclavitud moderna, en términos de tráfico
humano, el trabajo forzado y la prostitución, así como el tráfico de órganos y
cualquier otra cosa relacionada, fracasa en cuanto al respeto de la convicción
fundamental de que todas las personas son iguales y que tienen la misma
libertad y dignidad. Son un crimen contra la humanidad”.
En
noviembre de este año, la organización Walk Free, dio a conocer un estudio en
el que señala que 35.8 millones de personas sufren la esclavitud moderna. El
informe define la esclavitud como la privación sistemática de la libertad de la
persona, así como el abuso de su cuerpo para la explotación comercial.
El
tráfico de personas, indica la Organización Mundial del Trabajo, genera 150
billones de dólares cada año en todo el mundo.
En
su discurso de hoy en la firma de la declaración, Francisco aseguró en español
que “cada ser humano, hombre, mujer, niño, niña es imagen de Dios. Dios es Amor
y libertad que se dona en relaciones interpersonales, así cada ser humano es
una persona libre destinada a existir para el bien de otros en igualdad y
fraternidad”.
“Cualquier relación discriminante que no
respete la convicción fundamental que el otro es como uno mismo constituye un
delito, y tantas veces un delito aberrante”, dijo luego.
A continuación
el discurso completo de Bergoglio:
Señoras
y Señores,
Agradezco
a todos los líderes religiosos aquí reunidos por su compromiso en favor de los
sobrevivientes de la trata de personas, y a todos los presentes por su intensa
participación en este acto de fraternidad especialmente para con los más
sufridos de nuestros hermanos.
Inspirados
por nuestras confesiones de fe, hoy nos hemos reunido con motivo de una
iniciativa histórica y de una acción concreta: declarar que trabajaremos juntos
para erradicar el terrible flagelo de la esclavitud moderna en todas sus
formas.
La
explotación física, económica, sexual y psicológica de hombres, mujeres y niños
y niñas actualmente encadena a decenas de millones de personas a la
deshumanización y a la humillación.
Cada
ser humano, hombre, mujer, niño, niña es imagen de Dios. Dios es Amor y
libertad que se dona en relaciones interpersonales, así cada ser humano es una
persona libre destinada a existir para el bien de otros en igualdad y
fraternidad.
Cada
una y todas las personas son iguales y se les debe reconocer la misma libertad
y la misma dignidad. Cualquier relación discriminante que no respete la
convicción fundamental que el otro es como uno mismo constituye un delito, y
tantas veces un delito aberrante.
Por
eso, declaramos en nombre de todos y de cada uno de nuestros credos que la
esclavitud moderna, en término de trata de personas, trabajo forzado,
prostitución, explotación de órganos, es un crimen de lesa humanidad. Sus
víctimas son de toda condición, pero las más veces se hallan entre los más
pobres y vulnerables de nuestros hermanos y hermanas.
En
nombre de ellos y ellas, que están llamando a la acción a nuestras comunidades
de fe, y sin excepción rechazan completamente toda privación sistemática de la
libertad individual con fines de explotación personal o comercial, en nombre de
ellos hacemos esta declaración.
A
pesar de los grandes esfuerzos de muchos, la esclavitud moderna sigue siendo un
flagelo atroz que está presente a gran escala en todo el mundo, incluso como
turismo.
Este
crimen de lesa humanidad se enmascara en aparentes costumbres aceptadas, pero
en realidad hace sus víctimas en la prostitución, la trata de personas, el
trabajo forzado, el trabajo esclavo, la mutilación, la venta de órganos, el mal
uso de la droga, el trabajo de niños. Se oculta tras puertas cerradas, en
domicilios particulares, en las calles, en automóviles, en fábricas, en campos,
en barcos pesqueros y en muchas otras partes.
Y
esto ocurre tanto en ciudades como en aldeas, en las villas de emergencia de
las naciones más ricas y más pobres del mundo. Y lo peor, es que tal situación,
desgraciadamente, se agrava cada día más.
Llamamos
a la acción a todas las personas de fe y a sus líderes, a los Gobiernos, y a
las empresas, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para que brinden
su apoyo férreo y se sumen al movimiento contra de la esclavitud moderna, en
todas sus formas. Sostenidos por los ideales de nuestras confesiones de fe y
nuestros valores humanos compartidos, todos podemos y debemos levantar el
estandarte de los valores espirituales, el esfuerzo mancomunado, la visión
liberadora de manera de erradicar la esclavitud de nuestro planeta.
Pido
al Señor nos conceda hoy la gracia de convertirnos nosotros mismos en el
prójimo de cada persona, sin excepción, y de brindarle ayuda activamente
siempre que se cruce en nuestro camino, se trate ya de un anciano abandonado
por todos, un trabajador injustamente esclavizado y despreciado, una refugiada
o refugiado atrapado por los lazos de la mala vida, un joven o una joven que
camine por las calles del mundo víctima del comercio sexual, un hombre o una
mujer prostituida con engaños por gente sin temor de Dios, un niño o una niña
mutilada de sus órganos, que llaman nuestras conciencias haciendo eco de la voz
del Señor: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con uno de mis
hermanos, lo hicieron conmigo".
Queridos
amigos, gracias por esta reunión, gracias por este compromiso transversal que
nos compromete a todos. Todos somos reflejo de la imagen de Dios y estamos
convencidos que no podemos tolerar que la imagen del Dios vivo sea sometida a
la trata más aberrante.
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