Francisco,
primer Papa latinoamericano
Jorge
Mario Bergoglio, cardenal arzobispo de Buenos Aires, es hijo de un trabajador
ferrocarrilero de origen italiano. El nuevo Pontífice recibe una Iglesia
católica en crisis por los escándalos de pederastia y corrupción, coinciden
expertos. Resuena la fe en Argentina y México. La Conferencia del Episcopado
enviará carta de felicitación al Papa
Cynthia
Rodríguez y agencias/ Especial
Excélsior, 14/03/2013;
La
congregación que fue segregada; Portugal expulsó a jesuitas en el siglo XVIII
CIUDAD
DEL VATICANO, 14 de marzo.— Jorge Mario Bergoglio, cardenal arzobispo de Buenos
Aires, Argentina, bajo el nombre de Francisco, es el primer Papa
latinoamericano que tiene la Iglesia católica.
Ayer,
a las 19:06 horas de Roma (12:06 horas del centro de México), el humo blanco
que salió de la chimenea de la Capilla Sixtina, seguido de un repicar de
campanas, anunció la elección del Pontífice 266 que tiene el catolicismo,
provocando aplausos y gritos de júbilo como “¡Viva el Papa!” en las decenas de
miles de fieles que durante horas soportaron el frío y la lluvia en la Plaza de San Pedro.
Una
hora diez minutos después de la emisión del humo blanco, el cardenal francés
Jean-Louis Tauran, en su calidad de protodiácono del cónclave, salió al balcón
principal de la Basílica y pronunció “Habemus Papam”, para posteriormente
presentar a Francisco como el sucesor de Benedicto XVI, quien ahora es el Papa
emérito desde el pasado 28 de febrero, cuando se hizo efectiva su renuncia al
pontificado.
Jorge
Mario Bergoglio, quien también es el primer Papa jesuita y el primer Pontífice
no europeo en casi mil 300 años, nació el 17 de diciembre de 1936, es hijo de
un trabajador ferrocarrilero de origen italiano.
Francisco
fue electo en el segundo día del cónclave convocado para escoger al sucesor del
alemán Joseph Ratzinger.
En
su primera aparición pública como Papa, Bergoglio agradeció en italiano el
recibimiento de miles de fieles.
“Parece
que los hermanos cardenales fueron casi al fin del mundo para buscarme”, dijo
quien antes de dar la bendición a los fieles, pidió a los presentes elevar una
oración por él: “Hagamos en silencio esta oración de ustedes hacia mí”.
El
nuevo líder de más de mil 200 millones de católicos en el mundo es conocido por
tener escasas apariciones públicas, por sus discursos cargados de palabras
duras para los políticos y los ciudadanos, señalando la pobreza masiva y la
desigualdad social en Argentina, así como por su modesto modo de vida y por ser
usuario del transporte público.
El
papa Francisco está afiliado al equipo de futbol argentino San Lorenzo de
Almagro. Ayer, en su cuenta de Twitter @SanLorenzo, el club publicó la
credencial de afiliado de Jorge Mario Bergoglio.
En el cónclave de 2005, fue considerado uno de
los favoritos, aunque finalmente se impuso Benedicto XVI, a quien ahora sucede
y ayer dedicó una plegaria.
Primer
papa Francisco
Con
la elección de Jorge Mario Bergoglio como Sumo Pontífice, por primera vez un
jesuita ocupa la silla de Pedro, por primera vez se elige el nombre de
Francisco, por primera vez se elige a un Papa latinoamericano y por primera,
desde hace mil 300 años, se elige a un Papa fuera del continente europeo.
Además,
y por si fuera poco, por primera vez en la historia dos papas, uno electo y
otro emérito, convivirán en los muros del Vaticano, pues Bergoglio llega no por
la muerte de un pontífice, sino por la renuncia de Benedicto XVI, quien alegó
falta de fuerzas para continuar con su misión. Esto apenas el 11 de febrero
pasado, es decir, hace 31 días.
Ayer,
a las 19:06, hora de Roma, se despejaron todas las dudas sobre si seguiría la
Sede Vacante cuando el humo blanco salió de la chimenea y se supo que los 115
cardenales ya habían elegido al Pontífice número 266 de la Iglesia católica,
aunque a esa hora todavía no se sabía el nombre del elegido.
