¡COMO
EXTRAÑAN A GARCÍA LUNA!/Ricardo Alemán.
Columna Itinerario Político, en El Universal 4 de junio de 2013:
Las
preguntas obligan. ¿Por qué razón, durante buena parte del sexenio de Marcelo
Ebrard, en la capital del país se mantuvieron bajo cierto control las bandas
del crimen organizado? ¿Por qué razón, en los últimos seis meses, el
narcomenudeo experimentó un crecimiento explosivo en buena parte de antros de
la capital del país?. Las respuestas no son del gusto de muchos.
Resulta
que –a pesar de los "asquitos" públicos entre Marcelo Ebrard y Felipe
Calderón–, lo cierto es que entre el presidente y el jefe de gobierno del DF
existió una estrecha coordinación en materia de seguridad, para la capital del
país, al grado que buena parte de los servicios de inteligencia y vigilancia de
la Policía Federal estuvieron al servicio del Distrito Federal. Por eso,
Marcelo presumía que la capital era la ciudad más segura del mundo. Y en cierta
medida tenía razón.
Y
es que como resultado de una evidente estrategia de supervivencia para el
propio gobierno de Calderón, la seguridad del DF era prioritaria y, por eso, la
Policía Federal de Genaro García Luna no sólo diseñó un esquema para blindar el
aeropuerto capitalino –por donde entra al DF y al país buena parte de la droga
que se comercializa y consume en México–, sino para contener la actividad
criminal que se produce en poderosos centros de distribución y tráfico de droga
como Tepito e Iztapalapa, entre otros.
El
diseño incluía no sólo el intercambio de información y, en no pocas ocasiones,
el desmentido de indagatorias que realizaba la autoridad capitalina. Un caso
emblema es el de la "Banda de Flor", a cuyos integrantes el GDF
identificó como presuntos responsable del crimen del niño Fernando Martí, en
tanto que la Policía Federal realizó una minuciosa indagatoria y presentó a los
verdaderos culpables.
Sin
embargo, con la llegada de los nuevos gobiernos –-federal y del DF–, todo ese
esquema cambió. Desapareció la Secretaría de Seguridad Pública Federal, la
Policía Federal pasó a la Secretaría de Gobernación y todos los sistemas de
inteligencia fueron a parar al Cisen. Así, y debido a las severas críticas
lanzadas contra "la guerra de Calderón", el gobierno de Enrique Peña
Nieto modificó la estrategia de lucha contra el crimen –que hasta el momento
arroja resultados positivos a nivel general–, pero cuyos alcances en el Distrito
Federal han servido de poco, si no es que de nada.
Y
es que buena parte de lo que funcionaba como contención para la seguridad en el
Distrito Federal se perdió. Y hoy las bandas criminales no sólo se han
apoderado de los más rentables espacios para la distribución y venta de droga
–los antros–, sino que entre las bandas existe una guerra feroz por esos
territorios.
Y
en medio de esas peleas se enmarca la ola criminal desatada en los antros de la
zona metropolitana del Distrito Federal. Y es que –contra lo que muchos suponen
y otros creen–, la crisis de violencia en antros no es exclusiva de la Zona
Rosa, la Condesa o la Roma. No, lo cierto es que se extiende a sectores amplios
del valle de México; en el Distrito Federal y la zona conurbada con el Estado
de México.
Pero
al problema de la distribución, venta y consumo de drogas en la capital del
país y su zona conurbada se suma el de la doble moral política, del los tres
órdenes de gobierno y de la sociedad. ¿Y cuál es la doble moral de políticos,
gobiernos y ciudadanos?. Que ni los políticos, los gobiernos y los ciudadanos
quieren reconocer esa realidad criminal.
Todos
saben que los jefes delegacionales del DF y el jefe de gobierno, Miguel
Mancera, insisten en negar la presencia de bandas criminales en el la capital
del país, cuando todos saben que en el DF y su zona conurbada se localiza el
mayor centro de consumo de drogas del país. Y si bien resulta ridículo negar lo
evidente, también es ridículo que sectores sociales nieguen que Tepito e
Iztapalapa son dos de los más importantes centros de distribución y tráfico de
drogas y de todo tipo de mercancías robadas e ilegales.
Por
eso, es urgente que los tres órdenes de gobierno empiecen por reconocer una
realidad aplastante, antes de que esa realidad los aplaste. Es decir, que los
crímenes, asesinatos y desapariciones dentro y/o fuera de antros son parte de
las peleas entre bandas criminales por territorios de distribución y venta de
droga. Y la responsabilidad en la contención y abatimiento es compartida, de
los delegados, el jefe de gobierno y el presidente. Y si, ¿a poco no extrañan a
García Luna?.
EN
EL CAMINO.
¿Usted
es de los que se quejan de la CFE?. Una buena. Firmaron un convenio para
democratizar la productividad en el que empresa y sindicato se comprometen a
reformar el sistema comercial y a replantear de manera urgente el sistema de
cobros. ¿A ver si ahora si? Al tiempo.
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