Leo
detenidamente la larga entrevista (de 29 paginas) que el padre Antoniod
Spadaro, director de “Civiltà Cattolica” le hace al papa Francisco y confieso
que no me equivoque. Me quede corto.
«No
podemos insistir solo en las cuestiones relacionadas con el aborto, el
matrimonio homosexual y el uso de los métodos anticonceptivos. Esto no es
posible. Yo no he hablado mucho de estas cosas, y me lo han reprochado. Pero
cuando se habla de ello, hay que hablar en un contexto. El parecer de la
Iglesia, por lo demás, es bien conocido, y yo soy hijo de la Iglesia, pero no
es necesario hablar de ello constantemente.
Puede
encontrar la entrevista completa en “Razón y fe”: http://www.razonyfe.org
Es el
núcleo del mensaje que contiene la larga entrevista (29 páginas de la revista)
que el Papa Francisco concedió al director de “Civiltà Cattolica”, padre
Antonio Spadaro. Una entrevista de 6
horas que se llevó a cabo el 19, el 23 y el 29 de agosto. Jorge Mario
Bergoglio trazó un perfil inédito de sí mismo, que incluye sus preferencias
artísticas, analiza el papel de la Iglesia en el mundo de hoy e indica las
prioridades de la acción pastoral.
No
insistir solo en los valores no negociables
«No
podemos insistir solo en las cuestiones relacionadas con el aborto, el
matrimonio homosexual y el uso de los métodos anticonceptivos. Esto no es
posible. Yo no he hablado mucho de estas cosas, y me lo han reprochado. Pero
cuando se habla de ello, hay que hablar en un contexto. El parecer de la
Iglesia, por lo demás, es bien conocido, y yo soy hijo de la Iglesia, pero no
es necesario hablar de ello constantemente.
Una pastoral misionera no está obsesionada por
la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que deben ser
impuestas con insistencia. El anuncio de tipo misionero se concentra en lo
esencial, en lo necesario, que es también lo que más apasiona y atrae, lo que
hace que ardan los corazones, como a los discípulos de Emaús...»
«La Iglesia, a veces, se ha dejado encerrar en
pequeñas cosas, en pequeños preceptos. La cosa más importante, en cambio, es el
primer anuncio: «¡Jesús te ha salvado!». Y los ministros de la Iglesia deben
ser, por encima de cualquier otra cosa, ministros de misericordia [...] El
anuncio del amor de salvación de Dios es previo a la obligación moral y
religiosa. Hoy parece prevalecer, a veces, el orden al revés.»
Sobre
los homosexuales
«Debemos
anunciar el Evangelio en cada calle, predicando la buena noticia del Reino y
curando, incluso con nuestra predicación, cualquier tipo de enfermedad o de
herida. En Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales, que son
«heridos sociales» porque me dicen que sienten que la Iglesia los ha condenado
siempre. Pero la Iglesia no quiere hacer esto. Durante el vuelo de regreso de
Río de Janeiro dije que, si una persona homosexual es de buena voluntad y está
buscando a Dios, yo no soy nadie para juzgarla. Al decir esto yo dije lo que
dice el Catecismo. La religión tiene el derecho de expresar la propia opinión
para servir a la gente, pero Dios, en la creación, nos hizo libres: la injerencia
espiritual en la vida de las personas no es posible.»
«Una vez, una persona,
provocadoramente, me preguntó si aprobaba la homosexualidad. Entonces yo le
respondí con otra pregunta: «Cuando
Dios ve a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la
rechaza condenándola?». Hay que considerar siempre a la persona. Aquí entramos
en el misterio del hombre. En la vida, Dios acompaña a las personas, y nosotros
debemos acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con
misericordia. Cuando esto sucede, el Espíritu Santo inspira al sacerdote para
que diga lo más justo.»
Una
certeza: Dios está en la vida de cada una de las personas
«Los
que hoy buscan siempre soluciones disciplinarias, los que tienden
exageradamente a la “seguridad” doctrinal, los que buscan obstinadamente
recuperar el pasado perdido, tienen una visión estática e involutiva. Y de esta
manera la fe se convierte en una ideología entre todas las demás. Yo tengo una
certeza dogmática: Dios está en la vida de cada persona, Dios está en la vida
de cada uno. Aunque la vida de una persona haya sido un desastre, aunque esté
deshecha por los vicios, por la droga o cualquier otra cosa, Dios está en su
vida. Podemos y debemos buscarlo en cada vida humana. Aunque la vida de una
persona sea un terreno lleno de espinas y de yerbas, siempre hay un espacio en
el que la buena semilla puede crecer. Hay que confiar en Dios.»