Una
gran fiesta explotó en ese momento en la Plaza de San Pedro, que todo el día
estuvo repleta de periodistas y fieles de todo el mundo a pesar de que la
lluvia nunca se detuvo.
Los
gritos, las porras, los cantos y hasta el Himno Nacional Italiano (Hermanos de
Italia) se hicieron presentes durante la hora que pasó desde el humo blanco
hasta que, en punto de las 20:06, se encendieron las luces del balcón y seis
minutos más tarde, un nervioso protodiácono salió al balcón para decir la
famosa frase: “Habemus Papam”, junto con el nombre del elegido que, hasta ese
momento, había sido un misterio.
Jean-Louis
Tauran, visiblemente emocionado y con la voz que le temblaba dijo primero en
latín “Giogius Marius”, para pronunciar después el inconfundible apellido del
arzobispo de Buenos Aires: ¡Bergoglio!, para inmediatamente decir el nombre que
llevará durante todo su pontificado: Francisco.
De
nuevo comenzaron los gritos en la plaza y las banderas de todos los países
comenzaron a agitarse por unos minutos cuando Su Santidad Jorge Mario Bergoglio
salió vestido de blanco al balcón.
Hablando
en perfecto italiano, el papa Francisco, sonriente y brillante, dio las buenas
noches y agradeció el recibimiento: “Buenas noches... parece que los hermanos
cardenales fueron casi al fin del mundo a buscarme. Les agradezco este
recibimiento para su obispo. Gracias y, antes que nada, quiero hacer una
oración para nuestro papa emérito Benedicto XVI, para que el Señor lo bendiga y
la Virgen lo cuide”, dijo el nuevo Pontífice.
Posteriormente
dio un mensaje de unidad al decir que este nuevo camino lo iban a realizar
todos.
“Comenzamos
este camino de la Iglesia entre obispo y pueblo, el camino de la caridad de
todas las iglesias. Un camino de hermandad, de amor, de confianza entre
nosotros. Pidamos siempre por nosotros: los unos por los otros. Recemos por
todo el mundo, para que haya una gran hermandad. Les deseo que este camino de
Iglesia, que hoy comenzamos y en el que me ayudará mi cardenal vicario, aquí
presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad, tan bella.
Y
antes de dar la bendición, pidió a los presentes elevar una oración por él y
por su nueva tarea: “Primero les pido un favor, que ustedes recen por su obispo
y hagamos en silencio esta oración de ustedes hacia mí”.
Así
rezó junto con toda la plaza el Padre Nuestro y el Ave María para después dar
la bendición y anunciar que hoy estará rezando en la Basílica de Santa María la
Mayor, en Roma.
A
las 21:00 horas, la Plaza de San Pedro comenzó a vaciarse con un sentimiento de
esperanza.“¿Un franciscano? Es justo lo que le hace falta a esta Iglesia, un
verdadero pastor que vea por los más necesitados, yo creo que la elección del
nombre tiene mucho qué ver con los sentimientos del nuevo Papa”, señaló la monja
María Sorce.
Bergoglio,
de quien se sabe, siempre ha estado reacio a aceptar roles en la Curia, que
vive en un modesto departamento, que usa los medios públicos para trasladarse,
que cuando se ordenó cardenal en 2001 obligó a sus compatriotas que habían organizado
una recolecta de fondos para acompañarlo en Roma a quedarse en Argentina y
donar ese dinero a los pobres, abre sin duda una nueva etapa para la Iglesia,
que en los últimos años ha destacado más por sus escándalos.
“¿Quién
lo iba a decir? Hace ocho años pidió a otros cardenales no apoyarlo porque no
se sentía preparado, y entonces la mayoría se inclinó hacia Joseph Ratzinger.
Hoy Su Santidad Bergoglio, así tímido y esquivo como es, tendrá la gran tarea
de rescatar a esta Iglesia en crisis”, dijo Paolo Vinciguerra, un seminarista
jesuita que ayer no cabía de la alegría.
Francisco
a secas, aclara Lombardi
El
portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, aclaró ayer que el nuevo Papa se
llamará simplemente Francisco y no Francisco I.
