Cuando el EI (ISIS) identifica la homosexualidad con
Occidente/ Alberto Priego es director del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.
El Español, 14 de junio de 2016.
El ataque contra a la discoteca The Pulse de Orlando
(Florida), abre una nueva brecha en la guerra que el Estado Islámico ha
declarado a Occidente: su lucha contra la homosexualidad. Aunque salte ahora a
la escena internacional por la magnitud del atentado, dentro de los territorios
controlados por el Estado Islámico los homosexuales son fuerte y brutalmente
perseguidos por cometer lo que este grupo considera prácticas contrarias a sus
“principios morales”.
Desde la proclamación del Califato en verano de 2014
se calcula que un total de 150 homosexuales han sido asesinados exclusivamente
por su orientación sexual. Es en este contexto en el que debe ser entendido el
ataque contra la discoteca gay de Orlando, es decir, como una extensión de las
reglas del Estado Islámico más allá del territorio que hoy controlan.
La revista de este grupo terrorista, Dabiq, ha
publicado diferentes artículos condenando las prácticas homosexuales y
advirtiendo de que entre sus obligaciones está el proteger a los musulmanes del
“camino de podredumbre que ha decidido seguir Occidente”. Por lo tanto, aquí
vemos como se identifica la homosexualidad con Occidente y cómo los yihadistas
han hecho de la condición sexual un nuevo frente de lucha.
En
la misma línea, un destacado miembro de la organización, Ab Issa Al Andalusi,
publicó un vídeo en internet en el que se comparaba a los homosexuales con
pederastas y traficantes de drogas, al tiempo que los calificaba de “animales”
o “las peores criaturas”.
El Estado Islámico considera que los homosexuales
merecen la pena capital, un castigo que basan en una interpretación rigorista
del Hadiz (enseñanza de Mahoma). En este sentido, la pena consiste en arrojar
desde una azotea a la persona acusada de homosexualidad ante una masa que
espera la caída del condenado. Si éste sobreviviera a tal atrocidad, la masa lo
lapidaría en el suelo. En algunas ciudades controladas por este grupo, al no
existir edificios, el castigo se cambia por la decapitación.
Desde el ascenso del Estado Islámico en Siria y en
Irak estas prácticas se han hecho muy habituales. Pero también el Frente Al
Nusra, organización asentada en Siria y vinculada a Al Qaeda, ha llevado a cabo
ejecuciones y secuestros de personas homosexuales. Y los talibán ya venían
aplicando castigos bárbaros, como el aplastamiento con tanques o con palas
excavadoras. Las organizaciones defensoras de los derechos humanos han
denunciado así mismo torturas y asesinatos en zonas controladas por las tropas
leales al Gobierno de Al Assad.
En general, los países musulmanes tienen leyes
durísimas contra los homosexuales. En lugares como Arabia Saudí, Irán, Afganistán
o Yemen la pena puede llegar a la muerte. En otros como Pakistán o Bangladesh
las personas acusadas de homosexualidad pueden ser condenadas a cadena
perpetua. Sin embargo, la persecución no debe circunscribirse solo al mundo
musulmán, ya que en otras partes del mundo como en la Rusia de Putin las leyes
contra los homosexuales son muy severas, mientras que en Turquía se ha
modificado la legislación contra la comunidad gay.
Los atroces crímenes cometidos por el Estado Islámico
contra los homosexuales han llegado incluso al Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas. En agosto de 2015, Estados Unidos y Chile, de la mano de sus
embajadores Samanta Powell y Christian Barros, pidieron una sesión de urgencia
para tratar la persecución de los homosexuales en los territorios controlados
por el grupo islamista. Sorprendentemente ni el representante de Angola ni el
representante de Chad (entonces miembros del Consejo) respondieron a la
convocatoria, y otros como China, Rusia, Malasia o Nigeria no intervinieron en
toda la sesión.
El salvaje ataque en Orlando debe ser entendido como
una ofensiva contra la diversidad y la tolerancia de Occidente así como un
intento de exportar a nuestro territorio el terror que se vive en las zonas que
controla el Estado Islámico.
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