Revista Proceso #2126, 31 de julio de 2017
Jorge Ramos Persiste en México el periodismo sumiso/
JENARO VILLAMIL
Jorge Ramos, que desde el noticiero de Univision se caracteriza por sus cuestionamientos al poder en México y Estados Unidos, señala en entrevista que la prensa mexicana vive uno de sus peores momentos, ya sea bajo el acoso del narco y del gobierno o sumiso ante la línea oficial. El galardonado con el premio Gabriel García Márquez a la excelencia periodística 2017 por la Fundación para el Nuevo Periodismo prefiere la verdad sobre la neutralidad y lamenta que sus colegas en el país vecino hayan visto demasiado tarde la amenaza que el ahora presidente Donald Trump representa para el oficio informativo.
Los periodistas mexicanos “tenemos la obligación de ser un contrapoder” y “nuestra obligación para la sucesión presidencial en 2018 no es no apoyar a nadie, sino ser críticos de todos”, afirma Jorge Ramos, conductor, reportero y profesor en Estados Unidos, identificado como uno de los connacionales más influyentes en la comunidad latina del país vecino.
En entrevista, Ramos admite que observa “tristemente” que hay periódicos, noticieros en televisión y radio “que apoyan a Peña Nieto porque todavía existe en los medios tradicionales muchísima complicidad con el poder”.
Crítico también con el papel de muchos colegas suyos en Estados Unidos, que reaccionaron tardíamente a la amenaza que representa Donald Trump para el ejercicio libre de la prensa, Ramos advierte: “Muchos nos equivocamos si seguimos pensando que ante determinados eventos debemos ser neutrales”.
No generaliza, pero subraya que ante fenómenos de “discriminación, de racismo, de corrupción, de violación a los derechos humanos, de mentiras públicas y de enfrentarse a dictadores, como periodistas estamos obligados a dejar la neutralidad de un lado.
“Para eso sirve el periodismo. Lo entiendo como un servicio público que tiene como objetivo fundamental buscar la verdad desafiando a los poderosos.”
–Cuando abandonas la “neutralidad” te dicen que eres activista o que confundes la información con causas sociales y te estás sesgando. ¿Cómo enfrentas esta vieja regla de la objetividad entendida como neutralidad?
–Es que no vas en contra de la independencia o de la objetividad si abandonas la neutralidad. Insisto, no puede ser en todos los casos, pero no por dejar de ser neutrales somos menos periodistas. Lo importante es llegar y exponer la verdad.
“En Estados Unidos hay casos muy claros de cuando un periodista abandonó la neutralidad para llegar a la verdad: ahí está el caso Watergate o las denuncias contra la red de pederastas que publicó el Boston Globe.
“En el caso mexicano reciente, yo identifico dos casos muy claros: el de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y el caso de la Casa Blanca de Enrique Peña Nieto, que fue una investigación de corrupción encabezada por Carmen Aristegui. En ambos casos, tienes una realidad y necesitas tomar una posición como periodista frente a ella.”
–Muchos jóvenes periodistas confunden este abandono de la neutralidad con perder lo elemental del oficio, ¿no crees?
–Por supuesto. A los jóvenes periodistas les comento que estamos obligados siempre a dar primero los datos duros, los hechos, pero una vez que pasaste ese nivel, que ya hiciste la talacha, hay que decir la verdad, siempre y cuando la neutralidad se rompa en oposición con el poder.
“En el caso mexicano, tanto durante la matanza estudiantil del 68, como en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa o en el de la Casa Blanca, muchos periodistas le han fallado a la verdad, al país, por estar en sintonía con el poder.”
–¿Y ante el caso de un fraude electoral? A muchos periodistas extranjeros les cuesta trabajo entender que en México persiste la práctica del fraude electoral porque nos ven como una “democracia acabada”.
–Para esos momentos de denuncia del fraude electoral, el periodista es donde se juega su destino. Hay notas y coberturas que te definen. Si hay fraude electoral debes dejar de ser neutral y desentrañar la verdad.
Jorge Ramos citó una frase de Elie Wiesel, escritor húngaro que sobrevivió a los campos nazis, Premio Nobel de la Paz en 1986: “La neutralidad siempre ayuda al opresor, nunca a las víctimas”.
