7 abr 2013

El cao de Ricardo Monreal


  •  Todo puede pasar en un clima de crispación/JESUSA CERVANTES
  •  Revista Proceso No. 1901, 7 de abril de 2013
 Con su vida y la de su hermano David recién salvadas al descubrirse un presunto plan para asesinarlos, el diputado Ricardo Monreal evita especular sobre la autoría intelectual del fallido atentado. En entrevista con Proceso apunta que México, debido a las erráticas estrategias para combatir al crimen organizado, está entrando a una espiral de violencia similar a la que azotó a Colombia hace tres décadas. Y añade que si las cosas no cambian, el enojo social podría estallar: “Se está cocinando algo grave”, advierte.
 Con muestras de fatiga, apenas manteniéndose entero tras las horas de zozobra que le provocó el saberse tan vulnerable, Ricardo Monreal Ávila resume el frustrado plan de asesinato en contra suya y de su hermano David como una extensión de la degradación social y decadencia política que vive el país; un lugar donde “el enojo” y “la crispación social” de hoy generan esa sensación de que “algo grave está por ocurrir”.
La confirmación de que cuatro sicarios se prepararon para ejecutar a dos integrantes de uno de los tres Poderes de la Unión hicieron al diputado federal remitirse a la Colombia de los ochenta: “El asesinato de políticos, porque ya estamos a ese nivel”, dice preocupado a Proceso.
La madrugada del viernes 5, cuatro hombres fueron detenidos por agentes de la Procuraduría General de la República (PGR); estaban hospedados en un hotel a pocos metros de las oficinas privadas de Ricardo Monreal, legislador de oposición conocido por la contundencia y solidez de sus denuncias contra los últimos tres gobiernos federales (dos del PAN y uno del PRI).
A sus oficinas suele acudir su hermano, el senador David Monreal, el otro objetivo del grupo de sicarios, según la PGR, instancia que junto con los equipos de inteligencia de la Secretaría de Gobernación descubrió el presunto plan para ejecutar a los dos legisladores, a quienes alertó del riesgo la noche del martes 2.
En un país como México, donde el sexenio pasado dejó unas 100 mil personas asesinadas o desaparecidas por el crimen organizado y un nuevo gobierno que arroja en sus cuatro primeros meses una cuenta aproximada de 4 mil muertes, Ricardo Monreal insiste en lo errático de la política anticrimen que se sigue y en la aplastante forma de ejercer el poder, imponiendo cambios al Legislativo. Cambios que, dice, ya generan enojo social.
Ricardo Monreal, quien acusó al PRI de recurrir al dinero negro para encumbrar a Enrique Peña Nieto en la Presidencia, es uno de los responsables de que el Instituto Federal Electoral mantenga abierto el expediente de los gastos de campaña del actual presidente.
En entrevista con Proceso el diputado federal cuestiona no sólo la errática estrategia contra el crimen organizado sino también la forma de gobernar del priismo, que desde el Ejecutivo le ha impuesto al Legislativo reformas constitucionales. Algo que, dice, puede desembocar en una crisis de gobierno, en un enojo social que ya se siente y puede llevar a inevitables conflictos, como ya se ve en la ira del magisterio y sus tomas de carreteras.
Es un momento difícil “porque los gobiernos dictatoriales lo primero que hacen es desprestigiar al Congreso. Lo deterioran porque es el único que puede ser contrapeso y equilibrio. Cuando no hay contrapesos, hay un solo poder”.
“Ser oposición en un país como México te hace vulnerable”, sostiene. Pero descarta que el presunto intento de asesinato en contra suya y de su hermano sea un amago del gobierno para alinear y atemorizar a quienes lo cuestionan. “Fue real”, dice aliviado por saberse vivo. Reconoce también la labor de inteligencia de la administración federal.
Opositores en riesgo
A finales de los noventa Ricardo Monreal abandonó las filas del PRI y se cobijó en el PRD, partido que lo llevó a la gubernatura de Zacatecas. Como gobernador de un partido distinto al que ostentaba el gobierno federal, Monreal adquirió mayor presencia y se convirtió en un polémico opositor que aglutinaba a otros mandatarios. Pero también se hizo de enemigos políticos en el sol azteca; la principal: Amalia García, quien lo sucedió en el Ejecutivo estatal.
