Angelus
dominical:
El Ángelus es una devoción católica en recuerdo de la Anunciación y Encarnación del Verbo. Toma su nombre de sus primeras palabras en la versión latina, Angelus Domini nuntiavit Mariæ. Consta de tres textos que resumen el misterio. Se recitan de manera alternativa un versículo y la respuesta. Entre cada uno de los tres textos se recita el Ave María.
El Papa cada domingo reza el Ángelus, sin importar dónde esté.: usualmente desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano.
Hoy el papa pidió estar vigilantes y acudir a Jesús ante acecho del diablo
El Ángelus es una devoción católica en recuerdo de la Anunciación y Encarnación del Verbo. Toma su nombre de sus primeras palabras en la versión latina, Angelus Domini nuntiavit Mariæ. Consta de tres textos que resumen el misterio. Se recitan de manera alternativa un versículo y la respuesta. Entre cada uno de los tres textos se recita el Ave María.
El Papa cada domingo reza el Ángelus, sin importar dónde esté.: usualmente desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano.
Hoy el papa pidió estar vigilantes y acudir a Jesús ante acecho del diablo
El diablo “siempre está agazapado
ante nuestra puerta” queriendo entrar, advirtió el Papa Francisco antes presidir
el rezo del Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro, desde donde recordó a
los fieles la invitación de la Iglesia a acoger a Cristo “como Señor de nuestra
vida”.
En
el segundo domingo después de Navidad, y ante una la plaza de San Pedro repleta de fieles y peregrinos que le recibieron con fuertes aplausos y vivas.el jesuita explicó que la liturgia
“nos presenta el Prólogo del Evangelio de San Juan, en el que se proclama que
‘el Verbo – o sea la Palabra creadora de Dios – se hizo carne y habitó entre
nosotros’”.
“Esa
Palabra, que reside en el cielo, es decir en la dimensión de Dios, ha venido a
la tierra a fin de que nosotros la escucháramos y pudiéramos conocer y tocar
con las manos el amor del Padre. El Verbo de Dios es su mismo Hijo Unigénito,
hecho hombre, lleno de amor y de fidelidad, es el mismo Jesús”, afirmó.
Texto
completo.
"Queridos
hermanos y hermanas, que tengan un buen domingo
La
liturgia de hoy, segundo domingo después de Navidad nos presenta el prólogo del
Evangelio de San Juan, en el cual se proclama que “el Verbo --o sea la palabra
creadora de Dios-- se hizo carne y vino a habitar en medio de nosotros”.
Esa
Palabra, que vive en el cielo, o sea en la dimensión de Dios, ha venido sobre
la tierra para que nosotros la escucháramos y pudiéramos conocer y tocar con la
mano el amor del Padre. El Verbo de Dios es su Hijo Unigénito, hecho hombre,
lleno de amor y de fidelidad. Es el mismo Jesús.
El
evangelista no esconde lo dramático de la Encarnación, subrayando que al don
del amor de Dios se contrapone la no acogida por parte de los hombres.
La
Palabra es la luz, y a pesar de ello --así dice-- los hombres han preferido las
tinieblas. La Palabra vino entre los suyos pero ellos no la han recibido. Le
han cerrado la puerta en la cara al Hijo de Dios. Es el misterio del mal que
insidia nuestra vida y que nos solicita a la vigilancia y atención para que no
prevalezca.
El
libro del Génesis dice una linda frase que nos hace entender ésto. Dice que el
mal 'está escondido delante de nuestra puerta'. Ay de nosotros si lo dejamos
entrar, sería él entonces a cerrar nuestra puerta a los demás. Estamos en
cambio llamados a abrir enteramente la puerta de nuestro corazón a la Palabra
de Dios, a Jesús, para volvernos así sus hijos.
En
el día de Navidad ya ha sido proclamado este solemne inicio del evangelio de
Juan; hoy nos es propuesto nuevamente. Es la invitación de la santa Madre
Iglesia a acoger esta Palabra de salvación, este misterio de luz. Si acogemos,
si recibimos a Jesús, creceremos en la misericordia, aprendamos a ser
misericordiosos como Él.
Especialmente
en este Año Santo de la Misericordia, hagamos realmente que el Evangelio se
vuelva siempre más carne también en nuestra vida. Acercarse al Evangelio,
meditarlo y encarnarlo en la vida cotidiana es la mejor manera para conocer a
Jesús y llevarlo a los otros. Ésta es la vocación y la alegría de cada
bautizado: indicar y donar Jesús a los otros, pero para hacerlo debemos
conocerlo y tenerlo dentro de nosotros, como el Señor de nuestra vida.
Él
nos defiende del mal, del demonio que siempre está agazapado delante de nuestra
puerta porque quiere entrar.
Con
un renovado impulso de abandono filial nos ponemos nuevamente bajo la
protección de María: su dulce imagen de madre de Jesús y madre nuestra, estos
días la contemplamos en el pesebre".
(El
papa Francisco reza la oración del ángelus)
"Les
dirijo un saludo cordial a los fieles de Roma, a las familias y asociaciones a
los diversos grupos familiares, en particular al de Monzambano, a los que
recibieron la Confirmación en Bonate di Soto y a los jóvenes de Maleo.
En
este primer domingo del año renuevo los deseos de paz y de bien en el Señor. En
los momentos alegres y en aquellos tristes, pongámonos bajo su protección, Él
es nuestra esperanza. Y les recuerdo ese empeño que hemos tomado en el inicio
del año, Jornada de la Paz: 'Vence la indiferencia y conquista la paz'. Con la
gracia de Dios podremos ponerlo en práctica.
Y
les recuerdo también ese consejo que muchas veces les he dado: todos los días
leamos un párrafo del Evangelio, para conocerlo mejor a Jesús, para abrir
enteramente nuestro corazón a Jesús y así lo podremos hacer conocer mejor a los
otros. También llevar un pequeño evangelio en
el bolsillo o en la cartera nos hará bien. No se olviden, cada día
leamos un párrafo del Evangelio.
Y
les deseo un buen domingo y que tengan un buen almuerzo. Y por favor no se
olviden de rezar por mi. 'Arrivederci' ".
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