Lo
sucio de la Liga del Pacífico/BEATRIZ PEREIRA
Revista Proceso # 1946, 15 de febrero de 2014
Los
Yaquis de Ciudad Obregón y la Liga Mexicana del Pacífico fueron demandados por
uno de los pícheres mexicanos más destacados de los últimos años. Luis Ignacio
Ayala “El Chicote” realizó graves acusaciones: Los equipos bloquean jugadores,
incumplen con los pagos acordados, realizan ofrecimientos contra la norma, no
aseguran a los deportistas y las pruebas antidoping son soslayadas. “Es un
berrinche” del pelotero, sostiene el presidente de la liga.
El
beisbolista Luis Ignacio Ayala El Chicote demandó al club Yaquis de Ciudad
Obregón y a la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) ante la Junta Local de
Conciliación y Arbitraje de Sinaloa por haberle negado el derecho a trabajar en
México durante la temporada 2013-2014.
El
jugador reclama el pago de prestaciones económicas. Considera que el presidente
de los Yaquis, el político priista René Arturo Rodríguez, y el de la LMP, Omar
Canizales, lo “congelaron” en represalia por haber solicitado que el club
pagara a los jugadores un bono prometido en 2012 si obtenían el tricampeonato
en la liga, lo que ocurrió.
“Esta
demanda no es por dinero simplemente. Peleo los derechos de un trabajador. Los
tiempos de la esclavitud ya pasaron y hay que decírselo a esta gente”, declara
en entrevista con Proceso.
“(Los
beisbolistas) no tenemos derechos, aquí te puedes estar el resto de tu vida
congelado. No puedo participar en ninguna liga del Caribe si ellos (los
empresarios) no dan mi baja o dan el permiso. El reglamento los favorece. ¿El
jugador dónde queda? Esto es un esquema de esclavos. No tenemos opción. Somos
mercancía. Nadie había demandado antes porque tienen miedo. Hay peloteros que
fueron congelados y no pueden hablar porque quieren reincorporarse.”
Omar
Canizales dice que le consta que Rodríguez hizo todo lo posible por cambiar a
Ayala de equipo, pero que por tratarse de un jugador “problemático” y con un
salario muy alto ningún club se interesó. Asegura que el pelotero se está
haciendo la víctima y que su intención es desprestigiar a la LMP para formar un
sindicato.
–El
problema es que Luis Ignacio tiene un ego muy grande y cree que todos los
equipos lo quieren –asevera el presidente de la liga.
–¿El
jugador es libre de contratarse con quien quiera o necesita tener una carta de
libertad del club al cual pertenece? –se le pregunta.
–Digamos
que se tiene que seguir un proceso.
–¿Los
jugadores son propiedad de los equipos?
–No
son propiedad. Forman parte de la reserva de los equipos. En su momento, a cambio
del jugador, los Yaquis dieron a tres jugadores más y entregaron otras cosas.
Entonces, el club tiene derecho a tratar de encontrar un cambio que le convenga
para recuperar lo que en su momento invirtió.
–Cuesta
creer que ningún equipo quiso a Luis Ignacio…
–Es
una impresión tuya. Los Yaquis pidieron ciertos requisitos a un club en
particular que sí lo quería, pero ese club no los quiso cumplir. Esa es una
evidencia de que no hay bloqueo. En la LMP hay equipos modestos que no pueden
pagar el salario de El Chicote. Un jugador como él rompe todo el tabulador de
salarios. En los otros dos o tres equipos que sí pueden pagarle él ya ha jugado
y salió con problemas. Él y nadie más es responsable de lo que está sucediendo.
Luis
Ignacio Ayala, de 36 años, ha jugado 12 temporadas en la LMP. Comenzó con
Cañeros de Los Mochis (1997-2001), Tomateros de Culiacán (2001-2005 y
2009-2010) y posteriormente Caballeros Águila de Mexicali, donde picheó parte
de la temporada 2010-2011. Luego fue cambiado a los Yaquis de Ciudad Obregón,
con los que ha sido campeón tres veces. También ha jugado en Estados Unidos
durante 10 años.