Para la elección de 2010, cuando García iba a dejar el cargo, Ricardo apoyó la candidatura de su hermano David.
Pero el gobierno federal panista filtró al diario Reforma la incautación de 14.5 toneladas de mariguana en una bodega propiedad de Cándido y de David Monreal, que no logró llegar al gobierno zacatecano.
Hoy se le pregunta si el frustrado atentado tendría que ver con el crimen organizado o incluso con las diferencias políticas que tuvo con Amalia García.
“Se demostró jurídicamente que no existió ningún vínculo con el crimen organizado; pero como dice el dicho, calumnia que algo queda… hace inevitable que gente de mala fe refiera este asunto.
“Lo ocurrido en la bodega de mis hermanos Cándido y David fue una embestida del gobierno federal, no sólo de la PGR sino también de Gobernación… fuimos sometidos a una presión del gobierno federal y finalmente se demostró que no se tenía ningún vínculo con el narcotráfico.”
Durante la campaña presidencial de 2006 y en los siguientes seis años, como senador, Ricardo Monreal se destacó por su cada vez mayor cercanía con Andrés Manuel López Obrador y por ser un severo crítico del gobierno de Felipe Calderón.
En la campaña de 2012 fue el operador político de López Obrador y figura principal en las indagaciones y denuncias públicas –sostenidas con pruebas documentales– de la presunta presencia de dinero ilegal en la campaña de Peña Nieto. Fue él quien destapó la triangulación financiera ilícita del llamado Monexgate. Una vez que Peña Nieto asumió el poder, el IFE aceptó que sí hubo “movimientos irregulares” de dinero en su campaña, aunque no los calificó de ilegales.
Hoy Monreal prefiere no especular con este tema como posible detonante del frustrado atentando. En la Cámara de Diputados destaca ahora por ser un acérrimo crítico de las acciones del gobierno federal y de la falta de análisis y discusión de las reformas constitucionales, contra las cuales ha votado.
–Ante la violenta situación que se vive en México y con un Congreso afín a las propuestas del gobierno, ¿ser político de oposición es un riesgo? –se le pregunta.
–En general los políticos de oposición somos vulnerables, pero sí creo que en la última década, en la que el país ha sufrido una descomposición, en la que hay una decadencia política, los que nos dedicamos a la actividad pública somos más vulnerables.
Cuenta que cuando el secretario de Gobernación le reveló el plan y se comprobó su veracidad, “en ese momento vi lo vulnerable que es un político”.
“Aquí en México te pueden matar en cualquier momento, en la mañana, en la tarde y quizá la nota del siguiente día, ya asesinados (David y él), hubiera sido: ‘Andaban en el narco’. En el pasado cuánta gente inocente ha caído y la familia no sólo sufre la pérdida sino también el desprestigio permanente de que estaba vinculado con actividades ilícitas.”
Hacer esos señalamientos, sostiene, es muy irresponsable.
Acepta que ver la información fue un shock para él, pues los elementos mostrados eran confiables, no había lugar a dudas de que se les pretendió ejecutar. “¡Lo que viví fue real!”
Aún con muestras de cansancio y tensión, Ricardo Monreal acepta que “le duele” que miles de personas no hayan tenido su misma suerte, la de salir con vida, “de que se haya detectado oportunamente el operativo criminal en nuestra contra”.
–¿Es fácil que cualquier político incómodo al gobierno sea atacado?
–Puede ser, pero no quisiera especular. Es un tema que tiene que investigarse a fondo.
–¿Sospecha de dónde vino el intento de asesinato?
–No, porque yo tengo muchos adversarios políticos por mis posiciones, pero trato de no tener enemigos… ¡a ese grado, de matar!
–¿Enemigos por la gubernatura?
–Pero si fuera así, ¿por qué esperar 10 años?
–¿Como una medida de presión por ser opositor político?
–No quisiera especular sobre eso. Vamos a esperar. Lo que sí digo es que eso no va a atenuar ni disminuir mi posición política, porque creo que el país necesita un cambio verdadero.
–Este tipo de hechos lo remite a uno inevitablemente a Colombia –se le comenta.
–¡Sí! (Asesinatos) de políticos. Porque ya estamos a ese nivel. Y yo insisto, estoy convencido de que la estrategia contra la delincuencia organizada no fue la adecuada y son las consecuencias de una estrategia errática, ausente de coordinación.
