7 jun 2015

“El Mayo”, el capo más poderoso

“El Mayo”, el capo más poderoso/J. JESÚS ESQUIVEL
Revisa Proceso No 2014, 6 de junio de 2015
Jack Riley, jefe interino de la DEA, es contundente: En el mundo no hay cártel más sólido que el de Sinaloa ni capo más poderoso que El Mayo Zambada. En entrevista con Proceso, el funcionario antidrogas habla del auge del Cártel de Jalisco Nueva Generación y del declive de Los Zetas. Y aclara: la mafia sinaloense –dueña del mercado de la heroína en Estados Unidos– se debate en una pugna sorda por el poder entre sus líderes históricos y las nuevas generaciones, entre quienes están los hijos del Chapo Guzmán.
WASHINGTON.- Para Jack Riley, jefe de Operaciones de la administración antidrogas estadunidense (DEA), el Cártel de Sinaloa es la organización criminal mejor establecida del mundo, y su líder, Ismael El Mayo Zambada García, el capo que goza de mayor poder en todo el mundo.
“El Mayo es el narcotraficante más poderoso. Creo que la organización que formó es la más sólida, porque ha perdurado en la historia del narcotráfico internacional”, dice.
Pese a la notoriedad tenida en semanas recientes y a que lo consideran “el cártel más rico del mundo”, el de Jalisco Nueva Generación (CJNG), explica Riley en entrevista, no alcanza el poder ni el dominio del de Sinaloa.
Riley –titular interino de la DEA tras la jubilación, el pasado mayo, de Michele Leonhart– tiene razones para sustentar su afirmación: “Estamos altamente concentrados en combatir el mercado que tienen aquí El Mayo y el Cártel de Sinaloa. Incluso pienso que hemos subestimado su influencia y poderío en el control del mercado de drogas estadunidense”.
Como encargado de las operaciones de la DEA en el extranjero y dentro de Estados Unidos, este agente expone la nueva realidad de la amenaza del narcotráfico mexicano: “Estamos inundados de heroína mexicana, y de acuerdo con nuestras valoraciones, el Cártel de Sinaloa es casi el dueño absoluto del mercado de esta droga, además de que a menor escala sigue traficando mariguana, cocaína y metanfetaminas”.

Con el aumento de la producción local (despenalizada) de mariguana, la reducción en el consumo de cocaína y la dificultad y más leyes para contener y regular la venta de medicamentos controlados y productos químicos para la producción de metanfetaminas, la heroína es ahora la droga ilícita más consumida en Estados Unidos.

De acuerdo con estadísticas que posee la DEA, el Cártel de Sinaloa es casi el único exportador de la heroína que se consume en todo Estados Unidos. Otras organizaciones mexicanas, como los cárteles del Golfo y de Juárez, así como Los Caballeros Templarios, siguen metiendo drogas, pero a sectores cada vez más reducidos del mercado estadunidense.

“Al Cártel de Sinaloa lo pueden acotar en México, pero en Estados Unidos mantiene sus contactos y sus negocios, y sus rutas están bien cimentadas”, enfatiza.

El gobierno de Barack Obama está enfrascado en contener la plaga del creciente consumo de heroína, y aunque es el Cártel de Sinaloa el principal proveedor de esa droga, la lucha no es frontal contra esta organización, porque está fuera de sus fronteras.

Riley insiste: “La gente del Cártel de Sinaloa” no está en Estados Unidos. Opera desde México y su frontera norte, y en la Unión Americana mueve mucha droga por medio de una gigantesca red de intermediarios, transportistas, distribuidores, vendedores al menudeo y lavadores de dinero.

“Desde aquí seguimos una línea de investigación y operaciones para desmantelarlos en México, pero es más difícil la lucha aquí (Estados Unidos) porque físicamente no están, y porque utilizan a personas que nada tienen que ver con la estructura de poder ni de operaciones del propio cártel.”

La producción en Guerrero

“Estoy preocupado por lo que ocurre en el estado de Guerrero. El Cártel de Sinaloa ya está ahí y con ello sube la siembra de amapola para la producción de heroína. El Mayo aprovecha a este estado, porque parece ser una tierra sin leyes”, afirma Riley.

Para la DEA, el incremento de los sembradíos de amapola en todo México –sumando ahora a Guerrero, en mayor escala– es un indicador muy claro de cuáles son los objetivos que tiene para Estados Unidos el Cártel de Sinaloa: la venta de heroína, dice.

“Se están concentrado en el tráfico de heroína. Es la droga que más dinero les genera, sin duda. Por eso están más interesados en aumentar su propia producción de amapola, para no depender tanto de la heroína producida en Colombia”, subraya.

Aunque desde los setenta la siembra de amapola en Guerrero era común, dice Riley, en ese estado nunca se había tenido una presencia tan significativa como la que tiene ahora el Cártel de Sinaloa.

