El terruño de Peña Nieto, incendiado por seis cárteles/ANABEL HERNÁNDEZ
Revista Proceso No. 1892, 3 de febrero de 2013
Desde los tiempos de la administración de Enrique Peña Nieto
en el Estado de México, las muertes asociadas a la violencia del narcotráfico
ya constituían ahí un serio problema. Hoy las cosas empeoran: la entidad es un
polvorín que se disputan al menos seis organizaciones criminales, según revela
un análisis de la Procuraduría General de la República consultado por Proceso.
De acuerdo con los autores del estudio, gran parte de los municipios de la
entidad están contaminados por la violencia exacerbada por los enfrentamientos
entre las bandas criminales que buscan el control de la plaza. Ahora,
advierten, la disputa incluye el territorio y la población, de ahí las
extorsiones, los secuestros y la trata de personas.
En el Estado de México, donde operan por lo menos seis
organizaciones criminales, la pelea no es sólo por el control territorial, sino
por la población como fuente de ingresos ilícitos a través del narcomenudeo, la
extorsión, el secuestro y la trata de personas.
Así lo detalla un análisis elaborado por personal de las
áreas de inteligencia de la Procuraduría General de la República (PGR) en los
últimos meses de la administración de Felipe Calderón, que retrata la grave crisis
de inseguridad y violencia que azota a la entidad gobernada por el priista
Eruviel Ávila.
+De acuerdo con el documento, las organizaciones en pugna son
el llamado Cártel del Centro y la Nueva Administración –derivadas de la célula
de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie; La Mano con Ojos, reminiscencia del
Cártel de los Beltrán Leyva con la que, según la investigación, aún tienen
conexión; La Familia Michoacana; Los Caballeros Templarios, y Los Zetas.
Asimismo, sostiene que las disputas son parte de los
reacomodos de las bandas luego de los seis años de la llamada “guerra contra el
narcotráfico” iniciada por Calderón. Los enfrentamientos se concentran en los
municipios mexiquenses colindantes con Michoacán y con el Distrito Federal,
tanto en el oriente como en el norte.
Hoy, se insiste en el escrito al que este semanario tuvo
acceso, el Estado de México es un auténtico polvorín. Las organizaciones
criminales tienen presencia en al menos 52 de los 125 municipios de la entidad
que gobierna Eruviel Ávila.
Y advierte: Las masacres de las primeras semanas del año son
hechos “eventuales” e indican el inicio de una abierta disputa por los
territorios mexiquenses y su población, pues la violencia llegó ya a
localidades que antes no estaban contaminadas.
En la colonia Ahuizotla, en Naucalpan de Juárez –colindante
con la delegación Azcapotzalco–, por ejemplo, presuntos sicarios de Los Zetas
llevan meses amedrentando por teléfono a los propietarios de negocios. Les
piden una cuota mensual para que sigan operando; quienes se niegan son
amenazados, explica el dueño de una mueblería, quien se niega a pagarles
porque, dice, no tiene el dinero ni quiere volverse esclavo de los
extorsionadores.
En Echegaray, una colonia de clase media, los vecinos
comentan que recientemente se registró una balacera entre presuntos policías
federales por la disputa de un botín que estaba en una casa de seguridad. En
Los Remedios, colindante con la Basílica de Los Remedios, las extorsiones
también están a la orden del día, según los vecinos.
Los antiguos amos
En los últimos años, sobre todo durante el gobierno de
Enrique Peña Nieto (2005-2011), el Cártel de los Beltrán Leyva afianzó su
hegemonía en territorio mexiquense. Al principio eran socios de Joaquín Guzmán
Loera, El Chapo; a partir de enero de 2008, tras el rompimiento de esa alianza,
se acercaron a La Federación.
La organización tenía el control en Huixquilucan,
Tlalnepantla, Atizapán, Naucalpan y Cuautitlán Izcalli, según el documento de
la PGR. Huixquilucan era el centro de sus operaciones; ahí tenían casas de
seguridad en las que solían reunirse Arturo Beltrán Leyva, Édgar Valdez
Villarreal, Gerardo Vázquez, El Indio, y Sergio Barragán Villarreal, El Grande,
entre otros. Su alianza con Los Zetas permitió a los Beltrán Leyva afianzar su
presencia en la entidad.
