Papa
Francisco en Ángelus: Se puede tener mucho dinero pero tener vacío el corazón
El
Papa reza el Ángelu
'En el rezo del Ángelus, el papa Francisco afirmó
que la caridad está en dar de lo que es indispensable para uno, no de lo
superfluo, por lo que “tú puedes tener mucho dinero, pero estar vacío: no hay
plenitud en el corazón”.
Desde
la ventada del estudio pontificio, el Pontífice comentó el Evangelio de este
domingo antes de rezar el Ángelus. Señaló que el cristiano debe fiarse de la
providencia de Dios y servir a los hermanos más pobres sin esperar nada a
cambio. A su vez, advirtió de que una enfermedad es estar apegado a los bienes,
lo que hace que el corazón se ‘baje’ a la cartera.
“La
medida del juicio no es la cantidad, sino la plenitud. Existe una diferencia
entre cantidad y plenitud. “Piensen, en esta semana –invitó a los fieles– en la
diferencia que existe entre cantidad y plenitud. No es cuestión de cartera,
sino de corazón. Hay diferencia entre la cartera y el corazón… Hay enfermedades
cardiacas, que hacen ‘abajar’ el corazón a la cartera… ¡y esto no hace bien!”,
exclamó.
“Amar
a Dios ‘con todo el corazón’ significa confiar en Él, en su providencia, y
servirlo en los hermanos más pobres sin esperar nada a cambio”.
Francisco contó una anécdota sucedida en la diócesis de Buenos
Aires de la que fue Arzobispo: “Estaban en la mesa una madre con
tres hijos; el padre estaba en el trabajo; estaban comiendo filetes de carne
empanados… en ese momento llaman a la puerta y uno de los hijos –pequeños, 5, 6
años, 7 años el más mayor– viene y dice: ‘mamá, hay un mendigo que pide
comida’. Y la madre, una buena cristiana, le pregunta: ‘¿Qué hacemos?’ –‘Vamos
a dársela mamá’– ‘Vale’. Tomó un tenedor y un cuchillo y cortó la mitad de cada
uno de los filetes. ‘¡Ah no mamá, no! Así no!’. ‘Tómalos del frigorífico’ –
‘¡No, hagamos tres bocadillos así!’. Y los hijos aprendieron que la verdadera
caridad se da, se hace no de aquello que sobra, sino de aquello que es
necesario”.
“Estoy
convencido de que en la tarde tuvieron un poco de hambre… ¡pero así se hace!”
dijo a los presentes en la plaza de San Pedro.
Por
eso, “frente a las necesidades de los demás somos llamados a privarnos de
alguna cosa indispensable, no solo de lo superfluo; estamos llamados a dar el
tiempo necesario, no sólo el que nos viene bien; somos llamados a dar
rápidamente y sin reservas cualquiera de nuestros talentos, no después de
haberlo utilizado para nuestros propósitos personales o de grupo”.
Al
comentar el Evangelio de este domingo, Francisco explicó que se compone de dos
partes: “una en la que se describe cómo no deben ser los seguidores de Cristo”
y otra “en la que se propone el ejemplo ideal de cristiano”.
“En
la primera parte Jesús critica a los escribas, maestros de la ley, tres
defectos que se manifiestan en su estilo de vida: soberbia, codicia e
hipocresía”.
“Bajo
su apariencia solemne se esconden falsedades e injusticias”, explicó el Papa.
Así,
“mientras se pavonean en público, usan su autoridad para ‘devorar las casas de
las viudas’ que estaban consideradas, junto a los huérfanos y extranjeros, las
personas más indefensas y menos protegidas”.
El
Papa advirtió de que “también hoy existe el riesgo de asumir estas actitudes”
por ejemplo “cuando se separa la oración de la justicia, porque no se puede
rendir culto a Dios y causar daño a los pobres, o cuando uno dice que ama a
Dios pero antepone a Él la propia vanagloria, el propio lucro”.
Retomando
el Evangelio, 'explicó que “la escena está ambientada en el
templo de Jerusalén, precisamente en el lugar donde la gente lanzaba las
monedas como ofrenda”.
“Hay
muchos ricos que tiran muchas monedas, y hay una pobre mujer, viuda, que da
apenas dos moneditas. Jesús observa atentamente a esta mujer y reclama la
atención de los discípulos sobre el fuerte contraste que hay en la escena”.
“Los
ricos han dado, con gran ostentación, aquello que para ellos era superfluo,
mientras la viuda, con discreción y humildad, ha dado ‘todo lo que tenía para
vivir’ y por eso –dice Jesús– ella ha dado más que los otros”.
Francisco
señaló que “con motivo de su extrema pobreza, habría podido ofrecer una sola
moneda para el templo y quedarse la otra para ella. Pero no ha querido ir a la
mitad con Dios: se priva de todo. En su pobreza ha comprendido que, teniendo a
Dios, tiene todo; se siente amada totalmente a Él y a su vez le ama
totalmente”.
“Pidamos
al Señor aprender de esta pobre viuda, que Jesús, entre el desconcierto de los
discípulos, hace salir en cátedra y presenta como maestra del Evangelio vivo.
Por intercesión de María, la mujer pobre que ha dado toda su vida a Dios por
nosotros, pidamos el don de un corazón pobre, pero rico de una generosidad
alegre y gratuita”, concluyó.
ACi
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