Durante
su presentación ante el mundo, el cardenal Bergoglio fue presentado sólo como
Francisco, a diferencia de lo ocurrido al final del cónclave de 1978, cuando
Albino Luciani decidió nombrarse Juan Pablo I.
De
acuerdo con Lombardi, Juan Pablo I tomó ese nombre en honor a sus dos
predecesores, Juan XXIII y Pablo VI.
En
la actualidad no es necesario agregar el número ordinal “primero”. Este Papa
será llamado eventualmente un día Francisco I si uno de sus sucesores decidiera
rendirle homenaje tomando su nombre y llamándose a sí mismo Francisco II.
Telefonea
a Benedicto XVI
Por
otra parte, Federico Lombardi informó que el papa Francisco habló por teléfono
con el pontífice emérito Benedicto XVI, a quien pronto visitará en la
residencia de descanso en Castel Gandolfo.
Lombardi
agregó que el Papa celebrará una misa con los cardenales hoy por la tarde en la
Capilla Sixtina. El viernes recibirá a todos los purpurados en la Sala
Clementina del Vaticano y el sábado recibirá a la prensa internacional.
El
domingo pronunciará la oración del Angelus desde la ventana de su estudio
personal, ante miles de personas.
La
misa de inauguración del pontificado tendrá lugar el martes 19 de marzo a las
09:30 horas en la Plaza de San Pedro.
Socio
del Club San Lorenzo
Jorge
Mario Bergoglio fue Cuervo desde niño, cuando acompañaba a su padre a jugar
baloncesto en las instalaciones de San Lorenzo de Almagro. Sin embargo, ambos
fueron seducidos por el futbol que se jugaba en los años 40, cuando brillaban
en ese equipo Farro, Pontoni y Martino. El niño acudía al estadio Viejo
Gasómetro para acompañar a su padre.
El
joven Bergoglio se indentificaría más tarde con el equipo por su propia
historia: un equipo que nace en el barrio porteño de Almagro, cuyos jóvenes
juegan en las calles y reciben el permiso del padre Lorenzo Massa para correr
tras la pelota dentro del Oratorio de San Antonio. Los chicos eran comandados
por un joven llamado Federico Monti y se autodenominaban Los Forzosos de
Almagro.
Era
1908 y el padre Lorenzo no imaginaba que aquello sería el inicio del equipo San
Lorenzo de Almagro de la Pimera División de Argentina –uno de los cinco
grandes–, cuyo nombre fue en agradecimiento por su apoyo. Y lo de Cuervos es
debido a que al cura así se le apodaba debido a lo negro de la sotana.
Ayer,
en la cuenta Twitter del equipo (@SanLorenzo) apareció el siguiente mensaje,
apenas se supo que el nuevo Papa era el argentino Jorge Mario Bergoglio: “Es un
orgullo para la institución saber que el primer Papa sudamericano es socio de
#SanLorenzo”, acompañando dicho mensaje con una foto del carnet de Francisco
con el número 88235N-0, cuyas últimas cuatro cifras fueron el número ganador
ayer de la Quiniela Nacional.
El
padre Lorenzo Massa eligió los colores azul y rojo al inspirarse en el manto de
la Virgen María Auxiliadora. Cuando fue arzobispo de Buenos Aires mostraba su
consternación cada vez que se producía un episodio violento en los estadios.
El
papa Francisco también aparece en una foto levantando un banderín de San
Lorenzo, justo cuando era cardenal de Buenos Aires. El club le entregó una
placa conmemorativa por el centenario del equipo (2008). Aquella tarde, el
religioso ofició una misa por dicha celebración.
“No
importamos los colores de otro lado, se los pedimos a la Virgen. Nunca saquen a
la Virgen María Auxiliadora del club, porque es su madre”, dijo Bergoglio,
según el diario Olé.
Así
como Juan Pablo II recibió el carnet número 108 mil como socio del Barcelona y
Benedicto XVI fue el socio 100 mil del Bayern Múnich, el nuevo Papa reconoce
ser Cuervo y socio número 88235N-0 del San Lorenzo.
Prefiere
viajar en clase turista
Jorge
Mario Bergoglio, el primer Papa jesuita de la historia del catolicismo, es un
sacerdote argentino de hábitos monacales que no duda en atacar al poder político,
aunque paradójicamente su actuación en ese terreno le deparó el capítulo más
amargo de su vida clerical.
