Revista
Proceso
# 2070, 3 de julio de 2016...
Un diálogo con
aroma a 68/ Mathieu Touliere
Tras
el sangriento desalojo en Nochixtlán, el gobierno federal relanzó el diálogo
con la CNTE. Pero se niega a considerar la principal demanda de los profesores,
que es abrogar la reforma educativa. En cambio, comenzó a difundir una amenaza
en voz de los principales alfiles del régimen: si los maestros no se aplacan,
la fuerza del Estado se desatará contra ellos. Osorio Chong soltó: “El tiempo
se ha agotado”. Y el gobernador chiapaneco, Manuel Velasco, repitió (mal) la
semana pasada las palabras que Gustavo Díaz Ordaz pronunció justo antes de la
matanza de Tlatelolco: “Hemos sido tolerantes a excesos criticables”.
Las
negociaciones entre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación
(CNTE) y Miguel Ángel Osorio Chong, titular de la Secretaría de Gobernación
(Segob), se encuentran en un punto muerto: el funcionario aseveró que no le
moverá una coma a la reforma educativa, que el magisterio disidente exige
abrogar.
Es
más, desde la instalación de la mesa de diálogo, el pasado 22 de junio,
funcionarios federales endurecieron el tono de sus declaraciones contra el
magisterio disidente, que a su vez intensificó sus movilizaciones en el país.
Lo
anterior culminó la tarde del viernes 1, cuando Osorio Chong anunció, con un
tono severo, el próximo desalojo de los bloqueos carreteros que la CNTE
mantiene en varios puntos del país, sobre todo en Chiapas y Oaxaca. En los
menos de cinco minutos que duró el breve mensaje, el funcionario advirtió en
dos ocasiones que “el tiempo se ha agotado”.
Enseguida
la CNTE denunció que el funcionario buscó “crear temor y angustia entre los
maestros y entre la población en general”, y que el gobierno difunde
“información falsa” sobre las protestas como “forma de preparar el terreno para
escaladas represivas”.
Tras
llamar a los maestros a “mantener la calma” y responsabilizar al gobierno “por
cualquier brote de violencia”, la CNTE reiteró que “la mesa de negociación con
el gobierno federal no se ha agotado”.
En
una entrevista realizada después de la manifestación del jueves 30 en la Ciudad
de México, secretarios generales de la CNTE –quienes integran la Comisión
Nacional Única de Negociación, CNUN– afirman a Proceso que Osorio Chong intenta
“administrar el conflicto” sin aportar una solución al problema de fondo, que
es la reforma educativa.
Enrique
Enríquez, secretario general de la Sección 9, de la Ciudad de México, explica
que durante las dos mesas de negociaciones que se llevaron a cabo los pasados
22 y 27 de junio, con la presencia de una Comisión Nacional de Mediación (Conamed),
Osorio Chong “muestra una actitud,” entre comillas, dispuesta al diálogo.
“Pero
cuando le preguntamos: ‘¿Qué imagina usted, qué pueden proponer (sobre la
abrogación de la reforma)?’, nos dice: ‘La reforma no se mueve’. No da salidas.
Dicen: ‘Con los cesados no hay problema, que regresen; de los presos, estamos
viendo; y de lo que pasó en Oaxaca, inmediatamente instalamos una mesa’”,
asevera el líder capitalino.
Cuando
se le pregunta si Osorio Chong trató de negociar con la CNTE la liberación de los
líderes encarcelados en Hermosillo, Sonora –entre ellos Rubén Núñez y Francisco
Villalobos, secretario general y secretario de organización de la Sección 22 de
Oaxaca, respectivamente–, Enríquez responde, tajante: “Nada. ¿Qué podemos
negociar? ¿Aceptar los cargos inventados? No. Queremos su libertad inmediata
porque son presos políticos.
“Primero
dicen que están dispuestos a platicar y luego hacen esas declaraciones. Si
consideramos que se agotó la negociación actuaríamos de otra forma, pero
consideramos que sigue la mesa, no está suspendida”.
Víctor
Manuel Zavala Hurtado, secretario general de la Sección 18 de Michoacán,
subraya que Osorio Chong se encuentra bajo mucha presión. “Por esto sale tres
veces al día a hacer declaraciones”.
Recuerda
que el movimiento magisterial alcanzó estados “que prácticamente no se
movilizaban”, como Colima, Nayarit, Durango, Sinaloa, Sonora y Nuevo León,
mientras que las zonas centro y sur del país intensificaron sus actividades.
“Prácticamente
en todo el país está una insurgencia magisterial. Este conflicto se le está
saliendo de las manos (al gobierno) e incluso puede llegar a un estallido
social.”
