El
Ejército informó que es probable que gente de Joaquín El Chapo Guzmán realizara
el ataque contra los militares
Culiacán,
Sinaloa.- Horas antes de la emboscada a un convoy militar y de la Cruz Roja, en
Culiacán, Sinaloa, se enfrentaron a balazos dos células criminales antagónicas
en la ranchería de Bacacoragua, municipio de Badiraguato, Sinaloa en lo que fue
un primer tiroteo previo a los otros dos suscitados la madrugada del viernes 30
de septiembre, según informes de inteligencia castrense.
Este
fue el primero de tres tiroteos que hubo aquella noche; el segundo se dio en
Badiraguato cuando los soldados descansaban en un puesto de control y
lesionaron a un agresor; el tercero fue en Culiacán, donde atacaron por
sorpresa a los elementos de la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena) para
rescatar al delincuente herido.
Algunos
de los cuerpos de los militares caídos, quedaron a metros de las unidades
castrenses.
Versiones
oficiales habían advertido con anterioridad la presencia en la región de grupos
armados ligados a Isidro Meza Flores y Alfredo Guzmán Beltrán, El Mochombito,
herederos del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, el mismo al que se le
atribuye el secuestro de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, líder del Cártel
de Sinaloa, el 15 de agosto de 2016, en el restaurante La Leche, en Puerto
Vallarta, Jalisco.
En
Bacacoragua los criminales se enfrentaron primero a otros con quienes disputan
el control del llamado “triángulo dorado”, región dedicada al cultivo y
trasiego de droga, en los límites de Sinaloa, Chihuahua y Durango.
En
esta ranchería hay 17 viviendas y 65 personas, se localiza a orillas de la
Sierra Madre Occidental con un grado de marginación alto y el nivel de
escolaridad promedio es de cuarto año de primaria, según los datos del Inegi y
Sedesol.
“¡Ahí
vienen, están armados!”, fue el grito de uno de los habitantes que bajó
aterrorizado para ponerse a salvo. Al llegar a la oscura carretera un grupo de
gente que abandonó sus casas encontró una base de operaciones del Ejército.
Los
uniformados que descansaban escucharon los gritos de ayuda y colocaron un
puesto de control. Acomodaron los vehículos camuflados verde militar y
repartieron soldados en sitios estratégicos en ambos lados del camino.
No
pasó mucho tiempo cuando una de las células delictivas llegó al puesto de
control. Eran alrededor de la una de la madrugada. Un soldado le marcó el alto
a una camioneta, no se detuvo, los sicarios dispararon y los soldados
contestaron la agresión, indica el informe castrense. Era el segundo
enfrentamiento de los civiles.
En
la confusión casi todos los delincuentes escaparon, menos uno, que fue herido
en el hombro y pierna derecha. Fue identificado como Julio Óscar Ortiz Vega, El
Kevin, a quien le salvaron la vida los mismos soldados a los que primero
intentó matar.
"El
Kevin"
Kevin
llevaba puesto un falso uniforme militar camuflado, chaleco blindado y gemía
del dolor. Suplicó que no lo fueran a abandonar, según se escucha en un video
que circula en redes sociales.
Agonía
“Ah,
nomás me quedo ahí y me sangro”, dijo el sicario. “Lo bueno es que hablaste”,
contestó un militar porque lo hallaron en la oscuridad de la noche luego de
escuchar que alguien pedía ayuda.
“No
sean malos. Ay, ayúdenme”, exclamó el sicario que empezó llorar por el dolor de
las heridas de bala y en ese momento hasta se acordó de Dios. “No te vamos a
dejar”, lo tranquilizó otro elemento de las Fuerzas Armadas.
“Tranquilo,
paisano, ahorita se te va a pasar el dolor”, le insistió un soldado que le
habló como sinaloense para tratar de calmarlo. “Me duele mucho mi’jo”, contestó
el delincuente quien se dirigió al soldado con la confianza que se siente al
hablar con un familiar.
Los
soldados se repartieron en dos grupos: uno para resguardar la escena del crimen
en lo que llegaba el agente del MP y otro, de 17 elementos, para escoltar a El
Kevin, quien fue trasladado de urgencia a un hospital en Badiraguato, donde fue
rechazado.
Pero
en la entrada de la ciudad, en la carretera México 15, frente al
fraccionamiento Barcelona, el grupo de sicarios atacó por tercera vez esa noche.
En
la emboscada participaron 40 delincuentes que viajaban en dos camiones tipo
pick up, de tres y media toneladas, seis camionetas tipo Tacoma y varios autos
sedán.
En
el ataque perdieron la vida cinco militares y 10 resultaron heridos, dos de
ellos permanecen en terapia intensiva.
El
comandante de la Tercera Región Militar, Alfonso Duarte, declaró ese mismo día
que muy probablemente los homicidas que rescataron a su cómplice son gente que
trabaja para los hijos de El Chapo, quienes defienden la tierra natal de su
papá, Badiraguato.
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