Zeta, Tijuana.. Lunes 22 de Agosto del 2016
Alianza de narcos contra Sinaloa
El secuestro de Jesús Alfredo Guzmán, hijo de “El Chapo” Guzmán, en
Puerto Vallarta sería una venganza.
Autoridades jaliscienses señalan al Cártel
Jalisco Nueva Generación como autores del levantón. Una fuente consultada por
ZETA afirma que existe una alianza entre el CJNG y los Beltrán Leyva.
Fuentes de inteligencia estiman que detrás del levantón de
Jesús Alfredo Guzmán Salazar “Alfredito”, hijo del narcotraficante Joaquín “El
Chapo” Guzmán, y otras cinco personas en Puerto Vallarta la madrugada del 15 de
agosto, se encuentra una perversa alianza entre el Cártel Jalisco Nueva
Generación (CJNG) y los hermanos Beltrán Leyva, con miras a convertirse en la
organización criminal más poderosa de México.
La coalición de los Beltrán Leyva
con Los Zetas en Sonora, los Guerreros Unidos en Guerrero y otras facciones
criminales en diversos territorios; y los pactos del CJNG con el Cártel Arellano
Félix e infiltración en sectores del Cártel de Sinaloa en Baja California, son
clara muestra de su expansión territorial en el trasiego y mercado de las
drogas.
Los Beltrán Leyva que disputan el control del narcotráfico en Sonora,
Sinaloa y Nayarit, estarían ampliando sus conexiones a Jalisco y Baja
California, además de Chihuahua.
Por su parte los jaliscienses entrarían al
negocio en algunos de los estados del Noroeste donde no han tenido influencia.
La fuente consultada por ZETA sustenta su hipótesis en un personaje que sería
el nexo entre ambas agrupaciones delictivas: Rafael Caro Quintero, quien
durante su estancia en el penal estatal de Puente Grande –a partir de 2010– vio
surgir al Cártel Jalisco Nueva Generación que controló los centros penitenciarios,
con quienes el sinaloense llevó una excelente relación y con discreción ejerció
un liderazgo pacífico.
Con Caro Quintero liderando el proyecto de crear un
“mega cártel” se estaría alineando también a los correligionarios de los
Carrillo Fuentes (sobrinos de su ex socio Ernesto Fonseca Carrillo “Don Neto”)
en Chihuahua y a algunos grupos de Los Zetas fuera de Coahuila, Tamaulipas y
Veracruz, buscando una conformación geográfica controlada del narcotráfico como
la que existía hace más de tres décadas: Los del Pacífico y los del Golfo,
antagónicos.
La persecución a los más cercanos colaboradores y familiares del
encarcelado capo Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, además de representar una
venganza personal de los Beltrán Leyva, significaría para Rafael Caro
reconciliar a la parte del Cártel de Sinaloa que no es atacada por este bloque,
la que representa Ismael “El Mayo” Zambada en el “Triángulo Dorado”.
Las
células criminales de otros cárteles como los Caballeros Templarios y sus
derivados en Michoacán, Los Rojos en Guerrero y otras más en las regiones de La
Laguna y el Sureste del país tendrían que alinearse también o de lo contrario
la “guerra” será cruenta en esas entidades, dijo el informante de extracción
militar, quien colaboró para el gobierno federal en pasadas administraciones.
Puerto Vallarta
La madrugada del lunes 15 de agosto, a las 00:10 horas, un
comando armado irrumpió en el restaurante La Leche de Puerto Vallarta, donde un
grupo de hombres y mujeres, encabezados por Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijo
de “El Chapo” Guzmán realizaba una celebración. Los sujetos armados con rifles
de asalto se llevaron al joven y cinco varones más. Inicialmente hubo una gran
confusión, pues en el establecimiento gastronómico ubicado sobre la avenida
principal del destino turístico, al que la policía tardó más de 40 minutos en
llegar, se había preparado una mesa en la que había 16 personas y se presumía
que a todas las habían privado de la libertad.
Para justificar su demora, las
autoridades locales argumentaron que el reporte de auxilio fue realizado mucho
tiempo después del suceso, además que habían recibido otras dos llamadas que
informaban de un atraco por un grupo numeroso de individuos al Hotel Fiesta
Americana y una riña colectiva en diverso punto, lo que les hizo desviar
recursos humanos y materiales para atender las que resultaron ser falsas
emergencias.
A las afueras del restaurante, la Policía localizó estacionados
cinco automotores de lujo, todos en color blanco, uno de ellos blindado, que
pertenecían tanto a los “secuestrados” como a los que no fueron levantados,
pero abandonaron el lugar. Los victimarios, dijeron empleados de La Leche,
arribaron al sitio a bordo de varios vehículos y a bordo de dos camionetas –de
color blanco– subieron por la fuerza a quien después se sabría es hijo del
“Chapo” Guzmán y sus amigos, quienes no opusieron ninguna resistencia ni
poseían armas de fuego.