La prensa cedió
Jorge Ramos conduce su reflexión a partir de lo que ha sucedido en Estados Unidos con el fenómeno de Trump. “Es el mejor ejemplo de cuando los periodistas deciden no ser contrapoder y ceden, entonces el bullying llega al poder”, dice.
–La mayoría de los medios y periodistas más importantes de Estados Unidos están ahora en una línea de confrontación con Trump.
–Sí, pero lo descubrieron tarde. Déjenme avisarles a muchos colegas que Trump ya está en la Casa Blanca y que esto se pudo haber evitado. Hay 63 millones de estadunidenses que votaron por él.
“Las razones de la victoria de Trump son muchas, pero si hablamos sólo de la prensa, muchos no hicieron su trabajo bien desde el principio. En Dubuque, Iowa, cuando a mí me sacan los guardaespaldas de Trump por haberlo desafiado en la conferencia de prensa, sólo dos de los más de 50 periodistas que estaban ahí presentes se atrevieron a solidarizarse conmigo.
“Ahora, todos se han dado cuenta, pero está muy claro que en estos dos últimos años fui el primero en acusarlo, en advertir lo que sucedía. He tomado una posición crítica contra Trump. Por supuesto, en las redes sociales sus seguidores me insultan, me atacan.
“Por supuesto, hay consecuencias: no tengo acceso a la Casa Blanca. Yo he podido entrevistar a los presidentes estadunidenses desde George Bush padre, William Clinton, George W. Bush y Barack Obama, a quien critiqué también por su política de deportación de los mexicanos.
“Tomé una posición crítica contra Trump porque su posición nos obligó a tomar partido como periodistas: o haces y dices lo que él quiere o lo cuestionas.”
El “peor momento”
del periodismo mexicano
Por supuesto, admite Jorge Ramos, “no es lo mismo decir esto desde la comodidad de mi estancia en Miami, pero nada es comparable al riesgo que tienen los periodistas mexicanos si trabajan en el norte del país o en Veracruz”.
Ramos estudió periodismo en la Universidad Iberoamericana (1977-1981), tuvo un paso breve como reportero de Televisa en el programa 60 Minutos y tras un intento de censura fue a vivir a Los Ángeles en 1983. Desde 1986 es el conductor titular del Noticiero Univision, donde ha mostrado su preocupación por la circunstancia del periodismo en México y los asesinatos y amenazas a reporteros.
Para Ramos, “no ha habido peor momento para el periodismo mexicano desde la Revolución como éste”.
Subraya que México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo y que al finalizar del sexenio de Peña Nieto habrá más ciudadanos y específicamente más periodistas asesinados que en el periodo de Calderón.
“Suma los asesinatos, más la censura directa, la censura indirecta y el espionaje, y te das cuenta de que no es un problema de imagen sino de corrupción… En cualquier país donde 43 jóvenes como los de Ayotzinapa desaparecieron hace casi tres años, ya no habría procurador ni presidente. No es posible que esto suceda. Hemos normalizado la violencia y como periodistas tenemos que darnos cuenta de que esto no es normal.”
–Las autoridades siempre tienen la salida de afirmar que ellos no mandaron matar a los periodistas.
–Por supuesto. Cuando hablas con voceros del gobierno afirman: “Pero es que nosotros no los estamos matando”. Esto es cierto, pero la principal obligación de un gobernante es evitar que maten a sus ciudadanos y, sobre todo, a los periodistas. Peña Nieto ha fracasado en su obligación primaria con los mexicanos, que es evitar que los maten.
“El problema es que el equipo de Peña Nieto y él mismo creen que la van a librar. Lo que pasa es que tenemos muy mala memoria los mexicanos, y de Díaz Ordaz hasta Felipe Calderón todos creen que no les va a pasar nada porque así ha sucedido antes.
“Peña Nieto piensa que nadie se va a ir contra él, pero se va a ir con miedo, con mucho miedo, y eso nos corresponde a los periodistas: recordar e informar de estos abusos y de estos crímenes. No puede ser que un presidente que ha hecho tanto daño se vaya tranquilo a su casa. No hemos podido meter a un expresidente a la cárcel, pero no los podemos dejar tranquilos.