Dios es más grande que el pecado
«¿Cómo
estamos tratando al pueblo de Dios? Sueño con una Iglesia Madre y Pastora. Los
ministros de la Iglesia siempre tienen que ser misericordiosos, encargarse de
las personas, acompañarlas como el buen samaritano que lava, limpia, alivia a
su prójimo. Esto es Evangelio puro. Dios es más grande que el pecado. Las
reformas organizativas y estructurales son secundarias, es decir vienen
después. La primera reforma tiene que ser la de la actitud. Los ministros del
Evangelio deben ser personas capaces de calentar los corazones de las personas,
de adentrarse en la noche, en la oscuridad, sin perderse. El pueblo de Dios
quiere pastores y no funcionarios o clérigos de Estado. Los obispos,
particularmente, tienen que ser hombres capaces de apoyar con paciencia los
pasos de Dios en su pueblo para que nadie se quede atrás, pero también para
acompañar al rebaño que tiene el olfato para encontrar nuevos caminos».
La Iglesia es el pueblo de Dios
El
pueblo es sujeto. Y la Iglesia es el pueblo de Dios que camina en la historia,
con alegrías y dolores. Entonces, para mí “sentire cum Ecclesia” significa
estar en este pueblo, “ser” en este pueblo. Y el conjunto de los fieles es
infalible al creer, y manifiesta esta “infallibilitas in credendo” mediante el
sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo que camina... Cuando el diálogo
entre la gente y los obispos y el Papa va por este camino y es leal, entonces
cuenta con la asistencia del Espíritu Santo. No es, pues, un sentir que se
refiere a los teólogos... No hay que pensar que la comprensión del sentir con
la Iglesia esté vinculada solamente al sentir con su parte jerárquica». La
Iglesia no debe reducirse a «una pequeña capilla que puede contener solo a un
pequeño grupito de personas seleccionadas. No debemos reducir el sentido de la
Iglesia universal a un nido protector para nuestra mediocridad».
Soy un pecador
El Papa
se define a sí mismo como «un pecador». Y, recordando la extraordinaria imagen
del Caravaggio sobre la vocación del Mateo, afirma: «Heme aquí, este soy yo:
“un pecador hacia el que el Señor ha dirigido sus ojos”. Y esto es lo que dije
cuando me preguntaron si aceptaba mi elección a Pontífice».
Para
hacer reformas se necesita tiempo
Muchos
creen que los cambios y las reformas pueden darse en tiempo breve. Yo creo que
siempre se necesita tiempo para sentar las bases de un cambio verdadero, eficaz.
Y este es el tiempo del discernimiento. Y, a veces, el discernimiento te
impulsa a hacer inmediatamente lo que inicialmente habrías querido hacer
después. Es lo que me ha sucedido en estos meses».
«En
cambio, desconfío de las decisiones tomadas de repente –explicó el Papa a
“Civiltà Cattolica” . Desconfío siempre de las primeras decisiones, es decir de
la primera cosa que me viene a la cabeza cuando tengo que tomar una decisión.
Normalmente es la decisión equivocada. Debo esperar, evaluar interiormente,
tomándome el tiempo necesario. La sabiduría del discernimiento concilia la
necesaria ambigüedad de la vida y hace que se encuentren los medios más
oportunos, que no siempre se identifican con lo que parece grande o fuerte».
¿Por qué usa un coche modesto?
El
discernimiento se lleva a cabo siempre en presencia del Señor, viendo sus
signos, escuchando las cosas que suceden, el sentir de la gente, especialmente
de los pobres. Mis decisiones, incluso las que están relacionadas con la
normalidad de la vida, como usar un coche modesto, están relacionadas con un
discernimiento espiritual que responde a una exigencia que nace de las cosas,
de la gente, de la lectura de los signos de los tiempos. El discernimiento en
el Señor guía mi forma de gobernar»
Soy un
indisciplinado.... de nacimiento
Sobre
la Compañía de Jesús, Francisco dice: «me sorprendieron tres cosas: la
misionariedad, la comunidad y la disciplina. Curioso esto, porque yo soy un
indisciplinado nato, nato, nato. Pero su disciplina, la forma de ordenar el
tiempo, me sorprendió mucho».