El análisis oficial explica también que tras la muerte de
Arturo Beltrán Leyva, en diciembre de 2009, el Cártel de los Beltrán Leyva se
fracturó. Por un lado quedaron Héctor Beltrán Leyva y Los Zetas; por otro,
Édgar Valdez Villarreal con El Indio, mientras que El Grande comenzó a operar
por su parte.
De esas fracturas surgieron nuevas organizaciones, como el
Cártel del Centro, la llamada Nueva Administración, cuyos integrantes tienen
presencia en Huixquilucan, Cuautitlán, Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla,
Coacalco y Nezahualcóyotl; también se formó La Mano con Ojos, con presencia en
Atizapán, Naucalpan, Huixquilucan, Tlalnepantla y Cuautitlán Izcalli, según
consigna el documento consultado por la reportera.
Y añade: “Los Beltrán Leyva limitaron también su expansión
territorial. De tener presencia en 12 estados –Baja California, Coahuila,
Quintana Roo, Nuevo León, Chiapas, Aguascalientes, Sonora, Sinaloa, Nayarit,
Morelos, Guerrero, Estado de México– y el Distrito Federal (hoy) sólo conservan
los últimos ocho territorios, algunos de los cuales se encuentran en disputa”.
Las nuevas organizaciones
El documento oficial explica que La Familia nació a mediados
de los noventa como “un proyecto de concentración de negocios delictivos (robo
de autotransportes, secuestro, trasiego de drogas y armas, etcétera) a escala
local y regional en el estado de Michoacán”.
Durante 15 años la organización ha pasado por seis etapas,
lo que evidencia sus rupturas y una falta de continuidad en sus mandos, lo cual
la hace más violenta.
Según la PGR, en la primera etapa Carlos Rosales Mendoza, El
Tísico, cohesionó a pequeños grupos delictivos locales para alcanzar
operaciones regionales en Michoacán. En esa época la organización era conocida
como La Empresa; en la segunda, la organización se alió con los Valencia,
liderada entonces por Armando Cornelio Valencia, quien controlaba el mercado de
las metanfetaminas.
La tercera etapa, de acuerdo con el documento consultado, se
inició con la ruptura del Tísico con Los Valencia a raíz de la captura de José
Cornelio Valencia en 2002; en la cuarta, Rosales Mendoza aceptó la propuesta de
Osiel Cárdenas Guillén de aliarse con la organización Golfo/Los Zetas. El
acercamiento duró poco: en 2003 fue detenido Osiel y al año siguiente cayó El
Tísico.
Los nuevos líderes de La Familia Michoacana: José de Jesús
Méndez Vargas, El Chango; Dionisio Plancarte; Nazario Moreno González, El Chayo
o El Más Loco, y Servando Gómez Martínez, La Tuta, comenzaron a molestarse por
la injerencia de Los Zetas en Michoacán y las altas cuotas de “derecho de piso”
que los integrantes del Cártel del Golfo cobraban a la organización para pasar
por la ruta de Nuevo Laredo.
El documento señala que antes de la supuesta muerte del
Chayo, el 9 de diciembre de 2010, La Familia Michoacana se fracturó a causa de
los desencuentros entre Moreno González y El Chango. La ausencia del Más Loco
acentuó la división, creándose una nueva organización, Los Caballeros
Templarios, cuyos líderes son La Tuta y Enrique Plancarte Solís, El Kike.
En 2011, tras la captura del Chango, quedaron al frente de
La Familia sus hermanos Godofredo y Luis Antonio Méndez Vargas. No obstante, el
análisis de la PGR indica que no han consolidado su liderazgo, lo que provoca
traiciones y pugnas intestinas en la organización.
“El desarrollo de actividades delictivas por parte de La
Familia –dice el documento– ha disminuido considerablemente… así como las
extorsiones, particularmente a comerciantes de diversos ramos. (Hoy) los
homicidios se concentran en el Estado de México.”