Esa misma mañana, el fiscal general de Jalisco, Jesús
Eduardo Almaguer Ramírez, confirmaría los hechos, teniéndose el dato de que se
trataba de 16 personas privadas de la libertad, por lo que se trasladó hasta
Puerto Vallarta con un equipo de investigación para la ocasión. El gobernador
Aristóteles Sandoval Díaz anunció que ya realizaban la búsqueda de las víctimas
“por tierra y aire”.
Investigación
Ese
mismo lunes 15 inició una deficiente investigación por parte de la Fiscalía
General del Estado, con versiones oficiales variadas y con filtraciones de
información a través de redes sociales y medios de comunicación. Una de las
principales líneas señalaba que entre los plagiados había un hombre de apellido
Coronel, otro sujeto que había sido escolta del ex gobernador de Jalisco,
Emilio González Márquez y un empresario nayarita. Por la tarde, en rueda de
prensa, el fiscal Almaguer reculó en la información y dijo que se trataba de
entre 10 y 12 personas las que fueron privadas de la libertad, que procedían de
los estados de Jalisco, Nayarit y Sinaloa. Reiteró el dato del ex escolta y
adelantó que se corroboraría si una de las víctimas tenía parentesco o no con
el narcotraficante Ignacio Coronel.
La mayoría de los comensales del
restaurante se hallaban vacacionando en el puerto desde el 8 de agosto,
estuvieron hospedados en el Hotel Marriot, entre ellos varias mujeres, quienes
fueron testigos del múltiple levantón y luego de recuperarse del shock nervioso
pudieron retirarse sin ser molestadas por autoridad alguna. Después, cuando el
Ministerio Público quiso localizarlas ya no lo consiguió. Para la noche de la
misma fecha, el vocero del Gobierno de Jalisco, Gonzalo Sánchez, informó a
través de su cuenta de Twitter que finalmente fueron “entre seis y siete” los
hombres llevados por los sicarios y aseguró que de las investigaciones se
desprendía que los hechos ocurrieron por las disputas entre grupos de la
delincuencia organizada.
El cerebro de los equipos de videograbación del
restaurante fue asegurados por la Fiscalía y trasladado vía aérea a la ciudad
de Guadalajara por peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses para
extraer las imágenes de víctimas y victimarios e identificarlos.
En la
madrugada del martes 16, el fiscal en entrevistas radiofónicas dejó la cifra de
“secuestrados” en seis personas y reveló que uno de ellos era hijo del
narcotraficante Joaquín Guzmán. Unos medios de comunicación señalaron que se
trataba de Iván Archivaldo, y otros, que era Jesús Alfredo, de apellidos Guzmán
Salazar.
Ante las adivinanzas del fiscal, otros periodistas señalaron que
habían plagiado a ambos. Esa tarde, Almaguer Ramírez, en rueda de prensa
confirmó la identidad de Jesús Alfredo como uno de los privados de la libertad,
junto a Juan Daniel Calva Tapia, de 53 años, Josías Nahualli Rabago Borbolla,
de aproximadamente 35, y Víctor Galván Ureña, de 46, de los que se sabe fueron
llevados hacia el sur de la Costa de Jalisco en los vehículos de sus captores.
Para entonces se había desahogado 30 diligencias de investigación, 25
dictámenes periciales, 15 entrevistas a testigos, la inspección a los cinco
vehículos asegurados y del lugar de los hechos, así como la revisión de videos. '
No había detenidos, ni localización de víctimas.
Filtraciones
La madrugada del
miércoles 17 de agosto, el Blog del Narco publicó fotografías obtenidas del
video del restaurante La Leche. Se habían editado fotos de cada uno de los seis
desaparecidos y otras tantas de los rostros de los plagiarios. Otras gráficas
mostraban los momentos en que los comensales estaban arrodillados frente a
sicarios con rifles de asalto. Antes de la aparición de las fotos, la versión
de que un hijo del “Chapo” estaba entre los privados de libertad fue una
filtración que tuvo que ser confirmada por el fiscal Almaguer, quien en su afán
protagónico siguió concediendo entrevistas a estaciones de radio para declarar
que no sabía cómo se habían filtrado las fotos, si solo él, su gente cercana y
los peritos, tuvieron el equipo de videograbación en su poder.
La tarde noche
de ese día ocurrieron dos nuevas filtraciones. Una, la de una fotografía de la
actriz Kate del Castillo, con quien supuestamente es Jesús Alfredo Guzmán.
En
redes sociales se publicó que la foto salió de uno de los equipos de telefonía
móvil asegurados en la escena del levantón.
La otra, un fragmento de 38
segundos del video del momento del ingreso y egreso del comando se difundió masivamente.
La Fiscalía General y la Secretaría General de Gobierno de Jalisco informaron
que se investigaría quién o quiénes están vinculados con la fuga de información
y que se llegará a las últimas consecuencias, con sanciones a los que resulten
responsables.