No voy al apartamento papal
porque ahí se entra a cuentagotas...
«Y
luego –añadió–, una cosa que para mí es verdaderamente fundamental es la
comunidad. Siempre he buscado una comunidad. Yo no me veía como sacerdote solo:
necesito comunidad. Y se entiende porque estoy aquí en Santa Marta... Decidí
vivir aquí, en la habitación 201, porque cuando tomé posesión del apartamento
pontificio escuché claramente dentro de mí un “no”. El apartamento pontificio
en el Palacio Apostólico no es lujoso. Es antiguo, tiene buen gusto y es
grande, pero no es lujoso. Pero al final es como un embudo al revés. Es grande
y espacioso, pero el ingreso estrecho de verdad. Se entra a cuentagotas, y yo
no... sin gente no puedo vivir. Necesito vivir mi vida junto a los demás».
Carácter
decisivo, pero no soy de derechas
En mi
experiencia de Superior de la Compañía... al principio mi gobierno tenía muchos
defectos... Me encontré ya Provicnial cuando todavía era muy joven. Tenía 36
años: una locura. Había que afrontar situaciones difíciles, y yo tomaba mis
decisiones de forma brusca y personalista. Sí, pero debo añadir una cosa:
cuando confío una cosa a una persona, confío totalmente en esa persona. Debe
cometer un error verdaderamente grave para que la reprenda. Pero, a pesar de
esto, al final la gente se cansa del autoritarismo. Mi forma autoritaria y
rápida de tomar decisiones me llevó a tener serios problemas y a que me
acusaran de ser ultraconservador. Viví un tiempo de gran crisis interior cuando
estaba en Córdoba. Eso, no he sido como la Beata Imelda, pero nunca he sido de
derechas. Fue mi manera autoritaria de tomar decisiones lo que creó problemas.»
Quiero
consultas reales, no para mantener las apariencias
«Con el
tiempo he aprendido muchas cosas. El Señor ha permitido esta pedagogía de
gobierno también a través de mis defectos y de mis pecados. Así, cuando era
arzobispo de Buenos Aires, cada quince días hacía una reunión con los seis
obispos auxiliares, varias veces al año con el Consejo presbiterial. Se
planteaban preguntas y se abría el espacio para la sicusión. Esto me ayudó
mucho a tomar las mejores decisiones. Y ahora hay algunas personas que me
dicen: “no consulte demasiado y decida”. En cambio, yo creo que consultar es
muy importante. Los consistorios, los Sínodos, por ejemplo, son lugares
importantes para que esta consultación se vuelva verdadera y activa. Pero hay
que hacerlos menos rígidos en la forma. Quiero consultaciones reales, no
formales. La Consulta de los ocho cardenales, este grupo consultivo “outsider”,
no es una decisión solo mía, sino el fruto de la voluntad de los cardenales,
tal y como fue expresada en las Congregaciones Generales antes del Cónclave. Y
quiero que sea una consulta real, no formal».
Lo que pienso de la Curia
Los dicasterios romanos están al servicio del
Papa y de los obispos: deben ayudar tanto a las Iglesias particulares como a
las Conferencias episcopales. Son mecanismos de ayuda. En algunos casos, cuando
no son bien comprendidos, corren el riesgo de convertirse en organismos de
censura. Es impresionante ver las denuncias de falta de ortodoxia que llegan a
Roma. Creo que las Conferencias episcopales locales tienen que estudiar los
casos, con una válida ayuda de Roma. Los casos, de hecho, se tratan mejor en el
lugar. Los dicasterios romanos son mediatores, no intermediarios o gestores».
Colegialidad
y primado de Pedro
Hay que
caminar juntos: la gente, los obispos y el Papa. La sinodalidad debe vivirse a
distintos niveles. Tal vez ha llegado el momento de cambiar la metodología del
Sínodo, porque la actual me parece estática. Esto también podría tener valor
ecuménico, especialmente con nuestros hermanos Ortodoxos. De ellos se puede
aprender más sobre el sentido de la colegialidad episcopal y sobre la tradición
de la sinodalidad. El esfuerzo de reflexión común, considerando cómo se
gobernaba la Iglesia en los primeros siglos, antes de la ruptura entre Oriente
y Occidente, dará frutos en su momento».