Escalada
verbal
Pese
a la instalación de las mesas de diálogo y de la supuesta apertura de Osorio
Chong para discutir con la CNTE, el tono de las declaraciones de funcionarios
contra el magisterio disidente se endureció desde el desastroso operativo de
Nochixtlán. En respuesta, el magisterio disidente intensificó las
manifestaciones y bloqueos carreteros en el país.
En
la noche del 22 de junio, al término de la primera mesa de diálogo con la CNUN
en la Segob, Osorio Chong se felicitó del “paso fundamental” y “afortunado” que
representó el encuentro para resolver el conflicto magisterial, aunque admitió
que no se debatió ningún asunto en concreto.
Los
negociadores de la CNTE también salieron satisfechos, al considerar un logro
que el gobierno federal haya considerado al sindicato como interlocutor en
materia educativa. Sin embargo, aseguraron que la CNTE continuaría sus
actividades en el país.
Se
programó una segunda reunión para el lunes 27. En ésta participaron pobladores
de Nochixtlán, quienes permanecieron en la Segob hasta las 10 de la noche.
Osorio Chong se comprometió a enviar una comisión de salud al poblado para
atender los heridos, así como a instalar una mesa especial.
Tras
la salida de los pobladores, la CNTE permaneció en el recinto federal hasta
las 2:30 de la madrugada, pero las pláticas resultaron estériles: las partes no
alcanzaron ningún acuerdo y ni siquiera establecieron una fecha para reunirse
de nuevo.
La
agencia Apro reportó ese día que, ante los maestros en plantón, los secretarios
generales lamentaron que los funcionarios federales “defienden a toda costa mantener
la reforma”. Pidieron paciencia a las bases, ya que “sigue siendo un proceso
que va a tomar más tiempo, tal vez”.
Durante
la tarde del martes, Osorio Chong se reunió con empresarios oaxaqueños, quienes
afirmaron que las pérdidas causadas por las movilizaciones de la CNTE se
elevaban a mil 700 millones de pesos. Osorio Chong les aseveró que “en días” se
restablecería el orden en la entidad.
El
Consejo Coordinador Empresarial, a través de su presidente, Juan Pablo
Castañón, pidió al gobierno levantar los bloqueos en Oaxaca, Chiapas y
Guerrero, y no ceder a los “chantajes” de la CNTE.
Desde
Canadá, adonde asistió a la Cumbre de Líderes de América del Norte, Peña Nieto
reiteró que “no sólo la legislación educativa, ninguna está sujeta a
negociación. Éste no es el primer evento en el que el Estado ha tenido que
recurrir al uso de la fuerza pública para mantener el orden y la tranquilidad
social, que muy lamentablemente desencadenó el hecho ocurrido en Oaxaca hace
poco más de una semana, con la pérdida de vidas humanas”.
En
un posicionamiento que emitió el miércoles, la CNTE anunció el arranque de una
“jornada intensiva de lucha de 72 horas” –consistente en bloqueos carreteros y
manifestaciones en todo el país–, pero matizó: “Si observamos disposición y sensibilidad
de Osorio Chong, estamos dispuestos a una tregua en la actividad política”.
Ese
día, Osorio Chong aprovechó que los pobladores de Nochixtlán pospusieran la
reunión para recibir a Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública, en la
Segob. Insistió en distintas entrevistas: “No está a negociación una reforma
educativa”.
El
30 de junio, el funcionario refrendó esta postura en entrevista radiofónica, en
la que además advirtió: “O resuelven el tema de los bloqueos y buscamos la
posibilidad de un encuentro y una solución, o nosotros tenemos que tomar las
acciones que correspondan como gobierno federal”.
El
día siguiente, el responsable de la política interna adoptó una actitud más
intransigente: “Muchas comunidades en Oaxaca y Chiapas se encuentran en una
situación crítica. Se ha agotado el tiempo. Los bloqueos y las afectaciones
deben terminar. Por ello se estarán tomando las decisiones necesarias para
permitir el tránsito en vías estratégicas y el abastecimiento de las
comunidades”.
Desabasto
El
pasado 20 de junio, apenas un día después del violento desalojo, José Antonio
Meade Kuribreña, titular de la Secretaría de Desarrollo Social, anunció que
debido a los bloqueos carreteros en Oaxaca, el gobierno federal tuvo que
suspender la entrega de leche en algunos sitios y sufrió dificultades para
abastecer las tiendas Diconsa.
Durante
los 10 días siguientes, Meade multiplicó las alusiones al supuesto desabasto de
alimentos.
El
22 de junio afirmó que 22 centros de distribución –que surtían mil 852 tiendas
Diconsa– fueron afectados por los paros. El día siguiente, aseveró que esas
tiendas “han enfrentado ya desabasto hasta por 11 días”, sobre todo “en el caso
del maíz, del frijol, arroz, azúcar, harina de maíz, sal y detergentes”.