Las
normas del beisbol permiten que dispute tanto las Grandes Ligas –que tienen
lugar en verano– como la liga mexicana, que es invernal. En la Unión Americana
no tiene impedimentos para pichear. De hecho, tiene una invitación para
probarse con los Nationals de Washington. Su problema es en México y en los
torneos del Caribe.
El
jugador relata que, en el último partido de la campaña 2012-2013, Obregón
enfrentó como visitante a los Mayos de Navojoa. El día del partido se
presentaron en el vestidor el gerente general de los Yaquis, Francisco
Minjárez, y el gerente deportivo, Manuel Vélez, quienes ofrecieron a los
jugadores el pago de un bono si conseguían el tricampeonato.
Los
Yaquis barrieron en la serie final a Mexicali y consiguieron el resultado
histórico. Antes de que el equipo partiera para participar en la Serie del
Caribe 2013, los peloteros reclamaron el pago del bono, pero René Arturo
Rodríguez se negó a dárselos. Entonces, un grupo de inconformes se entrevistó
con Omar Canizales para que intercediera, pero como en la LMP está prohibido el
pago de bonos o primas nadie recibió un peso.
Los
jugadores incluso se reunieron con Alejandro Irarragorri, representante de
Grupo Modelo –empresa dueña de los Yaquis y de los Venados de Mazatlán–, pero
tampoco les dio una solución.
El
Chicote Ayala expone que él fue identificado como el líder de ese reclamo, y
desde entonces cayó de la gracia de René Arturo Rodríguez:
“Al
presidente no le gustó que lo fuéramos a ver y a mí se me señaló como el
cabecilla del borlote, pero todo el equipo estaba descontento. De las oficinas
de la LMP salieron rumores de que no íbamos a jugar en la Serie del Caribe
porque no nos habían dado el bono. Nosotros hubiéramos ganado, con o sin bono:
Para eso nos pagan y nos gusta nuestro trabajo; pero si dijeron que lo iban a
dar, que lo paguen. Todos nos partimos el alma para lograr el tricampeonato.”
“Entonces
a mí ni me contrataron los Yaquis (la siguiente temporada) ni me dejaron libre.
Por eso es la demanda –prosigue–, porque se me bloqueó para conseguir trabajo.
Tuve ofertas de Venezuela y de República Dominicana y no quisieron dejarme
libre. Si el club no estaba interesado en mí no me tiene que contratar a
fuerzas. Culiacán quiso contratarme y no se hizo.”
–¿Ha
tenido alguna mala conducta o comportamiento que justificara que nadie haya
querido contratarlo? –se le inquiere.
–Mi
carrera habla de mi comportamiento. Si fuera conflictivo no tuviera una carrera
de 18 años. Desafortunadamente no me dejo de los directivos. Esa es una de las
cosas por las cuales tomaron esta medida; les hice ver que los peloteros
tenemos derechos. Soy un jugador consolidado en Grandes Ligas, donde he estado
10 años (Atlanta, Baltimore, Yanquis y Washington, entre otros equipos), y ahí
sí se hacen valer los derechos de los peloteros. En esta liga, no. Aquí siempre
congelan jugadores.
El
pícher manifiesta que existen otras irregularidades: “No nos dan ni copia del
contrato que firmamos. Yo les he exigido la copia porque sé que tengo derecho,
y me la han dado a fuerzas, pero al que no exige no le dan nada. Ellos (los
dueños) en cualquier momento pueden decirte: ‘Ya no te quiero, que te vaya
bien’. En 2012 yo tenía un arreglo de palabra de mi sueldo, y cuando me
mandaron llamar para firmar resulta que ya era menos dinero. Por eso me fui del
equipo un mes, me molesté. No estuve conforme con René Arturo, me dio su
palabra y me salió con esto. Ya después arreglamos, entre comillas, las cosas.