La PGR tiene claramente identificada la presencia de La
Familia en los municipios de Donato de Guerra, Zinacantepec, Toluca, Ixtapan de
la Sal, Tenango del Valle, Tlalnepantla, Chalco, Ixtapaluca, La Paz, Ecatepec,
Tecamac, Tultepec y Nezahualcóyotl, donde se registró el mayor número de
ejecuciones en enero pasado.
“La falta de cohesión (en La Familia) propiciará mayores
índices de violencia, derivado de las purgas y las deserciones que se registren
en la estructura delictiva”, señala el documento.
Y advierte que, en un primer momento, Los Caballeros
Templarios intentarán someter a La Familia mediante la violencia y apoderarse
de los municipios mexiquenses colindantes con el estado de Michoacán y con el
Distrito Federal:
“Mientras la confrontación entre La Familia y Los Caballeros
Templarios se mantenga, los índices de violencia y de extorsión aumentarán,
debido a que ambas estructuras, harán lo propio para hacerse de recursos con el
objetivo de financiarse.”
Según el documento, en los últimos meses del gobierno de
Felipe Calderón, el líder de Los Caballeros Templarios en el Estado de México
es un sujeto apodado El Gallito.
“La Familia ha pactado una alianza de conveniencia con las
organizaciones de El Pacífico, El Golfo y El Milenio en contra de Los Zetas,
creando con las dos últimas un grupo denominado La Resistencia, con presencia
en seis estados: Michoacán, Jalisco, Estado de México, Morelos, Guanajuato y
Colima, teniendo como objetivo prioritario y común la expansión de dicha
organización y la eventual erradicación (de Los Zetas).”
A río revuelto… ganancia
de Los Zetas
“Los Zetas aprovechan la disputa entre La Familia y Los
Caballeros Templarios y aumentarán su actividad en los accesos a Michoacán, vía
Estado de México”, señala el documento de la PGR consultado por la reportera;
algunas veces lo hacen en alianza con el cártel de los Beltrán Leyva.
Se identifica presencia de zetas en los municipios de Lerma,
Tianguistenco, Jilotzingo, Nicolás Romero, Naucalpan, Tlalnepantla, Ecatepec,
Chimalhuacan, Ixtapaluca, Chalco, Valle de Chalco y Nezahualcóyotl.
La organización –que ya no se limita sólo al tráfico y venta
de droga– ha experimentado “un incremento en los cuadros de sicarios”; también
se detecta “la ampliación del espectro delictivo, como la privación ilegal de
la libertad, extorsión, cobro de cuotas” a organizaciones funcionales locales o
regionales dedicadas al tráfico de drogas, de armas y trata de personas… Las
actividades de extorsión se extendieron hacia comerciantes y empresarios ante
la alta rentabilidad que obtuvieron”, indica el documento de la PGR.
También alude al método de Los Zetas para reclutar a nuevos
miembros, en estos momentos en que la violencia se recrudece en Ecatepec o
Nezahualcóyotl:
“Se ha logrado establecer que reclutan a jóvenes en edad de
cursar la educación media y superior, entre 15 y 30 años, para encubrir y
proteger el desarrollo de actividades delictivas, especialmente en lo que se
refiere al transporte de cargamentos de droga, así como para informar sobre
acciones que realizan las Fuerzas Armadas en su contra.
“Los nuevos elementos en reclutamiento obtienen de manera
inmediata un arma de fuego de uso exclusivo del Ejército; además, se les provee
de un aparato de comunicación tipo Nextel y el pago en efectivo de más de 100
dólares durante su instrucción; posteriormente se les dan indicaciones para
trasladarse a otros puntos, donde concluirían su entrenamiento en el manejo de
armas de fuego de alto poder.”
Según el documento, estos datos deben analizarse en función
de las características físicas de las víctimas de los enfrentamientos entre
grupos delictivos antagónicos, cuyas edades oscilan entre 16 y 25 años. La
mayoría de los jóvenes cooptados son desempleados y pueden ser reclutados en
cualquier colonia marginada. Su perfil coincide con el rango de edad de los 103
ejecutados por las organizaciones criminales en el Estado de México el mes
pasado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario