2 nov 2015

Ya hay fecha de la visita papal: viernes 12 de febrero


  • Estará en México seis días…, por lo menos.
  • Todavía no hay confirmación oficial desde la Santa Sede de la agenda papal.
  • ¿Se adelantó Norberto? O tenía autorización..
  • Es evidente que tiene información privilegiada.
A las 13 horas de este domingo 1 de noviembre de 2015, día de todos santos, el eminentísimo señor Cardenal Norberto Rivera Carrera, afirmó al iniciar su homilía que Jorge Mario Bergoglio, más conocido como papa Francisco, “llegará a México el (viernes) 12 de febrero de 2016, por la tarde”.
Aseguró también que “el Pontífice será recibido con gran cariño por el pueblo de México” a lo que le siguió una prolongada y espontánea cadena de aplausos, según informó el sistema informativo de la arquidiócesis de México (SIAME).
Ante los fieles presentes, el Primado de México afirmó que “hay una noticia que ya conocen todos: viene el Santo Padre a visitarnos, y viene el día 12 de febrero por la tarde”.
 “Así que desde ese día lo vamos a recibir con mucho cariño, creo que muchos de ustedes no sabían la fecha en que venía el Santo Padre”, agregó.
Dice la nota de SIAME que “luego de estar ausente del país durante tres semanas en las que participó en el Sínodo de Obispos celebrado en Vaticano, el Cardenal Rivera Carrera agradeció las oraciones de quienes elevaron sus plegarias por el buen desarrollo de esta reunión, en la que los participantes tuvieron presentes a todas las familias, sus realidades y situaciones, muy diversas, en los cinco continentes.
“Nos sostuvieron durante estas tres semanas; nos acompañaron en el Sínodo sobre la familia que se celebró en Roma en torno al Papa Francisco. Sin su oración, no se habría logrado el fruto tan abundante que el Señor nos concedió en este Sínodo. Muchas gracias a todos los que hicieron oración para que el Señor se hiciera presente y su Espíritu nos iluminara”, dijo.

Este lunes llega a México Alberto Gasparri, encargado de las visitas papales y recientemenet condecorado por eñl gobierno mexicano con la Orden del Aguila Azteca.
Hace casi un mes el vocero de la Santa Sede, Federico Lombardi, confirmó a la periodista Valentina Alazraki que estaba planeándose el viaje del Pontífice y que incluiría una visita a la Basílica de Guadalupe.
Eran las 8 horas de este martes 6 de octubre cuando Carlos Loret de Mola recibió una llamada teléfonica desde Roma, de su colega Valentina Alazraki..
  http://noticieros.televisa.com/mexico/1510/papa-francisco-viene-mexico/
Y lo que tanto se esperaba, Francisco confirmó su visita a México para el año 2016.
En el noticiero Primero Noticias, que conduce Carlos Loret de Mola, Alazraki señaló que la primera visita del Pontífice a la República Mexicana es un hecho confirmado, según la información proporcionada por el vocero vaticano Federico Lombardi.
Se sabe ya que vendrá a visitar la Basílica de Guadalupe. Valentina informó se prevé “que el viaje del Papa se llevará a cabo en la primera mitad del año y aunque las fechas exactas se darán a conocer más adelante, lo que sí es seguro es que Jorge Mario Bergoglio visitará a los mexicanos”.
También, el vocero del go­bierno federal, Eduardo Sánchez, aseguró en esa fecha que ya habían comenzado los acercamientos entre el gobierno y la Santa Sede para preparar la visita.
Reacciones.
Posisionamiento del vocero papal con Valentina Alazraki en Foro TV..
14 de octubre..
REUNIÓN EXTRAORDINARIA DEL CONSEJO PERMANENTE DE LA CEM POR LA VISITA DEL PAPA A MÉXICO/comunicado.