Juan Gabriel Castro (el manager del equipo en ese momento) me convenció y
volví.”
El
manejo de los salarios es otro problema en los Yaquis, denuncia el jugador:
“Inclusive ya en la Serie del Caribe me di cuenta de otra cosa: Se supone que
el equipo te registra con la cantidad que te paga y los Yaquis a mí me
registraron con una cantidad mucho más baja de lo que ganaba. Para sorpresa
mía, cuando recibo el pago viene mucho más corto. Esas cosas son las que
debería arreglar Canizales, porque él tiene copias de todos los contratos. Ahí
hay un acuerdo entre ellos, eso está mal. El presidente de la liga no debe ser
mangoneado por los equipos”.
–Los
bonos están prohibidos. Reclamaban algo ilegal –se le comenta.
–Es
un secreto a voces. Supuestamente no hay y están prohibidos, pero todos los
equipos pagan primas. Ellos cometieron el acto ilegal de ir a ofrecernos los
bonos. Siempre esconden que lo dan, pero sí lo hacen. Obregón aquí no cumplió y
las represalias las estoy pagando yo por ir a exigir al club que cumpliera.
–¿La
demanda pondrá fin a su carrera en la Liga del Pacífico?
–Estoy
casi seguro de que van a tomar esa medida porque no van a dejar que nadie les
diga la verdad. No puedo acusar a todos los dueños o presidentes de los
equipos, pero desgraciadamente me topé con un presidente (Rodríguez) que no
sabe de beisbol, que nada más está buscando caer bien en beneficio de su
carrera política, porque es regidor en Ciudad Obregón (municipio de Cajeme). Y
me topé con un presidente que no es presidente, que nada más ve su bienestar y
el de algunos dueños.
René
Arturo Rodríguez rechazó una solicitud de entrevista con Proceso. Argumentó que
no han sido notificados de la demanda y, mientras así sea, no hará
declaraciones.
Ayala
interpuso la denuncia el pasado 7 de febrero y, según el portal
www.purobeisbol.com, lo hizo en Sinaloa y no en Sonora, donde están las
oficinas del club y de la liga. Lo decidió así por el puesto político de
Rodríguez. El Chicote teme que el presidente de los Yaquis eche mano de sus
relaciones políticas para estancar el proceso judicial.
El
problema de organizarse
El
jugador está convencido de que a los directivos les molestó que creara la
asociación civil Big Leaguers Charity con jugadores en activo y en retiro de
Grandes Ligas –entre ellos Fernando Valenzuela, Teodoro Higuera, Esteban
Loaiza, Antonio Osuna, Luis Alonso Mendoza, Armando Reynoso, Ismael Valdez,
Ricardo Rincón y Víctor Álvarez–. Ese grupo, asevera, recauda fondos para que
la academia de beisbol Chicote Ayala detecte y prepare talentos, de forma
gratuita. “Con lo del Big Leaguers Charity tampoco están de acuerdo, nos
bloquearon hasta los patrocinios. Pienso que de ahí también nacen las
represalias”, sostiene.
El
pelotero retoma las acusaciones contra la LMP: “No hacen antidóping, si te
arreglas con un equipo, bien, y si no, ya te quedaste sin jugar; no hay seguros
médicos; René Arturo bloqueó a Hugo Castellanos y a Mario Mendoza para ir a la
Serie del Caribe porque tuvo problemas con ellos”.
Omar
Canizales asegura lo contrario. “Tenemos pólizas que cubren a los jugadores
todo el año aunque no estén jugando; te puedo compartir los controles
antidopaje y el manejo que damos a los que les encontramos ciertas sustancias.