“Por ejemplo, me pareció muy interesante todo este debate que revivió sobre el fraude del 88. Para todos queda ya muy claro que Salinas de Gortari se robó la Presidencia, fue un presidente fraudulento.”
Ante la sucesión presidencial
–¿Cómo observas al periodismo mexicano ante los escenarios de la sucesión presidencial?
–Nuestra verdadera labor periodística es ser contrapoder, estar siempre del otro lado del poder. Ante las noticias falsas, necesitamos hacer más periodismo; ante el espionaje, necesitamos hacer más periodismo; ante la violencia, necesitamos hacer más periodismo.
“El otro paso es cuestionar, desafiar a los poderes, hacerlo independientemente de si es Andrés Manuel López Obrador o Margarita Zavala. Nuestra obligación para 2018 es no apoyar a nadie.
“Cuando yo me peleo con Trump durante la campaña, él me dice: ‘Es que estás apoyando a Obama y a Clinton’. He sacado varias entrevistas donde demuestro que critiqué también a Obama por deportar a 2 millones de mexicanos. Ante las etiquetas, tenemos que demostrar que podemos ser igual de críticos con unos o con otros.
“Lo fácil es irse con quien va a ganar el poder, pero cometeríamos un grave error. Gane quien gane, nos va a tocar criticarlo, sea Margarita Zavala o López Obrador.”
–¿El periodismo mexicano erosionó al gobierno de Peña Nieto? Una parte muy importante de su equipo de gobierno insiste en responsabilizar a periodistas críticos, a medios críticos, del fracaso de su administración.
–Hay dos partes fundamentales en este proceso: la llegada de la alternancia en 2000 facilitó que desaparecieran muchos de los controles que se tenían. Incluso antes, la irrupción del EZLN el 1 de enero de 1994 fue una señal muy clara de independencia. Desde Los Pinos ya no había manera de controlar a nadie.
“El otro elemento ha sido el tecnológico: primero, la posibilidad de transmitir vía satélite y luego internet, a través de la comunicación digital. Pero tristemente veo periódicos, noticieros, estaciones de radio y televisión que apoyan a Peña Nieto. Todavía en los medios tradicionales noto muchísima complicidad. Todos sabemos a cambio de qué: pautas comerciales, acceso a entrevistas, acceso a contratos, amiguismo, negocios.”
Ramos también ha sido muy puntual e incisivo en su crítica hacia el gobierno de Enrique Peña Nieto. Expresó su apoyo a Carmen Aristegui y a su equipo de periodistas cuando fueron expulsados de MVS tras el reportaje de “La Casa Blanca de Peña Nieto”. Ha señalado una y otra vez en televisión y en sus mensajes en redes sociales la corrupción del gobierno priista y su ineficacia.
Su optimismo ante el periodismo mexicano se centra, sobre todo, en las reporteras: “Puedo decir algo bueno. México tiene algunas de las mejores periodistas del mundo y tengo cinco grandes ejemplos: Elena Poniatowska, Carmen Aristegui, Anabel Hernández, Lydia Cacho, Sanjuana Martínez y puedo seguir con la lista. Te das cuenta de que, en un país que ha sido acusado de machista, tenemos a las mejores periodistas que sacan la cara. Ellas siguen siendo un gran ejemplo a seguir”.
El próximo 19 de septiembre Ramos recibirá el premio Gabriel García Márquez a la Excelencia Periodística que otorga la Fundación para el Nuevo Periodismo (FNPI), fundada por el escritor colombiano y Premio Nobel de Literatura.
Para el Consejo Rector del FNPI, Ramos “hizo un periodismo incisivo, honesto e inteligente” durante el proceso electoral de Estados Unidos, “en medio de una campaña donde muchos fueron incapaces de ver y analizar lo que realmente estaba sucediendo”.
El Consejo Rector de la FNPI está integrado por Jean Francois Fogel (Francia), Carlos Fernando Chamorro (Nicaragua), Germán Rey (Colombia), Héctor Feliciano (Puerto Rico), Jon Lee Anderson (Estados Unidos), María Teresa Ronderos (Colombia), Martín Caparrós (Argentina), Mónica González (Chile), Rosental Alves (Brasil) y Sergio Ramírez (Nicaragua).
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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