El Consejo Permanente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que representa a los obispos de las 18 provincias eclesiásticas del país, se reunió esta mañana en sesión extraordinaria para tratar el tema de la próxima visita del Papa Francisco a México.
Luego de la Santa Misa y el rezo de la Hora Tercia, los obispos compartieron con el Nuncio Apostólico algunas reflexiones acerca de los lugares que se proponen para esta visita, así como la temática y encuentros con diversos sectores de la Iglesia y la sociedad mexicana.
Éstas sugerencias serán presentadas al equipo que organiza los viajes papales para su consideración, de acuerdo al protocolo en estos casos. Cabe destacar que la decisión final corresponde al Santo Padre….
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Qué dice la homilía del Card. Norberto Rivera en la Catedral de México?
La Iglesia no nos presenta a Todos los Santos, simplemente para que los contemplemos desde nuestras butacas o graderíos, sino para que nos entusiasmemos y nos decidamos a imitarlos con la convicción de que "sí se puede ser santo".
En la historia de la humanidad siempre se nos han presentado ejemplos sobresalientes de hombres y mujeres que han brillado en el ejercicio del poder, en el deporte, en acumular riquezas, en el espectáculo, en el arte, o dicho de otro modo, se nos presentan a los triunfadores en las distintas actividades humanas. La Iglesia hoy nos presenta en la pantalla de la liturgia a esos "ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de los hijos de Israel" y a ese "gentío inmenso imposible de contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua que está de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de blanco". Los santos son los que han triunfado en el arte más divino, son los que han triunfado en la competición más humana. Pero la Iglesia no nos presenta a Todos los Santos, simplemente para que los contemplemos desde nuestras butacas o graderíos, sino para que nos entusiasmemos y nos decidamos a imitarlos con la convicción de que "sí se puede ser santo"
En el Antiguo Testamento la expresión "santo" es por excelencia una definición de Dios mismo y así lo seguimos expresando en nuestras celebraciones: "Santo eres en verdad Señor", "Santo eres en verdad Padre". Pero ya en el mismo Antiguo Testamento se expresa la posibilidad de que el ser humano participe de esa santidad de Dios, es más, Dios mismo invita a los hijos de Israel: "sean santos porque yo soy santo". La vocación del Pueblo Elegido es llegar a ser "un reino de sacerdotes y un pueblo santo". La base de la organización del Nuevo Pueblo de Dios, que es la Iglesia, es "la comunión de los santos". Ser santo, en la comunidad formada por Jesús, no es la excepción, sino la exigencia fundamental.
"Santo eres en verdad Señor, fuente de toda santidad". La multitud de santos que hoy veneramos, admiramos y que queremos imitar, necesariamente nos llevan a la fuente misma de la santidad que es Dios, revelado en Cristo, nos llevan a meditar y a dejarnos invadir por la fórmula infalible de santidad, patentada por Jesús y practicada por los santos de ayer y hoy: Las Bienaventuranzas. Jesús, como un nuevo Moisés, desde el monte, proclama los criterios con los cuales se debe edificar la nueva comunidad, la nueva alianza. Son criterios que van al fondo del corazón humano, al fondo de la existencia cristiana, no para poner como modelo de santidad a un ser humano, sino al mismo Padre Celestial, porque "hay que ser perfectos como el Padre Celestial es perfecto".
Las Bienaventuranzas, que son como la Carta Magna de los cristianos, expresan los criterios básicos para alcanzar la santidad que Dios quiere comunicarnos. Los que lloran, los pacientes, los que tienen hambre y sed de justicia, los compasivos, los limpios de corazón, los constructores de la paz, los perseguidos, son concretizaciones, son especificaciones, de la primera y principal Bienaventuranza: "Dichosos los pobres de espíritu". Evidentemente Jesús está hablando de la "pobreza" en sentido bíblico, que quiere decir, apertura y disposición total y absoluta del ser humano al proyecto de salvación que Dios está realizando en la historia. Por supuesto Jesús no se está refiriendo a la pobreza en sentido sociológico y mucho menos en sentido ideológico. No podemos ir por el camino reduccionista diciendo que son "felices, dichosos, bienaventurados" los que nada  tienen, a no ser que ellos así lo hayan decidido por amor al Reino de los cielos Son Bienaventurados, los que rechazando la tentación de la autosuficiencia y de la riqueza idolátrica, abren su corazón a Dios y a sus hermanos.
La santidad no es una vocación para unos cuantos privilegiados. En la visión del Apocalipsis que se nos ha presentado, había, además del número emblemático de la perfección, de ciento cuarenta y cuatro mil, una multitud inmensa, que nadie podía contar. Son los que están delante del cordero, son los santos que hoy queremos venerar y cuya intercesión pedimos. La santidad no es otra cosa más que la participación de la vida divina que se obtiene por la práctica de la fe y el ejercicio del amor. Ya es hora de que entendamos que la santidad no está asociada a la excentricidad o a la anormalidad, al contrario, está asociada a la sencillez, a la normalidad, a la alegría de ponernos totalmente en las manos del Padre.
Una fiesta íntimamente ligada a la de Todos los Santos es la fiesta de nuestros Fieles Difuntos. Es una fiesta de la esperanza, porque esperamos que nuestros seres queridos, que ya han muerto, tengan la vida divina, tengan la felicidad que tanto anhelaron, tengan la santidad a la que fueron llamados y que consiste, como nos lo ha dicho hoy San Juan, "en llegar a ser semejantes a Dios y a verlo tal cual es". La fiesta de los Fieles Difuntos es la fiesta de la esperanza, de la esperanza que nace de la fe en la Pascua. La muerte siempre será para nosotros un momento oscuro, una lucha, una agonía, un misterio, pero al mismo tiempo, esa muerte, la podremos ver a la luz de la resurrección de Cristo y con la seguridad de que si Cristo resucitó, también resucitaremos nosotros, porque somos miembros de su Cuerpo. Celebremos pues esta fiesta con la actitud que manifestamos en la aclamación que hacemos al terminar la Consagración: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. "¡Ven, Señor Jesús!"
Hoy celebramos a Todos los Santos, es decir, celebramos a todos los hermanos que ya han llegado al término del camino, a los que, ya gloriosos, reinan con Cristo.
Mañana conmemoraremos a los hermanos difuntos: parientes, amigos, todos los cristianos, de quienes la muerte nos ha separado. Pero esta separación la vemos a la luz de nuestra fe. Esta conmemoración es, pues, una fiesta muy eclesial, expresa en gran medida la unidad de la comunidad de Cristo: los que estamos luchando nos sentimos unidos en la alegría con los que lograron ya la palma del triunfo e intercedemos para que todos nuestros difuntos la alcancen.
Para el que no tiene fe la celebración de los fieles difuntos no tiene ningún sentido o a lo más tiene un sentido folklórico o de recuerdo del pasado. Para los cristianos esta fiesta tiene fuertes raíces en la resurrección de Cristo y nos lanza con esperanza al futuro. Desde los primeros siglos del cristianismo ha existido entre los seguidores de Jesús la piadosa costumbre de rezar al Padre misericordioso por los hermanos que se durmieron en el Señor. Los primeros cristianos bautizaron con el nombre de “dormitorio” a los cementerios y panteones, precisamente porque estaban convencidos que el sueño de la muerte no es el término de la existencia sino la entrada a la verdadera vida. Hermanos, hermanas: “No queremos que ignoren lo que pasa con los difuntos, para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con Él, y así estaremos siempre con el Señor. Consuélense, pues, unos a otros, con estas palabras”. Celebremos pues la Eucaristía con este sentido: ¡Anunciamos tu muerte Señor, proclamamos tu Resurrección, ven Señor Jesús!
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