El jueves 18 de agosto, la Subprocuraduría Especializada en
Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) atrajo formalmente las
pesquisas del suceso. La noticia fue confirmada por el delegado en Jalisco de
la Procuraduría General de la República (PGR), Ramón Ernesto Badillo Aguilar.
La Fiscalía estatal se convirtió solo en coadyuvante de la manoseada
indagatoria al entregar la carpeta de investigación del caso. Del posible
levantón de Iván Archivaldo Guzmán “El Chapito”, Eduardo Almaguer declaró que
“hasta el momento no hay ningún elemento, indicio, revisión de secuencia
fotográfica y de videos, ni de todas las entrevistas a los testigos, que se han
llevado a cabo, que digan que hay la presunción de que se encontrara esta otra
persona entre las que fueron privadas de su libertad”. Dijo que se trabajaba en
identificar a las dos personas de las que aún no se tenía su identidad. Jesús Alfredo Jesús Alfredo Guzmán Salazar
es el cuarto de cuatro hermanos, hijos de la señora Alejandrina María Salazar
Hernández, una mujer de 57 años, originaria de Culiacán, que en agosto de 1977
contrajo matrimonio civil en el poblado de Jesús María, Sinaloa, con el
narcotraficante Joaquín Archivaldo Guzmán Loera. Alejandrina, que declaró en
febrero de 2005 ante la Subprocuraduría Especializada en Investigación de
Delincuencia Organizada (SEIDO) “nunca me he fijado en el acta de matrimonio
bajo qué régimen de bienes estoy casada”, le puso el nombre de Jesús Alfredo a
su hijo en honor a uno de sus 11 hermanos fallecido algunos años atrás.
“Alfredillo” es el menor de los Guzmán Salazar, nació el 17 de mayo de 1986, lo
que indica que tiene 30 años de edad; sus hermanos son: Iván Archivaldo, de 36
años; Gisell Alejandrina, de aproximadamente 37, quien estudió medicina; y
César, el de mayor edad, 39, a quien le gustó la carrera de administración de
empresas.
La primera vez que figuraron en una averiguación previa los
“Chapitos” fue en mayo y junio de 1993, tras las investigaciones del asesinato
del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Alfredo tenía apenas 7 años. Habían
pasado su infancia mudándose de casa. Vivieron en las colonias Residencial
Victoria, Chapalita, Ciudad del Sol, Conjunto Patria y Providencia, entre
otras. Jesus Alfredo Guzmán Salazar, el hijo del narcotraficante sinaloense
Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”, que fue secuestrado esta
semana por un presunto comando del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en un
restaurante denominado La Leche, ubicado en Puerto Vallarta, Jalisco.
Los
policías judiciales que fueron contratados como “niñeros” y choferes de los
Guzmán Salazar confesaron su rutina. Iban por los tres niños más pequeños todos
los días a una residencia de la calle Quebec en el fraccionamiento Providencia,
para llevarlos a sus respectivas escuelas –primaria y secundaria– de la
Universidad Autónoma de Guadalajara. Su padre fue detenido en Guatemala el 7 de
junio. Tras la fuga de Guzmán Loera del penal de Puente Grande el 19 de enero
de 2001, las investigaciones los llevaron de nuevo a las actuaciones. Se
interrogó a su parentela y les aseguraron documentos, las mismas casas
aseguradas en 1993 y algunas cuentas bancarias. A César se le señaló como
coadyuvante en la fuga de su progenitor, pero sin cometer ningún delito. Tras
la detención de Iván Archivaldo “El Chapito” en enero de 2005 se investigó a
todos los hermanos. Jesús Alfredo tenía 19 años y junto con su madre, fraternos
y tías promovió un juicio de amparo ante el Juzgado tercero de Distrito en
Materia Penal en el Estado de Jalisco, porque las autoridades federales
presuntamente pretendían detenerle. El Juzgado Octavo de Distrito de Procesos
Penales Federales en la Ciudad de México, y en apelación, el Tercer Tribunal
Unitario del Primer Circuito, negaron las órdenes de aprehensión solicitadas por
la Procuraduría General de la República contra 14 de los familiares del “Chapo”
por su presunta responsabilidad en la comisión de diversos delitos, incluido
lavado de dinero. Sin embargo, en los Estados Unidos de América, en agosto de
2009, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, junto con su padre Joaquín Guzmán Loera,
fue acusado de múltiples cargos de tráfico de drogas en la Corte Federal de
Distrito para el Distrito Norte de Illinois.
A su madre, María Alejandrina
Salazar Hernández, la señalaron de proporcionar apoyo material a las
actividades de tráfico de drogas del cártel de Sinaloa. Por ello el
Departamento del Tesoro los incluyó en la lista negra de cabecillas del
narcotráfico el 6 de julio de 2012. En fecha diversa también se enlistó a Iván
Archivaldo y otros hijos de “El Chapo”.
Fuente:
http://zetatijuana.com/2016/08/22/alianza-de-narcos-contra-sinaloa/
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