La
mujer en la Iglesia y el «machismo en faldita»
«Siempre
es necesario apliar los esfuerzos de una presencia femenina más incisiva en la
Iglesia. Temo la solución del “machismo en faldita”, porque en realidad la
mujer tiene una estructura diferente a la del hombre. En cambio, los discursos
que escucho sobre el papel de la mujer a menudo se inspiran en una ideología
machista. Las mujeres están planteando cuestiones profundas que deben ser
afrontadas. La Iglesia no puede ser sí misma sin la mujer y su papel. La mujer,
para la Iglesia, es imprescindible. María, una mujer, es más importante que los
obispos. Digo esto porque no hay que confundir la función con la dignidad.
Entonces, hay que profundizar mejor la figura de la mujer en la Iglesia. Hay
que trabajar más para hacer una profunda teología de la mujer. Solamente dando
este paso se podrá reflejar mejor la función de la mujer en el interior de la
Iglesia. El genio femenino es necesario en los lugares en los que se toman
decisiones importantes».
l
Concilio y la misa antigua
El
Vaticano II fue una relectura del Evangelio a la luz de la cultura
contemporánea. Produjo un movimiento de renovación que simplemente viene del
mismo Evangelio. Los frutos son enormes. Basta recordar la liturgia. El trabajo
de la reforma litúrgica fue un servicio al pueblo como relectura del Evangelio
a partir de una situación histórica concreta. Sí, hay líneas de hermenéutica de
continuidad y discontinuidad; sin embargo hay una cosa muy clara: la dinámica
de lectura del Evangelio actualizada en el hoy que fue propia del Concilio es
absolutamente irreversible. Y luego hay cuestiones particulares como la
liturgia según el “Vetus Ordo”. Creo que la decisión de Papa Benedicto fue
prudencial, vinculada a la ayuda de algunas personas que tienen esta particular
sensibilidad. En cambio, creo que es preocupante el peligro de ideologización
del “Vetus Ordo”, su instrumentalización».
La
doctrina no es un monolito
Hay
normas y preceptos eclesiales secundarios que hace tiempo eran eficaces, pero
que ahora han perdido valor o significado. La visión de la doctrina de la
Iglesia como monolito que debe ser defendido sin matices es errónea... Las
formas de expresión de la verdad pueden ser multiformes; es más, esto es
necesario para la transmisión del mensaje evangélico en su significado inmutable.
El
peligro de la “fe-laboratorio”
«Siempre
está acechando el peligro de vivir en un laboratorio. La nuestra no es una
“fe-laboratorio”, sino una “fe-camino”, una fe histórica. Dios se ha revelado
como historia, no como un compendio de verdades abstractas. Yo temo los
laboratorios porque en los laboratorios se toman los problemas y se llevan a
casa para domesticarlos, para barnizarlos fuera de su contexto. No hay que
llevarse la frontera a la casa, sino vivir en la frontera y ser audacez».
«Cuando
se habla de problemas sociales, una cosa es reunirse para estudiar el problema
de la droga de las villas miserias y otra es ir ahí, vivir ahí y entender el
problema desde dentro y estrudiarlo».
«Estoy
vivo gracias a una monja»
Las
fronteras son muchas. Pensemos en las mnjas que viven en los hospitales: ellas
viven en las fronteras. Yo estoy vivo gracias a una de ellas. Cuando tuve el
problema del pulmón en el hospital, el médico me dio penicilina y
estreptomicina en ciertas dosis. La monja que estaba de turno las triplicó
porque tenía olfato, sabía qué hacer, porque estaba con los enfermos todo el
día. El médico, que era de verdad muy bueno, vivía en su laboratorio; la monja
vivía en la frontera y dialogaba con la frontera todos los días. Domesticar la
frontera significa limitarse a hablar desde una posición distante, encerrarse
en los laboratorios. Son cosas útiles, pero la reflexión para nosotros siempre
debe partir de la experiencia.
Las películas de Fellini
«“La strada” de Fellini es la película que,
tal vez, me ha gustado más. Me identifico con esa película, en la que hay una
referencia implícita a San Francisco. Y creo que vi todas las películas con
Anna Magnani y Aldo Fabrizi cuando tenía entre 10 y 12 años. Otra película que
me gusta mucho es “Roma, ciudad abierta”. Debo mi cultura cinematográfica sobre
todo a mis padres, que nos llevaban mucho al cine».
No hay comentarios.:
Publicar un comentario