Papa
Francisco aprueba nuevo estatuto de la Pontificia Academia para la Vida
VATICANO,
05 Nov. 16 / 08:27 am (ACI).- El Papa Francisco ha aprobado y promulgado el
“Estatuto de la Pontificia Academia para la Vida”, que entrará en vigor,
durante un tiempo de cinco años, el 1 de enero de 2017.
La
Pontificia Academia para la Vida, con sede en la Ciudad del Vaticano, se
instauró el 11 de febrero de 1994, durante el Pontificado de San Juan Pablo II,
en virtud del Motu Proprio “Vitae mysterium”. Tiene como objetivo la defensa y
promoción del valor de la vida humana y de la dignidad de la persona.
La
novedad del Estatuto, respecto a lo que ya está en vigor, reside en la
cooperación de la Pontificia Academia para la Vida con los Dicasterios de la
Curia Romana, principalmente con la Secretaría de Estado y con el Dicasterio
para los Laicos, la Familia y la Vida, de acuerdo con sus respectivas
competencias y con un espíritu de colaboración. Asimismo, el Dicasterio para
los Laicos, la Familia y la Vida propondrá a uno de los miembros del Consejo
Directivo.
Estudiar,
formar e informar: estas son las tres tareas principales de la Academia. En la
introducción del Estatuto se especifica que “la Academia tiene una tarea
principalmente científica de promoción y defensa de la vida humana. En
particular, estudia los diferentes aspectos relativos al cuidado de la dignidad
de la persona humana en las diferentes etapas de la vida, el respeto recíproco
entre géneros y generaciones, la defensa de la dignidad de cada ser humano, la
promoción de la igualdad de la vida humana que integran los valores materiales
y espirituales, en la perspectiva de una auténtica ‘ecología humana’, que ayude
a encontrar el equilibrio original en la Creación entre la persona humana y el
universo entero”.
En
el Ordenamiento del Estatuto se explica que la Pontificia Academia para la Vida
se compone de una Presidencia (Presidente, Canciller y Consejo Directivo), de
una Oficina Central y de miembros, también llamados Académicos. Al Presidente
lo nombrará el Papa y ocupará el cargo por el período fijado en el documento de
nombramiento, con la posibilidad de ser designado nuevamente.
Para
ordenar mejor su propia actividad, la Oficina Central se estructura en dos
secciones: la sección científica y la administrativa, o Secretaría. Los
miembros se dividen en Ordinarios, Miembros regulares, Miembros honorarios y
Miembros jóvenes investigadores. A los Académicos se les elegirá entre
sacerdotes, religiosos y laicos pertenecientes a diferentes nacionalidades y
expertos en disciplinas relacionadas con la vida humana (medicina, ciencias
biológicas, teología, filosofía, antropología, derecho, sociología, etc.).
En
la descripción de la actividad ordinaria, el Estatuto anuncia que “la
Pontificia Academia para la Vida tendrá que mantener una colaboración estrecha
con los organismos e instituciones mediante las cuales la Iglesia está presente
en el mundo de la ciencia biomédica, de la salud y de las organizaciones
sanitarias, ofreciendo la propia colaboración a los médicos e investigadores,
aunque no sean católicos o cristianos, que reconozcan, como fundamento moral
esencial de la ciencia y de la medicina, la dignidad del hombre y la
inviolabilidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natura,
como figura propuesto en el Magisterio de la Iglesia”. Cada año organizará una
Asamblea General.
En
el título IV del Estatuto, donde se habla de los aspectos financieros, se lee
que, en cuanto que es una institución sostenida por la Santa Sede, la
Pontificia Academia para la Vida “presentará cada año un balance de sus
actividades ordinarias y extraordinaria. En caso de suficiente disponibilidad
de medios financieros, una parte de los recursos pueden destinarse a financiar
becas y otras iniciativas para la formación en bioética, en particular de
personas de países en vías de desarrollo, o en áreas donde la cultura de la
vida tenga una mayor necesidad de apoyo”.
Traducido
y adaptado por Miguel Pérez Pichel. Publicado originalmente en ACI Stampa.
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