Reservado,
poco afecto a lo mediático, preocupado por la marginación social, el nuevo Papa
llamado Francisco gobernaba con firmeza la arquidiócesis de Buenos Aires y
proyecta un pontificado sin sorpresas en los desafíos que la sociedad moderna
plantea a la Iglesia como la sexualidad, el divorcio, el aborto o la bioética.
Una
de sus biógrafas, Francesca Ambrogetti, lo describe como una “personalidad
absolutamente moderada. Es absolutamente capaz de hacer la necesaria renovación
(en la Iglesia) sin saltos en el vacío”.
“Coincide
con la necesidad de una Iglesia misionera. Que salga al encuentro de la gente,
activa y no pasiva. Una Iglesia que no sea reguladora de la fe, sino promotora
y facilitadora de la fe”, explicó.
De
76 años, es un hombre austero, de marcada espiritualidad y apegado a las
tradiciones seculares del catolicismo. De aspecto hierático, habita un
departamento pequeño –rechazó la residencia oficial del arzobispado, más
confortable–, donde pasa los fines de semana en soledad.
“Sobriedad
y austeridad es su estilo de vida. Viaja en subterráneo, en colectivo
(autobús), los viajes a Roma los hace en clase turista”, describió Ambrogetti.
Suele
guardar para sus escasas apariciones públicas discursos cargados de palabras
duras tanto para los políticos como para la ciudadanía, señalando la pobreza,
la marginación y la desigualdad social que vive Argentina.
Según
medios de prensa internacionales, Bergoglio había sido uno de los cardenales
más votados en el cónclave de 2005 que convirtió a Joseph Ratzinger en
Benedicto XVI.
Es
hijo de un hogar de clase media con cinco hijos, de padre ferrocarrilero y
madre ama de casa, poco afecto a aceptar invitaciones privadas y poseedor de un
“pensamiento táctico”, según los especialistas.
Los
años negros de la dictadura
Llegó
al sacerdocio casi una década después de perder un pulmón por una enfermedad
respiratoria y de dejar sus estudios de química. Pero pese a su ingreso tardío,
en menos de cuatro años llegó a liderar la congregación jesuita local, un cargo
que ejerció de 1973 a 1979.
Su
ascenso coincidió con uno de los periodos más oscuros deArgentina, lo que le
deparó fuertes críticas: la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y
1982.
El
cuestionamiento remite al secuestro de dos jesuitas detenidos clandestinamente
por el gobierno de facto por hacer tareas sociales en barriadas de extrema
pobreza. Según la acusación, Bergoglio les retiró la protección de su orden
religiosa. Ambos párrocos sobrevivieron a un encierro de cinco meses.
El
señalamiento consta en el libro El silencio, del periodista Horacio Verbitsky,
también presidente de la entidad privada defensora de los derechos humanos
CELS. Se apoya en declaraciones de Orlando Yorio, uno de los jesuitas
secuestrados, antes de fallecer por causas naturales en 2000.
“La
historia lo condena: lo muestra como alguien opuesto a todas las experiencias
innovadoras de la Iglesia y sobre todo, en la época de la dictadura, lo muestra
muy cercano al poder militar”, señaló tiempo atrás el sociólogo Fortunato
Mallimacci, ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires.
Los
detractores de esa postura sostienen que no está probada y que, por el
contrario, Bergoglio ayudó a muchos a escapar delas fuerzas armadas durante los
años de plomo.
En
el Vaticano, lejos de la mancha ignominiosa de la dictadura que aún sobrevuela
sobre muchos de los que tuvieron actividad pública en esa etapa de Argentina,
se espera que este hombre silencioso conduzca la estructura de la Iglesia con
mano férrea y con una marcada preocupación social.
Los
políticos argentinos fueron varias veces blanco de la retórica filosa del
sacerdote, que los ha acusado de no combatir la pobreza y querer enquistarse en
el poder.
En 2010 también se enfrentó al gobierno de la
presidenta Cristina Fernández cuando impulsó una ley para permitir el
matrimonio entre personas del mismo sexo.
“No
seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión
destructiva al plan de Dios”, escribió Bergoglio en una carta días antes de que
el proyecto fuera aprobado por el Congreso.
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