La
campaña mediática culminó el jueves 30 de junio, cuando el funcionario
protagonizó la instauración de un puente aéreo para enviar víveres a distintas
regiones de Oaxaca, una medida que el gobierno federal adopta en casos de
desastre natural.
En
menos de cuatro horas, la dependencia a su cargo emitió tres boletines,
acompañados con material gráfico que exhibía la salida y el arribo a Puerto
Escondido de un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Mexicana, con 18
toneladas de maíz a bordo, así como de la distribución de los costales a las
tiendas Diconsa de la región.
En
Chiapas, el gobierno aseveró que los bloqueos generaron escasez de combustible
en las gasolineras. Las amenazas del gobernador Manuel Velasco Coello fueron
claras: “Hemos sido tolerantes a excesos criticables”, declaró el martes 28:
casi exactamente los mismos términos que empleó Gustavo Díaz Ordaz un mes antes
de la masacre estudiantil de 1968.
En
el comunicado que publicó el viernes, la CNTE aseveró: “No es verdad que las
comunidades de algunos estados como Oaxaca y Chiapas sufren desabasto de comida
y gasolina. (Decirlo) es una forma de preparar el terreno para escaladas
represivas, moviendo la opinión pública hacia la necesidad de garantizar
alimentos y combustible para la población, aunque sea con el uso de la fuerza”.
Posiciones
irreconciliables
En
las mesas de negociación, el magisterio exige al gobierno federal la abrogación
de la reforma educativa. La CNTE insistió en varias ocasiones que no cederá en
esta exigencia, la cual condiciona los siguientes pasos del diálogo:
transformación del modelo de educación pública en el país y resolución de las
consecuencias de la reforma educativa.
El
gobierno federal afirmó en repetidas ocasiones –en voz del propio Enrique Peña
Nieto, Aurelio Nuño u Osorio Chong– que la reforma no es negociable. Para el
gobierno, el diálogo con la CNTE tiene el objetivo de “distender” la situación,
mas no de cambiar la reforma educativa. En varias ocasiones instó a los
maestros a volver a las aulas, así como a desbloquear las carreteras; la CNTE
siempre se negó.
En
entrevista, se le pregunta a los secretarios generales de ese sindicato cuál es
la salida a estas posturas aparentemente irreconciliables.
Después
de un largo silencio, Enríquez esbozó una sonrisa cansada. “Seguir
insistiendo”, plantea. “Lo que el gobierno nos quiere vender es que el diálogo
ya está, pero no aporta soluciones. Ve el diálogo como un accesorio”. Confía en
que “va a llegar el momento” de la abrogación de la reforma, algo que debe
involucrar la movilización de otros actores, tanto en el ámbito legislativo
como en el judicial.
Sostiene:
“El plan de acción de la CNTE no se cambia ni está a discusión hasta que nos
sentemos a la mesa. Desesperación no hay, enojo sí, porque no hacen caso.
Recuerda que la brutal represión perpetrada por autoridades federales y
estatales durante el desalojo del bloqueo carretero de la CNTE en Asunción de
Nochixtlán, Oaxaca, aceleró la instalación de la mesa.
A
raíz del fallido desalojo, que causó la muerte de nueve personas, el gobierno
federal recibió una lluvia de críticas. Organizaciones civiles, la oficina
mexicana del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Iglesia católica e incluso
el Consejo Coordinador Empresarial condenaron el uso excesivo de la fuerza
pública y llamaron al gobierno a resolver la crisis magisterial a través del
diálogo.
Previo
al trágico suceso, la CNTE llevaba más de un mes en paro nacional, en exigencia
de la instalación de una mesa de diálogo. Los maestros multiplicaron las
marchas en distintas ciudades y los bloqueos carreteros en el sur del país. En
la Ciudad de México, las manifestaciones nunca alcanzaron sus puntos de destino
–casi siempre el Zócalo– ya que los granaderos capitalinos les bloquearon el
camino.
Enríquez
subraya: “En los últimos tres años hemos intentado varias formas de lucha:
movilizaciones fuertes, con o sin paro, con bloqueos, con marchas, con mítines,
con asambleas. En todas hemos tenido el planteamiento de que esta reforma se
tenía que abrogar. El año pasado el gobierno nos dijo: ‘Regresen a clase e
instalamos la mesa’. La CNTE regresó a las aulas, pero la mesa nunca se abrió.
Entonces, ¿quién es el que miente?”
–¿Hay
que temer actos de represión? –se les inquiere.
–Hay
que estar preparados. Hoy la sociedad entera, nacional e internacional, tiene
los ojos sobre México. Pero no quiere decir que no la pueda haber. El Estado
nos ha demostrado que cuando se ve acorralado y no tiene respuesta lógica ante
los reclamos de la sociedad utiliza (la represión) –contesta Enríquez.
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