Y admite que su preocupación por lo que puede significar para Estados Unidos el aumento de la producción de amapola guerrerense se deriva también de otros factores:

“No tenemos suficiente información de inteligencia sobre esa área, y la violencia interna del estado, la política y la que se da entre grupos criminales locales nos dificulta el trabajo. En Guerrero ocurre lo que pasaba hace 10 años en algunas regiones de Sinaloa: eran puntos desconocidos para nosotros.”

Los herederos

Pero el cártel dirigido por El Mayo –líder absoluto tras la captura de su socio, Joaquín El Chapo Guzmán, en febrero del año pasado– no está libre de desestabilizaciones e injerencias, de acuerdo con la información de inteligencia recolectada en México por la DEA.

Y son precisamente los hijos del Chapo quienes de alguna manera están retando el mando único de El Mayo.

Riley cataloga esta situación como “una transición de liderazgo”, tomando en cuenta la transformación generacional de sus mandos y de los herederos de los capos; es una pugna entre los hijos de los líderes tradicionales y los subalternos con mayor experiencia en el negocio.

“Los hijos del Chapo están tratando de determinar qué hacer para establecer alianzas con grupos que no le satisfacen ni le gustan al Mayo”, indica el jefe de Operaciones de la DEA, quien aclara: “Pero en el cártel están tratando de darle solución a estas diferencias; no veo ninguna lucha de poder entre El Mayo y los hijos de El Chapo. Van a resolver sus diferencias y no se van a agarrar a tiros”.

Desde la aprehensión del Chapo Guzmán, el Cártel de Sinaloa está casi fuera de los reflectores de la prensa y de la ciudadanía mexicana, no así agrupaciones como el CJNG, que desde la captura de algunos de sus líderes, Abigael González Valencia, El Cuini, se enfrascó en una lucha frontal y abierta contra las fuerzas de seguridad del Estado mexicano.

Desde el punto de vista del jefe interino de la DEA, el hecho de que el CJNG tenga su nicho de tráfico de drogas en el mercado europeo (Proceso 2006) y no en el estadunidense es una de las razones por las cuales considera que este grupo criminal permanecerá vigente.

“No tendrá problemas y podrá coexistir con el Cártel de Sinaloa. El CJNG está altamente involucrado en el saqueo de petróleo (de los oleoductos de Pemex) y, por ende, del mercado negro de este recurso no renovable”, acusa Riley.

Aunque el CJNG también diversificó sus actividades criminales en México para obtener más ganancias, añade, recientemente cesó su participación en delitos como el secuestro, la extorsión y el contrabando.

“Han ganado mucho poder. Estoy sorprendido de que se hayan vuelto tan notorios. Pareciera que no aprendieron de lo que le costó al Cártel de Sinaloa el gran escrutinio al que fue sometido. Su acciones como reacción al arresto de febrero –el de El Cuini– están telegrafiando lo que pretenden y eso les está costando”, sostiene.

Para Riley, el CJNG permanece enfocado en el mercado europeo y en llevar a esos consumidores drogas como la cocaína, que sigue obteniendo por medio de sus socios sudamericanos, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y narcotraficantes colombianos, peruanos y bolivianos.

Declive zeta

El aumento de poder del Cártel de Sinaloa ensombrece a otras organizaciones que antes competían con él por el control del mercado estadunidense. Uno de esos grupos venidos a menos es el de Los Zetas.

De este grupo criminal y sanguinario, que adquirió relevancia el sexenio pasado, Riley sostiene: “La estructura de poder que tenían en un principio estaba formada por exmilitares. Usualmente, cuando se elimina a un líder se cuenta con un general para reemplazarlo. Pero Los Zetas ya no tienen una línea de liderazgo de esa naturaleza. Las alianzas que habían formado con otros grupos criminales han cambiado y algunas han desaparecido”.

En el actual sexenio, la guerra militarizada contra el narco –iniciada por Felipe Calderón– fue públicamente eliminada. Pero al paso de los meses y en forma callada, el presidente Enrique Peña Nieto la revivió ante la creciente narcoviolencia, si bien al principio pensó que ésta acabaría con el regreso de los militares a los cuarteles.

Para Riley, cualquier presidente nuevo tiene un margen de aprendizaje; luego la realidad lo obliga a cambiar tácticas e ideología, e incluso a recular en lo prometido durante su campaña proselitista.

“Tenemos una gran cooperación con las autoridades mexicanas”, asegura Riley al hablar de la relación bilateral antinarcóticos que tiene Estados Unidos con el gobierno de Peña Nieto. “Las operaciones conjuntas arrojan buenos resultados. A la administración mexicana le ha tomado un poco de tiempo entender la situación, como ocurre siempre cuando se tiene un gobierno nuevo. Llegan con ideas que cambian conforme pasa el tiempo y ante la realidad”, matiza.

–¿Es cierto que cuando Peña Nieto llegó a la Presidencia le cerró las puertas a la DEA? –pregunta Proceso.


–Sí, se las cerraron –responde Riley, a quien se le dibuja una sonrisa socarrona antes de agregar: “Pero creo que ya las volvieron a abrir”.

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