–El nuevo gobierno parece no haber cambiado tal estrategia –se le comenta.
–Así es. Creo que sigue y ese es el giro que se tiene que dar, aunque hoy le puedo decir con gran honestidad que al mostrarme el secretario de Gobernación lo que tenían, vi que sí había labor de inteligencia.
–¿Qué implicaciones tiene para la vida de este país el que se haya pretendido ejecutar a dos miembros del Poder Legislativo?
–Esto es la continuidad de un proceso de degradación y descomposición política. Nosotros nos salvamos hoy. Ésta la pasamos. Pero es un problema social el que está ocurriendo en el país. Cualquiera puede contratar sicarios de 5 mil pesos y, lo que antes no sucedía, por una cantidad mínima te acaban, te matan.
–¿Qué alcances tiene esto para el país?
–Mucho riesgo de descomposición social.
Estrategia equivocada
Ricardo Monreal insiste en que para evitar estos hechos, donde el grado de violencia sigue, se debe cambiar la estrategia para abatir la inseguridad; pero además, dice, eso no resolverá nada si no hay empleo, mayor educación, alternativas de trabajo, posibilidad de satisfacciones sociales. “Si no ocurre esto se van a reproducir este tipo de esquemas y no importa si hoy soy yo u otro político u otro ciudadano”.
–Ha habido cambios constitucionales, reformas que pasaron por el Poder del que usted forma parte y para los que no se consultó a los directamente involucrados, ¿esta forma de gobernar puede enrarecer más el ambiente?
–Cada vez crece más el abismo entre la representación formal y la población real. No hay esa vinculación; se puede generar enojo. Ahí está la ley laboral, la educativa, porque hay grandes sectores que se sienten afectados pues no fueron consultados. Pero además las grandes reformas de las que hablan son reformas para un sector privilegiado de la economía, no para toda la gente.
“Ese es el problema y el riesgo de una ausencia de representación popular y auténtica.”
–¿Puede llevar a un desgobierno?
–¡Puede llevar a una crisis de gobierno! Ese enojo de la gente no les interesa. En la sierra mazateca hay malos caminos, malas comunicaciones, no hay alternativas, lo que hay es un enojo social. Y no hay que ir tan lejos, también lo hay en las colonias cercanas, las del Estado de México. Y esta representación formal, entre comillas, que no representa el sentimiento de la gente, sí provoca enojo social.
–¿Hasta exacerbar los ánimos?
–Sí. Es un momento difícil porque luego los gobiernos dictatoriales lo primero que hacen es desprestigiar al Congreso para quitarle el contrapeso. Deterioran al Poder Legislativo porque es el único que da equilibrio. Y cuando no hay contrapeso, hay un solo poder.
–¿Lo que ocurrió con ustedes, dos miembros del Poder Legislativo, puede ser un llamado a que rectifiquen la forma de procesar las reformas, de quienes gobiernan?
–No lo sé. Pero es un asunto totalmente ajeno porque yo ato esto a un problema de inseguridad, no lo desvinculo del entorno social y político, simplemente no especulo. Pero nuestro papel en el Legislativo debería estar encaminado a ponderar, a atemperar estos probables conflictos sociales que se están avecinando.
“Es más, el Congreso debiera hoy encabezar la mesa de diálogo con los maestros, por ejemplo. Cómo quieren que no se manifiesten en las carreteras si no fueron escuchados en las Cámaras. Ahora les extraña que estén en las calles protestando cuando debimos escucharlos. Todavía se 
–¿Puede generarse violencia si no se rectifica el camino en el Legislativo?
–¿Percibe un ambiente de desasosiego, de preocupación?
–Lo que vi fue un ambiente de crispación social por falta de empleo, de alternativas, por la impunidad, por la inseguridad pública en todo el país, por los niveles de corrupción.
–¿Hay temor?
–¡No! Hay enojo social.
Se le pregunta qué sensación tiene hoy y responde: “Tengo esa sensación ahora de que algo grave está por ocurrir… y no porque me haya pasado esto a mí; yo soy uno más de los que estuvo en vulnerabilidad de una acción criminal. Pero desde hace tiempo percibo que si no hay un cambio en la política económica, social, que si no hay un cambio en el ejercicio de gobierno, sí se está cocinando algo grave”.

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