ICA,
el coloso que Peña Nieto dejó caer/ARTURO
RODRÍGUEZ GARCÍA
Revista Proceso No. 2042, 19 de diciembre de 2015
Durante
décadas ICA fue la constructora dominante en México. Gran parte de la
infraestructura del país (carreteras, presas, hospitales, puentes,
multifamiliares, el Metro) son obra suya. Siempre al amparo de los presidentes
priistas, desde Miguel Alemán, e incluso de los dos panistas. Era tal la
cercanía de su fundador, Bernardo Quintana, con Los Pinos, que participó con
entusiasmo en el boicot publicitario contra el Excélsior de Julio Scherer. Pero
la suerte se le acabó. La preferencia de la actual administración por las
empresas españolas, como OHL, hicieron que Ingenieros Civiles Asociados se
depreciara 70% sólo este sexenio… y su quiebra está en puerta.
Ingenieros
Civiles Asociados (ICA), la constructora más grande del país, nació y creció al
amparo del poder político. Sus dueños, cercanos a los presidentes en turno
desde el sexenio de Miguel Alemán, sirvieron al sistema lo mismo para apoyar su
postura anticomunista durante la Guerra Fría que con sus donativos en el “pase
de charola” inventado por el priismo, e inclusive para tomar parte en oscuras
conspiraciones contra la libertad de expresión, como el boicot publicitario al
Excélsior de Julio Scherer… Favores todos que el sistema pagó con
impresionantes contratos de infraestructura.
Convertida
en un gigante, con operaciones multinacionales y enlistada en las bolsas
mexicana y de Nueva York, el regreso del PRI a la Presidencia no la llevó a
recuperar el antiguo esplendor; por el contrario, Empresas ICA es ahora emblema
de la crisis de los constructores mexicanos.
Y
es que el favoritismo del gobierno de Enrique Peña Nieto hacia empresas
extranjeras, junto a una coyuntural y poco clara falta de recursos, detonó una
crisis en el sector de la construcción, cuya víctima más visible es el
corporativo que preside Bernardo Quintana Isaac, uno de los empresarios más
influyentes de México y quien fue socio minoritario de Carlos Slim cuando éste
adquirió Teléfonos de México.
En
su historial de construcciones se cuentan numerosas carreteras, autopistas,
hospitales, escuelas, así como grandes hoteles y la Basílica de Guadalupe, la autopista
del Sol y el Museo el Papalote; más recientemente, la hidroeléctrica La Yesca,
en Nayarit, y su participación en la construcción de la Línea 12 del Metro
capitalino.
La
productividad de ICA no se explica sin su histórica relación con el régimen priista
y de Quintana Arrioja y sus descendientes con la Presidencia. Éste fue uno de
los miembros fundadores de la llamada “cúpula de cúpulas”, el Consejo Mexicano
de Hombres de Negocios (CMHN), formado en 1962 durante el gobierno de Adolfo
López Mateos y que entre sus objetivos centrales tenía interés por deslindar al
país de la Revolución Cubana.
En
su libro El Consejo Mexicano de Hombres de Negocios. Surgimiento y
consolidación (UNAM, 2002), la investigadora Marcela Briz Garizurieta documenta
cómo los amigos y socios de Miguel Alemán integraron originalmente el
organismo: Bruno Pagliai, Jorge Larrea… socios del expresidente en Tubos de
Acero de México, o Rómulo O’Farril, su socio en Telesistema Mexicano (hoy
Televisa). Entre ellos identifica a Quintana por los contratos obtenidos en el
sexenio alemanista.
Si
los miembros del CMHN llegaron a aplaudir la decisión presidencial de reprimir
el movimiento estudiantil de 1968, optaron por una posición más activa, por
ejemplo, en el boicot publicitario al Excélsior de Julio Scherer, quien en su
libro La terca memoria incluye la narración que Juan Sánchez Navarro le hizo
sobre aquel episodio:
“Los
empresarios que pesaban, los del poder económico y la influencia política,
preocupados por el rumbo que tomaba Excélsior, acordaron reunirse en la casa
del fundador de la ICA, Bernardo Quintana. Invitaron al presidente Echeverría,
que concurrió puntual a la cita. Hablaron del periódico. Era peligrosa la
posición que asumía, más y más cargada a la izquierda. El director, Julio
Scherer García, no ocultaba su tendencia política y era verosímil que se
tratara de un sujeto proclive al comunismo. El diario mantenía un ritmo de
crecimiento sostenido, fenómeno que se sumaba a las inquietudes de los
empresarios. El anfitrión tomó la palabra y solicitó el parecer del presidente
de la República.
“Echeverría
fue directo. Los hombres de la iniciativa privada rendían su cuota al auge del
periódico, la publicidad era fuente de ingresos para el diario. Así fortalecían
al enemigo común. En manos de los empresarios estaba el remedio a una situación
que ya era crítica.”
