Prohibido prohibir!
La
prohibición de las corridas de toros sobrevuela otra vez la Plaza México
Diputados
del DF intentan reactivar una iniciativa bloqueada sobre la abolición de la
fiesta brava en la capital del país
Nota de JUAN
DIEGO QUESADA
EL País, sección México 27 NOV 2013
En
el salón de actos de la asociación nacional de matadores de toros y novillos
del DF se representa una obra de teatro del catalán Albert Boadella. Un toro
explica en el escenario lo que sufre durante una corrida, la tristeza que lo
invade. Después un torero replica que eso es arte y que el morlaco no tiene esa
clase de pensamientos. No es más que una invención de Walt Disney el hecho de
humanizar a los animales. "Ni ellos nos van a convencer a nosotros ni
nosotros a ellos. Eso me quedó claro viendo la representación. Solo se trata de
a ver quién gana la batalla en la Ciudad de México", concluye el exmatador
mexicano Antonio Urrutia.
La
propuesta de abolir la fiesta lleva estancada más de un año en la Asamblea de
la ciudad pero el empuje de varios diputados ha alertado una vez más a los
taurinos. El legislador Jorge Gaviño acaba de tramitar una excitativa, una
petición urgente a las comisiones que están debatiendo el asunto, para que se
agilice el proceso: "Estamos empujando el tema, hay un gran consenso. Hay
una mayoría absoluta de diputados que quiere abolir la tauromaquia. 34 de 66, o
sea mayoría absoluta, hemos firmado para que el debate se vuelva a abrir".
Los
legisladores de esta iniciativa pretenden modificar la ley de maltrato animal
del DF que, cuando fue aprobada en 2002, excluía las corridas de toros, las
peleas de gallos y la charrería, un espectáculo en el que un jinete atrapa con
el lazo y derriba a una yegua o una vaca. Lo han intentado en otras ocasiones,
la última vez durante la pasada legislatura, pero el tema resulta muy polémico.
Las corridas fueron prohibidas por el presidente Benito Juárez en 1867 y se
vivió otra época prohibicionista, entre 1914 y 1920, impulsada por Venustiano
Carranza. Un sobrino nieto de este último, Manolo Martínez, El Mandón, acabó
siendo años después un torero de relumbrón. Pese a todos estos obstáculos
políticos, México es uno de los países más importantes en el mundo del toreo.
La plaza México es la más grande que existe en cuanto a aforo (41.000
espectadores) y faenar en su coso supone simbólicamente la consagración de los
grandes matadores.
"Desde
la llegada de los españoles hay tres cosas que sobreviven: el idioma, la
religión y los toros. Es tradición, es cultura", enumera Urrutia,
presidente de la asociación de matadores. El antiguo torero considera que el
debate lo suelen despertar políticos de bajo perfil que buscan destacar.
"Es un tema muy amarillista, muy chicharronero. En realidad no hay amenaza
de ningún tipo", conviene. Su labor de cabildeo en conjunto con la de
ganaderos y empresarios se intensifica en periodos en los que vuelve a surgir
el debate, como ocurre en estos momentos. En el estado de Sonora, al noreste, y
en la ciudad de Durango la prohibición ya es una realidad.
Los
apoyos con los que cuenta el diputado Gaviño, reflejados en un escrito, sirven
para exigir a las comisiones, en este caso la de medio ambiente y la de
administración pública, que emitan una resolución pero en ningún caso son
vinculantes. Es práctica común entre los legisladores capitalinos intercambiar
firmas entre unos y otros sin que eso signifique un apoyo expreso a la hora de
la votación en la Cámara. Gaviño, del partido Nueva Alianza, fue abucheado por
otros colegas, entre ellos el perredista (izquierda) Daniel Hernández, cuando
expuso el tema en la Asamblea pero él cree que detrás de ese rechazo solo se esconden
los intereses económicos de la industria del toro. "Hay mucho dinero en
juego, de ahí que sea un asunto tan espinoso. La iniciativa está en la nevera y
de ahí la estamos intentando sacar. No es fácil", dice. De todos modos, el
diputado dice estar dispuesto a dialogar con los empresarios y destinar
partidas presupuestarias para paliar la crisis que supondría para el sector el
cierre de las plazas.
El
conflicto se ha reavivado en plena temporada grande en la Monumental. Los
ganaderos creen que se trata también de un movimiento oportunista. "Con la
inseguridad que hay en el país, que quieran quitar fuentes de trabajo se me
hace más allá de lo ridículo", conviene Alejandro Martínez Vertiz, un
matador que ha destacado en el mundillo por costearse él mismo la carrera, por
lo que hace las veces de matador y empresario. Posee una importante ganadería
familiar, reconocida en las revistas especializadas del sector.
Los
antitaurinos mexicanos se fijan en Cataluña. El Gobierno de esa región española
prohibió las corridas en 2010 y, según sus informes, el empleo perdido por el
cierre de la industria taurina fue reemplazado, y con creces, por el turismo
que atrajo la decisión. La plaza es ahora un centro comercial. Jordi
Portababella i Calvete, presidente de la Comisión de Cultura catalana, le hizo
llegar estos datos por carta a los diputados defeños. Hanna Hurí, portavoz
Movimiento Consciencia, encuadra el asunto como un problema estructural de la
sociedad: "En un país hundido en la transgresión y criminalidad como lo es
México, ¿es coherente mantener y fomentar estas prácticas que además de su
barbarie implícita, generan malestar y división social?". Su asociación se
mantiene en continuo contacto con los diputados que apoyan su causa y mediante
actividades tratan de inculcar en la gente el rechazo al maltrato animal.
Llegados
a este punto de desencuentro, unos y otros se acusan de lo mismo. De
salvajismo. El extorero Urrutia recuerda que grupos ecologistas intentaron
quemar los corrales de La Patatera, la plaza de Colima. Esa tarde le rayaron la
camioneta y le rompieron los vidrios. Los defensores de los animales argumentan
que solo ocho países de las Naciones Unidas consienten la fiesta brava, y no en
todo su territorio. También que el DF, una ciudad con leyes vanguardistas como
el aborto y el matrimonio homosexual, no puede consentir esa barbarie. El toro,
representado por activistas, y el torero, figura que encuadra a ganaderos y
aficionados, continúan su eterno debate en la Ciudad de México.
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