Entre
los cristianos de Paquistán: en cada misa tenemos miedo
LAPRESSE
El
luto por las víctimas del atentado en Lahore
Vatican Insider, 29/03/2016/
ANDREA
TORNIELLI
«Entre
las víctimas hay muchos cristianos, después de la celebración fueron al parque…
gente pobre, gente sencilla, que estaba viviendo con alegría este día de fiesta
y de vacaciones». El padre Ashraf Gill es un joven sacerdote católico, párroco
en la periferia de Lahore. Su voz se rompe por la tristeza. El atentado del
domingo de Pascua que mató a mujeres y niños, muchos de los cuales acababan de
salir de las celebraciones en las dos cercanas iglesias pentecostales de la
Asamblea de Dios, afectó mucho también a su familia. «Mis padres viven a menos
de dos kilómetros del lugar del atentado —explicó a ‘La Stampa’. Mi cuñada y su
primo resultaron gravemente heridos, además de otras 400 personas». En la
masacre perdieron la vida también muchísimos musulmanes, quienes también son
víctima del terrorismo fundamentalista de inspiración islámica.
Es
difícil la vida para las minorías religiosas en Paquistán: «Hoy sufren las
consecuencias del fundamentalismo y del terrorismo», afirmó el sacerdote. La
noticia no había sido revelada debido a las horrendas dimensiones del atentado
de Lahore, «pero el mismo día de Pascua —explicó el padre Gill— un cristiano
fue asesinado en Islamabad. Cada vez que celebramos una misa, cada vez que
festejamos una de nuestras fiestas tenemos miedo».
El
párroco paquistaní convive con el terror, pero de su boca no sale ni una
palabra de odio. Como cuando recuerda los atentados del 15 de marzo de 2015,
contra dos Iglesias de Youhanabad, suburbio completamente cristiano que se
encuentra a las afueras de Lahore, en donde viven más de 200 mil protestantes y
católicos. «El canto del ofertorio durante la misa dominical fue interrumpido
primero por disparos y después por una violenta explosión». Las víctimas fueron
22 y hubo unos ochenta heridos. El padre Gill fue uno de los primeros que
acudió para consolar a los sobrevivientes entre los cuerpos mutilados de las
víctimas. En 2014 una pareja de cristianos fue quemada viva en un horno en Kot
Radha Kishn por fundamentalistas islámicos. En septiembre de 2013 un ataque
contra la Iglesia de Todos los Santos de Peshawar provocó 127 víctimas. No se
puede olvidar la ley contra la blasfemia, que llevó a la cárcel hace siete años
a Asia Bibi, la mujer cristiana condenada a muerte por una presunta profanación
de El Corán.
Después
de los atentados contra las dos iglesias de Youhanabad, grupos de cristianos
exasperados lincharon a dos musulmanes que no tenían nada que ver con los
atentados. Pero ese linchamiento fue una excepción terrible. Los cristianos
desean justicia, no venganza. El obispo Joseph Coutts, Presidente de la
Conferencia Episcopal católica de Paquistán, repite: «Nuestra misión es ser
testigos de paz y de misericordia en un país sacudido por el terrorismo. Solo
el amor de Cristo resucitado hace que no perdamos la esperanza».
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