La
bonanza de ICA siguió su rumbo en los siguientes sexenios, con el favoritismo
de tramos carreteros otorgados en concesión durante los gobiernos de Carlos
Salinas y Ernesto Zedillo; con este último fue beneficiaria del llamado
“rescate carretero” (una especie de Fobaproa para concesionarios del sector).
Fue
en los noventa cuando ICA inició su internacionalización: adquirió Facchina,
una constructora que opera en los alrededores de Washington, para incursionar
en el mercado estadunidense; Los Portales, empresa que asociada con Grupo Raffo
forma la mayor constructora de Perú, país donde posee San Martín, una
importante minera, y la asociación permanente con la estadunidense Fluor
Daniel, su más rentable operación en México, a partir de la cual atrae contratos
en Centroamérica y El Caribe y con la cual incursionó en el sector energético.
Con
la llegada del PAN al poder, Empresas ICA mantuvo su dominio. En 2005, al morir
Bernardo Quintana Arrioja, el entonces presidente Vicente Fox instruyó que
fuera sepultado en la Rotonda de los Hombres Ilustres, mientras su hijo,
Bernardo Quintana Isaac, se convirtió luego en asiduo visitante del presidente
Felipe Calderón.
Durante
el sexenio calderonista, Empresas ICA pudo recuperarse de la crisis que padeció
a partir de 2008 y, ya cercano el cambio de gobierno, de hecho el mismo día de
las elecciones presidenciales, el 1 de julio de 2012, Bernardo Quintana entregó
la dirección general de la empresa a su hijo, Alonso Quintana Kawage, tercera
generación desde la fundación.
Para
entonces ICA contaba con 12 proyectos carreteros, seis hidráulicos, tres
plantas de tratamiento de agua, dos acueductos, un puerto, dos proyectos de
infraestructura social e incursionaba en el ramo energético. A través de una
participación mayoritaria en Operadora Mexicana de Aeropuertos, es responsable
de 13 terminales aéreas internacionales en el país. Todo esto junto a decenas
de contratos de obra pública.
Si
en el ámbito empresarial es cierto el mito de que en la tercera generación se
vienen a pique los negocios, en el caso de Empresas ICA se ha cumplido. Luego
de que el viernes 18 el corporativo notificara a la BMV la suspensión del pago
de intereses, informó que designaba codirector a Alfonso González Migoya.
Este
último es especialista en rescatar de la crisis a empresas familiares; en su
desempeño anterior inmediato estuvo al frente de Grupo Industrial Saltillo –que
coincidentemente cayó en crisis al asumir su tercera generación–, donde llegó
después de participar en otro saneamiento de empresa familiar en tercera
generación, en el regiomontano Grupo Alfa.
El
dirigente de la CMIC lamenta que el desplazamiento de las constructoras
nacionales por las extranjeras anule la oportunidad de desarrollar al sector en
medio de una ola de proyectos y aclara que no se trata de exigir paternalismos,
sino “generación de oportunidades”.
Inclusive
no rechaza la competencia con extranjeros, pero, advierte, “cuando es
competencia en condiciones de igualdad”, pues si bien nadie puede oponerse a
que haya inversión, transferencia de tecnología y generación de riqueza, “lo
que no está bien es que sea inequitativa”.
Pone
como mal ejemplo a Dragon Mart, el megaproyecto que se intentó imponer con
favoritismos a un consorcio chino (Proceso 1888). O, como un buen ejemplo, la
dispersión en 21 licitaciones para el nuevo Aeropuerto Internacional de la
Ciudad de México que sí llevan contenido nacional.
El
argumento del gobierno es que los extranjeros ofrecen mejores tasas de interés
o insumos que los mexicanos –“eso es lo que dicen”– pero, añade, los gobiernos
elaboran bases de licitación que favorecen a extranjeros, como en el caso de
obras que ya se han hecho en México y para las que hay experiencia. Cuando son
obras para las que no hay experiencia, no se genera dispersión, es decir,
licitaciones por paquetes o especialidades que alienten el contenido nacional
en las obras.
Además
plantea que el gobierno debe atender a las compañías que tradicionalmente han
trabajado, pues “en ocasiones se habla de empresas de trienio o sexenio y eso
no debe ser. Bienvenidas todas las nuevas empresas pero no por favoritismo y en
ese sentido es en lo que estamos trabajando”.
Por
lo que toca a la información emitida por Empresas ICA, en diferentes
oportunidades ha rechazado dejar su rama de contratismo en obra pública, la más
reciente en el comunicado del viernes 18, cuando anunció que incumpliría el
pago de los 31 millones de dólares:
“Durante
los siguientes 30 a 60 días, con el apoyo de sus asesores financieros,
Rothschild México y FTI Consulting, ICA trabajará en un plan para reestructurar
y recortar los costos. ICA espera que el plan inicial sea completado a mediados
de febrero de 2016. La compañía también ha comenzado negociaciones con sus
acreedores y sus grupos de interés. En paralelo a esta revisión continua, la
prioridad será servir a sus clientes y continuar proporcionando servicios de
construcción y administración de concesiones.”
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