El señor Ayala está tratando de afectar a la liga. Él quiere crear un sindicato
y quiere desacreditar algo que durante tantos años se ha llevado de buena
manera. Me da tristeza que cuando él no forma parte de esto lo quiere
desacreditar. Ahora resulta que platicamos de esto en lugar de que hablemos de
que México por primera vez es bicampeón en la Serie del Caribe, que la liga ha
sido más difundida, que tiene más atenciones con los jugadores. Estoy en total
desacuerdo. Tengo pruebas de todo”.
Este
semanario solicitó al directivo copia de los reglamentos y estatutos con los
que opera la LMP, así como los resultados de los controles antidopaje –que no
encarga al Laboratorio de la Conade, certificado el año pasado por la Agencia
Mundial Antidopaje–. Canizales se comprometió a consultarlo con la asamblea de
presidentes de los ocho equipos que la integran y, sólo si ellos lo autorizan,
entregar esa documentación.
El
dirigente deportivo expresa que los otros 13 jugadores que fueron a pedir el
pago del bono siguen en los Yaquis o fueron contratados por otro equipo.
Incluso el lanzador Héctor Navarro –que no jugó la mitad de la temporada y
pidió públicamente que se le dejara en libertad– “firmó con Culiacán. No hay
bloqueos”, insiste.
–Entonces
los equipos no quisieron a El Chicote porque es un jugador problemático… –se le
dice.
–Totalmente.
Eso no significa que no se le haya promovido.
–¿No
cumple con su trabajo? ¿Llega tarde a entrenar?
–No
te puedo decir eso. Tú sabes que una persona aunque llegue a tiempo y cumpla
con su trabajo puede jugar un rol extraño dentro de la organización.
–¿Es
negativo? ¿Desestabiliza los equipos?
–No
quiero decir esas palabras porque no debo hacerlo. Él cree que todo lo que hace
es correcto y cuando quieres dialogar con él es muy difícil. Cuando me habló
para arreglar este problema le dije que fuera a las oficinas de la LMP. “Es que
no puedo”. Le dije: “Dices que es importante y no puedes”. “Es que no sé dónde
voy a estar”. Le agendé una cita para el 20 de diciembre porque él me la pidió
para esa fecha, y no fue. Le filtró a los medios la carta que le mandé
citándolo. No estás hablando con una blanca paloma. No es un interlocutor que
tenga validez para decir lo que dice.
–¿Es
un berrinche? ¿El jugador no tiene la razón?
–Sí,
es un berrinche. No tiene la razón. Varios jugadores en algún momento no han
jugado y han regresado a la LMP porque han estado dispuestos a negociar. Al que
no alcanza roster (la lista final de jugadores) se le da la libertad de que
vaya a jugar a la Liga Veracruzana o donde sea, pero tiene que acogerse a los
reglamentos. Hay un código de conducta y en el caso de las ligas caribeñas hay
un proceso. Ellos hacen una solicitud al club, el club a la liga, y la liga,
una vez que el club al que pertenece lo autoriza, emite su aval.
La
temporada regular de la LMP se juega entre octubre y diciembre de cada año.
Durante enero se realizan los playoffs y el equipo ganador de la Serie Final
representa a México en la Serie del Caribe, que este año ganaron los Naranjeros
de Hermosillo. Su máximo atractivo es que los equipos contratan a peloteros que
juegan en Grandes Ligas o que están en desarrollo en las sucursales de esos
equipos.
Aunque
es un torneo de clubes, el equipo ganador participa en calidad de “selección
nacional”, conformada por jugadores mexicanos y extranjeros. Por ejemplo: El
roster de la selección de este año está integrado por 28 peloteros, entre los
que hay 10 foráneos.
La
Ley General de Cultura Física y Deporte obliga a todas las selecciones
nacionales a someterse a controles antidopaje antes de viajar al país donde
representarán a México. Eso nunca ha ocurrido con los equipos de la LMP.
Paradójicamente, tanto Bernardo de la Garza en 2011 y 2012, como Jesús Mena en
2013, en su calidad de directores de la Conade, abanderaron a los Yaquis de
Ciudad Obregón antes de participar en la Serie del Caribe de esos años.
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